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ESPECIAL DÍA DE LA MUJER
“Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.” Salmo 139:13-14
Mujer, has sido creada con propósito, y cuando encuentras tu propósito, la vida toma sentido y te permite vivirla al máximo. Lo cierto es que como sociedad estamos muy lejos de entender y aceptar el propósito para el que estamos aquí.
¿El quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? Son las preguntas que se han hecho a través de los años, las que llamamos existenciales.
Cuando nos conforman el cerebro para creer que somos seres que estamos aquí por casualidad, que no sabemos muy bien de dónde venimos, o que venimos de seres aún más primitivos que nosotros, y que somos nosotras las que marcamos nuestro destino, un destino incierto e inseguro, por cierto, acabamos viviendo la vida a la defensiva y sin rumbo. Con una existencia así, solo quedaría luchar por tantos derechos como pueda mientras viva, intentando disfrutar el momento.
Pero debemos admitir que, con esta filosofía, aún el que más y mejor viva la vida, llega igual al final con una sensación de vacío. Y esta es la existencia que nos han marcado aquellos que rechazando la existencia de Dios, han marcado el ritmo del mundo como nosotras lo conocemos ahora.
El sabio Rey Salomón ya lo dijo hace miles de años. La vida es vanidad, viento que se desvanece. Otros la han descrito como un suspiro.
Permíteme que hoy te introduzca a la realidad, descrita por Dios a través de Su Palabra. Porque Dios nos dice que nos creó a su imagen y con propósito.
En Isaías 43:7 dice Dios: “para gloria mía los he creado, los formé y los hice.”
Génesis 1:27 nos dice “creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” Génesis 2:18-23 nos narra cómo ocurrió en el principio: “dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen, pero nos narra el texto que primeramente creó a Adán ¿Te has preguntado si a Dios le pilló por sorpresa la ausencia de la mujer en la creación? Yo creo firmemente que no. El que tenía que notar la falta de la mujer era Adán. Al Dios omnisciente no se le escaparía esto. Piénsalo.
Dios crea las plantas y los animales (macho y hembra), te recuerdo. Y entonces le pide a Adán que nombre a los animales. Esta tarea le haría ver que él era el único ser creado que no tenía pareja. Y entonces Dios creó a la mujer, y solo entonces, consideró la creación completa.
Dios JAMÁS ha quitado valor a la mujer. Al contrario; nos ha dado mucho valor. Él demanda que sea tratada como un jarrón preciado. Es parte de la sociedad la que quiere teñir las palabras del Señor para hacernos pensar que la culpa de la opresión que pueda sufrir una mujer proviene de Dios.
Vemos en la historia cómo el hombre ha abusado de su liderazgo, oprimiendo a la mujer. Pero una afirmación así es como decir que los ricos oprimen a los pobres, o que los altos oprimen a los bajos. Es una generalización que coloca a todos los hombres en una caja y los etiqueta como opresores.
Ha habido muchos tipos de personas que en un momento u otro, en un lugar u otro, se han proclamado superiores y han querido considerar a otros “inferiores”. Pero eso no es el plan de Dios.
Podemos observar en la historia de la humanidad opresión por causa de sexo, opresión por color, opresión por etnia, opresión por clase social, opresión por religión; todas estas se ven aún, aunque pensemos que vivimos en un mundo moderno y civilizado. Cualquier opresión y desprecio es resultado directo del pecado, y Dios lo detesta. El pecado de orgullo, el pecado de odio, el pecado de avaricia. Estos son la causa. Que no nos engañen haciéndonos pensar que somos desfavorecidas por ser mujeres, y que eso es un diseño divino. No lo...Wed, 08 Mar 2023 - 445 - RG-55 La piedad y el contentamiento
“Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento”
Durante años entendía que este versículo enseñaba que debíamos hacer lo correcto con la actitud correcta. Sin embargo, al leer el capítulo en 1 Timoteo 6, descubro que Dios está hablando específicamente del tema del dinero. Debemos vivir cada día para la gloria de Dios, contentos con lo que tenemos. El apóstol dijo en Filipenses 4: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (12-13)
Pablo, advierte sobre aquellos que utilizaban la piedad como medio para hacer ganancia.
El apóstol exhorta a huir de esta práctica. En lugar de buscar el beneficio personal, debía seguir “la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.
En contraste, Pablo le había advertido contra el amor al dinero, por el cual muchos se habían extraviado de la fe y habían sufrido muchos dolores. (1 Timoteo 6:10)
Las posesiones materiales pueden ser una carga que nos priva de correr la carrera de la fe. Al estudiar sobre el ejercicio, queda clarísimo que no debemos llevar cargas innecesarias cuando salimos a correr. Por eso Hebreos 12 nos dice “despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús.”
Si vamos a ejercitarnos en la piedad, debemos tener clara nuestra meta. No podemos atarnos a las posesiones materiales. A los que viven con poco, dice el versículo 8 que “teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.” Y a los ricos dice “que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.” Y continúa diciéndo “Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.” Ambos, los que tienen poco y los que tienen mucho deben vivir con los ojos puestos en Cristo, confiando en el Señor para vida eterna.
Pablo advierte a Timoteo sobre el que “no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad.” El que tal hace “está envanecido, nada sabe, delira.., El tal “usa la piedad como fuente de ganancia”, dice Pablo. No puedo pensar en mayor ofensa a Dios que actuar como cristiano para el propio beneficio, seas rico o seas pobre. Por eso es tan importante que examinemos nuestra motivación en todo lo que hacemos.
Si confesamos el nombre de Cristo, debemos vivir para Cristo. Si actuamos piadosamente para cualquier beneficio personal, dice la Palabra que estamos envanecidos, no sabemos nada, deliramos.
Por el contrario, si tenemos una relación personal con Cristo, debemos considerar cualquier ganancia personal como pérdida, sin importancia, “por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús”. Pablo da testimonio diciendo “por amor de (Cristo) lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo.” (Filipenses 3:8-9) En nuestro andar con Dios no seguimos normas para impresionar a otros, sino que disfrutamos nuestra relación con Dios, por la fe en Cristo.
Hermana, amiga, te dejo el reto de vivir la vida cristiana con una única meta -- conocer mejor al Salvador, ejercitando la piedad con contentamiento, contenta con lo que tienes y satisfecha en Dios.Fri, 01 Dec 2023 - 444 - RG-54 El ejercicio espiritual
Hemos visto la importancia del ejercicio físico y mental en nuestra vida aquí en la Tierra. Estos tienen beneficios que son de provecho durante los años de vida que Dios nos permita vivir en este cuerpo mortal que nos ha regalado.
Sin embargo, el ejercicio que más aprovecha es el ejercicio espiritual. La Palabra de Dios nos instruye a prestar atención a nuestro desarrollo espiritual, porque como dice Pablo a Timoteo en 1 Timoteo 4:8, “el ejercicio corporal para poco es provechoso, mas la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.” (1 Timoteo 4:8) Es por esto que Pablo dijo a Timoteo: “ejercítate para la piedad.”
Si damos tiempo y esfuerzo al ejercicio de la piedad, llegaremos a ser fuertes en aquello que aprovecha ahora y para la eternidad.
Mateo 6:19-21 dice: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”
Nuestro corazón está en aquello a lo que le dedicamos tiempo y esfuerzo. Cuando solo trabajamos en nuestros tesoros terrenales, as muy fácil descuidar nuestro tesoro eterno, aquello que no perece. Cuando dedicamos tiempo y esfuerzo al desarrollo físico y mental pero no ejercitamos la piedad, estamos desarrollando nuestro tesoro terrenal y descuidando el celestial. Recueda, el físico y el mental se corrompen, pero el espiritual se preserva para siempre. El ejercicio espiritual trabaja nuestra alma, la parte eterna de nuestro ser que nunca morirá, y es provechoso ahora y siempre.
¿Cómo podemos ejercitarnos para la piedad?
Así como en el ejercicio físico y mental la clave está en la práctica, nos desarrollamos espiritualmente poniendo en práctica aquello que leemos en la Palabra, y no siendo esos oidores olvidadizos de los que habla Santiago.
Recuerda que llegarás a ser experto en aquello que practicas. Leemos en Juan 3:21 que “el que practica la verdad, viene a la luz” y no tiene nada que esconder. Pero leemos en 1 Juan 3:8 que los que practican el pecado, son del diablo.” Si tú eres de Cristo, practica la piedad de Cristo.
¿Qué estás practicando? Si practicamos la piedad, creceremos en piedad, y llegaremos a ser más y más como Cristo. (1 Corintios 15:58, Colosenses 1:10) Mirando cada día en su Palabra “como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” (2 Corintios 3:18) Si practicamos aquello que Dios nos ha dejado en su Palabra creceremos en piedad, en el conocimiento de Dios santo, hasta el día en que le veamos cara a cara.
Hasta ese precioso momento, sigamos ejercitándonos para la piedad, porque la piedad para todo aprovecha.Thu, 30 Nov 2023 - 443 - RG-53 El ejercicio mental
Si el cuidado físico es importante, mucho más lo es el mental. Suelen decir que lo que no se usa se pierde, y desde luego que en el ámbito del intelecto es muy cierto. Nacemos con una capacidad de aprendizaje que es extremadamente alta en la niñez. Durante esa edad, los niños aprenden idiomas de manera muy fácil, adquieren habilidades casi sin esfuerzo y llegan a la adolescencia con un gran porcentaje de las capacidades cognitivas que adquirirán durante su vida. En cuanto a la capacidad de procesar información, los estudios realizados muestran que alcanza el punto más alto al final de la adolescencia. Los mismos estudios concluyen que la memoria a corto plazo es mayor a la edad de 25 años, pero a la edad de 40 a 50 años alcanzamos el punto máximo de comprensión de las emociones ajenas. Hacia esa edad nuestro intelecto comienza a estabilizarse y de ahí hacia adelante, solemos perder parte de la información. Si cuidamos nuestra mente, podemos mantener un nivel óptimo durante más tiempo, pero tarde o temprano, nuestro intelecto comienza a sufrir un declive.
Pero esto no debe desanimarnos; al contrario. Recordemos que Dios nos ha creado, y en Su diseño, si aprovechamos bien los recursos que Él nos ha dado, podemos traerle gloria en cada época de nuestra vida. Los mismos estudios realizados por la universidad de Harvard y MIT encontraron que en la edad madura alcanzamos el punto máximo para actividades como el vocabulario o la capacidad de definir palabras.
Lo bonito de la mente humana es que nunca deja de aprender. Aunque el ritmo de aprendizaje y la cantidad de conocimiento adquirido sea menor, la calidad de lo aprendido en la edad adulta es sumamente significativa. Cuando una persona vive una vida con el propósito de glorificar a Dios, la adquisición de conocimientos se complementa con la experiencia de vida para producir una sensación de plenitud en Cristo con la cual es bendecido y bendice a las personas que lo rodean.
Si por el contrario una persona utiliza el intelecto que Dios le da para desarrollar su vida personal con el propósito de brillar por sí misma, cuando llega la edad del declive probablemente entrará en un estado de frustración que puede incluso alcanzar la depresión, porque todo para lo que ha luchado comienza a desaparecer. Esto se asemeja al declive del cuerpo físico que todos experimentamos. Lo he visto en personas mayores y me entristece cuando descubren tras la jubilación que el propósito de su vida era su profesión o su posición en la vida.
Tan simple como es la enseñanza de Mateo 6:33, sigue siendo la clave para desarrollar y mantener el intelecto que Dios nos ha dado. Jesús dijo: “Busca primeramente el reino de Dios y su justicia” Y todo lo demás te será dado por añadidura. Mateo 22 y Marcos 12:30 citan Deuteronomio 6 diciendo: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.”
El hombre más sabio de la historia, el rey Salomón, desarrolló su intelecto, escribiendo sobre muchos temas. Mas en el libro de Eclesiastés confiesa: “Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu. Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.”
Y por la gracias de Dios concluye su tratado diciendo: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.”
Salomón descubrió que el principio de la sabiduría es el temor del Señor. Sigamos estudiando a nuestro Dios, manteniendo nuestra mente activa para aquello que cuenta para la eternidad. El salmista dice: “En mi corazón he...Wed, 29 Nov 2023 - 442 - RG-52 El ejercicio físico
El ejercício físico es importante para vivir una vida saludable. Este, unido a una dieta que alimente el cuerpo de forma eficaz normalmente proporciona salud a nuestro cuerpo y nos permite vivir una vida de mejor calidad.
La Biblia menciona el ejercício físico, aunque no da instrucciones sobre cómo llevarlo a cabo. Esto es porque la Palabra de Dios pone el énfasis en el crecimiento espiritual. 1 Timoteo 4:8 dice: “Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, mas la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.”
Este versículo da por entendido que el ejercício corporal tiene beneficios en esta vida, pero estos beneficios no se extienden a la vida eterna que nos aguarda. Es por esto que Pablo le dice a Timoteo que el ejercício corporal aprovecha un poco. Curiosamente Pablo también menciona que Timoteo tenía algunas molestias digestivas. La dieta, como el ejercício, es provechosa para esta vida solamente. Pablo dice en 1 Corintios 6:13: “Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos, pero Dios destruirá a los dos”, refiriéndose que estos no son eternos.
Este joven pastor debía cuidarse para poder ministrar bien la Palabra, y entendía claramente que la dieta y el ejercicio no debían ser su principal objetivo.
Del mismo modo, cada una de nosotras debemos cuidar el cuerpo lo suficiente para que podamos desarrollar la labor que Dios tiene para nosotras aquí en esta vida de la mejor forma, poniendo siempre la vista en las cosas de arriba, las que son eternas.
En los tiempos antiguos, el ejercício físico era algo que se llevaba a cabo sin demasiada planificación. La gente caminaba de un lado a otro, y ejercía trabajos que requerían mucho esfuerzo físico. No tenía todos los recursos que nosotros tenemos hoy día, ni las comodidades de las que disfrutamos.
Claro que también había gente que se dedicaba a correr y realizar otros ejercicios. Siempre me ha llamado la atención la labor de los mensajeros en tiempos antiguos. Estos debían correr largas distancias o quizás montar a caballo para dar recados a un lado y a otro. Debían estar en forma para realizar su trabajo. Pero sabemos que en el ámbito cotidiano las mujeres solían salir al pozo a las afueras de la ciudad a rellenar sus cántaros, la gente cultivaba sus propios huertos y se realizaba mucho más ejercicio durante sus labores cotidianas. Me llama la atención en el relato de la resurrección de Cristo, que los discípulos se echaron una carrera para llegar a la tumba de su Señor, y unos demostraron estar en mejor forma que otros.
Hoy día vivimos una época de la historia en la que vemos la tentación de llegar a extremos. Con el ejercicio corporal y la dieta por ejemplo, tenemos por un lado a los que hacen del ocio su dios y no realizan ningún ejercício. Estos no se cuidan hasta que el médico les advierte de algún peligro de enfermedad. Por otro lado están los que literalmente dan culto a su cuerpo. Estos dedican horas y dinero para darle forma al cuerpo. Se privan de todo lo que haga falta y se dedican totalmente a mejorar su salud y aspecto físico para compararse con otros. Ninguno de los dos extremos es agradable a Dios.
En la Biblia podemos ver mención a ambos extremos. Como ejemplo de sedentarismo me viene a la mente el sacerdote Elí. Este tenía una tarea que podía ejercer sin mucho esfuerzo físico, y encontramos en 1 Samuel 4 a un hombre de edad avanzada, obeso, sentado en su silla. Elí había descuidado mucho más que su cuerpo; este había permitido que sus hijos blasfemaran contra el nombre de Dios, y no les había amonestado. Dios denuncia en ocasiones a su pueblo por su dejadez, utilizando la gordura para describirlos. (Deuteronomio 32:15 y Jeremías 5:28) Sin duda el sobrepeso y la inactividad no es algo que Dios alaba. Y como cristianas, deberíamos cuidar el cuerpo que Dios nos ha dado porque este es el templo el Espíritu,...Tue, 28 Nov 2023 - 441 - RG-51 El ejercício y la vida cristiana
¿Habla la Biblia sobre el ejercicio?
Aunque la Biblia no es un manual para el bienestar físico y mental, sí que menciona el tema. La Biblia habla del ejercício en múltiples aspectos. Habla del ejercicio físico, el ejercício mental y el ejercício espiritual. Y por supuesto, de este último habla largo y tendido.
En las próximas reflexiones vamos a contemplar cómo podemos ejercitar nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestro espíritu de manera que traigamos gloria a Dios incluso en aquellos aspectos que puedan parecer más triviales.
Tenemos un Dios Todopoderoso, que ha diseñado el cuerpo humano para hacer trabajo físico.
También nos ha hecho con mentes inquietas que pueden seguir aprendiendo durante cada etapa de la vida. Y espiritualmente, Dios ha querido dejarnos aquí en la tierra para que pasemos por el proceso de santificación una vez hemos recibido a Cristo.
Nos ha hecho con la capacidad de superarnos en todos estos aspectos, para que nuestra estancia aquí en la Tierra no sea monótona y sin actividad.
¿Y cómo podemos mejorar? Tenemos un refrán que dice que la práctica hace al maestro. Para mejorar debemos practicar. Esto es aplicable a los tres tipos de ejercício. Pero no cualquier práctica vale. Ha de ser una práctica estudiada y probada, que garantice el crecimiento sano sin poner en peligro aquello que importa más. En el ámbito corporal y mental, esto es cierto, y mucho más lo es en el ámbito espiritual.
Para ello Dios nos ha dado en su Palabra instrucciones claras de cómo seguir en sus caminos, ejrcitándonos para la piedad. Nos ha dado además entrenadores a los cuales podemos seguir. Hebreos 11 tiene una larga lista de heroes de la fe que son ejemplos a seguir.
En Filipenses 4:9 Pablo exhorta: “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.”
Esto no es fácil, y Pablo sabía que como se sacrifica físicamente el que corre en la carrera, así también en el ámbito espiritual vale la pena hacer sacrificios, para llegar a la meta satisfactoriamente. Dice en 1 Corintios 9:25: “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura;... golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.”
Siendo mensajero y entrenador de otros, no quería ser él mismo eliminado.
Nosotras también llegaremos a ser expertas en aquello que practiquemos. Santiago 1:25 dice “Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.”
Estudiemos cómo podemos ser mejores seguidoras de Dios, atendiendo a nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestro espíritu. Miremos aténtamente a la Ley de Dios y perseveremos en ella, no olvidando fácilmente, sino practicando aquellas cosas que sabemos que son agradables a Dios. Y así seremos bienaventuradas en lo que hagamos.Mon, 27 Nov 2023 - 440 - RG-50 Marcando la diferencia
Habiendo visto cómo Dios nos ha creado mujeres, deberíamos celebrar nuestra feminidad diariamente, no buscando diferencias, ni tampoco resistiéndolas. Deberíamos vivir marcando una diferencia, una diferencia entre pertenecer a Cristo o ser del mundo. Las mujeres y los hombres cristianos tenemos mucho en común.
En primer lugar, ambos hemos sido creados para glorificar a Dios, y no podemos ignorar que el ser humano que no vive para glorificar a Dios no llega realmente a disfrutar la vida aquí en la tierra. Si por el contrario vivimos con la meta de reflejar la gloria de Dios en nuestras vidas, lo haremos con alegría, disfrutando los regalos que Dios nos ha dado.
En segundo lugar, ambos tenemos acceso al Padre a través de Jesucristo, y somos coherederos de la gracia de Dios. 1 Pedro 3 dice al hombre que trate a su esposa sabiamente, con honor, porque esta es coheredera de la gracia de la vida. Gálatas 3:28 dice que en Cristo no hay hombres y mujeres, sino que somos uno en Cristo.
En tercer lugar, el fruto del Espíritu se evidencia en hombres y mujeres igualmente: el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fe, y la mansedumbre y la templanza. Estos estarán presentes en la vida del hombre y la mujer que ha sido adoptada en Cristo.
En cuarto lugar, Dios da instrucciones y prohibiciones a los hombres y a las mujeres. Podemos centrar nuestra atención en aquellas cosas que Dios ha dicho que no hagamos o las que nos pide hacer, mostrando nuestro descontento, pero eso solo demuestra falta de amor y de sumisión al Dios Todopoderoso. Si aceptamos nuestra condición, pero no la disfrutamos, entonces no estamos obedeciendo a Dios de veras, sino simplemente tolerándolo. Esto entristecerá al Espíritu que mora en nosotros, y Efesios 4:30 advierte: “no contristéis al Espíritu Santo.”
Si por el contrario somos capaces de aceptar las condiciones de Dios para nuestra vida y disfrutar los regalos que El nos ha dado, el fruto del Espíritu podrá brotar sin dificultad. Eso es lo que Dios desea para sus hijos.
Podemos considerar como normal que la sociedad esté confundida en cuanto a la identidad y los roles del hombre y la mujer, pero no es normal que los cristianos caigamos en esas confusiones. Los cristianos (hombres y mujeres) debemos ser diferentes. Sabemos que lo que Dios establece tiene sentido, y podemos confiar en Él. Tenemos un hogar en el cielo, un Dios que nos ama, y con los ojos puestos en Cristo, podemos caminar el sendero de la vida sin confusión.
Si te encuentras peleando contra la identidad que Dios te ha dado, las responsabilidades y las restricciones que Dios te ha marcado, o en definitiva, el propósito de Dios para tí en esta Tierra, toma todo el tiempo que necesites para indagar en la Palabra descubriendo lo que Él tiene para ti. Pídele a Dios que venga su reino, que su voluntad sea hecha, y que te libre de tentación y de todo mal.
