Basilica de Candelaria - Predicando con nuestra vida

El acompañamiento espiritual ofrece un valioso apoyo y guía en el viaje de crecimiento personal de un individuo, facilitando la exploración de la espiritualidad, el desarrollo del autoconocimiento y la transformación interior.

Enfrentar momentos difíciles en la vida, incluida la crisis de fe y la oscuridad interior, puede ser un desafío abrumador. Aquí hay algunas estrategias para combatir la oscuridad interior y encontrar la luz en tiempos difíciles.

La crisis de fe y las dudas son experiencias comunes en el camino espiritual de muchas personas. Estas crisis pueden surgir por una variedad de razones, como enfrentar dificultades personales, cuestionar las enseñanzas religiosas recibidas o simplemente debido a un proceso natural de búsqueda y exploración espiritual. A continuación, se explica qué es la crisis de fe y cómo enfrentarla.

En la vida espiritual, nos encontramos inmersos en una lucha constante entre la luz y la oscuridad, entre el bien y el mal. Esta lucha se manifiesta en nuestra batalla diaria contra el pecado y nuestra búsqueda continua de cultivar virtudes. Es un ejercicio de autodisciplina, autoconocimiento y crecimiento interior que nos lleva a un estado de mayor armonía y comunión con Dios.

La conversión es el primer paso en este viaje espiritual. Es un despertar, un momento de epifanía en el que el individuo se da cuenta de que hay más en la vida que lo que percibe a simple vista. Puede ser desencadenado por una experiencia trascendental, una crisis personal o simplemente un anhelo profundo de significado y propósito. En este punto, la persona comienza a cuestionar sus creencias y valores arraigados, abriéndose a nuevas perspectivas y posibilidades.

Conocerse a sí mismo —nuestra personalidad, nuestros deseos más profundos— puede resultar fatigoso. Pero, aunque cueste, el hecho de detenernos y profundizar en lo que hacemos, sentimos y pensamos nos ayuda a caer en la cuenta de todo aquello que nos condiciona y limita nuestra libertad para dar la vida por Cristo y ser así verdaderamente felices.

La Semana Santa es el período más importante para nuestra fe católica ya que se conmemora la muerte y resurrección de Cristo, fundamento principal del cristianismo. Con esto, la mayor promesa que Dios le hizo a los seres humanos quedó cumplida y se repite en cada Comunión. Sin embargo, conmemorar dicho suceso no sólo se queda en una mera celebración, va más allá de un simple recordatorio, pues enseña un nuevo modo de vida.

Qué difícil es perdonar, o hablar bien del perdón, y esto se debe en gran parte, porque en nuestro tiempo, existe la concepción de que el perdón es un signo de debilidad, un gesto de fragilidad, de rebajarse, de humillación injusta. El perdón es una cosa seria, y viene bien reflexionar sobre el mismo. Por este motivo, el Evangelio siempre nos invita a reflexionar sobre el tema del perdón, sobre porque debemos perdonar, y cuantas veces debemos perdonar. Nosotros hemos sido perdonados por Dios y Jesús nos ha enseñado a perdonar. Es más, es una de las condiciones y una de las exigencias de la Buena Nueva. Sin embargo, antes de hablar del perdón, debemos hablar del pecado. ¿Qué significa el pecado? En la Sagrada Escritura hay una concepción más amplia sobre la realidad del pecado, no solamente es una transgresión de una norma o precepto. El pecado es un mal porque nos hace mal, porque contradice el proyecto que Dios tiene con cada uno de nosotros.

¿Qué es el Sacramento de Penitencia y Reconciliación? El Sacramento de Penitencia es uno de los sacramentos de sanación de la Iglesia. Es una experiencia del don de misericordia ilimitada de Dios que nos libera de nuestros pecados y nos reta para que tengamos el mismo tipo de compasión y perdón por los que pecan contra nosotros. Es también un canal de gracias particulares que nos ayudan a evitar el pecado en el futuro, la superación de hábitos de pecado y crecimiento en la vida virtuosa. ¡Cada uno de nosotros puede experimentar la gracia sanadora y el amor de Dios mediante este Sacramento!

El "día del Señor" se refiere al domingo, que es el día en que los cristianos conmemoran la Resurrección de Jesucristo. La observancia del domingo como el día del Señor tiene un significado especial en la tradición cristiana y está relacionada con el Tercer Mandamiento de la ley de Dios: "Santificarás las fiestas" (Éxodo 20:8). El precepto del día del Señor implica varios aspectos importantes:

 1. Celebración de la Resurrección:

   - El domingo es el día central de la semana cristiana porque conmemora la Resurrección de Jesucristo. En este día, los cristianos celebramos la victoria de Cristo sobre a muerte, que es la base de la fe cristiana.

