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Reflejos de su gloria

Reflejos de su gloria

David y Maribel

Reflejos de su gloria es un programa que tiene como objetivo compartir las enseñanzas de las Escrituras, celebrando la gloria de Dios, con el deseo de reflejar su carácter con cada enseñanza.

446 - Especial Mujer-23
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  • 446 - Especial Mujer-23

    ESPECIAL DÍA DE LA MUJER

    “Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
    Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.” Salmo 139:13-14
    Mujer, has sido creada con propósito, y cuando encuentras tu propósito, la vida toma sentido y te permite vivirla al máximo. Lo cierto es que como sociedad estamos muy lejos de entender y aceptar el propósito para el que estamos aquí.
    ¿El quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? Son las preguntas que se han hecho a través de los años, las que llamamos existenciales.
    Cuando nos conforman el cerebro para creer que somos seres que estamos aquí por casualidad, que no sabemos muy bien de dónde venimos, o que venimos de seres aún más primitivos que nosotros, y que somos nosotras las que marcamos nuestro destino, un destino incierto e inseguro, por cierto, acabamos viviendo la vida a la defensiva y sin rumbo. Con una existencia así, solo quedaría luchar por tantos derechos como pueda mientras viva, intentando disfrutar el momento.
    Pero debemos admitir que, con esta filosofía, aún el que más y mejor viva la vida, llega igual al final con una sensación de vacío. Y esta es la existencia que nos han marcado aquellos que rechazando la existencia de Dios, han marcado el ritmo del mundo como nosotras lo conocemos ahora.
    El sabio Rey Salomón ya lo dijo hace miles de años. La vida es vanidad, viento que se desvanece. Otros la han descrito como un suspiro.
    Permíteme que hoy te introduzca a la realidad, descrita por Dios a través de Su Palabra. Porque Dios nos dice que nos creó a su imagen y con propósito.
    En Isaías 43:7 dice Dios: “para gloria mía los he creado, los formé y los hice.”
    Génesis 1:27 nos dice “creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” Génesis 2:18-23 nos narra cómo ocurrió en el principio: “dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
    Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen, pero nos narra el texto que primeramente creó a Adán ¿Te has preguntado si a Dios le pilló por sorpresa la ausencia de la mujer en la creación? Yo creo firmemente que no. El que tenía que notar la falta de la mujer era Adán. Al Dios omnisciente no se le escaparía esto. Piénsalo.
    Dios crea las plantas y los animales (macho y hembra), te recuerdo. Y entonces le pide a Adán que nombre a los animales. Esta tarea le haría ver que él era el único ser creado que no tenía pareja. Y entonces Dios creó a la mujer, y solo entonces, consideró la creación completa.
    Dios JAMÁS ha quitado valor a la mujer. Al contrario; nos ha dado mucho valor. Él demanda que sea tratada como un jarrón preciado. Es parte de la sociedad la que quiere teñir las palabras del Señor para hacernos pensar que la culpa de la opresión que pueda sufrir una mujer proviene de Dios.
    Vemos en la historia cómo el hombre ha abusado de su liderazgo, oprimiendo a la mujer. Pero una afirmación así es como decir que los ricos oprimen a los pobres, o que los altos oprimen a los bajos. Es una generalización que coloca a todos los hombres en una caja y los etiqueta como opresores.
    Ha habido muchos tipos de personas que en un momento u otro, en un lugar u otro, se han proclamado superiores y han querido considerar a otros “inferiores”. Pero eso no es el plan de Dios.
    Podemos observar en la historia de la humanidad opresión por causa de sexo, opresión por color, opresión por etnia, opresión por clase social, opresión por religión; todas estas se ven aún, aunque pensemos que vivimos en un mundo moderno y civilizado. Cualquier opresión y desprecio es resultado directo del pecado, y Dios lo detesta. El pecado de orgullo, el pecado de odio, el pecado de avaricia. Estos son la causa. Que no nos engañen haciéndonos pensar que somos desfavorecidas por ser mujeres, y que eso es un diseño divino. No lo...