Entonces serás tú una mujer que marque la diferencia. No caerás en la tentación de conformarte a la filosofía de este mundo, sino que vivirás la feminidad que Dios te ha dado en casa y fuera de casa. En casa serás un ancla que mantiene el barco de tu hogar a flote, porque tu confianza está en Dios y tu familia descansa confiadamente. Fuera de casa, serás esa mujer que no pelea por ser más que otros, porque tu seguridad está en los cielos y tienes un Dios que mira por ti. Recibirás los logros con serenidad y las derrotas con esperanza. Y todo lo que te venga a la mano para hacer podrás hacerlo según tus fuerzas, y Dios estará contigo siempre.
Seamos esa mujer que marca la diferencia. Dios te bendiga.Fri, 24 Nov 2023 - 439 - RG-49 Disfrutando la diferencia
Mucho se ha escrito y bromeado sobre lo diferentes que son los hombres de las mujeres.
Los hombres exageran lo difícil de entender que son las mujeres, y las mujeres critican a los hombres porque no las comprenden, como si cada género viniera de distinto planeta.
Las generalizaciones no suelen ser buenas ni acertadas; no todos los hombres son iguales; y tampoco las mujeres.
El que seas mujer no significa que seas totalmente diferente al hombre. Como humanos creados a la imagen de Dios, tenemos características similares, pero es cierto que el hombre y la mujer poseen dones y tendencias diferentes en muchos aspectos. Esto es lo que hace que nos complementemos, en el sabio plan de Dios.
Sería interesante contemplar algunas características del género femenino, mirando algunos textos bíblicos. Hoy miraremos la fuerza y la fragilidad de la mujer.
Dios presenta a la mujer como un ser sumamente fuerte y a la vez frágil. Estas dos características en equilibrio presentan una belleza incalculable.
Cuando la mujer quiere mostrar solo fortaleza suele acabar rota, como lo haría una piedra preciosa si se usara para cortar leña. Pero tampoco debemos pensar que somos tan frágiles que no podemos hacer esfuerzos.
La mujer de Proverbios 31 se describe como llena de fuerza y honor. En el versículo 13 leemos que “con voluntad trabaja con sus manos” y en el 17 dice que “Ciñe de fuerza sus lomos, Y esfuerza sus brazos.” En el 25 leemos que “Fuerza y honor son su vestidura;”
Las mujeres tenemos capacidad de soportar dolor. Después de la caída, dice Génesis que el hombre trabajaría la tierra con esfuerzo, y la mujer daría a luz en dolor. Las mujeres somos capaces de resistir el dolor que conlleva dar a luz a un hijo, y sin embargo, incluso cuando los estudios dicen que nuestro umbral del dolor es realmente menor que el de los hombres. Y es que más allá de la fortaleza, lo que nos ayuda a soportar ese dolor es el amor.
Las mujeres experimentamos amor intenso. Aquello que se denomina instinto materno describe la tendencia de una madre a proteger a sus hijos y consolarlos cuando estos sufren. Cuando Dios quiere mostrar a su pueblo su amor y cuidado, utiliza la imagen de una mujer. Isaías 66:13 dice “Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros.” Y en Isaías 49:15 leemos ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.”
Por naturaleza, una madre nunca se olvidaría de su hijo, y sin embargo, como seres pecadores, es posible que alguna lo haga. Pero Dios que es perfecto, nunca se olvida de los suyos.
Cuando nuestra meta es darle gloria a Dios, podemos usar la fortaleza interior que Dios nos ha dado y combinarla con la fragilidad para reflejar la gloria de nuestro creador.
Hemos sido creadas fuertes, pero con necesidad de amor y cuidado. Por eso Dios pide al esposo: “ama a tu esposa como Cristo amó a su iglesia y se entregó a sí mismo por ella.” Y en 1 Pedro 3:7 pide al hombre que la trate con honor, como a un vaso frágil. Querida hermana, no resistamos nuestra feminidad. Seamos fuertes, pero amemos y dejémonos amar. Somos capaces de mucho, pero alejadas de Cristo, nada podemos hacer. Dediquemos nuestros dones a Dios y estemos dispuestas a hacer la voluntad de Dios y no lo que nos dicte este mundo. A Él sea la gloria.Thu, 23 Nov 2023 - 438 - RG-48 Acepta el regalo de Dios
Dios te ha regalado tu feminidad. Al hacerte mujer, Dios te ha hecho con ciertas características específicas al género femenino. Estas, sumadas a las características específicas tuyas y a los dones espirituales que te da en la salvación hacen que tú seas tú, un ser diseñado para la gloria de Dios.
El peligro reside en la tentación de despreciar los dones que Dios nos ha dado ya y desear aquellos que no tenemos. Hay una expresión que dice que el pasto siempre se ve más verde al otro lado de la valla. En mi zona del mundo el dicho dice: “la gallina de mi vecina pone más huevos que la mía.”
El caso es que en lugar de contar bendiciones, miramos lo que tienen otros. De ahí viene el desánimo y la envidia, no la piedad con contentamiento de la que nos habla Pablo en la carta a Timoteo.
Meditemos hoy en los regalos básicos que Dios nos ha dado como mujer mirando un par de detalles de Proverbios 31. Hoy no miraremos la lista de características, sino que nos centraremos en dos conceptos. El versículo 1 introduce la enseñanza de la siguiente manera: “Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.” Este versículo que podemos descuidar al leer me parece clave para la enseñanza de hoy. Una mujer había dedicado su vida a enseñar a su hijo que sería rey, lo que un hombre digno de liderar al pueblo debía ser y qué tipo de mujer podría acompañarlo en su liderazgo.
Si hay un regalo que hemos recibido de Dios que no tienen los hombres es la capacidad de ser madres, y todos en esta vida hemos tenido una madre.
La madre es la primera influencia que tiene cualquier persona en este mundo. Es triste que hoy en día el don de Dios que tenemos como mujeres de ser madres se desprecia de tal forma que la voz imponente que escuchamos es que tenemos el derecho, no de ser madres, sino de matar a nuestros hijos antes de tenerlos. Este simple dato deja en evidencia la decadencia moral de nuestra sociedad. Como mujer, tienes el derecho, según esta ideología, de seducir, de tener sexo con quien quieras, y después si lo deseas, deshacerte de un ser creado a la imagen de Dios. Tú como madre serías la preciosa influencia en una vida, pero egoístamente la puedes echar a la basura para proteger tu propia comodidad. Esto es en lo que los políticos de turno están invirtiendo los fondos del pueblo y lo que muchos cristianos aceptamos como normal. Que Dios nos ayude a intervenir sabiamente y a educar a nuestros hijos a valorar la moralidad de Dios y la vida que Él da.
En segundo lugar, y en completa conexión con el regalo anterior, Dios nos ha dado el regalo de modelar la esencia de la sociedad. La Biblia muestra a la mujer como pieza clave para la unidad familiar. Y sabemos que la familia es la base de una sociedad fuerte. Es por eso que los que quieren destruir la sociedad tal como la conocemos han comenzado por atacar el diseño divino de la familia.
Como mujeres, tenemos el privilegio y la responsabilidad de defender el regalo que Dios nos ha dado. Nos ha asignado la responsabilidad de ser líderes morales y prácticas en el hogar. Esto lo vemos no solo en Proverbios 31, sino en múltiples textos de la Palabra:
La tentación es sacrificar esto para ser líderes fuera del hogar. En el momento en que nuestro trabajo fuera de casa interfiere en nuestra responsabilidad dentro del hogar, nuestro compromiso como cristianas ante Dios debe ganar. Proverbios 31:30 dice: “La mujer que teme a Jehová, esa será alabada.” No caigamos en el engaño de Satanás de medir el éxito según la alabanza del mundo. Vuelvo a recordar esta cita de 2 Corintios 11:3 “Temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.”
¿Dónde está nuestra lealtad? Vamos a aceptar el regalo de Dios, o vamos a resistirlo, mirando al otro lado de la valla, contando los huevos de la gallina de la vecina....Wed, 22 Nov 2023 - 437 - RG-47 Dios me ha hecho mujer
Si crees la Biblia, crees que Dios te ha creado. Esta verdad en sí debe producir en ti un sentimiento de valor que jamás podría producir la teoría de la evolución. Al igual que un reloj de lujo no sale de la nada, tú tienes un diseñador que ha puesto gran interés en que seas tal como eres. Eres el resultado perfecto del diseñador divino.
Sí, es cierto que tras el pecado de Adán y Eva, mostramos solo un pequeño porcentaje de nuestra capacidad original. Como toda la creación, estamos marcados por el pecado. Gemimos esperando el día de la redención eterna. Pero por la gracia de Dios podemos reflejar a nuestro Creador y Salvador si vivimos conforme a su voluntad.
Veamos qué nos enseña la Biblia sobre nosotras, creadas por Dios para Su gloria.
Génesis 1:27 dice “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”
Dios no creó la multitud de géneros que la agenda progresista despliega. Varón y hembra los creó. Esto implica una dicotomía. O eres varón, o eres hembra. Y hembra nos ha hecho, para que junto al varón reflejemos la imagen de Dios. Una sociedad en la que los hombres y las mujeres se enfrentan no puede subsistir. Tampoco puede salir adelante una sociedad en la que borramos las lineas que definen a un hombre y a una mujer. Dios hizo a la humanidad, hombre y mujer, y entonces proclamó Dios que “era bueno”. En Génesis 2:18 “dijo Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada Varona. Ish e Ishsha, varón y varona. Ese es el bonito plan de Dios para la humanidad.
Adán y Eva fueron hechos para complementarse. No fueron creados para ser exactamente iguales, ni para ser completamente opuestos. Vemos que por medio de la genética, con estos dos seres humanos complementarios pero diferentes, Dios ha creado una humanidad variada.
Ambos debían poblar y cuidar la Tierra. Dios les dió la potestad sobre el mundo animal. Y uno cuantos miles de años después, nuestro mundo ignora a Dios, y como vemos en Romanos 1, el hombre, varón y hembra, han buscado su propia gloria, y adoran la creación en lugar del Creador. Dicen los versículos 24-25: “deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.”
Pero el libro de Romanos no solo presenta la fea realidad en la que se encuentra el ser humano, sino que proclama el regalo de Dios, Cristo mismo, y la salvación eterna. Romanos 5: proclama que “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Hemos recibido la reconciliación. Podemos darle gloria en este cuerpo temporal en el que vivimos.
Como mujer, tú puedes reflejar la gloria del Dios de los cielos. No rechacemos los dones que Dios nos ha dado en nuestra feminidad, sino procuremos usarlos para su gloria.Tue, 21 Nov 2023 - 436 - RG-46 Ser mujer
Alguien ha hecho recientemente un documental llamado ¿Qué es una mujer? Durante la producción, se encontró con la inquietante realidad de que muchos jóvenes y mayores no sabían cómo contestar esta aparentemente sencilla pregunta. Y es que, en el clima en el que vivimos, mucha gente está confundida con las diferentes ideologías y no quiere decir nada políticamente incorrecto. Al final, parece que en la sociedad occidental la gente se resiste a definir todo lo que conlleva ser mujer.
Quizás tú eres de las que piensan que ser mujer es una desventaja. Puede que hayas creído el relato modernista de que la Biblia es machista y ve a la mujer como inferior al hombre. Puede que pienses que como mujer tienes muchas limitaciones, muchas responsabilidades y pocos privilegios. Quisiera que a través de textos bíblicos puedas ver durante esta pequeña serie que Dios te valora y quiere que veas tú el valor que tienes en Cristo. La voluntad de Dios para ti como mujer es buena, es agradable y es perfecta.
Por otro lado, es posible que tu mentalidad en cuanto a lo que una mujer es, esté más definido a través de las lentes progresistas, que piensan que los hombres son unos tiranos y que cualquier mujer es siempre mejor que cualquier hombre. El nuevo feminismo rebaja constantemente al hombre por el mero hecho de ser hombre, y defiende a la mujer por el mero hecho de ser mujer. Es una reacción a pasadas injusticias sufridas por muchas mujeres, pero como es la tentación de toda reacción, ha ido hasta tal extremo de tratar a los hombres tan injustamente como se ha tratado a las mujeres en otras épocas de la historia.
Nuestra sociedad no está buscando la voluntad de Dios, y como cristianas, podemos caer en el error de aceptar la ideología del mundo alrededor. Pablo dijo en 2 Corintios 11:3 “Temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.”
¿Cómo podemos encontrar un equilibrio en este tema para que Dios sea glorificado en nuestras vidas y nuestros sentidos no se aparten de la sincera fidelidad a Cristo?
Cómo siempre, la verdad se encuentra en el plan de Dios revelado en las Escrituras. Pablo, al hablar con los corintios les dijo: “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. (2 Corintios 4:5-6.)
Como Pablo, no pretendo dar mi propia opinión sobre el tema. Las opiniones personales sobre cualquier tema suelen ser diversas, pero debemos recordar que cuando estamos buscando la voluntad de Dios, nuestra opinión no es lo importante. No es lo que tú opinas sobre el tema, ni lo que dice la mayoría. Lo que finalmente tiene todo el peso de la verdad es lo que Dios ha declarado en Su Palabra. Queremos que la luz de Dios resplandezca en nuestros corazones. Queremos ser iluminadas del conocimiento de la gloria de Dios en Cristo Jesús.
Con esa meta en mente, te invito a indagar en la Biblia, pidiéndole a Dios que moldee tu pensamiento para traerle gloria, y para poder enseñar a las más jóvenes a ver el mundo como Dios lo ve.
Toma un momento para pedirle a Dios en oración que borre de tu mente cualquier predisposición que no sea de Dios y que te muestre la liberadora verdad de lo que Él tiene para ti como mujer en esta Tierra.
Que el Señor te bendiga.Mon, 20 Nov 2023 - 435 - RG-45 Reto de oración
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.”
Jeremías 33:3
¿Oras cada día, pero sientes que tu vida de oración no es todo lo que podría ser? Lo cierto es que nuestra sociedad corre y no dejamos tiempo para la meditación verdadera, y la oración íntima.
Las oraciones cortas sin cesar son buenas, pero no tienen el mismo efecto en nuestras vidas de un tiempo íntimo con Dios. El Señor nos reta a clamar a Él, a pasar tiempo intencionado con él en la intimidad de la oración.
El profeta Jeremías tenía la difícil labor de proclamar el castigo que el pueblo de Israel iba a sufrir por su rebeldía. Habían dejado a Dios, la fuente viva, y habían cavado cisternas rotas que ni siquiera podían guardar el agua. Habías cambiado los manjares de Dios por las migajas de los pueblos de alrededor. Se habían rebelado contra el alfarero que los había hecho y este tendría que hacerlos una bola de barro para poder formarlos a Su voluntad. Jeremías dio el mensaje, y en lugar de arrepentimiento del pueblo, lo que recibió fue encarcelamiento.
En el capítulo 32 Jeremías ora a Dios, una oración preciosa que te invito a leer. Jeremías había obedecido a Dios y acababa de comprar un trozo de tierra cuando todo parecía perdido para el pueblo de Israel. Y ahora alababa a Dios en fe y proclamaba: “¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti;” (32:17)
Dios contestó, porque Él siempre contesta. Y le reafirmó que igual que enviaría el castigo por la desobediencia, traería restauración al pueblo cuando se arrepintieran. En Mesías traería salvación a su pueblo. Dios cumpliría su promesa, de eso no había duda.
En Jeremías 33:14 dice Dios: “He aquí vienen días, dice Jehová, en que yo confirmaré la buena palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra. En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se le llamará: Jehová, justicia nuestra.” El Señor tenía un plan perfecto, y Jeremías podía descansar en esto.
Cuando sientas que todo está perdido. Cuando creas que no hay esperanza, para y contempla a Dios.
Clama a Él, porque todavía tiene cosas grandes y ocultas que mostrarte. No desestimes el poder de la oración en una vida y el efecto que puede tener en un pueblo entero.
Te invito a tomar tiempo para leer diferentes oraciones en la Biblia. Examinemos nuestra rutina de oración a la luz de la Palabra y pidamos a Dios que nos enseñe a orar diariamente.
¿Hay algo difícil para Dios? Obedece su Palabra y clama a Él.Fri, 17 Nov 2023 - 434 - RG-44 ¿Por qué oramos?
Mateo 6: 9-13: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.”
Al llegar a la conclusión del estudio de la oración modelo, quisiera contemplar el contenido y el motivo de la oración.
¿Por qué orar?
Hemos visto por qué cosas podemos orar, pero debemos analizar también el motivo por el que venimos a Dios en oración.
Primeramente repaasemos ¿Por qué cosas podemos orar? Hemos visto que por cualquier cosa, por el avance del reino de Dios, por nuestras necesidades espirituales y por las de los demás, por nuestras necesidades físicas y por las de otros, o por protección del mal y del maligno.
No siempre vamos a incluir cada uno de los apartados de esta oración, sino más bien Jesús nos presenta los diferentes tipos de oración con que podemos venir al Padre.
Tenemos en los evangelios múltiples oraciones de Jesús, y muchas veces eran cortas y específicas. Tenemos también constancia de que Jesús habitualmente se apartaba a orar, y así debemos nosotros también tener momentos dedicados a la oración. Estos momentos son importantes cuando tenemos necesidades que presentar a Dios y cuando no las tenemos también.
Ahora puede que te preguntes el motivo de orar en cualquier situación.
¿Por qué debemos orar?
Porque dice Jesús en Juan 15: “separados de mí, nada podéis hacer”.
En primer lugar, al venir a Dios en oración estamos reconociendo la persona de Dios como nuestra autoridad divina. Cuando oramos, estamos evidenciando que nosotros no tenemos el control, pero Dios sí. Mostramos nuestra dependencia de Dios y voluntariamente nos sometemos a su autoridad, aceptando su voluntad en nuestra vida.
En segundo lugar, la oración glorifica a nuestro Padre celestial. Dios ha diseñado el método de la oración para que nos comuniquemos con él. No pide que le traigamos ofrendas, que cumplamos con ritos o que le ofrezcamos sacrificios. Como leemos en 1 Samuel 15, el Señor se complace más bien en nuestra obediencia. Proverbios 15 8 añade: “El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová; Mas la oración de los rectos es su gozo.”
En tercer lugar, oramos porque así vemos más claramente cómo obra Dios en nuestra vida. Cuando expresamos nuestras necesidades, es más probable que reconozcamos la bendición de la oración contestada. Me encanta ese momento en que veo claramente que Dios ha oído y contestado mi oración. Sabemos que siempre nos oye, pero al recibir contestación sentimos un vínculo especial con nuestro Padre.
Así que, ¿Por qué oramos? Oramos porque por medio de la oración vivimos en sumisión a Dios, en adoración a nuestro Padre, y conscientes de Dios y su obra en nuestras vidas. La oración es un privilegio porque por gracia tenemos acceso directo al Padre.
“Padre nuestro, vengo a ti porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.”Thu, 16 Nov 2023 - 433 - RG-43 Protégenos
“Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.”
Una de las bendiciones de la oración es que podemos pedir la protección individualizada de Dios. Esto es un privilegio que tenemos los hijos de Dios.
Esta petición de protección tiene dos caras.
Por un lado, podemos pedir a Dios que no entremos en tentación. Todos vivimos rodeados de maldad. La Biblia presenta claramente que este mundo que Él creó perfecto está maldecido por el pecado. Hay quien rápidamente echa la culpa a Satanás, o a Adán y a Eva, pero cuidado, porque cada uno de nosotros nos hemos rebelado contra Dios y necesitamos el perdón por nuestros propios pecados, y protección de nuestra propia necedad.
Es cierto que como dice Efesios 6:14: “no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
Pero es mi experiencia que en muchas ocasiones no necesitamos a nadie que nos tiente, sino que como dice Santiago, “cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. ” (1:14)
Así que debemos orar y velar, para que no entremos en tentación de pecado.
Pero la oración modelo presenta una segunda parte, la otra cara de la moneda. Esto es que Dios me libre de todo mal. A ninguno nos gusta pasar por situaciones difíciles. Cuando contemplo la historia de Job, siempre le pido a Dios que por favor me proteja de la tentación y del maligno. Según la oración que Jesús compartió, es una petición legítima.
Que nos libre de las malas influencias, y si hemos de enfrentar la tentación, que nos libre del mal y del maligno.
Pablo presenta esta protección completa en 1 Corintios 10:13 “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” No importa que nosotros no podamos resistir la tentación solos, porque Él está con nosotros, y si tenemos a Cristo de nuestro lado, somos más que vencedoras (Romanos 8:37). No perdamos de vista las salidas que Dios nos ofrece. Si estamos cogidos de la mano de nuestro Salvador, Él nos librará del mal.
”Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,” dice Hebreos, “sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.”
Jesús, siendo 100% hombre, experimentó como todo ser humano la tentación y el sufrimiento. Más siendo 100% Dios pudo resistir sin pecar.
Asidos de Cristo , podemos afirmar con el salmista: “El SEÑOR te guardará de todo mal; él guardará tu vida. El SEÑOR guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.” (Salmo 121:7-8)Wed, 15 Nov 2023 - 432 - RG-42 Perdónanos
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
El perdón es una parte preciosa de la oración. Nuestra primera oración al Padre es la oración de arrepentimiento del pecador que viene a Dios a través de la obra de Cristo en la cruz. 1 Juan 1: 9 nos promete que “si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
Todo aquel que viene a Dios arrepentido recibe perdón de pecados. Y cada uno de nosotros que hemos venido a Dios debemos mantener nuestra relación con el Señor al día, porque no podemos ir al Padre confiadamente si tenemos pecados no confesados. Isaías 59:2 dice “vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios” y en Salmo 66:8 dice el salmista: “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad,
El Señor no me habría escuchado; Mas ciertamente me escuchó Dios; Atendió a la voz de mi súplica.”