 2. Descanso y Santificación:

   - El precepto del día del Señor implica dedicar este día al descanso y a la santificación. Tradicionalmente, se alienta a los fieles a abstenerse de trabajos serviles y ocupaciones mundanas, permitiéndoles centrarse en las actividades religiosas y en el descanso necesario para renovar cuerpo y espíritu.

La comunión eucarística, que implica recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo durante la Misa, es un sacramento central en la liturgia católica. Tiene un impacto significativo en la vida espiritual de los fieles, ya que representa un encuentro íntimo con Jesucristo y fortalece la unión con la comunidad de creyentes.

En el episodio de hoy vamos a ver brevemente la santa Misa, su estructura y el significado de sus partes. La Misa, también conocida como la Eucaristía, es la celebración central en la liturgia católica y en otras tradiciones cristianas. La Misa sigue una estructura específica y consta de varias partes significativas que expresan la fe, la adoración y la comunión de los fieles. La estructura típica de la Misa en la tradición católica romana

La Cuaresma es un momento de reflexión que llama a convertirnos y volver a Dios; es un tiempo apropiado para purificarnos de las faltas; es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros (Juan 14,23), y esta conversión que se logra mediante una buena .

En este episodio vamos a iniciar unas unas reflexiones sobre el Sacramento de la Eucaristía. Vamos a fundamentarnos en la Escritura, la Tradición, la Teología y las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia. Por medio del sacramento de la eucaristía nos insertamos plenamente en el Cuerpo de Cristo” (PO 5). Dentro de la celebración del misterio cristiano es la celebración por excelencia. La vida cristiana gira en torno a la Eucaristía.

 Esta realidad encuentra su fundamento en las palabras de Jesús en la Última Cena: “Tomad y comed, esto es mi cuerpo… tomad y bebed, esta es mi sangre…” (Lc 22, 19-20). La presencia real de Jesús en la Eucaristía es la clave que da consistencia a lo largo de los siglos a la vida cristiana.

Estamos participando en estos días en las jornadas mariológicas, precisamente para profundizar nuestra devoción y amor por nuestra patrona la Virgen de Candelaria. Además, nos preparamos con amor y devoción a la fiesta de la Virgen de Candelaria. La Iglesia siempre ha visto en María un modelo del creyente y de espera. La Virgen se convierte en discípula que acoge la Palabra, la guarda en su interior y nos enseña cómo esperar al Señor en todas las circunstancias de nuestra vida.

 ¿Qué podemos aprender de la Santísima Virgen María?

QUINARIO EN HONOR A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE CANDELARIA y para tal ocasión se han organizado unas JORNADAS MARIOLÓGICAS, a cargo del fraile dominico Martín Gelabert Ballester O.P, catedrático emérito de la facultad de teología san Vicente Ferrer de Valencia, doctor en teología, y el título de las jornadas es: «MARÍA, MAESTRA Y PEDAGOGA EN LA FE».

El programa para esos días será el siguiente, se iniciará con el rezo del santo Rosario a las 17:15h. Santo Rosario. Seguidamente se celebrará la Eucaristía a las 18h, presidida por Fr. Martín Gelabert Ballester, O.P. Una vez finalizada la eucaristía a las 19.00h se procederá a las charlas mariológicas que impartirá Fr. Martín Gelabert Ballester, O.P.

 Los temas de estas jornadas serán:

Sábado 27: «María, peregrina de la fe».

Domingo 28: «María, llena de gracia y templo del Espíritu».

Lunes 29: «María, alumna de la paz».

Martes 30: «Los dogmas marianos: maternidad divina, virginidad, inmaculada y asunción».

Miércoles 31: «María, dentro de la Iglesia y madre de la Iglesia».

En este episodio vamos a aprovechar para comentarles dos acontecimientos muy importantes en este mes de enero: en primer lugar, la semana de oración por la unidad de los cristianos del 18 al 25 de enero, y, en segundo lugar, anunciar que este año se han organizado algunos eventos para celebrar las fiestas en honor a Nuestra Señora de Candelaria, el día 20 de enero tendremos una tarde de reflexión para la vida consagrada. El tema de este año será «LA VIDA RELIGIOSA CON MARÍA»

El episodio de hoy está dedicado a nuestro crecimiento espiritual. Hemos visto la importancia de la oración, de la meditación en nuestra vida espiritual. Es necesario orar, alabar a Dios, adorarle, agradecer a Dios por todos los beneficios. Sin embargo, también oramos para pedirle a Dios por alguna gracia o necesidad especial. Es necesario tener una actitud de escucha, escuchar la voz de Dios para descubrir cual es su voluntad en nuestras vidas.¿Queremos escuchar a Dios? Pues abramos la S.E, en ella encontraremos todo lo necesario para nuestro caminar hacia el cielo. Ahí está el camino para la verdadera felicidad, inclusive la solución para muchos de nuestros problemas. Sólo tenemos que acudir a ella, leer, meditar, interiorizar, vivir lo que la Palabra nos enseña y sugiere, pero también transmitir a los demás.

