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Emaús es un proyecto católico costarricense en el que tratamos de llevar con palabras sencillas el Evangelio hasta aquellos que quieren acercarse o están cerca de la iglesia.

92 - Los Padres del Desierto | Día 27 El libro de la naturaleza
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  • 92 - Los Padres del Desierto | Día 27 El libro de la naturaleza

    Entre los siglos III y VI d.C., innumerables monjes poblaron los desiertos de Siria y de Egipto. El desierto ejercía una fascinación singular sobre personas que querían emprender un camino espiritual. En aquella época, el desierto era considerado morada de los demonios. Los monjes querían derrotar las fuerzas de las tinieblas en su propio reino, para hacer brillar en él la luz de Cristo. Creían que a través de su ascesis el mundo podía devenir más luminoso e íntegro. Antonio fue el primero que se atrevió a adentrarse en el desierto, hacia el año 270 d.C. Le siguieron otras personas, para las cuales la Iglesia de masas se había vuelto demasiado «permisiva». Querían vivir las palabras de Jesús con la misma radicalidad con que se entendieron originariamente.


    Las palabras de los Padres del desierto respiran sabiduría y benevolencia. En ellas no se moraliza, no se acusa con el índice levantado. Los monjes ven los peligros que amenazan al ser humano y, sin embargo, están llenos de optimismo. Creen que no estamos condenados sin más a repetir nuestro pasado o a sufrir durante toda nuestra existencia por causa de las heridas que nos han causado a lo largo de nuestra vida. Podemos trabajar sobre nosotros mismos. Podemos dejar atrás nuestro pasado y emprender el camino hacia Dios. Somos llamados a hacernos uno con Dios. Ésta es nuestra dignidad más alta.


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    Tue, 12 Mar 2024 - 02min
  • 91 - Los Padres del Desierto | Día 26 Las 3 partes del alma

    Entre los siglos III y VI d.C., innumerables monjes poblaron los desiertos de Siria y de Egipto. El desierto ejercía una fascinación singular sobre personas que querían emprender un camino espiritual. En aquella época, el desierto era considerado morada de los demonios. Los monjes querían derrotar las fuerzas de las tinieblas en su propio reino, para hacer brillar en él la luz de Cristo. Creían que a través de su ascesis el mundo podía devenir más luminoso e íntegro. Antonio fue el primero que se atrevió a adentrarse en el desierto, hacia el año 270 d.C. Le siguieron otras personas, para las cuales la Iglesia de masas se había vuelto demasiado «permisiva». Querían vivir las palabras de Jesús con la misma radicalidad con que se entendieron originariamente.


    Las palabras de los Padres del desierto respiran sabiduría y benevolencia. En ellas no se moraliza, no se acusa con el índice levantado. Los monjes ven los peligros que amenazan al ser humano y, sin embargo, están llenos de optimismo. Creen que no estamos condenados sin más a repetir nuestro pasado o a sufrir durante toda nuestra existencia por causa de las heridas que nos han causado a lo largo de nuestra vida. Podemos trabajar sobre nosotros mismos. Podemos dejar atrás nuestro pasado y emprender el camino hacia Dios. Somos llamados a hacernos uno con Dios. Ésta es nuestra dignidad más alta.


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    Mon, 11 Mar 2024 - 02min
  • 90 - Los Padres del Desierto | Día 25 La Claridad del corazón

    Entre los siglos III y VI d.C., innumerables monjes poblaron los desiertos de Siria y de Egipto. El desierto ejercía una fascinación singular sobre personas que querían emprender un camino espiritual. En aquella época, el desierto era considerado morada de los demonios. Los monjes querían derrotar las fuerzas de las tinieblas en su propio reino, para hacer brillar en él la luz de Cristo. Creían que a través de su ascesis el mundo podía devenir más luminoso e íntegro. Antonio fue el primero que se atrevió a adentrarse en el desierto, hacia el año 270 d.C. Le siguieron otras personas, para las cuales la Iglesia de masas se había vuelto demasiado «permisiva». Querían vivir las palabras de Jesús con la misma radicalidad con que se entendieron originariamente.