El arrepentimiento y el perdón deberían estar presentes en nuestras vidas contínuamente.
No tenemos excusa para dejar que nuestro pecado nos separe de Dios, porque Cristo ya pagó por el pecado. Mantengamos abierta la línea directa al Padre.
Muchas veces estos pecados que nos distancian están relacionados con nuestra falta de perdón a los que nos rodean. El Señor dice “perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos las deudas a nuestros deudores.” Es importante que al ir a Dios en oración no tengamos deudas de perdón. Santiago 5:16 dice “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.”
¿Está siendo eficaz tu oración? Quizás necesites saldar cuentas. Recuerda: El arrepentimiento y el perdón deben formar parte de tu día a día. No acumules deudas.
Jesús dijo a sus discípulos en Lucas 17: “Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale.”
Esto refleja esa práctica del perdón continuo. No es nada fácil, y vemos en este pasaje que “Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.” Estos no son dos textos separados, y es que necesitamos confiar en Dios para poder perdonar ofensas. Si no, podemos sentir que si perdonamos cada vez que nos piden perdón, puede que se aprovechen de nuestro perdón. Pero si confiamos en que Dios está protegiéndonos, podemos perdonar como él nos perdona.
Mantén tu cuenta al día, pide perdón y perdona, y disfruta de una relación contínua con el Señor.Tue, 14 Nov 2023 - 431 - RG-41 Danos el pan hoy
“Vosotros, pues, orareis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.”
Hoy estaremos viendo la frase que describe la mayor parte de las oraciones: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.” Cuando alguien te pide que ores por ellos, suele ser para que Dios les ayude con algo. Solemos ir al Señor a pedir que supla nuestras necesidades.
Lo cierto es que a Dios le agrada que sus hijos vayan a él cuando tienen necesidad. El Señor Jesús dice en Lucas 11:9: “yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” Esto es una bendición de la que podemos disfrutar los hijos de Dios.
Quisiera diseccionar la frase para ver lo que el Señor Jesús nos está enseñando aquí. Como hemos visto anteriormente, esta frase no es exhaustiva, y abarca mucho más que la simple petición del pan para el día en el que estamos. En esta frase tenemos representadas todas nuestras necesidades.
En primer lugar aprendemos que debemos orar por nuestro pan para el día, aquello que necesitamos nosotros para el sostenimiento diario. La mayoría de nosotras vivimos en un mundo en el que no solo tenemos lo que necesitamos hoy, sino que tenemos nuestras necesidades cubiertas a largo plazo. Eso lo deberíamos ver como un lujo, una bendición de Dios.
Es en los momentos en que no tenemos para comprar lo que necesitamos hoy que nos damos cuenta de lo mucho que Dios nos ha dado.
Y el versículo 31 de Mateo 6 dice: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?” Porque Dios que cuida de las flores del campo y de los pajarillos, también cuidará de nosotros.
Pero lo cierto es que eso nos suele parecer poco. 1 Timoteo 6:8 nos exhorta a: “que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.”
El texto de la oración dice “el pan de hoy, dámelo hoy.” Si hoy tenemos suficiente para hoy, debemos agradecer a Dios por haber provisto, y no preocuparnos por lo que comeremos mañana.
Por eso debemos venir a Dios agradecidos, y con confianza, presentarle nuestras peticiones, sabiendo que el Señor “sabe de qué cosas tenemos necesidad.” (Mateo 6:8).
Continúa el texto diciendo: “buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.”
Ahora bien, quisiera lanzar una advertencia para aquellos que puedan pensar que como Dios ha prometido proveer para sus hijos, no deberíamos preocuparnos por proveer para ti y los tuyos mañana y al siguiente día. Algunos justifican la falta de organización porque al fin y al cabo, Dios nos dará cada día lo que vayamos necesitando. Esto no es fe, sino falta de discernimiento.
Antiguamente se cobraba por día de trabajo, pero aún así, Dios enseñó a apartar de esto la décima parte en agradecimiento a Dios y el resto, utilizarlo sabiamente, considerando la idea de guardar para cualquier necesidad inesperada o para ayudar a otros.
Hoy en día cobramos mensualmente. Con más motivo debemos organizar el dinero que Dios nos da por medio de nuestro trabajo para poder dar a Dios, para suplir las necesidades diarias de todo el mes y no ser una carga a nadie. Proverbios 31 alaba a la mujer que no tenía que preocuparse porque estaba preparada para cualquier eventualidad.
En conclusión, Dios quiere que confiemos en Él para suplir nuestras necesidades, pero también desea que seamos mayordomos responsables de lo que Él nos da, para que podamos ser generosos unos con otros.
Gracias a Dios por la oportunidad de trabajar, y por su provisión diaria en cualquier...Mon, 13 Nov 2023 - 430 - RG-40 Hágase tu voluntad
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre, venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Hoy nos centratmos en la frase hágase tu voluntad, para completar la primera parte de la oración modelo que Jesús compartió con sus discípulos cuando estos le pidieron que les enseñara a orar.
Hasta ahora hemos visto que en primer lugar, cuando oramos, nos estamos expresando ante el único y sabio Dios, el cual mora en los cielos. Si por fe en Cristo hemos sido adoptadas hijas de Dios, tenemos el privilegio de acercarnos al Dios santo, y debemos venir ante el trono con humildad y confianza, sabiendo que Él nos oye.
En segundo lugar, si vamos a Él en oración, debemos desear que su nombre sea santificado, y por lo tanto, debemos nosotras santificar su nombre a través de no solo nuestra alabanza personal, exaltando sus atributos, sino también a través de nuestro andar diario. Como Dios pide de sus hijos, “sed santos, como yo soy santo” (1 Pedro 1:16: Levítico 19-20).
En tercer lugar, hemos visto que todo aquel que se acerca a Dios en oración debe anhelar el reino de Dios, promoviendo la extensión de su reino espiritual ahora y esperando activamente su futuro reino definitivo aún por venir.
Como nos instruye el Señor en Mateo 6, debemos buscar primeramente el reino de Dios, y Él se encargará de suplir todo lo demás.
En cuarto lugar veremos hoy que el deseo de nuestro corazón al acercarnos a Dios en oración debe ser que Su voluntad sea hecha.
Es fácil usar la oración como un recurso para que Dios cumpla nuestros deseos, como si de un genio se tratara. Esta es una idea errónea de la oración. Más bien, debemos pensar en la oración como la manera en la que nos conectamos con Dios, para que nuestros pensamientos y deseos se alineen con los de Dios. Al concluir nuestro tiempo de oración con Dios, deberíamos salir renovados, sintiéndonos más cerca a Él, y deseando su voluntad.
1 Juan 5:14 nos alienta con estas palabras: “esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.” Y sabemos, por Romanos 12:2, que Su voluntad es buena, agradable y perfecta.
Hay ocasiones en las que su voluntad no parece la opción más fácil; aún cuando queremos hacer la voluntad de Dios nos es difícil encontrar la fuerza para llevarla a cabo. En esos instantes debemos ir a nuestro Padre celestial clamando, no mi voluntad, sino la tuya, Señor.
Jesús mismo nos dejó ejemplo cuando vino al Padre en oración pidiendo que la voluntad del Padre fuera hecha. En Lucas 22:41-44 leemos el pasaje estremecedor que narra la oración de Jesús la noche antes de su crucifixión:
“ y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.”
Esta oración fue difícil para nuestro Señor. Jesús había venido para cumplir la voluntad del Padre, que Él sufriera la muerte de cruz para redimirnos. Pero ¿quién quisiera pasar tal sufrimiento? Jesús oró, no para convencer a Dios para que cambiara el plan, sino para que Dios le diera la fuerza necesaria para hacer su voluntad. Y Dios le envió un ángel para fortalecerlo.
Nota la intensidad con la que Cristo oraba; hasta el punto de que su sudor era como gotas de sangre. Y recuerda, no era para que Dios diera su brazo a torcer, sino para aceptar y cumplir Su voluntad. Así como en los cielos la voluntad del Padre prevalece, Jesús nos pide que oremos para que Su voluntad sea hecha aquí el la tierra, en nuestras vidas ahora.
Cuando ores, pide que tu voluntad sea hacer Su voluntad. Ruega que te de fuerzas para vivir Su plan en tu vida, y podrás decir con Cristo y con el salmista:...Fri, 10 Nov 2023 - 429 - RG-39 Venga tu reino
“Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea tu nombre, venga tu reino.”
Maranata: ven Señor. El libro de Apocalipsis concluye con estas palabras: “Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.”
Tenemos en la Biblia la promesa de que Cristo volverá para establecer su reino. En Isaías leemos acerca del futuro reino de Mesías y los salmos nos presentan al rey de gloria. Vemos también en 2 Timoteo 4:1 que “el Señor Jesucristo, … juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino.” Y en Daniel 2:44 leemos que "el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido".
Sin duda, los hijos de Dios debemos orar con el deseo de que este día llegue, cuando el Rey de reyes establezca su reino. Pero la oración de Jesús “Venga tu reino” significa más que una promesa para el futuro. Como hijas de Dios, debemos desear que el reino espiritual de Dios avance aquí, en la tierra, ahora.
Jesús inició su ministerio con estas palabras: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mateo 4:17)
Mesías había llegado a la Tierra, y todo aquel que arrepentido confiara en Él, podría entrar a formar parte de su reino.
En el sermón del monte el Señor Jesús enseñó sobre el reino de los cielos, un reino espiritual al cual pertenecemos por la gracia de Dios. Como leemos en Colosenses 1:13-14 Dios “nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.” Si nos hemos arrepentido y hemos sido salvos por Cristo, hemos entrado al reino del Amado aquí en la Tierra.
En Mateo 3, antes de que Jesús comenzara su ministerio encontramos a Juan el Bautista predicando sobre el reino:
”En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas.” Juan hablaba del texto en Isaías 40:3: Preparad el camino, enderezad sus sendas.” Nosotros hoy día podemos con nuestra oración y con nuestra vida preparar el camino para que el evangelio llegue a los corazones de aquellos que aún no son parte del reino de Dios. Y así “venga tu reino” llega a ser el deseo de su reino aquí y ahora sea extendido hasta ese día futuro en que Cristo establezca su reino definitivo.
Bendice al Señor con el rey David en 1 Crónicas 29:11:
“Tuyos son, oh SEÑOR, la grandeza, el poder, la gloria, el esplendor y la majestad; porque tuyas son todas las cosas que están en los cielos y en la tierra. Tuyo es el reino, oh SEÑOR, y tú te enalteces como cabeza sobre todo.”Thu, 09 Nov 2023 - 428 - RG-38 Santificado sea tu Nombre
Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea tu Nombre.
Esta parte de la oración del Padre Nuestro parece que sea un deseo de que el nombre de Dios sea santificado, pero en realidad esta frase va mucho más allá. Jesús, para enseñar a sus discípulos cómo orar, comienza con esta frase… Santificado sea tu Nombre. ¿Cómo es santificado el Nombre de Dios?
El verbo santificar significa “hacer Santo.” Si la Palabra de Dios nos enseña que Dios es Santo, ¿Podríamos acaso nosotras hacerlo más Santo? La respuesta es que no.
Dios no necesita ser más Santo, porque Él es El Santo Dios. Y sin duda, nosotros no podríamos darle a Dios más santidad.
¿Qué es lo Jesús está enseñando sobre la oración con esta frase?
Vemos en otras oraciones de Jesús, que cuando él hablaba con Su Padre exaltaba su Nombre.
En Mateo 11:25 “Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,...”
Y en Juan 12:28 dice: “Padre, glorifica Tu nombre.” Entonces vino una voz del cielo diciendo: “lo he glorificado, y de nuevo lo glorificaré.”
De igual modo que Jesús exaltaba el nombre de Dios, nosotros santificamos el nombre de Dios proclamando su santidad y reflejandola en obediencia a la dirección del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Jesús expresaba su gratitud al Padre en su oración. En Juan 11:41 dice “Padre, te doy gracias porque me has oído. Yo sabía que siempre me oyes;”
Nosotros hacemos bien en dar gracias a Dios en nuestra oración, pero debemos también proclamar el carácter Santo de Dios, alabandole por todos sus atributos.
Ana oró en 1 Samuel 2:2 “No hay santo como Jehová; Porque no hay ninguno fuera de ti,
Y no hay refugio como el Dios nuestro.” En esta oración, Ana estaba santificando el nombre de Dios, proclamando por fe su santidad y mano protectora.
Y dice también en el versículo 3 hablando de la Omnisciencia de Dios: “Porque el Dios de todo saber es Jehová, Y a él toca el pesar las acciones.”
Los ángeles serafines en Isaías 6 también proclamaban unos a otros, Y en Apocalipsis 4:8 los oiremos decir: «Santo, santo, santo es el Señor Todopoderoso; el que era y que es y que ha de venir, … toda la tierra está llena de su gloria»”
Vemos que a través de la Biblia, los hijos de Dios han santificado su Nombre, proclamando su Santidad. ¿Y tú? ¿Proclamas tú el carácter santo y sabio de Dios en tu oración? Jesús te invita a hacer esto como parte de tu conversación diaria con Dios. Verás que al reflexionar en todo lo que Dios es, santificarás a Dios no solo en palabra, sino con tu andar diario.
Si no estás segura de cómo comenzar, mira en los Salmos, donde tenemos múltiples ejemplos de oraciones que exaltan el carácter de Dios. Dejo algunos textos en las notas de este devocional para comenzar tu búsqueda. Te invito a santificar Su nombre mientras vivas.
Dios es Santo: Salmo 30: 4
Dios es eterno: ” Salmo 102:12, o el 135:13
Dios es Omnipotente: Salmo 89:8
Dios es Omnisciente (todo lo sabe): Salmo 139:1-6
Dios es amor: Salmo 59:17
Salmo 72:18-19: “Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, El único que hace maravillas. Bendito su nombre glorioso para siempre, Y toda la tierra sea llena de su gloria.
Amén y Amén.”Wed, 08 Nov 2023 - 427 - RG-37 Padre Nuestro
Lucas 11:1 “Estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.”
El Señor Jesús oraba. Dado que Jesús es Dios, puede que te preguntes por qué tenía la necesidad de orar. Después de todo, podía convertir el agua en vino, multiplicar panes y peces o sanar a quien Él quisiera.
Esto nos lleva a entender que la oración es mucho más que una manera de pedir ayuda para aquello que no podemos hacer solos.
La oración es la manera de comunicarnos con el Padre.
Ese día Jesús les dió una oración modelo, el Padre Nuestro. Pero como ya hemos visto, no es una oración para repetir, sino un modelo para indicar los diferentes temas posibles para la oración, como estaremos estudiando."
“Padre nuestro que estás en los cielos”, dijo Cristo.
La oración de Jesús iba dirigida al Padre, y quien va dirigida la nuestra también. Puede parecerte una tontería que enfatice esto, pero es importante que entendamos que la oración que la Biblia enseña va específicamente dirigida al Único Dios Verdadero. Creemos que la Biblia presenta al Dios Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas pero una esencia, Dios. En el Padre nuestro vemos que la oración va dirigida al Padre; el cual mora en los cielos.
La Biblia enseña que pedimos al Padre en el nombre del Hijo, Cristo (Juan 14:13) También vemos que el Espíritu mismo nos enseña qué hemos de pedir como conviene (Romanos 8:26). En la oración del cristiano, la Trinidad está presente y activamente incluída.
Pero muchos comparan la oración con la meditación, como si estas fueran equivalentes. La meditación de la que muchos hablan hoy en día no cuenta como una oración. Tampoco vale decir un deseo en voz alta, pensando que las buenas vibraciones obrarán un milagro. Si alguien está orando a otra cosa, a otro dios, o meramente verbalizando buenos deseos en voz alta, eso no es la oración bíblica.
“La oración eficaz del justo puede mucho” dice Santiago 5:16, dándonos como ejemplo la oración de Elías. Nos dice que Elías, siervo de Dios, con las mismas luchas que tú o yo podamos enfrentar, idió a Dios que controlara el tiempo, y Dios lo hizo. El profeta oró, y recibió contestación conforme al perfecto plan de Dios. Esto es una muestra del poder de la oración que tú y yo podemos experimentar hoy.
El justo es todo aquel que ha sido justificado por la obra de Cristo en la cruz. Cuando venimos a Dios por fe, en humildad, confiando en nuestro mediador, Jesucristo, sabemos que nuestra oración es oída por el Padre. Esa oración sincera e íntima de un corazón confiado es una oración con poder.
¿Conoces al Padre? ¿Puedes decir con Cristo “Padre nuestro”? Si no, arrodíllate donde estés, y acércate al trono de la gracia. Confiesa tus pecados y proclama tu fe en Cristo, el Salvador. Él es el que nos hace justos, por su gracia.
Si ya has hecho esto, acércate al trono de la gracia confiadamente, y habla con nuestro Padre celestial cuando quieras, desde donde estés, porque él está cercano a los que le invocan de veras.Tue, 07 Nov 2023 - 426 - RG-36 Enséñanos a orar
“Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. (Lucas 11:1)
El Señor les enseñó a orar. Jesús primeramente les advirtió de errores comunes de la oración, y después les dio lo que solemos llamar la oración modelo.
Durante las próximas reflexiones miraremos la enseñanza de Jesús sobre la oración en el Padre Nuestro. Pero hoy miraremos un par de peligros de los que el Señor Jesús les advirtió sobre la oración.
En el Salmo 145:18 leemos que “Cercano está Jehová a todos los que le invocan. A todos los que le invocan de veras.”
¿Qué quiere decir el salmista con la frase “los que le invocan de veras? El Señor Jesús les enseñó dos ejemplos de oración que Dios no escucha.
Vemos en Mateo 6: 7 Jesús les dijo: “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.(Mateo 6:7)”
Son muchos los que hasta hoy día repiten diariamente la oración modelo que el Señor profirió ese día, casi de manera automática, como si se tratara de recitar un poema. Pero lo cierto es que en ningún sitio en la Biblia vemos que los apóstoles repitieran esta o cualquier otra oración como si de un canto mágico se tratara.
Más bien encontramos que a través de la historia, los cristianos han venido ante Dios para abrir sus corazones de manera espontánea, para hablar con Dios desde lo más íntimo de su ser. Y Dios fielmente ha estado atento a las oraciones que vienen de un corazón sincero. Y sabemos que Él nos oye.
Además de advertirles de no venir a Dios con fórmulas aprendidas, Jesús les habló del error de orar para impresionar a otros.
En Mateo 6:5 les dice ”cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa”.
Dios quiere un corazón sincero y una relación íntima con el que le busca. El versículo 6 de Mateo 6 dice: “Mas tú, cuando ores entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” (Mateo 6:6)
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, dice Hebreos 4:16 para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Dios desea que vayamos a él en confianza, sinceramente, y en humildad. Así es la oración que Dios escucha.Mon, 06 Nov 2023 - 425 - RG-35 La ansiedad
Para concluir nuestro estudio del fruto del Espíritu, quisiera que viéramos cómo la ansiedad nos roba la paz que el Espíritu quiere producir en nosotros.
Cristo ha hecho posible la paz para el ser humano. Efesios 2:13 y 14 nos dice que “ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz”. La paz interior se hace posible por la obra redentora de Cristo en la cruz. El arrepentimiento personal y la fe resulta en el perdón de pecados y una paz que sobrepasa todo entendimiento humano.
Entonces, ¿por qué nos sentimos ansiosas, con dudas o con temor? ¿Puede que sea porque miramos a nuestro alrededor en lugar de mirar a Cristo?Al igual que sucede con la duda y el temor, la solución ante la ansiedad es mirar a Cristo.
Hebreos 12:2-3 nos muestra cómo correr la carrera de la fe: “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe,” Y nos dice “Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.”
Si no queremos desmayar, consideremos a Cristo.
Filipenses 4:6 nos dice: “Por nada estéis afanosos,”
Puede que pienses, “es fácil decir esto, pero tú no conoces mi situación.”
Te recuerdo que Pablo estaba encarcelado en Roma cuando escribió esta carta, y no por ser un malhechor, sino por predicar el evangelio.
Pablo continúa dando la solución para la ansiedad. Nos dice que en lugar de afanarnos, vayamos a Dios en oración: “sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” ¿Tienes ansiedad? Para, ora y alaba.
¿Y cuál es el resultado de esto? Continúa diciendo: “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
La paz de Dios es capaz de transformar nuestros pensamientos, si no insistimos en llevar nosotros nuestras cargas. 1 Pedro 5:7 nos dice cómo desprendernos del peso que no nos permite correr, “echando toda nuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de nosotros.”
¿Tienes en tu vida circunstancias que te crean ansiedad? ¿Te preguntas cómo llegarás a fin de mes? Lucas 12- dice: “No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?
En Lucas 12:29 dice Jesús: “Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.
Antes bien “buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.“ Busca a Dios primeramente, trabaja fielmente, y vé cómo Dios provee.
Quizás tienes una situación en tu vida que consideras imposible de cambiar. A esto dice Jesús en Lucas: “¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? ¿Es tu problema imposible para ti? Déjalo en manos de Dios.
Puede que tu problema venga porque tienes personas que te roban la paz? Deja de pelear en tus propias fuerzas; lleva tus batallas al Señor y pídele que lleve Él tus cargas. Te sorprenderá cómo trae paz a tu alma y tiene cuidado de ti. Proverbios 16:7 dice que “Cuando los caminos del hombre son agradables a Dios, Aun a sus enemigos hace estar en paz con él.”
¿Por qué no lo pruebas? Dale a Dios tu situación. Deja a sus pies todo lo que te afana, y comienza a disfrutar el regalo de paz que Él ya te ha dado.Fri, 03 Nov 2023 - 424 - RG-34 El temor
“No temas” Esta frase aparece suficientes veces en las Escrituras para mostrarnos que el temor es típico del ser humano. En situaciones desconocidas, o ante grandes retos es fácil sentir temor y perder la paz.