Feliz año nuevo! Con la llegada de un nuevo año surgen también los propósitos a realizar durante los 365 días que hay por delante. Para este 2024 muchas personas se propondrán hacer ejercicio, dejar de fumar, cuidar la dieta o dormir un poco más. Sin embargo, los católicos también pueden pensar en algún propósito espiritual para este año que entra. Si es bueno cuidar el cuerpo, ¿qué pasa con la salud espiritual? Al inicio de casi todos los años nuevos deberíamos renovar nuestros buenos propósitos, como por ejemplo de leer a diario la Biblia. Empezar y terminar nuestros días con las palabras de Dios. Establecer momentos de oración, participar con devoción y más frecuencia a la Eucaristía, confesarme más seguido, hacer acompañamiento espiritual, participar en mi parroquia y comprometerme en alguna obra de apostolado.

El misterio de la Navidad nos revela que Cristo es la plenitud, la luz de la historia, es la Palabra de Dios que se ha hecho carne. Si bien es cierto que en muchas ocasiones y de diversas maneras habló Dios a nuestros padres por los profetas, ahora, en esta etapa final, nos ha hablado directamente por su Hijo. Él es la Palabra que existía desde el principio, desde toda la eternidad, la Palabra por la cual se hizo todo cuanto existe, la Palabra eterna. Y esa Palabra vino al mundo, se hizo carne en el seno de la Santísima Virgen. Contemplabamos ayer por la noche a María dando a luz a su Hijo, envolviendo en pañales y reclinándose en un pesebre, mientras los ángeles anuncian a los pastores la buena nueva, el gran motivo de gozo para todo el pueblo: "Os ha nacido un Salvador". Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres.

 Tal era el objetivo de la Encarnación. Si el Hijo de Dios se hacía presente en la historia era ante todo para dar, como hombre que era, gloria al Dios ofendido por nuestros pecados, pero también para traer, como Dios que era, paz a los hombres que vivían acongojados esperando su salvación.

En este episodio vamos a hablar sobre la oración y meditación, dos prácticas fundamentales que nos ayudan a fortalecer nuestra conexión espiritual. Hoy explicaremos cómo estas disciplinas pueden enriquecer nuestras vidas y proporcionarnos un sentido más profundo de paz y conexión. Comenzamos con la oración. La oración es una forma de comunicación con Dios. Es decir, a través de la oración puedo hablar con Dios y escucharle. Jesús nos enseña que podemos relacionarnos con Dios nuestra Padre. Sin embargo, para escuchar a Dios tenemos que aprender a contemplarlo, a percibir su presencia constante en nuestra vida. Es necesario detenernos a dialogar con Dios, en darle espacio a Dios en nuestra vida.

Dios llama a cada persona al encuentro misterioso de la oración. Dios es el que toma la iniciativa en la oración, poniendo en nosotros el deseo de buscarle, de hablarle, de compartir con Él nuestra vida. La persona que reza, que se dispone a escuchar a Dios y a hablarle, responde a esa iniciativa divina.

En este episodio vamos a continuar con algunas historias de fe en la Biblia. Hoy nos toca hablar sobre la fe de María Magdalena. María Magdalena es un personaje del cual sabemos históricamente muy poco. Los evangelios canónicos nos ofrecen una historia breve y concisa de esta mujer elegida para ser el primer ser humano en ver, oír y tocar a Jesús resucitado. Sabemos muy poco sobre su vida, pero es presentada en el evangelio de Juan con una luminosidad y una singularidad totalmente única, que nos la muestra como alguien potencialmente capaz de abrir nuevos caminos de expresión a esa Palabra de Dios, que se revela y se va revelando, inagotablemente, con imparable fuerza, desde el principio de la historia hasta el final de los tiempos.

El trabajo en la pastoral carcelaria presenta muchos desafíos. La rehabilitación y reinserción de individuos en la sociedad después de cumplir sus penas son objetivos loables, pero a menudo difíciles de lograr. Sin embargo, siempre es importante brindar consuelo espiritual, esperanza y apoyo a aquellos que buscan cambiar de vida.

 La labor en la pastoral carcelaria es un testimonio elocuente de la capacidad de la fe para trascender las barreras y ofrecer esperanza en los lugares más oscuros. Fray Enrique Ruiz Martínez, nos ha querido compartir la necesidad de nuestro compromiso en la construcción de un mundo más justo y compasivo, incluso detrás de los muros de una prisión.