    Las palabras de los Padres del desierto respiran sabiduría y benevolencia. En ellas no se moraliza, no se acusa con el índice levantado. Los monjes ven los peligros que amenazan al ser humano y, sin embargo, están llenos de optimismo. Creen que no estamos condenados sin más a repetir nuestro pasado o a sufrir durante toda nuestra existencia por causa de las heridas que nos han causado a lo largo de nuestra vida. Podemos trabajar sobre nosotros mismos. Podemos dejar atrás nuestro pasado y emprender el camino hacia Dios. Somos llamados a hacernos uno con Dios. Ésta es nuestra dignidad más alta.


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    Sun, 10 Mar 2024 - 02min
  • 89 - Los Padres del Desierto | Día 24 El encuentro con los demonios

    Entre los siglos III y VI d.C., innumerables monjes poblaron los desiertos de Siria y de Egipto. El desierto ejercía una fascinación singular sobre personas que querían emprender un camino espiritual. En aquella época, el desierto era considerado morada de los demonios. Los monjes querían derrotar las fuerzas de las tinieblas en su propio reino, para hacer brillar en él la luz de Cristo. Creían que a través de su ascesis el mundo podía devenir más luminoso e íntegro. Antonio fue el primero que se atrevió a adentrarse en el desierto, hacia el año 270 d.C. Le siguieron otras personas, para las cuales la Iglesia de masas se había vuelto demasiado «permisiva». Querían vivir las palabras de Jesús con la misma radicalidad con que se entendieron originariamente.


    Las palabras de los Padres del desierto respiran sabiduría y benevolencia. En ellas no se moraliza, no se acusa con el índice levantado. Los monjes ven los peligros que amenazan al ser humano y, sin embargo, están llenos de optimismo. Creen que no estamos condenados sin más a repetir nuestro pasado o a sufrir durante toda nuestra existencia por causa de las heridas que nos han causado a lo largo de nuestra vida. Podemos trabajar sobre nosotros mismos. Podemos dejar atrás nuestro pasado y emprender el camino hacia Dios. Somos llamados a hacernos uno con Dios. Ésta es nuestra dignidad más alta.


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    Sun, 10 Mar 2024 - 02min
  • 88 - Los Padres del Desierto | Día 23 La distinción de los demonios

    Entre los siglos III y VI d.C., innumerables monjes poblaron los desiertos de Siria y de Egipto. El desierto ejercía una fascinación singular sobre personas que querían emprender un camino espiritual. En aquella época, el desierto era considerado morada de los demonios. Los monjes querían derrotar las fuerzas de las tinieblas en su propio reino, para hacer brillar en él la luz de Cristo. Creían que a través de su ascesis el mundo podía devenir más luminoso e íntegro. Antonio fue el primero que se atrevió a adentrarse en el desierto, hacia el año 270 d.C. Le siguieron otras personas, para las cuales la Iglesia de masas se había vuelto demasiado «permisiva». Querían vivir las palabras de Jesús con la misma radicalidad con que se entendieron originariamente.


    Las palabras de los Padres del desierto respiran sabiduría y benevolencia. En ellas no se moraliza, no se acusa con el índice levantado. Los monjes ven los peligros que amenazan al ser humano y, sin embargo, están llenos de optimismo. Creen que no estamos condenados sin más a repetir nuestro pasado o a sufrir durante toda nuestra existencia por causa de las heridas que nos han causado a lo largo de nuestra vida. Podemos trabajar sobre nosotros mismos. Podemos dejar atrás nuestro pasado y emprender el camino hacia Dios. Somos llamados a hacernos uno con Dios. Ésta es nuestra dignidad más alta.


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    Sun, 10 Mar 2024 - 02min
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