La llamada de Dios a sus siervos a través de la historia siempre ha causado gran temor. Mas Dios les habló diciendo: No temas. A Gedeón, (Jueces 6:23) A Abram, (Génesis) a María (Lucas 1:30) y a José. La misión a la que Dios mandó a muchos de sus siervos era intimidante. Muchos son los que han sufrido defendiendo la Palabra de Dios. Y muchos han temido. Lo sabemos porque en las Escrituras leemos de algunos. A Josué Dios le encomendó la dirección del pueblo diciendo: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” (Josué 1:9 )
A Jeremías lo anima Dios diciendo: “Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y háblales todo cuanto te mande; no temas delante de ellos.”
A Pablo en Hechos 18:9 le dijo el Señor: “No temas, sino habla y no calles.” (1:17)
En Isaías 41 Dios consuela y anima a su pueblo a pesar de sus contínuas caídas : “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Y dice “Yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo. (Isaías 41:10, 13)
Dios siempre ha sido fiel, dando la gracia necesaria para cada situación; no tenían que temer, porque Dios estaba con ellos. Y el día en que temían, en Dios confiaban, como dice el Salmo 56:3. David fue perseguido después de que Dios le prometiera que sería rey, y leemos en el Salmo 55 cómo un íntimo lo había traicionado, y David confiesa su temor diciendo: “Mi corazón está dolorido dentro de mí, Y terrores de muerte sobre mí han caído. Temor y temblor vinieron sobre mí, Y terror me ha cubierto.” Mas vemos que no se amedrentó en tal situación, sino que proclama en el mismo Salmo: “En cuanto a mí, a Dios clamaré; Y Jehová me salvará…Él redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, Aunque contra mí haya muchos.” Y leemos en el Salmo 23: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo.”
¿Sientes que estás pasando por una situación difícil? ¿El temor te está robando la paz? No importa la situación; no importa el peligro, si Dios está con nosotros, no tenemos por qué temer. Si estamos en Su voluntad, no hay nada que nos pueda separar de su amor, nos dice Romanos 8.
En los momentos de miedo, ve a la Palabra, lee los Salmos. En el 34:4 nos dice el salmista: “Busqué a Dios, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores.”
Proclama su nombre y deja que Su presencia disipe tu miedo. Dí con el salmista, por fe “ En el día que temo, yo en tí confío.” (Salmo 56:3)Thu, 02 Nov 2023 - 423 - RG-33 La duda
El ser humano lucha con la duda. Nos cuesta tomar decisiones y tendemos a la desconfianza. Después de todo, es fácil elegir mal y no queremos que nos engañen. Pero creo que estaremos de acuerdo en que la duda nos suele robar la paz. En la definición de duda encontramos dos aspectos, la vacilación entre opciones y la incertidumbre ante un enunciado.
Sobre el primer aspecto, veamos lo que Elías dijo al pueblo en 1 Reyes 18: 21: “¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.” Claudicar entre dos pensamientos es la idea de vacilar ante dos opciones. El pueblo debería haberlo tenido muy claro. Debían elegir entre Yahveh, el verdadero Dios, o Baal, un dios falso. Y nos dice la Biblia que el pueblo se quedó callado…. no podían decidirse a seguir a Dios. En Josué 24:15 Josué reta al pueblo de Dios a elegir, mas él no dudó. “Escogeos hoy a quién sirváis…dijo; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.” Cuando el pueblo no escogió a Dios sin titubear, estaba practicando la duda. Y vemos en el pueblo de Dios que la duda lo alejó de la paz al mismo tiempo que de Dios. Santiago 1:6 dice que “el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.”
El Señor dice en Deuteronomio 30:19 “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;”
Dios en este día aún nos da a elegir entre la vida y la muerte. No dudes en escoger a Cristo; Él es la vida. No vaciles sin decir palabra. Escoge sabiamente para que vivas una vida de paz en comunión con Dios.
El otro aspecto de la duda es una incertidumbre o podríamos llamarlo incredulidad ante un enunciado. Muchos filósofos han sugerido que la duda es sana, y que todos deberíamos dudar de todo hasta ser convencidos de la verdad. Pero lo cierto es que la duda es un ladrón de la paz. Dios nos ha dejado Su Palabra para que conozcamos la verdad, y Jesús dice en Juan 8:32: “conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Jesús es La verdad, y su Palabra es verdad. En los Salmos tenemos constancia de que los estatutos del Señor son verdad, todos justos.
Sus promesas son verdad, y su salvación es segura.
Muchos son los que dudan de su salvación, pensando que quizá el arrepentimiento y la fe no son suficientes para tener la seguridad de la salvación. Nuestra salvación estaría en peligro si dependiera de nosotros, mas la salvación del cristiano depende de Cristo. Cuando el ladrón en la cruz confesó a Cristo como El Salvador, Jesús le aseguró que disfrutaría vida eterna. “Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” Lucas 23:43 De cierto te digo, son palabras que disipan la duda y reafirman la certeza del pacto de Dios. Deuteronomio 7:9 “Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones.”
No dudes, porque al dudar, no estarás disfrutando la paz que trae el escoger a Dios, y confiar en Su Palabra. Cuando te venga la tentación de dudar, cita las escrituras. Di con el padre del muchacho de Marcos 9:24 “Creo; ayuda mi incredulidad.”Wed, 01 Nov 2023 - 422 - RG-32 Shalom
La vida en el Espíritu produce en el cristiano una paz que sobrepasa todo entendimiento. Cuando el fruto del Espíritu está brotando en nuestro interior, el mal tiempo desde el exterior no puede destruir la paz que Cristo da. Shalom, la palabra hebrea “paz” describe un bienestar interno, un equilibrio perfecto. Los judíos se solían saludar así en los tiempos bíblicos, y todavía hoy día lo hacen. Al comienzo de las epístolas siempre encontramos deseos de paz para los que recibirían la carta. Y es que no hay mejor deseo que podamos tener para otro que Shalom, la paz completa en el Salvador. Como el gozo, la paz interior es el resultado de una vida llena del Espíritu. ¿Deseas experimentar la paz en tu vida? Para ello debes buscar a aquel que es Paz y la produce en cada uno de sus hijos.
La Biblia presenta a Dios como el Dios de paz. En Jueces 6:24 Nos cuenta que “edificó Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-salom; es decir, el Dios de paz.”
Isaías 9:6, a su vez, presenta al Salvador, Jesucristo como el Príncipe de paz:
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”
Pablo, en las cartas a los Romanos, Corintios, Filipenses y Tesalonicenses nos presenta al Señor de Paz, el cual ha vencido sobre el pecado, y está con nosotros siempre. Este Señor de paz, dice Romanos 16:20 aplastará la cabeza de Satanás en breve, cumpliendo su promesa de paz eterna para cada cual que ha puesto su confianza en Él. Esta Paz será completada al fin de los días, cuando Satanás sea destruido para siempre, pero ahora podemos experimentar esta paz si vivimos conectados al Dios de Paz.
En 2 Tesalonicenses 3:16 leemos la bendición del apóstol a la conclusión de su carta: “Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda circunstancia. El Señor sea con todos vosotros.” Pablo deseó esto para los de Tesalónica, y nosotros podemos beneficiarnos de esta paz a través de su Hijo Jesucristo, el Príncipe de Paz.
Pero no podemos olvidar Gálatas 5:17: Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí.” El pecado en cualquier forma nos robará la paz que Dios tiene para nosotros. Si hay pecado no confesado en nuestras vidas, debemos arrepentirnos para obtener el perdón de Dios y disfrutar del fruto de paz.
Pero incluso cuando no estamos viviendo en los pecados de la carne mencionados en Gálatas 5, cuando estamos intentando vivir según la ley de Dios, guardando sus mandamientos, podemos sentir que nos falta la paz.
¿A qué puede deberse? Cuando nuestra fe flaquea, podemos experimentar duda, temor o ansiedad. Estos nos robarán también la paz. Miraremos a cada uno de estos detalladamente para ver lo que la Biblia nos ofrece para combatirlos. Y por la gracia de Dios, podemos disfrutar de su Paz en esta vida, hasta que su paz sea completada el día del Señor.
Hebreos 13:20-12
“ Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”Tue, 31 Oct 2023 - 421 - RG-31 Alaba a Dios por Dios
A primera vista estas palabras pueden sonar un tanto extrañas. ¿Qué quiero decir con esto? Hemos hablado de alabar a Dios dándole gracias por lo que ha hecho, está haciendo y hará en nuestra vida. Pero mas allá de esta gratitud verbalizada por aquello que recibimos de Dios, debemos dar gracias por Dios mismo, por lo que Él es.
La Biblia está llena de alabanza a Dios. Los Salmos de alabanza o de acción de gracias nos son ejemplo de cómo podemos reconocer y proclamar con nuestra boca las características de Dios que lo hacen Dios sobre todas las cosas.
Salmo 71:8 Sea llena mi boca de tu alabanza, De tu gloria todo el día.
A continuación quiero compartir una lista de alabanzas en la Biblia que exaltan a Dios con diferentes nombres que describen cómo es Dios, y en los próximos episodios nos enfocaremos en diversas características de Dios para alabarlo específicamente por cada una de ellas.
Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Salmo 103:1
Veamos cómo se describe a Dios en la Biblia:
Salmo 18:2
Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
Dios es mi roca, mi castillo, mi libertador, mi fortaleza, mi escudo, mi fuerza, mi refugio.
(2 Samuel 22:2 “Y dijo: El SEÑOR es mi roca, mi baluarte y mi libertador;”)
Por eso Romanos 8 puede afirmar, “si Dios es por nosotros, ¿Quién contra nosotros?
Isaías 64:8 “Mas ahora, oh SEÑOR, tú eres nuestro Padre, nosotros el barro, y tú nuestro alfarero; obra de tus manos somos todos nosotros.
Él es nuestro hacedor, el alfarero, nuestro Padre y creador.
Salmo 23:1 “El SEÑOR es mi pastor, nada me faltará.”
Y dice el mismo Jesús en Juan 10:11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas.
En Juan 8:12: Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
En Juan 6:35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
Él es nuestro Pastor, Él es la luz que nos guía; Él es el pan de vida; el es el Pan y el Agua que nos sustenta.
Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.
Juan 10:9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
Juan 15:1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
Dios es la vid y el labrador.
Apocalipsis 1:8
Yo soy el Alfa y la Omega --dice el Señor Dios-- el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
Dios es principio y fin, el Todopoderoso Dios. (1:17)
Dios es todo esto y más. Cuando leas la Palabra de Dios, marca todos los nombres que se utilizan para referirse a Dios y para a pensar qué te enseña sobre el carácter de Dios.
“Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre.” (Salmo 103:1)
Sea llena mi boca de tu alabanza, de tu gloria todo el día. (Salmo 71:8)Mon, 30 Oct 2023 - 420 - RG-30 Gratitud y alabanza hacia el prójimo
Hemos estado viendo cómo desarrollar una rutina de gratitud y alabanza personal hacia Dios. Ahora podemos dar un paso más para que esta gratitud y alabanza se extienda hacia aquellos que tenemos a nuestro alrededor.
Del mismo modo que es fácil fijarse en lo desagradable e ignorar todo lo bueno que tenemos para agradecer, solemos dar por hecho las características positivas de los que nos rodean y sacar a la luz aquellas que nos molestan.
Este mal hábito de notar aquello que no nos agrada lo transmitimos a las personas de nuestro entorno. Soy profesora de profesión y he trabajado como editora, y ambos trabajos requieren que note los fallos para poder corregirlos, y creo que este “don” de encontrar fallos me lleva a notar con facilidad aquello que alguien puede mejorar en lugar de lo que ya está bien. Y así suele pasar, que lo correcto pasa desapercibido y sólo se nota aquello que no ha ido tan bien, ¿verdad? Esto lo vemos especialmente con los de casa, donde solemos notar y verbalizar todas las cosas que deben mejorar y no notamos los esfuerzos y los logros. Si eres esposa, pregúntate: ¿Cuándo fué la última vez que le diste las gracias a tu esposo por trabajar ese día, o sacar la basura, o recoger la mesa, o lo que sea que haga? Seguro que puedes encontrar algo por lo que alabarlo. Quizás estés pensado: “pero eso no lo hace por mí”; o “yo también lo hago”, o “es su obligación”. Sí, ¿y qué? ¿No te gustaría a ti que otros notaran que cumples con tus obligaciones en el trabajo, que tomas el tiempo para arreglar la casa, o que ayudas con las tareas de la escuela? Jesús dijo en Mateo 7:12 “todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos”.
Si eres madre, practica esta rutina con tus hijos. Dales las gracias cuando te ayuden con algo en casa. Diles que estás orgullosa de ellos cuando realizan su tarea de la escuela. Los psicólogos enfatizan lo bueno y eficaz que es el refuerzo positivo en la vida del niño, y nosotros como cristianos deberíamos ser los primeros en desarrollar el hábito de alabar a nuestros pequeños, verbalizando nuestra gratitud por todo lo que hacen bien. A esto puede que digas: “Si los alabo los voy a malcriar” o “se van a volver orgullosos”. Todo lo contrario. Estarás modelando la gratitud, para que aprendan ellos a tratar a otros así.
Filipenses 2 enseña, ”Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.”
La persona que agradece poco y alaba poco da un mensaje de orgullo, como si la otra persona no hiciera nada digno de alabanza Comunica por su falta de alabanza que no valora a otros tanto como se valora a sí mismo. Cristo nos muestra cómo tratar con el prójimo de modo que se sientan valiosos en nuestra presencia, y no usados para nuestra propia gloria. Esto debe comenzar en casa y proyectarse hacia los de afuera.
Dios Padre, en Mateo 3:17, alaba a Jesucristo a oídos de los que estaban en el río Jordán ese día: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” Y en Lucas 10 y Mateo 11 y 13, vemos a Jesús alabando al Padre. En la misma Trinidad vemos esta práctica. Y 1 Tesalonicenses 5:11 nos exhorta a hacer lo mismo: “animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.”
“Así como lo hacéis”, los anima Pablo. Cuando lo están haciendo bien, verbalicemos nuestro agrado, y cuando se necesite reprensión, hagámoslo de manera que se sientan amados y valorados, animando y edificándonos unos a otros, para la gloria de Dios.Fri, 27 Oct 2023 - 419 - RG-29 La práctica de la alabanza personal
Prometí que veríamos la práctica de la gratitud y la práctica de la alabanza. ¿Cómo podemos practicar la alabanza en nuestro día a día?
La alabanza es la verbalización de la gratitud. El salmista dice en Salmo 28:7 “El SEÑOR es mi fortaleza y mi escudo; en él esperó mi corazón, y fui ayudado; por tanto se gozó mi corazón, y con mi canción le alabaré.”
La alabanza comienza con la gratitud de corazón. Primeramente el salmista reconoce que Dios es fuerte y protector y que en su necesidad Dios le ayudó. Esto produjo gozo en su corazón, y alabó al Señor con canción.
Si vamos a practicar la alabanza, en primer lugar debemos reconocer las bendiciones de Dios en nuestra vida. Esto es lo que estamos ejercitando cuando practicamos la gratitud. Podemos decir que la alabanza comienza con la gratitud de espíritu. Al hablar con Dios de todas las cosas buenas que vemos a nuestro alrededor, estamos alabando a Dios, ya sea con o sin canción.
Algunos piensan que la alabanza tiene lugar cuando nos reunimos en la iglesia a cantar. Sin duda, debemos alabar a Dios en la congregación, pero la alabanza comienza el domingo por la noche, y debe continuar el lunes por la mañana y hasta el siguiente domingo. Dad gracias en todo, orad sin cesar, y estaréis siempre gozosos, ¿recuerdas? Si seguimos esta rutina, el gozo del Señor se mostrará constantemente en nuestras vidas.
El libro de los salmos está repleto de alabanza. El salmista, incluso en los salmos de plegaria, cuando echa toda su ansiedad sobre el Señor, siempre acaba dando gracias a Dios por Dios. Esta es la alabanza de corazón por fe. ¿A qué me refiero?
Volvamos al salmo 28. David comienza clamando a Dios, rogándole que por favor no lo deje, o desfallecerá como los que descienden al sepulcro. David reconoce su condición y su necesidad. Continúa hablando con Dios de lo dura que es su situación, rogándole que lo libere de aquellos impíos que desean su mal. Y a mitad del salmo reafirma que el Señor sin duda actuará. Por fe, el resto del salmo David se dedica a alabar a Dios por Dios. Hablaré más de esta práctica en otra ocasión, pero en resumen, David enumera incomparables características de Dios. “Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos” ¿Cómo sabía David que Dios lo había oído? Porque Dios siempre oye. Jeremías 29:12 “me invocaréis, y vendréis a mí, y yo os oiré”; Y David continúa alabando a Dios en su oración: Dios es mi fortaleza. mi escudo, la fortaleza de su pueblo, el refugio salvador de su ungido. ¿Ves cómo David alaba aquello que conoce de Dios? Y cuando acaba el salmo con petición, todavía lo alaba, porque al venir a Dios en oración reconoce que sólo Dios puede hacer lo que le está pidiendo: “Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; Y pastoréales y susténtales para siempre.” Vemos que David alaba a Dios, reconociéndolo como su Salvador y su Pastor, el que puede bendecirlo y sustentarlo para siempre.
¿Quieres ver el gozo de Dios en tu vida? Practica la alabanza personal. Reconoce a Dios en tu vida y dale gracias por lo que Él es. Exprésale tu gratitud por lo que ha hecho, y por lo que está haciendo ya, y por fe, dale gracias por aquello que le estás pidiendo. Reconoce al Señor en tu vida, porque esa es la mejor alabanza.Thu, 26 Oct 2023 - 418 - RG-28 Calabaceras en tu vida
Una madre cuyo hijo acababa de tener un accidente de motocicleta muy grave me decía tras una difícil operación y mientras su hijo estaba en cuidados intensivos que estaba muy agradecida a Dios por todo lo que estaba haciendo en su familia. No importaba que su hijo estuviera con los órganos internos dañados, que su esposo enfermo estaba postrado en cama mientras ella iba de un lado para otro atendiendo a su familia. Su gratitud genuina en medio de la prueba me tocó, porque ese mismo día, cuando mi batidora parecía fallarme, mi gozo había desfallecido. Y pensé...mi calabacera… .
Si conoces la historia de Jonás, puede que hayas notado que el profeta no era un hombre muy agradecido, al menos en el periodo que nos revela el libro. Lo que vemos a primera vista es su crítica y juicio hacia los ninivitas a los que Dios le había enviado a evangelizar. Jonás había intentado incluso huir para no tener que tratar con ellos. Puede que recuerdes que después de que Dios le tuviera que devolver a la costa por medio del gran pez, Jonás, arrepentido, reconoció la bondad de Dios hacia él y obedeció. Mas después de predicar, se fué a observar el juicio de Dios que él esperaba sobre la gente de Nínive. Nos dice el texto que se preparó un pequeño refugio con las plantas que encontró alrededor, y se echó a reposar. Y Dios hizo que brotara una calabacera que le daba sombra durante el día. Jonás se alegró, pero cuando al día siguiente Dios le quitó la calabacera, este se enojó de tal modo que Dios le tuvo que llamar la atención. No pudo decir como Job: el Señor dió, el Señor quitó, bendito el nombre del Señor.” Job 1:21
He de confesar que a veces yo soy como Jonás. Pongo mi gozo en uno de los regalos de Dios, y cuando esta cosa me falla, mi corazón desfallece. Al meditar en mi vida y mi rutina de gratitud, me doy cuenta de la falta de agradecimiento en mi vida. Si eres como yo, disfrutas de los regalos que Dios te da, pero no das gracias por ello de forma específica, y solo los notas si estos te fallan. Es como si diéramos por hecho lo que Dios nos regala cada día.
¿Qué pasaría si diéramos fin a este hábito de notar lo negativo en nuestra vida y comenzáramos a anotar todo lo bueno del día?
Esto es lo que pide Filipenses 4:8: “todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
Si te examinas unos días, y ves que lo que es bueno, digno de alabanza pasa desapercibido en tu vida y piensas más en todo lo que es injusto e irritante, quizás debas desarrollar una rutina de gratitud. Podemos comenzar por dar gracias detalladamente por las bondades de Dios, intentando ver todo lo que Dios nos ha dado e intentando no pensar en todo aquello que nos pueda irritar.
Cuando hagas esto, puede que descubras que como Jonás, tienes más quejas que agradecimientos. Puede que encuentres que tienes más de una calabacera en tu vida, la cual ni plantaste tú ni la trabajaste, pero te beneficias de ella, y no has dado gracias. Y cuando alguien te toca tu calabacera, lo que brota de tu interior es enojo en lugar de agradecimiento.
Pídele a Dios que te muestre tus calabaceras, y una por una, comienza a dar gracias por todo lo que Dios te da. Y cuando estas cosas te fallen, no olvides dar gracias porque te ha permitido disfrutarlas en Su voluntad. En todo dad gracias.Wed, 25 Oct 2023 - 417 - RG-27 La práctica de la gratitud
Como he comentado anteriormente, observo que el gozo y la paz parecen ser dependientes del resto del fruto del Espíritu, como si se trataran de frutos que brotan cuando el amor, la bondad, la mansedumbre o la templanza están en flor en nuestra vida. Y es que todo el fruto del Espíritu crece de forma simultánea.
Comenté en el episodio anterior que Dios, a través de la historia ha llenado a individuos de gozo, pero veremos también que Dios llena a cada uno de todo lo necesario para realizar la tarea que tiene para nosotros.