En este episodio, vamos a entrevistar a Rosa Arvelo Martín, oriunda de la ciudad de la Laguna. Por lo que sabemos Rosa proviene de una familia numerosa y de fe. Rosa es sacristana de la Basílica de Candelaria, y voluntaria de Caritas.

Su mensaje es un testimonio de fe, por eso hemos compartido esta entrevista con Rosa Arvelo Martín mujer de fe, sacristana de la Basílica de Candelaria y voluntaria de Caritas. Se mensaje ha sido claro, y ejemplar para muchos de nosotros. Un testimonio de fe y de esperanza que siempre es grato escuchar y compartir.

Muchas gracias Rosa por tu testimonio de fe!

La fe de María en la Anunciación la lleva a responder al ángel Gabriel: “Hágase en mí según tu palabra”. Un “sí” definitivo y fecundo, de parte de María, inicia una nueva etapa en la historia de la humanidad. María ha concebido a Jesús en la fe, y después en la carne, cuando ha dicho «sí» al anuncio que Dios le ha dirigido mediante el ángel. ¿Qué quiere decir esto? Que Dios no ha querido hacerse hombre ignorando nuestra libertad, ha querido pasar a través del libre consentimiento de María, de su «sí».

El rey David era conocido por ser un hombre que confiaba plenamente en Dios. Él declaró el tema de su propia vida cuando escribió: “El Señor es mi fortaleza, él es mi escudo; mi corazón confía en él, y él me socorrió; me alegro de todo corazón y le doy gracias cantando (Salmos 28:7). El rey David es conocido entre otras cosas porque enfrento a un gigante Goliat. David pone su confianza en sus propias armas, que en definitiva son las que Dios ha puesto en sus manos (1 Sam 17,37.45). No usa las armas del poderoso, sino las que Dios puso en sus manos.

En este episodio, vamos a entrevistar al padre Juan Manuel Martínez Corral, fraile dominico. El padre Juan Manuel, es oriundo de Granada, un hijo de las tierras andaluzas. Conoce la orden de Predicadores y decide entrar al pre-noviciado en el año 2011. Se forma en Valencia en la facultad de teología San Vicente Ferrer. Durante su formación en la Orden de los dominicos, el Padre Juan Manuel se especializa en espiritualidad y vida Religiosa, que luego de ordenado finalizará su licenciatura en Madrid.

Se ordena de sacerdote en el año 2020 en la Basílica de Atocha, Madrid, es asignado al noviciado de Sevilla y ahí desarrolla una intensa actividad de predicación, predicando retiros espirituales, novenas y triduos a distintas organizaciones católicas presentes en Andalucía. Actualmente, es el Prior de la comunidad de frailes, y rector en la Basílica de Candelaria. Además, a nivel provincial se desempeña como el responsable de las vocaciones en la provincia de Hispania.

Vamos a hablar sobre la fe de Moisés, que es un ejemplo de liderazgo y de confianza en la providencia. La historia de Moisés: es un ejemplo de fe y obediencia a Dios. Es un ejemplo claro de cómo la fe y la obediencia a Dios pueden llevar a la liberación de un pueblo y a la realización de grandes cosas.

Una historia inspiradora es la vida de Abraham nuestro padre en la fe. La fe de Abraham se caracteriza por un caminar hacia lo desconocido. Abraham fue elegido por Dios para ser el patriarca de la nación de Israel y llegó a ser conocido como «el Padre de la fe». Fue llamado por el Señor para ser instrumento de bendición y salvación, tanto para el futuro pueblo de Israel como para todas las naciones de la tierra.

¿En qué creemos los católicos? La fe católica esta arraigada en Jesucristo, Jesús es el fundamento sobre el cual se erige nuestra fe. Si ustedes recuerdan, Jesús proclamó con audacia: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Cristo es el eje sobre el que gira nuestra fe. Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, no es simplemente otro maestro de religión o moral entre tantos. Si esto no hubiese sido así, los apóstoles y millones de personas no habrían dado su vida por él. Dieron su vida porque es verdadero Dios y verdadero hombre.

La fe teologal es una de las tres virtudes teologales, junto con la esperanza y la caridad. Estas virtudes son llamadas "teologales" porque se centran en la relación con Dios y son infundidas por Dios mismo en el alma del creyente. La fe teologal implica creer en las verdades espirituales y religiosas que no se pueden demostrar de manera empírica o científica.

Existen contenidos esenciales de nuestra fe que básicamente se encuentran en el Símbolo de nuestra fe, el Credo, en las Sagradas Escrituras, en el Catecismo de la Iglesia Católica, en el Magisterio de la Iglesia, en la enseñanza de los Padres de la Iglesia, y en la Tradición. Es ahí donde deberíamos acudir con más frecuencia, ahí encontraremos nuestro contenido de la fe.