    Wed, 08 Mar 2023
  • 445 - RG-55 La piedad y el contentamiento

    “Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento”

    Durante años entendía que este versículo enseñaba que debíamos hacer lo correcto con la actitud correcta. Sin embargo, al leer el capítulo en 1 Timoteo 6, descubro que Dios está hablando específicamente del tema del dinero. Debemos vivir cada día para la gloria de Dios, contentos con lo que tenemos. El apóstol dijo en Filipenses 4: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (12-13)
    Pablo, advierte sobre aquellos que utilizaban la piedad como medio para hacer ganancia.
    El apóstol exhorta a huir de esta práctica. En lugar de buscar el beneficio personal, debía seguir “la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.

    En contraste, Pablo le había advertido contra el amor al dinero, por el cual muchos se habían extraviado de la fe y habían sufrido muchos dolores. (1 Timoteo 6:10)

    Las posesiones materiales pueden ser una carga que nos priva de correr la carrera de la fe. Al estudiar sobre el ejercicio, queda clarísimo que no debemos llevar cargas innecesarias cuando salimos a correr. Por eso Hebreos 12 nos dice “despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús.”
    Si vamos a ejercitarnos en la piedad, debemos tener clara nuestra meta. No podemos atarnos a las posesiones materiales. A los que viven con poco, dice el versículo 8 que “teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.” Y a los ricos dice “que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.” Y continúa diciéndo “Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.” Ambos, los que tienen poco y los que tienen mucho deben vivir con los ojos puestos en Cristo, confiando en el Señor para vida eterna.

    Pablo advierte a Timoteo sobre el que “no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad.” El que tal hace “está envanecido, nada sabe, delira.., El tal “usa la piedad como fuente de ganancia”, dice Pablo. No puedo pensar en mayor ofensa a Dios que actuar como cristiano para el propio beneficio, seas rico o seas pobre. Por eso es tan importante que examinemos nuestra motivación en todo lo que hacemos.

    Si confesamos el nombre de Cristo, debemos vivir para Cristo. Si actuamos piadosamente para cualquier beneficio personal, dice la Palabra que estamos envanecidos, no sabemos nada, deliramos.

    Por el contrario, si tenemos una relación personal con Cristo, debemos considerar cualquier ganancia personal como pérdida, sin importancia, “por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús”. Pablo da testimonio diciendo “por amor de (Cristo) lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo.” (Filipenses 3:8-9) En nuestro andar con Dios no seguimos normas para impresionar a otros, sino que disfrutamos nuestra relación con Dios, por la fe en Cristo.

    Hermana, amiga, te dejo el reto de vivir la vida cristiana con una única meta -- conocer mejor al Salvador, ejercitando la piedad con contentamiento, contenta con lo que tienes y satisfecha en Dios.

    Fri, 01 Dec 2023
  • 444 - RG-54 El ejercicio espiritual

    Hemos visto la importancia del ejercicio físico y mental en nuestra vida aquí en la Tierra. Estos tienen beneficios que son de provecho durante los años de vida que Dios nos permita vivir en este cuerpo mortal que nos ha regalado.
    Sin embargo, el ejercicio que más aprovecha es el ejercicio espiritual. La Palabra de Dios nos instruye a prestar atención a nuestro desarrollo espiritual, porque como dice Pablo a Timoteo en 1 Timoteo 4:8, “el ejercicio corporal para poco es provechoso, mas la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.” (1 Timoteo 4:8) Es por esto que Pablo dijo a Timoteo: “ejercítate para la piedad.”
    Si damos tiempo y esfuerzo al ejercicio de la piedad, llegaremos a ser fuertes en aquello que aprovecha ahora y para la eternidad.
    Mateo 6:19-21 dice: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”
    Nuestro corazón está en aquello a lo que le dedicamos tiempo y esfuerzo. Cuando solo trabajamos en nuestros tesoros terrenales, as muy fácil descuidar nuestro tesoro eterno, aquello que no perece. Cuando dedicamos tiempo y esfuerzo al desarrollo físico y mental pero no ejercitamos la piedad, estamos desarrollando nuestro tesoro terrenal y descuidando el celestial. Recueda, el físico y el mental se corrompen, pero el espiritual se preserva para siempre. El ejercicio espiritual trabaja nuestra alma, la parte eterna de nuestro ser que nunca morirá, y es provechoso ahora y siempre.
    ¿Cómo podemos ejercitarnos para la piedad?
    Así como en el ejercicio físico y mental la clave está en la práctica, nos desarrollamos espiritualmente poniendo en práctica aquello que leemos en la Palabra, y no siendo esos oidores olvidadizos de los que habla Santiago.
    Recuerda que llegarás a ser experto en aquello que practicas. Leemos en Juan 3:21 que “el que practica la verdad, viene a la luz” y no tiene nada que esconder. Pero leemos en 1 Juan 3:8 que los que practican el pecado, son del diablo.” Si tú eres de Cristo, practica la piedad de Cristo.
    ¿Qué estás practicando? Si practicamos la piedad, creceremos en piedad, y llegaremos a ser más y más como Cristo. (1 Corintios 15:58, Colosenses 1:10) Mirando cada día en su Palabra “como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” (2 Corintios 3:18) Si practicamos aquello que Dios nos ha dejado en su Palabra creceremos en piedad, en el conocimiento de Dios santo, hasta el día en que le veamos cara a cara.
    Hasta ese precioso momento, sigamos ejercitándonos para la piedad, porque la piedad para todo aprovecha.