Ahora quisiera que meditáramos en aquellas prácticas diarias que sirven dos propósitos muy importantes. En primer lugar, nos ayudarán a que el gozo que el Señor nos da se manifieste en nuestras vidas, y en segundo lugar, nos ayudarán también a que el gozo que nos es dado se multiplique.
Estas prácticas son la gratitud y la alabanza. Meditemos hoy sobre la gratitud.
En 1 Tesalonicenses 5 nos exhorta Pablo no solo a estar gozosos, sino que continúa diciendo, “orad sin cesar, dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
Pablo presenta tres imperativos: estar gozosos, orad, y dad gracias. Si le das la vuelta a estos tres imperativos, comenzarás dando gracias. Esto te llevará a hablar con Dios, expresando tu gratitud en forma de alabanza, y al hacer esto, descubrirás cómo el gozo del Señor crece en tu vida. Da gracias en todo, ora sin cesar, y estarás siempre gozosa.
En medio de lo cotidiano, si miramos nuestra estancia aquí en la Tierra de la manera en que Dios la ha previsto, podemos ver miles de cosas por las que estar agradecidas.
¿Respiras? Da gracias. ¿Puedes ver u oler o escuchar la bella creación de Dios? Da gracias por los sentidos. Algunos no los tienen todos, mas todos tenemos alguno. Gracias a Dios por lo que podemos disfrutar.
¿Quieres saber cuál es la voluntad de Dios para tu vida? 1 Tesalonicenses 5 dice “Da gracias en todo''. Empieza por dar gracias a Dios en todo. Cuando comiences a notar todas las cosas por las que puedes dar gracias en lugar de las cosas que podrían ser distintas, comenzarás el hábito de darle gracias a Dios en oración, por lo que te vas a encontrar orando sin cesar, en cualquier momento del día, conforme vives tu día a día. Y entonces tú misma te sorprenderás del gozo que estarás experimentando, así, como el que no quiere la cosa.
Y otros lo verán, y verán el gozo del Señor manifestado en ti y alabarán al Señor. Te invito al reto de la gratitud. Dejemos que el Señor nos llene de gozo y practiquemos la gratitud, para que este abunde en nosotras.Tue, 24 Oct 2023 - 416 - RG-26 El gozo del Señor
El gozo del Señor
“Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” 1 Tesalonicenses 5: 16-18
En algún momento del día, en algún día de tu semana o en algunos días del mes, puede que sientas que es difícil tener gozo. No necesariamente porque las circunstancias en sí sean malas. La verdad es que de manera milagrosa, en las circunstancias difíciles, Dios hace brotar un gozo inexplicable, quizá porque nos damos cuenta, más que nunca, de nuestra dependencia de Dios. Cuando vemos cómo Dios obra en nuestra vida, podemos sonreír, de dentro para fuera, porque Dios nos llena de regocijo.
Y cuando no vemos a Dios obrar, no es que no esté obrando, es simplemente que no somos capaces de verlo, o que estamos mirando en la dirección errónea.
Cuando miramos horizontalmente, a lo que tenemos alrededor, es fácil desanimarse. Después de todo, somos personas caídas en un mundo caído. Mas Dios quiere llenarnos de su gozo. Vemos en las Escrituras que cuando el pueblo de Dios perdía el gozo, eran fortalecidos en el gozo del Señor cuando iban a la ley de Dios.
En Nehemías leemos de uno de estos instantes. Una vez edificado el muro de la ciudad, Nehemías juntó a los dirigentes y al pueblo, y pidió al profeta Esdras que leyera la ley de Dios. El pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley, quizás por todo lo que habían perdido debido a su rebeldía, quizás por todo lo que les quedaba por hacer para que Jerusalem volviera a su antigua gloria, mas Nehemías le dice al pueblo que dejen de lamentarse y empiecen a regocijarse. Dice el versículo 10 del capítulo 8: “no os entristezcáis, porque en el gozo del Señor está vuestra fortaleza.” Y continúa hasta el versículo 12 contándonos que “ todo el pueblo se fue a comer y a beber, ..., y a gozar de grande alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado.” Entonces Esdras, confesando el pecado del pueblo, hizo un repaso de todo lo que Dios había hecho por ellos.
Eclesiastés 3:13 dice que “es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.” Dios es el que nos llena de gozo y nos da la capacidad de disfrutar de todos los regalos de Dios.
Nosotras, como el pueblo de Dios, podemos olvidar las bondades de Dios y perder el gozo, pero como vemos en Crónicas, Esdras, y los Salmos entre otros que Dios personalmente los llenaba de gozo, (Esdras 6:22) así quiere llenarnos a nosotras hoy del gozo del Señor, en el cual podemos encontrar nuestra fortaleza cada día.
Cristiana, cuando no sientas gozo en tu vida, ve a su Palabra, confiesa tus pecados y presta atención a todo lo que Dios ha hecho y está haciendo en tu vida, y el Señor mismo te llenará de gozo, como lo ha hecho con su pueblo a través de la historia.
“En tu presencia hay plenitud de gozo; (dice el salmista) “Delicias a tu diestra para siempre.” (Salmo 16:11)Mon, 23 Oct 2023 - 415 - Adversarios de la templanza
El adversario de la templanza
En cuarto lugar vemos el contraste entre las borracheras, orgías y cosas semejantes, que se oponen a la templanza que presenta la Biblia.
¿Y qué está a la raiz de estos adversarios de la templanza? ¿Y si te dijera que el adversario de la templanza es en realidad el control?
A primera vista parece que no tenga sentido. Hemos definido la templanza como dominio propio, o también llamado autocontrol. ¿Cómo puede ser el control el enemigo del autocontrol? Después de todo, las borracheras, orgías y cosas semejantes son resultado del descontrol. ¿Verdad?
Pues es más bien una cuestión de quién tiene el control de tu vida a cada instante.
Desde el principio de la humanidad el ser humano desea tener control sobre todas las cosas. Por este motivo, nos resistimos a dejar que sea Dios el que tome las riendas de nuestra vida.
Cuando uno se entrega a Cristo, le entrega su voluntad propia, sus opiniones, sus deseos, sus sueños, sus planes. Sabemos que en manos de Dios estamos a salvo, y sin embargo luchamos contra la idea de dejar que Él controle nuestra vida. Aquí es donde comienza el problema; cuando decidimos tomar el control.
Unas más y unas menos, todas tendemos a ser controladoras. Queremos controlar lo que pasa en nuestras vidas y lo que pasa en las vidas de nuestros prójimos. Si somos algo organizadas, controlamos nuestra dieta, nuestro horario, la forma de hacer las cosas, e incluso la forma en que los demás deben hacerlas. Tomamos la responsabilidad de llevarlo todo y llegamos a querer controlar a nuestros maridos, a nuestros hijos, y a cualquiera que se sitúe en nuestra esfera de influencia. Pero eso no es el dominio propio del que habla la Biblia.
Porque la realidad es que no fuimos creados para controlarlo todo. Y por eso, hay tanta frustración en esta sociedad de controladores ambulantes. En Eclesiastés 8:8, el hombre más sabio de la historia nos dice que “No hay hombre que tenga potestad para refrenar el viento con el viento, ni potestad sobre el día de la muerte.” No podemos controlarlo todo. No somos capaces de controlar el universo y ni siquiera nuestra propia vida, pero Dios sí.
Sin Dios, tarde o temprano dejamos de controlar y llegamos a los excesos. Fácilmente pasamos de estar en control a ser controlados por cualquier cosa. Podemos experimentar exceso de control, causando trastornos emocionales y mentales, excesos en el tiempo de ocio, causando problemas de adicción a actividades lúdicas (lícitas o ilícitas) o al sedentarismo; sufrimos exceso de consumo de alimentos no saludables, que nos llevan a la glotonería y el malestar físico; o el exceso a sustancias tóxicas como el alcohol u otras drogas, que llevan a la destrucción. Hay una gran variedad de excesos. Cada uno de estos son ejemplos de una vida donde el Espíritu Santo no tiene el control.
Efesios 5:18 nos ofrece las dos opciones posibles: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu.
En la primera situación, el vino, o ahí puedes poner cualquier exceso con el que batallas, está controlando algún aspecto de tu vida, y por lo tanto, no puedes vivir una vida plena en Cristo. Mas tienes una segunda opción, ser llena del Espíritu. Cuando tu vida está llena del fruto que da el Espíritu, podrás descansar, confiando en que Él tiene el control de tu vida, y estarás libre para vivir una vida de dominio propio, en el Espíritu.Fri, 20 Oct 2023 - 414 - RG-24 Adversarios del bien hacer
Adversarios del bien hacer
Entre la fruta variada del Espíritu encontramos cuatro que están conectadas entre sí por el propósito que estas cumplen. La paciencia, la benignidad, la bondad y la mansedumbre son elementos necesarios a la hora de vivir nuestra fe con los que nos rodean.
Santiago, en su epístola, reta a los oyentes diciendo, “Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.” Podemos tener mucha fe, pero la forma en que esta fe se manifiesta, dice Santiago, es en tu manera de vivirla con otros. Pablo, en Efesios 2:10 dice que hemos sido “creados en Cristo Jesús para buenas obras.” Y Pedro en su primera carta lo dice así en el 2:15 “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos”.
Cuando conocemos a Cristo como nuestro Salvador, no nos lleva al cielo de inmediato. Nos deja aquí con el propósito de mostrar esta fe salvadora, para que quizás otros quieran también ir a Cristo para salvación. Es por esto que no nos podemos cansar de hacer el bien. Y Gálatas 6:19 nos anima diciendo: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”
Las obras de la carne impiden que hagamos este bien que queremos y debemos hacer. Pablo describe esta lucha en Romanos 7:19 “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.” Mas continua diciendo que gracias al Señor Jesucristo podemos vivir en el Espíritu, donde no hay condenación. Leemos en el 8:1 “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”
¿Cuáles son estas obras de la carne que quieren destrozar el fruto del Espíritu? Pablo menciona enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, envidias y homicidios. Al leer esta lista, podemos observar una escalera, y a medida en que los sentimientos de odio aumentan, las consecuencias llegan a ser mayores. Los celos, las iras, las envidias llevan a enemistades, disensiones, pleitos y contiendas, y en una situación desenfrenada, estos pueden llegar a provocar incluso delitos de homicidio. Como contraste vemos la paciencia, la benignidad, la bondad, la mansedumbre. Esos dos grupos, nos dice Pablo, se oponen entre sí. El deseo de hacer el bien, la capacidad de esperar y muchas veces aguantar, soportando oprobio, la respuesta suave de la mansedumbre, nos dice la Biblia apacigua queel espíritu airado. (Prov. 15:1)
Cuando Jesús pidió amar al prójimo como a nosotros mismos, estaba pidiendo la humildad de Cristo descrita en Filipenses 2. Podríamos resumir la lucha entre estas obras de la carne y el fruto del Espíritu como una lucha entre el orgullo y la humildad. El orgullo nos llevará a defender siempre nuestra propia opinión, a pelear por que nuestra voluntad sea hecha, mientras que la humildad nos llevará a estimar al prójimo, y desear hacer el bien, porque esta es la voluntad de Dios.
Reconociendo que el orgullo es nuestro por la naturaleza pecaminosa, y que la paciencia, la benignidad, la bondad y la mansedumbre son regalos de Dios para nosotros, Romanos 12:21 nos deja un buen reto para hacer morir la carne y vivir poniendo en práctica el fruto del Espíritu:
“No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.”Thu, 19 Oct 2023 - 413 - RG-23 Los adversarios de la verdadera fe
Adversarios de la verdadera fe
Hoy veremos cómo la idolatría y la hechicería se oponen a la fe. Si dudas a qué fe me refiero, te invito a buscar el episodio sobre la fe entre los dones del Espíritu.
La fe nos lleva a confiar plenamente, por lo que quiero insistir en la importancia de que nuestra fe esté en la persona correcta. Dios se ha mostrado fiel desde el principio, por lo cual, cuando pide que pongamos nuestra fe en Él, podemos hacerlo confiadamente.
En Hebreos 12 somos llamados a correr la carrera de la fe, “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.” Él diseñó la fe, y él es el que perfecciona esta fe en nosotros.
Pero si la fe no está puesta en Jesús el Mesías, será una fe vana. En 1 Corintios 15:14 Pablo, alertando sobre aquellos que no creían en la resurrección para vida eterna, dijo que si Cristo no hubiera resucitado, vana sería entonces nuestra fe. La fe solo es válida si aquello en lo que creemos es fiel y verdadero. Y sabemos que fiel es el que nos ha llamado a la salvación, el cual también nos santifica y nos guarda, según leemos en 1 Tesalonicenses 5.
Cuando Dios dio 10 mandamientos a su pueblo, el primero de ellos fue que debían adorar solo a Dios. Dice Deuteronomio 20:3-4 “No tendrás dioses ajenos delante de mí.” Dice además “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, … “
Dios claramente prohibió que se honraran imágenes, y sin embargo, a lo largo de la historia, personas que dicen tener fe en Dios se postran y veneran imágenes, e incluso, en vez de hablar con Dios, dirigen sus plegarias a estos ídolos que roban la honra a Dios mismo. Esto es lo que prohibe el primer mandamiento.
Sé que muchos justifican el rezar a imágenes de santos y vírgenes con el argumento de que estos están más cerca a Dios, y sus oraciones llegan al Padre. Démonos cuenta, sin embargo, lo ofensivo que es pensar que Dios, el cual ha dicho que está atento a nuestras oraciones, no pueda atendernos, y por eso debamos ir a través de personas que ya están muertas, y que por muy piadosamente que vivieran, no pueden realizar la labor mediadora entre los hombres y Dios. La Bíblia deja muy claro en 1 Timoteo 2:5 que “hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. Dale a Dios toda la honra, confiando en Él, para que tu fe no sea vana.
En las obras de la carne, junto a la idolatría encontramos la hechicería, y es que son muy parecidas. El mundo de lo oculto y el más allá no es cosa del pasado. A día de hoy está teniendo mucha influencia en nuestra sociedad. Uno puede libremente consultar las cartas de tarot, visitar curanderos que ejerzan algún poder sanador, apelar a personas muertas y otras prácticas oscuras como la meditación oriental donde te invitan a vaciar tu mente. Pero Dios condena la hechicería; lo vemos a través de toda la Biblia. Volvamos al primer mandamiento; nuestra fe y lealtad debe ser para el único y sabio Dios.
Cuando intercambiamos el plan de Dios por planes humanos, estamos siendo herejes, creando otra fe que no es la fe verdadera. Es cosa seria, porque Apocalipsis 21:8 nos dice que los idólatras y los hechiceros tendrán su parte en el lago de fuego.
Mas en el fruto del Espíritu no hay condenación. Si ponemos nuestra fe en Dios, él es fiel para guardarnos hasta el fin, y su paz y su gozo llenarán nuestros corazones.Wed, 18 Oct 2023 - 412 - RG-22 Los adversarios del amor
Adversarios del amor
Entre los adversarios que se oponen al fruto del espíritu vemos en primer lugar el adulterio y la fornicación, junto con la inmundicia y la lascivia. Podemos decir que el adulterio y la fornicación son pecados que revelan esa inmundicia y lascivia que mora en el interior. El adulterio se define como relaciones, sexuales o sensuales con alguien que no es tu marido. La Biblia deja claro que su plan de matrimonio es entre un hombre y una mujer, para toda la vida. Ya sé que esto ya ha sido cuestionado y desechado por nuestra sociedad, pero no deja de ser el plan sagrado y exclusivo de Dios.
Cuando una mujer casada, porque este devocional está dirigido a mujeres, tiene deseo de tener una relación, ya sea emocional, sensual o sexual con cualquier hombre que no es su marido, Dios lo considera adulterio. Existe una relación exclusiva y especial que Dios ha diseñado para el matrimonio. Para Dios es muy importante, porque esta es la relación que Dios usa para hacernos ver la relación íntima entre Cristo y su Iglesia.
La fornicación, a diferencia del adulterio, es una relación sensual o sexual inadecuada entre dos personas que no están casadas. Es decir, estás fornicando si tienes una relación sexual, o deseos sexuales hacia alguien con quien no estás casada, aunque no tengas un compromiso matrimonial con nadie más. Una vez más, aunque esto sea algo normal en el mundo en que vives, no deja de ser rebeldía declarada en contra del plan de Dios.
La Palabra de Dios nos enseña que el pecado nace en el corazón, y podemos decir que las prácticas de la fornicación o el adulterio son el resultado de inmundicia y lascivia en el interior. La inmundicia es sinónimo de impureza o indecencia. Estas dos están claramente de moda, nos dice proverbios, los simples caen, mas los avisados lo evitan (Proverbios 22:3). Cuando permitimos inmundicia en nuestra vida, estamos abriendo el camino a la fornicación y el adulterio. La lascivia va más allá de la inmundicia; la lascivia es un deseo sexual desenfrenado. Nuestros líderes quieren alimentar la impureza y al mismo tiempo controlar la lascivia, pero es una realidad incuestionable que la impureza lleva a la lascivia, dando como resultado actos que van siempre en contra de la ley de Dios, y en algunas ocasiones en contra de las leyes establecidas. Mas los que son guiados por el Espíritu no tienen que sucumbir a las obras de la carne; recuerda, ya fueron crucificadas con Cristo.
En el plan de Dios no hay lugar para la inmundicia o la lascivia. Un Dios santo ha diseñado un plan bueno para satisfacer nuestros deseos de una manera pura.
El Cantar de los Cantares nos presenta la relación exclusiva del matrimonio, donde hay amor mutuo.
“Venga mi amado a su huerto, Y coma de su dulce fruta.” (Cantares 4:16)
“Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; (6:3)
“Yo soy de mi amado, Y conmigo tiene su contentamiento.” (7:10)
El fruto del Espíritu es amor, un amor puro que se demuestra en relaciones puras, y además trae consigo gozo y paz, como una fruta deliciosa, para disfrutar en libertad de espíritu.Tue, 17 Oct 2023 - 411 - RG-21 Y estos se oponen entre sí
Y estos se oponen entre sí
“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” Gal. 5:17
Quisiera resumir este contraste entre las obras de la carne y el fruto del Espíritu que Pablo presenta en mostrando cómo se oponen entre sí. Si puedes imaginar una tabla, pondríamos a un lado las obras de la carne, y al otro lado el fruto del Espíritu.
Tenemos una lista de obras naturales a la que la carne tiende, deseos y pasiones que, según el versículo 24, los que son de Cristo ya las han crucificado. Es decir, si tú has puesto tu fe en Cristo Jesús, tu viejo hombre, con sus deseos y pasiones, fue crucificado con él en la cruz. Leemos en Romanos 6:6-7 “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.”
Si hemos sido justificado del pecado y librados de su esclavitud, ¿cómo viviremos aún en él? pregunta el apóstol en el versículo 3.
La respuesta se sobreentiende, pero Pablo sigue explicando para que entendamos que no podemos servir a Dios en las obras de la carne.
Dice en Romanos 6:16 “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?”
Aquello que servimos es lo que nos domina. Los que practican las obras de la carne, dice en Gálatas 5:21 “no heredarán el reino de Dios” porque no son hijos de Dios.
Veamos el contraste que Pablo nos presenta entre las obras de la carne y el fruto del Espíritu. Hablamos del fruto del Espíritu como una unidad porque así lo presenta Pablo en Gálatas. Entendemos que no viene uno sin el otro, sino que si el árbol es sano, se evidenciarán todos los aspectos mencionados.Quizá ayude a pensar en el fruto del Espíritu como un racimo, con diferente fruta.
En primer lugar el adulterio, la fornicación, la injusticia y la lascivia, que se oponen al amor puro que Cristo ofrece.
En segundo lugar vemos la idolatría y la hechicería, y también podemos incluir la herejía, las cuales contrastan con la fe verdadera que salva y preserva.
En tercer lugar leemos de enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, envidias y homicidios, que destrozan relaciones, oponiéndose a la paciencia, la benignidad, la bondad y la mansedumbre necesarias para tener relaciones duraderas y edificantes.
En cuarto lugar vemos el contraste entre las borracheras, orgías y cosas semejantes, que nada tienen que ver con la templanza que presenta la Biblia.
El gozo y la paz, fruto también del Espíritu, están presentes en los diferentes grupos, y se oponen a la falsa satisfacción que las obras de la carne traen y la culpabilidad que estas dejan.
Estudiarem en los próximos episodios estos cuatro grupos, orando que nuestro espíritu anhele ese fruto que Cristo ofrece, para la gloria de Su nombre.Mon, 16 Oct 2023 - 410 - RG-20 La templanza
TEMPLANZA
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.”
Este último aspecto del fruto del Espíritu es la templanza. Curiosamente, este término solo aparece en la traducción de Reina y Valera una vez, y es en esta lista. Pero para referirse a esta misma virtud encontramos el término dominio propio o continencia entre otros.
La templanza es la moderación o el autocontrol, la antítesis a cualquier exceso. Efesios 5:18 dice: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,” Un cristiano no debería estar controlado por ninguna sustancia en ningún momento, sino que deberíamos estar controlados contínuamente por el Espíritu Santo.
Pero este autocontrol se ha de mostrar también en otros aspectos de nuestra vida. Proverbios habla del que no puede controlar su genio. Dice el 29:11” El necio da rienda suelta a toda su ira, Mas el sabio al fin la sosiega.” Esta rienda suelta es la falta de control de sus emociones. Y el 16:32 enseña: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.” Este que se enseñorea de su espíritu es el que tiene control sobre sus reacciones.
Y así encontramos a través de la Palabra enseñanza sobre esta virtud que cada cristiano debería exhibir.
2 Pedro 1:5-8 enseña que como Dios nos ha dado tanto debemos, “poniendo toda diligencia…, añadir a nuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Y dice: “si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.”
Estos son fruto del Espíritu Santo que mora en el cristiano, y entre ellos está el dominio propio. Si estos abundan en nosotros, no estaremos ociosos. El ocio es un ídolo en nuestra sociedad. Los lugares de ocio abundan, y los excesos, ya sea en bebida, comida o experiencias son señal de diversión. Es más, el mundo no sabe qué pensar de los cristianos genuinos, porque no vivimos en los mismos excesos, y eso les incomoda.
Me parece curioso y triste lo que encontramos en Hechos 24 , Pablo estaba hablándole de su fe a Félix el gobernador de Judea. Este escuchaba aténtamente, pero dice que “al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó.”
Feliz se sintió incomodado ante la llamada al dominio propio. Roma era conocida por los excesos, y pensar que un día podría ser juzgado por estos no le pareció un mensaje agradable.
Si nos llamamos cristianos, debemos mostrar al mundo la templanza, no sólo en los excesos que parecen más obvios, sino en cada aspecto de nuestra vida. Que Dios nos ayude a no abusar de la televisión, de las redes sociales, del ocio o de cualquier cosa que nos distraiga del llamado de Dios a nuestra vida. Pablo lo expresó así: ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible” (1 Corintios 9:24-25) Abstengámonos de cualquier cosa que nos impida correr la carrera de la fe, y andemos en el Espíritu. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2 Timoteo 1:7)Fri, 13 Oct 2023 - 409 - RG-19 La mansedumbre
LA MANSEDUMBRE
Si las obras de la carne son enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas y disensiones entre otras, el fruto del Espíritu que las puede eliminar es la mansedumbre. Un espíritu manso no es dado a la ira. Hay un dicho que dice “si uno no quiere, dos no se pelean” y podríamos decir que una persona mansa trae paz a una situación tensa. Proverbios destaca la bendición de un espíritu manso y lo contrasta a uno iracundo. Y nos recuerda el 15:1 que “La blanda respuesta quita la ira.
El Señor Jesús predicó en el monte diciendo “Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. (Mateo 5:5) Y dijo más tarde:
“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.” Mateo 11:29
La mansedumbre no muestra debilidad, como muchos pensarían. Sino que es fuerza y poder bajo control. Nuestro Señor Todopoderoso era manso y humilde.
En los evangelios lo vemos dando ejemplo de su enseñanza, lavando los pies de sus discípulos, y soportando el sufrimiento de la cruz sin pensar en sí mismo. Como profetizaba Isaías 53:(4-7) “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores;...herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él,... Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.”
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”, pide Pablo en Filipenses 2.
Esta mansedumbre debe brillar en nuestro trato con otros, para que la iglesia de Cristo sea edificada. Debe estar presente ya sea cuando nos reprendan, o cuando tengamos que reprender.
Santiago 1 dice que “todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.” Santiago está pidiendo mansedumbre a la hora de recibir la Palabra de Dios. Y dice: “Desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.”
Esta Palabra implantada en nuestras almas, recibida con la mansedumbre de su Espíritu, puede producir en nosotros la fe para la salvación y las buenas obras que la evidencien, enseña Santiago 3:13.
El apóstol Pablo, cuando tiene que reprender a los corintios les habla en “La mansedumbre y ternura de Cristo” (2 Corintios 10:1), queriendo él comunicar la misma actitud de Cristo, y de igual modo enseña en Gálatas 6:1 “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.”
Cuando ejercemos nuestra obligación cristiana de reprendernos y exhortarnos unos a otros, debemos echar mano de la mansedumbre de nuestro Señor, para no pecar, haciéndonos a nosotros mismos más de lo que realmente somos, pecadores justificados por mera gracia, capaces de pecar como cualquier otro, y dependientes de Dios, con deseo de darle gloria.
La mansedumbre es muy importante a la hora de tratar con otros y al compartir el evangelio. Por eso vemos en Tito y Timoteo que el siervo de Dios ha de mostrar mansedumbre. (Tito 3:2; 1 Timoteo 6:11; 2 Timoteo 2:25)
Y en 1 Pedro 3:15 leemos “Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;”
“Aprendamos de Cristo, manso y humilde de corazón; y dice nuetro Señor que hallaremos descanso para nuestras almas”Thu, 12 Oct 2023 - 408 - RG-18 La fe
LA FE
“Yo soy una persona de fe” o “Ella tiene mucha fe.” ¿Qué significan exactamente estas afirmaciones? ¿A qué concepto de fe se refieren estas situaciones? Quizás sea que cree que hay algo más allá, quizás lo llamen Dios, o quizá algún santo o vírgen a los que acuden cuando las cosas no andan como esperaban. Se habla mucho de fe, cuando en realidad, en nuestra sociedad, no hay una demostración de fe verdadera de la que Dios habla en Su Palabra.
Lo cierto es que, como hemos estado haciendo con cada aspecto del fruto del Espíritu, es importante definir el concepto del que habla la Biblia.
En el caso de la fe tenemos una definición explícita en Hebreos 11:1 “Es, pues, la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
La fe es la certeza, la convicción. No es una esperanza abstracta que desea que todo vaya bien. Es una seguridad de que algo que ahora no se ve llegará a ser porque alguien en quien podemos confiar lo ha prometido.
Estos dos aspectos, el algo y el alguien son clave a la hora de entender la fe bíblica.
En primer lugar examinemos el objeto de nuestra fe, es decir, en quién tenemos fe de que algo será.
El objeto de la fe cristiana es Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por la fe aceptamos que estos tres son una esencia, Dios. Cuando intentamos explicarlo la lógica humana se nos queda corta, mas por fe, comprendemos la deidad de Cristo, reflejada a través de las Escrituras.
1 Timoteo 3:16 nos dice: “indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.”
¿Y qué es lo que creemos? ¿Qué es aquello que esperamos?
Es por fe en Cristo que recibimos salvación. Efesios 2:8 dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;”
Por fe somos salvos y por fe vivimos la vida confiando en el Dios Fiel:
Nos dice Hebreos 11:3 que por fe entendemos la creación: “habiendo sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.”
Por la fe podemos resistir la tentación, porque vemos más allá de lo que está delante. Efesios 6:16 nos exhorta a “Tomar el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”.
Por la fe podemos obedecer a Dios. Conocemos el capítulo de la fe, Hebreos 11, donde leemos de la nube de testigos que escogieron vivir con fe en Dios, soportando dificultades y obedeciendo a Dios cuando no veían el cumplimiento de la promesa , y de igual modo podemos nosotros andar como dice Hebreos 12:1-2 despojándonos “de todo peso y del pecado que nos asedia, y correr con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”
La fe, fruto del Espíritu, es para salvación y preservación del alma hasta el día del Señor, como leemos en Hebreos 10:37-38.
“Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará.
Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma.” dice Dios.
“Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.”
Cuando el Espíritu te convenza de pecado, no retrocedas, acude a Cristo. Pon tu fe en Él, y vive por fe. Porque el que en él confía, no será avergonzado.
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Hebreos 11:6
Esperamos ese día glorioso en que alcanzaremos el galardón, Cristo mismo. Con esta certeza,...Wed, 11 Oct 2023 - 407 - RG-17 La bondad
BONDAD
La bondad es definida como una inclinación a hacer el bien, o también como un comportamiento virtuoso. En ocasiones es sinónimo de benignidad, de modo que dependiendo de la versión de la Biblia que leas, puede que se use indistintamente la palabra benignidad o la palabra bondad. Ambas palabras hablan de un deseo o inclinación hacia el bien. La Palabra de Dios dice que Dios es benigno (Salmo 135) y que Dios os bueno (Salmo 145:9) En el mismo salmo leemos que él es justo. Estos conceptos, en diferentes versiones se intercambian entre sí, y todos describen una característica de Dios, y es que Él es el bien y todo lo bueno desciende de Él. Con esta realidad en mente, y después de haber visto lo que el término benignidad conlleva en la Biblia, podemos dar un paso más y ver todo aquello que refleja bondad en la Palabra de Dios.
La bondad es el sustantivo que corresponde al adjetivo bueno. El tenemos un verbo correspondiente en castellano, por lo que usamos el verbo hacer para acompañarlo. Hacer lo bueno o bien hacer, podríamos decir.
Me viene a la mente varios textos del Nuevo Testamento: En 2 Timoteo 3:17 leemos que la Palabra de Dios nos prepara para “toda buena obra”. La oración de Hebreos 13:21 es que Dios “os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
Dios ha mostrado su bondad para con nosotros y como resultado nos hace aptos para toda buena obra. Esta es su voluntad.
Efesios 2 nos recuerda que Dios nos salvó por su bondad para que mostremos su bondad.
Dice “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”
La salvación es un acto de bondad hacia el pecador. Es el regalo de Dios, nos dice el texto. Y todo esto lo hizo, ”para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad”.
¿Has experimentado Su bondad? Entonces tienes todo lo que necesitas para extender esta bondad a otros.
2 Corintios 9:8 nos dice: “poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra.”Tue, 10 Oct 2023 - 406 - RG-16 Benignidad
BENIGNIDAD
A primera vista nos puede parecer que los próximos dos frutos del Espíritu, la benignidad y la bondad, son sinónimos o parecidos. Pero si Dios los ha enumerado separadamente es porque conviene distinguirlos y darles atención por separado.
La benignidad es una virtud que describe una disposición hacia el bien. Una vez más, vemos que Dios está interesado en transformar nuestro espíritu y no meramente añadir una serie de ritos y costumbres a nuestra vida. La obra del Espíritu Santo en una vida produce un amor sacrificial, un gozo inalterable, una paz que sobrepasa todo entendimiento, una paciencia duradera, y una benignidad genuina.
Un corazón que es benigno es un corazón que desea el bien para el prójimo. Dios es bueno, y nada de lo que permite en nuestra vida es maligno. En Jeremías 29:11 dice Dios a su pueblo que los pensamientos que tiene hacia ellos son de bien y no de mal. Romanos 8:28 nos dice que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien. Y Santiago nos tiene que recordar que toda buena dádiva desciende de lo alto, del Padre de las luces. Los regalos del Señor son buenos siempre, todos benignos.
Si hemos sido salvos, es por la benignidad del Señor. 1 Pedro 2:3 habla expresamente de haber gustado la benignidad del Señor, refiriéndose a la salvación. Y es que como vemos en Romanos 2:4 “Su benignidad nos guía al arrepentimiento”. La salvación, desde el deseo de arrepentirnos hasta el perdón de pecados proviene enteramente de Dios.
El amor de Dios es benigno, leemos en 1 Corintios 13:4. Su benigno amor hacia la humanidad es lo que le ha llevado a ofrecer un plan de salvación para los que lo habíamos rechazado. En su benignidad ha mostrado su amor, dando a su Hijo Unigénito. Y es él, a través de Su Espíritu, el que convence al pecador de su pecado, llevándolo al arrepentimiento. Es todo obra del Trino Dios, mostrando la benignidad del Señor.
La benignidad bíblica está relacionada con la misericordia y el perdón, y Dios nos pide a nosotros que tratemos con nuestro prójimo como Él ha tratado con nosotros. Efesios 4:32: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”
Vemos en Colosenses 3 que podemos y debemos mostrar benignidad porque Dios la ha mostrado hacia nosotros. Nos pide: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”
Y Dios pide benignidad, no solo para los amables y agradecidos. Salmo 135:3 dice que Dios es benigno para con los ingratos y los malos, por lo que en Lucas 6: 35 nos pide: “Amad,… , a vuestros enemigos y prestad, no esperando de ello nada”.
Una vez más, Dios nos pide algo que parece estar fuera de nuestra capacidad. Pero recuerda, lo que es imposible para nosotros, en Cristo es posible. Dios nos pide que seamos benignos, pero Él es el que nos da la benignidad por medio del Espíritu Santo. Este deseo de bien hacia aquellos que no lo merecen o no lo aprecian no proviene de nosotros, sino de Dios mismo. Deja que su fruto crezca en ti. Y si tienes falta de sabiduría, pídela a Dios, nos dice Santiago. La sabiduría de Dios es benigna (Santiago 3:17), y Dios la da abundantemente a todo aquel que pide.Mon, 09 Oct 2023 - 405 - RG-15 La paciencia
PACIENCIA
¡Señor, dame paciencia! Esta expresión, de la forma en que se suele decir, está muy lejos del deseo de Dios de producir paciencia en nuestro corazón. La paciencia se demuestra con nuestra actitud y nuestras acciones, pero debe brotar de nuestro interior. Esta es también fruto del Espíritu, un espíritu de poder, de amor, de dominio propio (nos dice 2 Timoteo 1:7)
Podemos distinguir tres facetas del mismo término paciencia. La primera conlleva la idea de saber esperar; la segunda se refiere más bien a la capacidad de hacer algo con constancia hasta obtener el resultado deseado y una tercera describe la capacidad de soportar una carga.
En primer lugar, la paciencia se manifiesta en una actitud correcta cuando vemos que todavía no se cumple algo que esperamos. La paciente espera aquí demuestra confianza en que lo prometido llegará.
El salmista en el salmo 40 dice: “Pacientemente esperé” Y leemos que Dios escuchó su oración. El 37 dice “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres …” Estos textos entre otros nos muestran una actitud correcta ante la espera.
Cuando nuestros niños eran pequeños les dí una definición que ellos pudieran entender. La paciencia es esperar SIN QUEJARSE. Este matiz de la segunda parte es importante, porque cuando esperamos quejándonos todo el tiempo, no estamos demostrando paciencia, sino impaciencia.
Proverbios 14:29 nos dice: “El que tarda en airarse es grande de entendimiento; Mas el que es impaciente de espíritu enaltece la necedad.” Qué importante es pedirle a Dios que nos ayude a no desesperarnos. Dios es fiel en cumplir sus promesas, y nos dice 2 Pedro 3:9 que Él es también paciente. “El Señor no retarda su promesa (dice Pedro), según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 10 Pero el día del Señor vendrá…” Dios espera pacientemente con el deseo de que un alma más llegue al arrepentimiento y fe en Cristo.
El segundo aspecto de la paciencia es más activo. Lo vemos ejemplificado en Hebreos 12 como una carrera. Para correr una maratón necesitamos resistencia y perseverancia. Si nos impacientamos y aceleramos, no podremos resistir hasta llegar a la meta. Dios nos da también el ejemplo del que planta y riega con la esperanza de recibir la cosecha. Dios dice en Gálatas 6 8-9 “el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.” Hay situaciones en las que nosotros no debemos simplemente sentarnos a esperar en silencio, sino que podemos y debemos dar otro paso, seguir haciendo el bien, sin desmayar, sin abandonar, hasta la venida del Señor, dice Santiago 5.
Existe un tercer aspecto de la paciencia y es el de soportar una carga pesada. Me viene a la mente la imagen de uno que levanta pesas. Dios nos dice que su carga no es pesada porque Él la lleva con nosotros. (Mateo 11:30).
Una señora anciana, cuando se le pidió que diera una palabra clave para su largo matrimonio dijo “Aguantar.” Es una pena, porque todas esperábamos palabras más positivas, y Dios ha diseñado el matrimonio para bendición nuestra y gloria suya. Pero sí que hay un aspecto de este concepto de aguantar o soportar en cada relación humana. Dios nos pide “soportaos unos a otros en amor” En 1 Corintios 13 vemos que el amor es sufrido En este texto Dios presenta el amor como paciente. El versículo 7 dice que el amor: “Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” He aquí estos tres conceptos de la paciencia. La esperanza en confianza, la firmeza en la dificultad, la persistencia en el bien hacer.
Romanos 12:12 también lo expresa así “gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;”
Dejemos que Dios produzca en nosotros su paciencia,...Fri, 06 Oct 2023 - 404 - RG-14 La paz
LA PAZ
“Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda circunstancia.” 2 Tesalonicenses 3:16
Dios se presenta en este texto como el Señor de la paz. Él es paz, posee la paz y es el que da la paz.
En Juan 14:27 leemos: “La paz os dejo, mi paz os doy;
El versículo continúa diciendo: “yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”
Da a entender que la paz que el mundo da no puede erradicar el miedo y la turbación. ¿Puede el mundo experimentar paz fuera de Dios?
¿Cómo es la paz que el mundo ofrece?
En Miqueas 3:5 Dios habla de los que “claman: Paz, cuando tienen algo que comer, y al que no les da de comer, proclaman guerra contra él”
La paz del mundo es variable y condicionada por las circunstancias. Si tengo de todo, puedo estar en paz. Si mi vecino se porta como debe, tendremos paz.
Es posible incluso tener una paz falsa. En 1 Tesalonicenses 5 leemos sobre los últimos días: “Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.”
Expresiones bien intencionadas como “no pasa nada”, “todo irá bien” anuncian paz y seguridad cuando en realidad no es ese el caso necesariamente. La paz de Dios no es así. La paz que Dios da está basada en su propio carácter. Él puede darnos la seguridad que nos permite tener paz verdadera, porque Él es poderoso para guardarnos. Podemos confiar en Él.
La paz del mundo no es necesariamente mala. Más bien es la paz que viene cuando todo funciona sobre ruedas, cuando no hay conflicto. Pero esa paz es muy muy frágil, porque incluso cuando todo a nuestro alrededor parece ir bien, lo cierto es que tenemos una tendencia a perder la paz. La paz natural del ser humano está, como todo lo creado, afectada por el pecado; es inestable, porque somos capaces de perder la paz por situaciones que ni siquiera son reales. Perdemos la paz pensando en el “Y SI”. Y si esto sale mal?, ¿Y si no llega? ¿Y si no lo puedo pagar? ¿Y si no funciona según los planes? Esos “ysis” que aún no son, nos roban la paz.
Mas Dios ofrece una paz que va más haya del entendimiento humano.
Dios dice Filipenses 4: 6-7, justo después de exhortarnos a estar gozosos:
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
La paz de Dios es una paz que quita el miedo y la turbación. Quizá podamos decir que cuando nos sentimos turbadas o sentimos temor, es una clara señal de que algo nos está robando la paz. ¿Qué podemos hacer en estas situaciones?
Dios nos dice que la paz es un fruto que produce el Espíritu Santo. Si nos sentimos así, quizás no estemos ocupándonos en Espíritu, sino en los afanes de la carne.
Si llevamos al Señor nuestras cargas, nosotras nos liberamos de ellas y él cuidará de nosotros (1 Pedro 5:7). Cuando hacemos esto, Dios a cambio nos da su paz, que guarda nuestros pensamientos y nuestros corazones. Este intercambio es precioso, y refleja lo que desde un principio Dios hace con nosotros. Él llevó nuestros trapos sucios y nos dio a cambio su manto de justicia, y sigue llevándose todo lo que nos afana para darnos a cambio paz y gratitud. No dejemos de intercambiar con Dios todo aquello que nos ata para recibir la paz y el gozo que solo Él puede dar.
Jésus animó a sus discípulos y nos sigue animando con estas realistas palabras en Juan 16:33
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero...Thu, 05 Oct 2023 - 403 - RG-13 El Gozo
EL GOZO
La segunda característica del fruto del Espíritu es el gozo. Una vez más, como hablamos sobre el amor, es importante definir el gozo correctamente. El gozo no es vivir a risas o carcajadas, ir de fiesta en fiesta, tomarse la vida a la ligera o ignorar cualquier responsabilidad.
Podriamos decir que el gozo es un sentimiento de bienestar que en realidad no tiene por qué depender de las circunstancias.
Hebreos 12:2 dice que Jesús, por el gozo puesto delante de Él pudo soportar el sufrimiento de la cruz. ¿Qué peor circunstancia que ser clavado en una cruz por el pecado de otro? ¿En qué consistía ese gozo? Cristo había venido al mundo con el propósito principal de proveer la salvación para la humanidad, y ahí en la cruz, su objetivo estaba siendo cumplido. Consumado es, exclamó, y el mayor gozo, el gozo de la salvación, se hizo posible para cada persona que confiara en el sacrificio de la cruz. Isaías 53 ya lo había proclamado cuando hablaba del Mesías diciendo: ”Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades.” La aflicción de Su alma trajo el fruto de la salvación. Su gozo se había cumplido.
Dios desea que nuestro gozo se cumpla en Él también. Filipenses 4:4 nos manda “Gozaos en el Señor.” Y en Juan 15:11 dice: “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.” ¿Qué cosas les había hablado? Les había dicho que Jesús moriría, que resucitaría y que iría al Padre, pero vendría a ellos el Espíritu Santo. Jesús advierte a sus discípulos que para experimentar el gozo completo del que él hablaba, debían permanecer en su amor, porque separados de Él, no podrían llevar fruto.
El gozo en los días buenos no tiene mérito; es natural, espontáneo. Mas el gozo que es fruto del Espíritu es el que nos permite ver más allá de las circunstancias que por sí solas no producen alegría o satisfacción. Es un gozo anclado en la Roca que es Cristo.
David canta el Salmo 28:7 en medio de la aflicción y exalta a su Roca por fe de que su ayuda vendrá, y lo expresa como si ya hubiera ocurrido porque Dios es siempre fiel para atender a nuestras súplicas: “Jehová es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fui ayudado, Por lo que se gozó mi corazón, Y con mi cántico le alabaré.”
“Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.” El Salmo 95, así como Colosenses 3:16 y 17 nos exhorta a recitar y cantar la Palabra de Dios, dando gracias a Dios en nuestros corazones.