    Thu, 30 Nov 2023
  • 443 - RG-53 El ejercicio mental

    Si el cuidado físico es importante, mucho más lo es el mental. Suelen decir que lo que no se usa se pierde, y desde luego que en el ámbito del intelecto es muy cierto. Nacemos con una capacidad de aprendizaje que es extremadamente alta en la niñez. Durante esa edad, los niños aprenden idiomas de manera muy fácil, adquieren habilidades casi sin esfuerzo y llegan a la adolescencia con un gran porcentaje de las capacidades cognitivas que adquirirán durante su vida. En cuanto a la capacidad de procesar información, los estudios realizados muestran que alcanza el punto más alto al final de la adolescencia. Los mismos estudios concluyen que la memoria a corto plazo es mayor a la edad de 25 años, pero a la edad de 40 a 50 años alcanzamos el punto máximo de comprensión de las emociones ajenas. Hacia esa edad nuestro intelecto comienza a estabilizarse y de ahí hacia adelante, solemos perder parte de la información. Si cuidamos nuestra mente, podemos mantener un nivel óptimo durante más tiempo, pero tarde o temprano, nuestro intelecto comienza a sufrir un declive.

    Pero esto no debe desanimarnos; al contrario. Recordemos que Dios nos ha creado, y en Su diseño, si aprovechamos bien los recursos que Él nos ha dado, podemos traerle gloria en cada época de nuestra vida. Los mismos estudios realizados por la universidad de Harvard y MIT encontraron que en la edad madura alcanzamos el punto máximo para actividades como el vocabulario o la capacidad de definir palabras.

    Lo bonito de la mente humana es que nunca deja de aprender. Aunque el ritmo de aprendizaje y la cantidad de conocimiento adquirido sea menor, la calidad de lo aprendido en la edad adulta es sumamente significativa. Cuando una persona vive una vida con el propósito de glorificar a Dios, la adquisición de conocimientos se complementa con la experiencia de vida para producir una sensación de plenitud en Cristo con la cual es bendecido y bendice a las personas que lo rodean.
    Si por el contrario una persona utiliza el intelecto que Dios le da para desarrollar su vida personal con el propósito de brillar por sí misma, cuando llega la edad del declive probablemente entrará en un estado de frustración que puede incluso alcanzar la depresión, porque todo para lo que ha luchado comienza a desaparecer. Esto se asemeja al declive del cuerpo físico que todos experimentamos. Lo he visto en personas mayores y me entristece cuando descubren tras la jubilación que el propósito de su vida era su profesión o su posición en la vida.

    Tan simple como es la enseñanza de Mateo 6:33, sigue siendo la clave para desarrollar y mantener el intelecto que Dios nos ha dado. Jesús dijo: “Busca primeramente el reino de Dios y su justicia” Y todo lo demás te será dado por añadidura. Mateo 22 y Marcos 12:30 citan Deuteronomio 6 diciendo: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.”

    El hombre más sabio de la historia, el rey Salomón, desarrolló su intelecto, escribiendo sobre muchos temas. Mas en el libro de Eclesiastés confiesa: “Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu. Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.”
    Y por la gracias de Dios concluye su tratado diciendo: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.”