La gratitud es una parte esencial del gozo del cristiano. Podemos estar agradecidos porque a pesar de la tristeza momentánea que podamos experimentar, nos asegura Juan 16 que “Nuestra tristeza se convertirá en gozo”. En Santiago 1:2 leemos “Tened por sumo gozo cuando os hayáis en diversas pruebas”. Esto lo podemos hacer porque confiamos en que el fruto de la aflicción es bueno, agradable y perfecto, si andamos en la voluntad de Dios. Dios es el que convierte nuestro lamento en baile, dice Salmo 31, y cambia nuestra tristeza por un gozo que el mundo nunca podría dar.
¿Has experimentado este gozo del que habla la Biblia? Te invito a buscarlo en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Porque fuera de Él no hay gozo, mas como leemos en el Salmo 16, “en su presencia hay plenitud de gozo”. ¡Gozaos en el Señor siempre! Otra vez os digo; ¡Regocijaos!Wed, 04 Oct 2023 - 402 - RG-12 El amor
EL AMOR
En el fruto del Espíritu no hay condenación, porque no hay ley contra estos.
Cuando vemos el primer aspecto del fruto del Espíritu, casi parece que esta afirmación no sea cierta. Después de todo, muchos han sufrido e incluso han muerto por amor o más bien, por desamor. La tragedia de Romeo y Julieta me viene a la mente, pero existen muchos otros ejemplos de obras e historias reales que nos muestran tragedias centradas en el tema del amor; y es que parece ser que el amor es el rey de los sentimientos, y por amor, uno sería capaz hasta de morir o matar.
Todo el mundo cree saber del amor, pero ninguno parece entenderlo. Quizás sea porque buscamos una definición del amor en el lugar equivocado. Primeramente lo buscamos en nuestro interior, esperando un fuerte sentimiento que no nos deja respirar, dormir, comer, ni pensar correctamente. Eso no es amor.
Algunos lo definen por las novelas románticas que les hacen palpitar a un ritmo desordenado o las películas que les produce un llanto incontrolado. Pero hay que decir que eso tampoco es amor.
Para definir el amor verdadero debemos ir a la fuente del amor. Dios es amor, dice el capítulo 4, versículo 8 de primera de Juan.
La única razón por la que nosotros podemos amar es porque Dios nos amó primero, y Dios nos pide que amemos al prójimo así como Él nos ha amado. Juan dice claramente:
“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.”
Dios nos ha amado (Jeremías 31:3) Y nos ha mostrado cómo amar.
(Juan 15:13) Romanos 5:8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Cantares 8:6 nos dice que fuerte como la muerte es el amor, y Dios ha mostrado su amor dando a su hijo; un amor sacrificado hacia los que no merecíamos amor. Ha mostrado un amor que a menudo no es recíproco, porque vemos a través de la historia cómo Dios ha amado sin recibir amor a cambio.
Hay sin duda situaciones en las que tememos que si amamos así, se aprovechen de nosotros. Es comprensible, porque vivimos en un mundo de pecado, pero pidamos a Dios su protección y no seamos insensatas; amemos sabiamente, y confiemos en el Señor, porque dice su Palabra que en el amor no hay temor, porque el amor echa fuera el temor, (1 Juan 4:18).
Dios es nuestro protector, y el amor que Dios ha dado es tan fuerte y eterno que nada ni nadie puede separarnos de él, nos dice Romanos 8.
El amor no es siempre bonito; a veces tendrás que reprender a alguien por amor. Proverbios 3:12 y Hebreos 12:6-7 Nos enseña que Dios, al que ama corrige y disciplina. Es posible que este concepto de amor te incomode, no nos gusta corregir ni que nos corrijan. Mas Proverbios 27 nos enseña que el verdadero amigo reprende abiertamente. Y es que el que ama busca siempre el bien del prójimo.
Así que cuando hablemos del amor, no hablemos de este a la ligera. El amor no es gratis; el amor cuesta algo a alguien. El amor no es una flecha que te alcanza en el momento menos esperado. El amor es el fruto del Espíritu Santo en un corazón arrepentido. El amor es una decisión continua de sacrificar aquello que más puedas querer por tu prójimo, aquella persona que tienes a tu lado. Y todo, para la gloria de Dios.Tue, 03 Oct 2023 - 401 - RG-11 El Espíritu es Vida
EL ESPÍRITU ES VIDA
“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.” Nos dice Romanos 8:6
Cuando intentamos vivir en el Espíritu, encontramos, como dice Pablo en Romanos 7, que luchamos con la incapacidad de hacer siempre el bien que deseamos. Nos sentimos incapaces de hacer morir las obras de la carne. Pero encontramos que por Cristo nuestro Señor tenemos libertad y poder . Romanos 8:11 nos anima con estas palabras :
“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.”
Somos vivificados por el mismo Espíritu que levantó a Cristo de la tumba. Gracias a la obra de salvación podemos ocuparnos en aquello que Dios ha preparado para nosotros. Podemos decir con el apóstol, “ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí.” Gálatas 2:20
Cuando Cristo, ya resucitado, iba a ascender al cielo, dijo a sus discípulos:
“Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.” (Juan 16:7-8)
La obra del Espíritu Santo nos convence de pecado para arrepentimiento, nos muestra la justicia de Dios para santificación, y nos consuela con la esperanza de nuestra glorificación futura.
Antes de conocer a Cristo, vivíamos para la carne, pero en Cristo recibimos el Espíritu de Dios, y como dice Romanos 8: 9, ya no estamos en la carne sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en nosotros. “Pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él.”
Sabemos que somos de Dios, si tenemos el Espíritu de Dios. ¿Y cómo sabemos que el Espíritu de Dios mora en nosotros? Dios nos dice que desde el momento de la salvación el Espíritu Santo mora en nosotros; somos templo del Espíritu Santo. Cuando vivimos en el Espíritu, somos guiados por el Espíritu, y su fruto se manifiesta en nuestra vida.
En Gálatas 5:22-23, como contraste a las obras de la carne, encontramos una lista del fruto del Espíritu.
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”
La ley condena las obras de la carne, pero no hay condenación para los que están en Cristo; no hay condenación para el fruto del Espíritu.
Por sus frutos los conoceréis, dijo Cristo. Vamos a estudiar cada una de las virtudes del fruto del Espíritu, a través de las cuales la gloria de Dios es manifestada en nuestras vidas. Oremos que su fruto sea evidente en nuestras vidas, Porque el ocuparnos del Espíritu no trae condenación, sino que produce en nosotras vida y paz, para la gloria de Dios.Mon, 02 Oct 2023 - 400 - RG-10 Las obras de la carne
Las obras de la carne
“Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.”
Romanos 8:12-14 nos recuerda que los que viven conforme a la carne van por camino de muerte mas los que hacen morir las obras de la carne, obtendrán vida.
Esto parece extraño en la sociedad en la que vivimos, donde se nos anima a buscar siempre nuestro propio bien: ¡Hazlo tu manera! ¡Sigue tu corazón! ¡Tú lo vales! ¡Tu felicidad es lo que importa! ¡Hay que vivir! ¡Tengo que mirar por mí!
¿Has escuchado alguna de estas frases? Lo que se valora es buscar nuestro propio bien, mirar por nosotros mismos y disfrutar el momento.
Mas Dios dice en Su Palabra, “Haz morir las obras de la carne y vivirás” Jesús dijo: “todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.” (Lucas 9:24) Es una paradoja. Cuando vivimos para Dios, Él mira por nuestro bien.
“Porque los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.”
Si eres una hija de Dios, las obras de la carne no tienen cabida en tu andar diario. Pablo dice en Romanos que por el Espíritu Santo, podemos hacer morir las obras de la carne”
Y en Gálatas 5:16-18 vemos cómo hacerlo: Dice “Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.” Cuando cortamos el suministro a la carne, esta se debilita y muere. Del mismo modo puede ocurrir al revés si descuidamos el Espíritu. Si tienes descuidado el Espíritu, examina tu corazón, porque, dice Dios, que el que no vive en el Espíritu no es su hijo. ¿Has nacido tú de nuevo?
Nos dice en Gálatas: “ el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.”
Pablo quiere decir, como leemos en Romanos 6, que una vez en Cristo, ya no somos esclavas del pecado. Ahora somos libres para no servir esos deseos carnales. ¿Y cuáles son las obras de la carne?
En Gálatas 5 encontramos una lista que no es exclusiva ni exhaustiva. Hay sin duda muchas otras manifestaciones de la carne, pero aquí vemos unas cuantas:
“manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia; hasta aquí puede que digas: estoy bien, no estoy metida en prácticas inmorales.
Bien, sigue Pablo: “idolatría, hechicerías” Esto es, depender de otra cosa que no sea Dios. Buscar la felicidad en otro lugar, de otro modo, a tu manera, sin Dios.
Continúa con la lista: “enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios.” Ah, homicidios no, dices, pero recuerda lo que dijo Cristo, que si insultas a tu prójimo, despreciándolo en tu corazón, ya eres culpable de homicidio. Que Dios nos ayude con nuestra relaciones y las actitudes que permitimos hacia otros.
Y Pablo concluye con “borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” Ya lo había dicho antes. Los excesos, la inmoralidad, la falta de amor por Dios y el prójimo, la falta de la presencia del Espíritu Santo en el corazón son las obras de la carne que no nos permiten tener comunión con el Padre.
Examínate ¿encuentras evidencias de las obras de la carne en tu vida? Clama a Dios, asegúrate que de verdad eres su hija. Y si tienes ya el Espíritu, no alimentes la carne. Corta el suministro. Deja que por el poder del Espíritu de Dios que mora en ti vayan muriendo las obras de la carne.Fri, 29 Sep 2023 - 399 - RG-09 La carne y el Espíritu
La carne y el Espíritu
La Biblia nos muestra, a través de las epístolas de Pablo, el contraste entre la carne y el Espíritu.
Cuando nacemos, llegamos a este mundo en carne y hueso, con un cuerpo físico que recubre durante toda nuestra existencia aquí en la Tierra un alma diseñada, como ya hemos visto, para tener comunión con Dios y con nuestro prójimo. Este cuerpo es una bendición, porque nos permite realizar actividades necesarias y agradables, pero a causa del pecado universal, también puede llegar a ser una carga cuando sentimos molestias y debilidad. El mismo cuerpo y alma que nos permite servir a Dios en buenas obras, a causa del pecado nos puede tentar a pecar contra Él y contra el prójimo. Es un conflicto que nos acompaña durante toda nuestra vida.
Lo glorioso es que, como vemos en Efesios, Dios no solamente nos creó cuerpo y alma en el principio, sino que a aquellos que clamamos a Él para salvación, nos ha adoptado en Cristo. En Él, leemos en Efesios 1:13, “también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.”
Por la obra de Cristo, en el momento de la salvación, dejamos de depender enteramente de un cuerpo y alma dañados por el pecado, y recibimos el Espíritu de la promesa, como señal de la herencia que nos espera, nos dice Efesios.
A partir de ese momento, ya no somos esclavos del pecado que reinaba en nuestros corazones. Romanos 6 nos dice que los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos muerto al pecado y resucitado a una vida nueva en Cristo. Así también vosotros, nos dice el versículo 11, “consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.”
Ahora no somos esclavos de las obras de la carne, y tenemos libertad para vivir en el Espíritu.
Seguimos teniendo el mismo cuerpo material, con sus achaques y tentaciones, pero ahora tenemos el Espíritu que resucitó a Cristo de la tumba. Este espíritu es el que nos da vida, nos recuerda Romanos 8:11.
Así que ya no vivimos para la carne, sino en el Espíritu; vivimos para agradar a Dios que nos salvó.
¿Qué significa esto para nosotros en el día a día? Leemos en Romanos 8:5-6 “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.”
La carne para poco aprovecha; lo presente es efímero, pasajero, ya sea bueno o malo; mas aquello que permanece para siempre es lo espiritual. Es por ello que Pablo dice a los Colosenses: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.” Col.3:1-4
Atendemos a este cuerpo para estar sanos y fuertes, porque con él podemos servir a Dios y al prójimo, pero no descuidamos las cosas del Espíritu,
“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.”Thu, 28 Sep 2023 - 398 - RG-08 Contrastes en la Biblia
Contrastes en la Biblia
Puede que hayas estado pensando mientras hablábamos de la luz y las tinieblas, que la Biblia trata otros contrastes que nos ayudan a discernir entre aquello que nos acerca a Dios y aquello que nos aleja de Él.
Demos un paseo por las Escrituras para contrastar algunos de estos:
En el principio, en Génesis 1 leemos que Dios hizo la luz, y separó la luz de las tinieblas. Y hemos visto ya, en diferentes textos a través de la Biblia que Dios es luz, y que el que le sigue no anda en tinieblas. No es posible vivir en la luz y en las tinieblas al mismo tiempo. En Cristo no hay tinieblas. Y porque Él es la luz del mundo, nosotros también podemos ser la luz del mundo en Él.
Veamos otros contrastes: Deuteronomio 30:15 vemos otro dos contrastes; dice “Mira, yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal;” Y en Jeremías 21:8: `He aquí, pongo delante de vosotros el camino de la vida y el camino de la muerte.” No podemos andar por la vida y la muerte; no podemos escoger al mismo tiempo el bien y el mal. Escojamos hoy la vida, escojamos el bien que Dios nos da.
Encontramos en Ezequiel, Juan, Romanos, Corintios, Gálatas el contraste entre la carne y el Espíritu. Tomaremos más tiempo para estudiar este contraste que presenta Dios en múltiple textos. Es diferente de los anteriores porque en un cuerpo humano la carne y el Espíritu han de coexistir mientras vivamos. Cuando Dios nos creó, nos creó cuerpo y alma. Nuestra alma es la que da vida a nuestro cuerpo mortal, y el cuerpo es el que sirve al alma. En el momento en que conocemos a Cristo, su Espíritu santo viene a morar en nuestro cuerpo físico también. Y durante nuestro tiempo en la tierra, Dios nos pide que miremos más bien por el bienestar del alma, viviendo en el Espíritu, y no satisfaciendo los deseos de la carne. 2 Corintios 10:3 dice que aunque andamos en la carne, no militamos según la carne.” Tenemos al Espíritu de poder en nosotros.
Del mismo modo vemos un contraste entre el viejo hombre y el nuevo hombre. Cuando conocemos a Cristo y llegamos a ser una nueva criatura, nuestro viejo hombre no desaparece por completo. Sería fantástico si lo hiciera. Pero las buenas noticias es que el viejo hombre desaparecerá, cuando en el momento de la glorificación seamos transformados. Entonces solo permanecerá lo nuevo, pues lo viejo ya habrá pasado. En esta vida debemos hacer morir la carne, despojarnos del viejo hombre, viviendo en alerta constante para vivir en el Espíritu, agradando a Dios. Mas llegará el día en que esta lucha no será más, y podremos disfrutar una eternidad de completa paz con el Salvador.
Observamos en el antiguo y el nuevo testamento el contraste entre el sabio y el necio, y se nos anima a buscar la sabiduría, porque como la luz y las tinieblas, la sabiduría echa fuera la necedad. Vemos también las cosas que son de arriba y aquellas que son de la tierra, las divinas y las diabólicas, que no provienen de Dios.
Al contrastar opuestos, podemos aprender a separar aquellas cosas que Dios odia de aquellas que lo glorifican. La muerte y la vida, la carne y el Espíritu, el viejo hombre y el nuevo hombre, las cosas de la tierra y las cosas de arriba, la necedad y la sabiduría, y seguro que puedes encontrar otras más que muestran un contraste entre lo que es del mundo y lo que es de Dios.
Escojamos hoy a Cristo, el camino de salvación; escojamos hoy la vida, y vivamos para glorificar a Dios.Wed, 27 Sep 2023 - 397 - RG-07 La unidad de la Biblia
La unidad de la Biblia
Me encanta ver en la Palabra de Dios que todo concuerda. La Biblia ha sido inspirada por Dios, por lo que teniendo múltiples escritores a través de la historia, está unida por un solo autor, Dios mismo.
Nos dice Timoteo que “Toda la Escritura es inspirada por Dios; es decir, El Espíritu Santo de Dios sopló la Palabra de manera sobrenatural. Los diferentes autores a través de los siglos han escrito siendo guiados de manera sobrenatural, de modo que el resultado es la Palabra de Dios.
2 Pedro 1:19-21 nos confirma:
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”
Este mismo Espíritu que inspiró a los autores de las Escrituras es el que nos ayuda a entenderla cuando la leemos. Por lo que la lectura de la Palabra es posible solo por el Espíritu Santo de Dios.
En Efesios 1 leemos que “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.”
Palabra ha sido dada para nuestra salvación y nuestra edificación, para alabanza de su gloria.
Dios se ha revelado al ser humano no solo en su creación, sino específicamente por su Palabra. Esto incluye la ley de Dios, los profetas, los libros que narran la historia del pueblo de Dios, los libros poéticos, los evangelios, las epístolas.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
Cuando miramos diferentes textos de la Biblia donde se habla de un tema específico, podemos aprender lo que Dios quiere que sepamos y pongamos en práctica sobre ese tema. No vamos a encontrar mensajes opuestos, sino que veremos que Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para vivir la vida según a Él le agrada, y todo, para que su nombre sea alabado.
Te invito a leer por toda la Biblia para ver a la persona de Jesucriso, para ver la voluntad de Dios revelada en las páginas de las Escrituras.
Te animo a buscar lo que la Biblia enseña sobre temas que te inquietan, porque Dios nos ha dado respuestas.
¿Por qué no compartes conmigo algún tema que quisieras estudiar, y lo miraremos juntas? Su Palabra es viva, su Palabra es eficaz, su palabra es útil y necesaria si queremos vivir en su justicia, reflejando la luz de la verdad. Que Dios te bendiga.Tue, 26 Sep 2023 - 396 - RG-06 Así alumbre vuestra luz
Así alumbre vuestra luz
En la última reflexión, puede que hayas notado que aunque en las Escrituras se nos pide que andemos en la luz, vestidos de las armas de la luz, no nos enumera la Palabra cuales son específicamente las obras de la luz.
Pero el Señor no nos deja a oscuras en cuanto este tema. Si leemos en diferentes textos, se nos deja bastante claro que aquellos que andan en luz evidencian una relación íntima con Dios y una buena relación con otros . Uno debería poder identificar a un seguidor de Cristo por sus obras, o podríamos decir, su manera de andar en esta vida, con Dios y con el prójimo.
1 Juan 1:5-7 se nos dice: “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”
Como él está en luz, si imitamos las obras de Cristo, estamos andando en la luz. Muchos han utilizado un pequeño mensaje grabado con la pregunta: ¿Qué haría Cristo? No es mala idea preguntarnos ante circunstancias difíciles, cuando no tenemos muy claro cómo actuar, ¿Qué haría Cristo en esta situación? ¿Cómo reaccionaría ante esta injusticia? ¿Qué contestaría ante tal sandez?
La Biblia no nos deja a ciegas en cuanto a lo que la vida de un cristiano debería reflejar. Debería reflejar a Cristo. Así que, aunque no hay un pasaje específico que enumere las obras de la luz, nos da una idea de cómo es la vida del que anda en la luz.
¿Cómo podemos resumir la enseñanza de la Biblia sobre la luz del cristiano? Diversos libros de la Biblia mencionan este concepto:
Juan, en el evangelio asegura que el que sigue a Cristo tendrá la luz de la vida, y en las epístolas que el que tiene comunión con Dios anda en la luz: Pablo en Romanos nos exhorta a andar en la luz, y no en tinieblas, y Mateo y Lucas comparten las palabras del mismo Señor Jesús diciendo: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (Mateo 5:14-16)
La Biblia nos habla de la luz que reflejamos de Cristo, que nos da vida, que muestra que tenemos una relación con Nuestro Creador y Salvador, e incluso que nos guía, como vemos en los salmos.
El Señor es nuestra luz y nuestra salvación, y cuando andamos en la luz, las tinieblas desaparecen, y sus obras con ellas. Y cuando esto está ocurriendo diariamente, pasa como vimos en 1 de Juan: tenemos una relación personal con nuestro Salvador, y experimentamos comunión unos con otros.
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”Mon, 25 Sep 2023 - 395 - RG-05 Andando en la luz
Andando en la luz
Vimos cómo Juan el Bautista proclamaba que Jesús era la luz verdadera. Y en el capítulo 8 de Juan, el mismo Jesús declaraba diciendo:
12 Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
“El que me sigue no andará en tinieblas”. Estas son palabras claras; podemos concluir que aquellos que andan en tinieblas no están siguiendo a Jesús.
En Romanos 13:12 el apóstol Pablo nos exhorta: “Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Y en el versículo 13 nos da una idea de lo que es andar en tinieblas. Dice: “Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, 14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.”
Notemos que todos estos pecados son actividades legales, pero moralmente pecaminosas. Lo recalco porque nuestra sociedad acepta comportamientos que Dios odia. Y como cristianas debemos recordar que porque una actividad sea legal no lo es necesariamente en la ley de Dios.
El que vive para satisfacer los deseos de la carne anda en tinieblas, y no le sigue a Él. La moral del mundo en que vivimos nos anima a mirar por lo nuestro y a satisfacer no solo nuestras necesidades,sino nuestros deseos, sean honestos o no. La envidia no se ve como algo negativo, sino como un sentimiento lógico de querer aquello que otro tiene, porque si el otro lo merece yo más, ¿verdad? No ante Dios. Las contiendan se justifican si son para defender esos derechos que pensamos que nos pertenecen, mas Dios quiere ser él nuestro defensor.
La lujuria y la lascivia, sinónimos que describen un deseo desordenado de placeres sexuales están no sólo justificadas en nuestra sociedad, sino que además son introducidas como recomendables desde edades tempranas. Se defiende el derecho de tener relaciones íntimas con quien uno quiera y cuando quiera, con tal que haya consentimiento mutuo. Dios condena esto con contundencia. El que esto hace o acepta, no es seguidor suyo, sino que está ciego y no tiene la luz de la vida.