    Salomón descubrió que el principio de la sabiduría es el temor del Señor. Sigamos estudiando a nuestro Dios, manteniendo nuestra mente activa para aquello que cuenta para la eternidad. El salmista dice: “En mi corazón he...

    Wed, 29 Nov 2023
  • 442 - RG-52 El ejercicio físico

    El ejercício físico es importante para vivir una vida saludable. Este, unido a una dieta que alimente el cuerpo de forma eficaz normalmente proporciona salud a nuestro cuerpo y nos permite vivir una vida de mejor calidad.

    La Biblia menciona el ejercício físico, aunque no da instrucciones sobre cómo llevarlo a cabo. Esto es porque la Palabra de Dios pone el énfasis en el crecimiento espiritual. 1 Timoteo 4:8 dice: “Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, mas la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.”
    Este versículo da por entendido que el ejercício corporal tiene beneficios en esta vida, pero estos beneficios no se extienden a la vida eterna que nos aguarda. Es por esto que Pablo le dice a Timoteo que el ejercício corporal aprovecha un poco. Curiosamente Pablo también menciona que Timoteo tenía algunas molestias digestivas. La dieta, como el ejercício, es provechosa para esta vida solamente. Pablo dice en 1 Corintios 6:13: “Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos, pero Dios destruirá a los dos”, refiriéndose que estos no son eternos.

    Este joven pastor debía cuidarse para poder ministrar bien la Palabra, y entendía claramente que la dieta y el ejercicio no debían ser su principal objetivo.
    Del mismo modo, cada una de nosotras debemos cuidar el cuerpo lo suficiente para que podamos desarrollar la labor que Dios tiene para nosotras aquí en esta vida de la mejor forma, poniendo siempre la vista en las cosas de arriba, las que son eternas.

    En los tiempos antiguos, el ejercício físico era algo que se llevaba a cabo sin demasiada planificación. La gente caminaba de un lado a otro, y ejercía trabajos que requerían mucho esfuerzo físico. No tenía todos los recursos que nosotros tenemos hoy día, ni las comodidades de las que disfrutamos.

    Claro que también había gente que se dedicaba a correr y realizar otros ejercicios. Siempre me ha llamado la atención la labor de los mensajeros en tiempos antiguos. Estos debían correr largas distancias o quizás montar a caballo para dar recados a un lado y a otro. Debían estar en forma para realizar su trabajo. Pero sabemos que en el ámbito cotidiano las mujeres solían salir al pozo a las afueras de la ciudad a rellenar sus cántaros, la gente cultivaba sus propios huertos y se realizaba mucho más ejercicio durante sus labores cotidianas. Me llama la atención en el relato de la resurrección de Cristo, que los discípulos se echaron una carrera para llegar a la tumba de su Señor, y unos demostraron estar en mejor forma que otros.

    Hoy día vivimos una época de la historia en la que vemos la tentación de llegar a extremos. Con el ejercicio corporal y la dieta por ejemplo, tenemos por un lado a los que hacen del ocio su dios y no realizan ningún ejercício. Estos no se cuidan hasta que el médico les advierte de algún peligro de enfermedad. Por otro lado están los que literalmente dan culto a su cuerpo. Estos dedican horas y dinero para darle forma al cuerpo. Se privan de todo lo que haga falta y se dedican totalmente a mejorar su salud y aspecto físico para compararse con otros. Ninguno de los dos extremos es agradable a Dios.

    En la Biblia podemos ver mención a ambos extremos. Como ejemplo de sedentarismo me viene a la mente el sacerdote Elí. Este tenía una tarea que podía ejercer sin mucho esfuerzo físico, y encontramos en 1 Samuel 4 a un hombre de edad avanzada, obeso, sentado en su silla. Elí había descuidado mucho más que su cuerpo; este había permitido que sus hijos blasfemaran contra el nombre de Dios, y no les había amonestado. Dios denuncia en ocasiones a su pueblo por su dejadez, utilizando la gordura para describirlos. (Deuteronomio 32:15 y Jeremías 5:28) Sin duda el sobrepeso y la inactividad no es algo que Dios alaba. Y como cristianas, deberíamos cuidar el cuerpo que Dios nos ha dado porque este es el templo el Espíritu,...

    Tue, 28 Nov 2023
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