El texto incluye incluso los excesos más cotidianos, aquellos de la bebida y la comida. Tenemos claro que la borrachera es condenada por Dios, más Jesús incluso menciona aquí la glotonería, el deseo desordenado de comer por comer, porque puedo y lo merezco.
¿Cómo andar en luz, entonces? Viviendo honestamente, contentos con lo que tenemos, vestidos del Señor Jesús, y de las armas de la luz.Fri, 22 Sep 2023 - 394 - RG-A04 Fuente de Luz
Fuente de luz
El nombre del programa, Reflejos de su gloria, comunica la idea de emitir algo que en realidad no proviene de uno mismo. Un reflejo comunica algo que tiene origen en otro lugar.
Me viene a la mente el ejemplo de un espejo, que muestra una imagen que le es externa. El reflejo en el espejo es una realidad que no pertenece al espejo en sí, pero que se hace evidente al ser reflejada en él.
¿Has oído hablar de un dolor reflejo? Es un malestar que irradia desde un punto gatillo, y emite el dolor a otra parte del cuerpo.
Un reflejo es pues, la evidencia de que existe un emisor independiente. Cuando se refleja una luz, es la muestra de que hay una fuente de luz independiente del objeto reflector. Así nosotras, por Cristo, podemos ser evidencia de la presencia de una luz original, independiente, eterna. Juan nos la describe así en el capítulo 1:1-4: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Y dice: 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
Cristo, desde el principio es el Verbo, es decir, la Palabra, la vida, la luz de los hombres. Este Cristo es la luz que ha resplandecido para vida.
II Corintios 4:6 nos dice: “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”
Y Hebreos 1: describe a Cristo como:
“el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder.
Cristo es la luz que reflejamos. Juan el Bautista sabía que su propósito era dar evidencia de esa luz verdadera. Nos narra Juan 1:6-9
“Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. 8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. 9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.”
“He aquí el Cordero de Dios” exclamó Juan, identificando a Jesús como el Mesías, luz y vida al mundo.
Andrés y Pedro, discípulos de Juan, siguieron a Jesús desde aquel día. Y es que este había encontrado la luz, y se aseguró de que otros la pudieran encontrar también.
Si tú has encontrado la luz verdadera, haz todo lo que esté en tus manos para dirigir a otros a la luz. Porque Cristo, la fuente de nuestra luz, es vida para todo aquel que en él cree.Thu, 21 Sep 2023 - 393 - Reflejos_Gloria-A03 Creadas con propósito
Creadas con propósito
¿Te gusta ver programas de cocina? Hay chefs que con sus creaciones nos dejan con la boca abierta, admirando sus talentos. Probamos a crear nosotras recetas nuevas en casa para el deleite de nuestros familiares y amigos.
Sería estupendo que de igual modo otros pudieran alabar a Dios cuando nos ven a nosotros, su creación.
Cuando Dios creó al hombre en el huerto de Edén, lo hizo a Su imagen. Adán reflejaba el carácter de Dios de manera gloriosa. Y cuando Dios creó a Eva, leemos en Génesis que ella también fue hecha a la imagen de Dios, reflejando la gloriosa persona del Creador. Ambos disfrutaban de una comunión perfecta con el Creador.
Ese es el deseo de Dios, que le demos gloria y disfrutemos de Él diariamente. Con este propósito fuimos creados.
En Isaías 43:7 Dios dice que nos creó para gloria suya, y
Efesios 1:10 nos recuerda que “somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”
Pero ojo, estas buenas obras no son las que nos acercan a Dios. No por hacer más bien llegamos a tener mejor relación con Dios. Nuestra relación con Dios depende de nuestra relación con Cristo, el Salvador.
En el Edén, Adán y Eva, a pesar de haber sido creados para tener perfecta comunión con Dios, rechazaron el plan de Dios y optaron por vivir la vida independientemente de Dios. El ser humano sigue eligiendo su propio camino hoy día.
Aquello que ocurrió en el huerto sigue llevando consecuencias. Leemos en la carta a los Romanos que el ser humano está enemistado con Dios. Mas Dios, en su infinito amor, ofrece un rescate para la humanidad, un modo de restablecer una relación rota por el pecado. El mismo que fue rechazado ha sufrido la maldición que nos correspondía a los pecadores, y nos ofrece victoria por medio de Jesucristo. Menudo regalo.
La obra de Cristo nos reconcilia con Dios y nos permite vivir esta vida con el propósito para el que fuimos creados, para glorificar a Dios en todo lo que hacemos y somos y disfrutando de una relación personal con Él.Wed, 20 Sep 2023 - 392 - Reflejos_Gloria-02 ¿Misión imposible?
¿Misión imposible?
Si realizara una encuesta a las personas de mi alrededor para consultar qué esperan de esta vida, muchas calificarían como importante una buena salud, relaciones agradables, una economía personal que les permitiera disfrutar, o quizás bienestar espiritual.
Aunque todos estos deseos son válidos y agradables, la Palabra de Dios nos insta a buscar primeramente el reino de Dios para poder disfrutar los demás aspectos de la vida.
El deseo de mi corazón es vivir la vida de manera que comunique el carácter de Dios diariamente.
Pero nos podemos preguntar. ¿Es posible que un ser humano, a pesar de las buenas intenciones que pueda tener, sea capaz de reflejar a un ser santo, eterno y perfecto?
Yo lucho a menudo con el deseo de hacerlo y la incapacidad de conseguirlo. En los próximos días veremos porqué, como Pablo expresa en Romanos 7:18, “el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.” ¿Es posible vivir para su gloria?
Sería una misión imposible en nuestras propias fuerzas. “Mas gracias sean dadas a Dios, dice Pablo mismo, por Jesucristo nuestro Señor. Cuando confiamos en Cristo para salvación, no solo recibimos vida eterna, sino que también nos da su Espíritu Santo, para que en Sus fuerzas podamos vivir reflejando Su gloria.
¿Quieres reflejar día tras día la gloria de Dios? Aférrate a Cristo. Te animo a sumergirte en las profundidades de las Escrituras, donde encontrarás a Cristo revelado. Descubrirás tesoros que cambiarán tu vida, acercándote más y más a Cristo y mostrando su gloria día a día.
En esta serie de estudios trataremos algunas de las dificultades que encontramos cuando intentamos vivir una vida que refleja el carácter de Dios, y veremos en la Biblia cómo es posible reflejar su gloria a pesar de las dificultades.
¿Misión imposible? Solo en tus propias fuerzas. Meditemos hoy en la realidad de Filipenses 4:13
“Todo lo puedo EN CRISTO que me fortalece”.
En tus propias fuerzas es imposible reflejar a un Dios santo, pero a través de Cristo es posible; Si has confesado tus pecados a Dios y por fe has recibido el regalo de Cristo tu Salvador, nos dice el primer capítulo de la carta de Pablo a los Efesios que has sido adoptada para alabanza de su gloria.
Así que recuerda que en cualquier situación en la que te encuentres, en Cristo puedes vivir una vida que refleje el carácter de Dios día a día, para alabanza de su gloria.Tue, 19 Sep 2023 - 391 - RG-01 Declarando Su Gloria
Declarando Su Gloria
Salmo 19: 1-4
Los cielos cuentan la gloria de Dios,
Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
2 Un día emite palabra a otro día,
Y una noche a otra noche declara sabiduría.
3 No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz.
4 Por toda la tierra salió su voz,
Y hasta el extremo del mundo sus palabras.
El salmo 19 nos muestra que Dios se ha revelado al ser humano de una manera general en su creación y de una manera específica en las Escrituras.
La creación, sin lenguaje ni palabras emite la voz celestial de un extremo a otro.
El día y la noche fielmente comunican la gloria de Dios.
Cada día sale el sol y cumple fielmente su misión. No dudamos de si saldrá, o si llegará a ponerse al fin del día. Y todo esto, con una bella variedad; cada día vemos un amanecer nuevo y cada noche una puesta de sol original.
La creación, sin lenguaje ni palabras muestra la Gloria de Dios, de modo que nadie puede negar que hay un Dios. En Romanos 1:20 leemos que la creación muestra al mundo el poder y el carácter de Dios.
“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.”
Dios nos ha regalado Su Palabra. Leemos en el salmo 19 que Dios también se ha revelado al mundo específicamente a través de la Palabra de Dios. A nosotros nos ha dado la Palabra y nos ha dado Su Palabra.
Dios creó todo el universo para alabanza de su gloria, y leemos en Efesios 1 que nos ha adoptado para alabanza de la gloria de su gracia. Es evidente que Dios quiere que nosotros mostremos su gloria. Y con nuestra capacidad de expresión, Dios desea que nosotros, como creación suya, contemos la obra de sus manos, emitamos palabra, declaremos sabiduría.
Fíjate, si la naturaleza puede mostrar a Dios sin palabras, cuánto más nosotros, que tenemos a Jesucristo, la Palabra, y sus Escrituras que declaran específicamente Su Voluntad.
Vivamos una vida que refleje el carácter de Dios, y cuando surja la oportunidad, proclamemos la voluntad de Dios declarada en su Palabra, para mostrar al mundo su gloria.Mon, 18 Sep 2023 - 390 - Apocalipsis-179b Mensaje a las iglesias
Pérgamo era una ciudad donde las prácticas paganas abundaban, y la iglesia en esa ciudad debía destacar por su resistencia a tales prácticas. Juan habla de un cristiano que por su fiel testimonio había perdido la vida. En medio de este ambiente, algunos creyentes habían enfriado, y se habían infiltrado en la iglesia prácticas paganas, incluyendo la participación en banquetes donde se hacían sacrificios a dioses paganos. El Señor los amonesta, animándolos a arrepentirse y apartarse de los que manchaban el nombre de Dios con sus acciones. Dios les daría mucho más de lo que ellos tuvieran que dejar por amor de Cristo. Tenían asegurado el maná escondido, haciendo referencia a la provisión de Dios para su pueblo durante sus años de peregrinación en el desierto. Tendrían además, la bendición de pertenecer a los redimidos de Dios. Esta es la promesa que cada uno de sus hijos tenemos.
La iglesia de Tiatira es alabada por sus buenas obras de amor, fe, servicio y paciencia. Sus obras de amor iban en aumento. Sin embargo, Jesús los amonesta por tolerar actos de idolatría e inmoralidad. Estos, a diferencia de Éfeso, tenían mucha obra social, pero les faltaba la firmeza en la doctrina de la santificación y la separación del mal. Debían ser firmes en su fe, reteniendo sus obras de amor, pero sin descuidar los principios establecidos por Dios, porque a los que permanecieran firmes les esperaba la estrella de la mañana.
A tan solo 48 kilómetros al sureste de Tiatira se encontraba la iglesia de Sardis. Estos cristianos habían descuidado la santificación y el amor, y Jesús los acusa de apatía, de no mostrar señales de vida espiritual. Sólo algunos parecían estar verdaderamente vivos. Es interesante recordar que el Señor Jesús, que sabe todo y ve todo, sabe quién está guardando la fe y quien se está quedando dormido. Les insta a arrepentirse, con la promesa de que Dios confesará el nombre de los que en Él permanecen. Dice el el 3:3, “recuerda lo que has oído y guárdalo.” ¡Qué buena instrucción para cada una de nosotras.
Para la iglesia en Filadelfia Cristo no tiene amonestación. Los alaba por perseverar en la fe, por guardar la Palabra y por honrar Su nombre. Esta no era una iglesia imponente, pero el Señor les dice que aunque tienen poca fuerza, Él mismo los defenderá mostrando a todos que Él los ama. A los que en Él permanecen les espera la corona de vida, un lugar junto al Padre en la nueva Jerusalén, y un nombre nuevo en la preciosa familia de Dios.
Los de la iglesia de Laodicea no reciben alabanza, ya que Cristo los describe como tibios, que ni están dentro, ni están fuera. Se separaban de los pecadores, pero no se les podía identificar como santos. Estaban acomodados en su propia práctica religiosa y no tenían el fuego del Espíritu en sus vidas. Pero Cristo los amaba, y en su amor les dice: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé pues celoso y arrepiéntete!” (3:19)
Esto mismo ofrece Cristo a aquellos que estén tibios, a los dormidos, a los que no muestran vida en el Espíritu. Arrepiéntete y ven a Él. Cristo dice: “He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu sigue diciendo a las iglesias.Wed, 07 Sep 2022 - 389 - Apocalipsis-179a Mensaje a las iglesias
Mensaje a las iglesias
En los capítulos 2 y 3 del libro de Apocalipsis encontramos siete cartas dirigidas a las siete iglesias de Asia menor. Estas ciudades siguen estando en el mapa en la zona de Turquía, y están bastante cerca una de la otra. Seguramente Juan había hecho la ruta desde Éfeso, hasta Laodicea pasando por Esmirna, Pèrgamo, Tiatira, Sardis y Filadelfia.
Estas cartas tienen como propósito animar a los creyentes de entonces y a los de ahora a permanecer firmes en las dificultades. Las cartas son similares en estructura, incluyendo alabanza sobre lo que están haciendo bien, amonestación por lo que han descuidado, ánimo para seguir adelante en la transformación cristiana, y anticipación de aquellas cosas que nos esperan cuando venga Cristo.
¿Quién es el que escribió a las iglesias? Juan era el que las redactó, pero era Jesús el que les habló por medio de Juan. Entre los siete candeleros que Juan había visto en su visión, caminaba Cristo. Este Jesús, nos dice el texto, es el que estaba hablando a las iglesias. Lo vemos presentado como el remitente en la introducción de cada una de las cartas. “El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro” (2:1). “El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió” (2:8) “El que tiene la espada aguda de dos filos” (2:12). El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido” (2:18). El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas” (Apocalipsis 3:1) El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre” (3:7). El Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios” (3:14). Este es nuestro Salvador, el Cristo.
El mensaje que envió a las siete iglesias con la alabanza, la amonestación, el ánimo y la anticipación es aplicable también a la iglesia de Cristo a través de la historia y por todo el mundo. Por esto Juan finaliza cada carta con la misma exhortación: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”
A la iglesia en Éfeso los elogió por su sana doctrina. Eran firmes en sus creencias, y sabían cómo identificar a los falsos maestros. Éfeso era una iglesia clave en la zona, siendo la base desde donde el apóstol Pablo había divulgado el evangelio. Jesús los alaba por su constancia en la doctrina, pero les recrimina algo, y es que, en todo su afán por preservar la doctrina, habían descuidado su relación personal con Dios. Ese primer amor existente en el comienzo de su fe se había calcificado, llevándolos quizá hacia el legalismo. Estos debían recordar que la clave del cristianismo no es la religión, sino una relación vibrante con el Salvador. Jesús los anima a revivir este amor, porque les aguardaba el árbol de vida. Nosotros tenemos la misma promesa; por lo tanto, vivamos ahora disfrutando una íntima comunión con Cristo.
A Esmirna, Jesús los alaba por su entereza durante el sufrimiento. Al parecer los judíos habían blasfemado contra ellos, e incluso parece que habían sufrido tribulación en el ámbito personal y económico. Parece que habían reaccionado bien a todas estas aflicciones, y el Señor no tiene nada que recriminarles. Los anima, recordándoles, como Pablo había escrito a los corintios, que esta leve tribulación momentánea puede producir en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. (4:17)
Los anima a perseverar, anticipando la promesa de la corona de vida, que como nos recuerda Santiago 1:12, está reservada para los que le aman.Tue, 06 Sep 2022 - 388 - Evangelios-065b Recuerda sus palabras
Recuerda sus promesas
Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará. Mateo 21:17-19
Jesús había pasado tres años de su vida enseñando a sus discípulos, preparándolos para el día en que la promesa de redención se culminaría con la muerte y resurrección del Mesías.
Los discípulos no parecían estar listos para este mensaje, por esto los vemos insistendo en hablar de temas triviales como quién sería el mayor en el reino De Dios. El reino de los cielos había llegado, y Jesús, el mayor de todos iba a entregar su cuerpo para tomar sobre sí el pecado de todos nosotros.
Al seguir leyendo los evangelios, leemos que cuando entraron en Jerusalén, Jesús sobre un pollino, algunos recibieron a Jesús con palmas y mantos, como la profecía había señalado siglos antes, pero los doce no parecen relacionarlo.
Los discípulos no parecían entender durante toda la semana los eventos que llevarían a Jesús al momento de su muerte, aunque camino a Jerusalén, Jesús les había dicho que sería apresado, condenado, azotado y crucificado.
Durante la celebración de la Semana Santa reflexionamos sobre los eventos de esa semana. Pero en este día, al llegar al final de los evangelios, notemos que los discípulos, como nos puede suceder a nosotros, estaban confundidos con las promesas que Jesús les había hecho y con los eventos que estaban viviendo.
Ellos estaban con Jesús cuando este les dijo que uno de ellos lo traicionaría, mas ellos no sabían quién sería. Cuando Judas trajo al grupo de soldados al jardín donde lo apresarían, Pedro reaccionó para intentar rescatar a su maestro, y este le tuvo que parar, porque como había indicado, este había sido el plan desde la eternidad.
Cuando Jesús estaba siendo acusado y escarnecido, algunos de sus discípulos huyeron y el mismo Pedro que dijo que moriría por Él, le negó para protegerse a sí mismo.
Vemos a Jesús ante Pilato, y el pueblo entero pidiendo su crucifixión. Y al fin Jesús, clavado en una cruz, mientras muchos miraban, unos contentos, otros llorando, y los que le conocían, “y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas.” (Lucas 23: 49).
Su cuerpo inerte fue bajado de la cruz y sepultado por José de Arimatea, el cual había creído en Jesús, y las mismas mujeres que seguían al maestro y habían contemplado lo ocurrido ayudaron a preparar su cuerpo.
Mas aún así no parecía que sus seguidores entendieran todo lo que estaba sucediendo, porque al tercer día, cuando Cristo resucitó de la tumba, todos recibieron la noticia con sorpresa, a pesar de que Cristo les había dicho que estas cosas ocurrirían. Los ángeles les tuvieron que repetir: “Acordaos de lo que os habló, …”Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.”
¡Entonces ellas se acordaron de sus palabras!
Esta es una preciosa reflexión. Por fin, por la obra del Espíritu, todo lo que habían oído tenía sentido. Ahora entendían que su maestro, el Mesías prometido, estaba cumpliendo delante de sus ojos todo lo prometido. Jesús resucitó, victorioso sobre la muerte. Se presentó ante muchos en su cuerpo glorificado, y ascendió al Padre, tal como había sido anunciado. Es este Jesús el que ha abierto el camino de cada pecador al Padre Santo, para que todos podamos experimenta vida eterna en Cristo.
Veremos más adelante detalles de estos eventos de redención, pero ahora meditemos en esta verdad: Dios siempre cumple lo que promete.
Los seguidores de Jesús tenían toda la información necesaria para entender...Mon, 15 Apr 2024 - 387 - 015_Navidad_Feliz_Navidad
Feliz Navidad
Con esta introducción del relato del nacimiento de Jesús desde los evangelios y con motivo de la celebración de la Navidad hemos comenzado el estudio del Nuevo Testamento. Espero que en este próximo año desees seguir estudiando la Palabra de Dios. Te animo a dedicar un tiempo antes del final del año para contemplar lo que has vivido y sentido este último año, lo que has conseguido y lo que te has quedado sin alcanzar. Acaba tu tiempo de reflexión estableciendo algunas metas personales para el año que viene y pídele a Dios a cumplirlas. Pídele que lo puedas conocer a Él más y mejor, para disfrutar de una vida plena.
Estos días navideños muchos celebrarán esperanza mientras otros se resentirán por la hipocresía que observan a su alrededor o por la pena que llevan dentro.
Procura disfrutar de manera reflexiva estos días de celebración, con tus seres queridos, confiando en Dios cuando las circunstancias te lleven a perder la paz; descansa en Su amor cuando la ausencia de un ser amado haga estos días difíciles de disfrutar. Dios conoce tu situación, quiere ser parte activa de tu vida y Él ha dado mucho para tener una relación contigo. Llevale a Él tus luchas y permítele que te dé Su paz y su luz. El Rey de Reyes se ha dado a conocer. Aprovecha estos días para seguir conociéndolo mejor.
Te deseo de corazón una Feliz Navidad y un año lleno de Dios.Fri, 22 Dec 2023 - 386 - 000_Navidad 2020_Preparación para la Navidad
Preparación para la Navidad
Hemos llegado a diciembre.
Un año más, quisiera compartir unas reflexiones con el deseo de preparar nuestros corazones para celebrar la Navidad de forma que traiga gloria a Dios. Este año las Navidades serán distintas a las de otros años. Sin embargo, no significa que han de ser menos especiales. Si no perdemos de vista el verdadero significado de la Navidad, puede incluso que podamos recordar estas Navidades de forma muy especial. Después de todo, la primera Navidad no fue como nosotros la solemos celebrar. Recordemos que María y José estaban solos, lejos de su casa y sus familiares, intentando cumplir los requisitos del censo impuesto por los gobernantes romanos. A través de los más de 2000 años de historia desde esa Navidad, dudo que cada año todos los cristianos hayan podido celebrar la Navidad con familiares y amigos, de la manera que la mayoría pensamos que se ha de hacer. Quizá este año podremos recordar con mejor perspectiva a aquellos que llegado este tiempo del año sufren soledad o enfermedad, o no tienen para fiestas y convites.
Aceptemos el reto este año. Tomemos tiempo cada día de este mes para leer en la Palabra de Dios sobre la razón genuina por la que celebramos la Navidad.
Compartamos con alguien cada día lo que Dios nos ha mostrado sobre el propósito de esta celebración tan especial. Y demos gracias cada día por algo que Dios nos ha regalado, porque a diferencia de la celebración tradicional, Dios nos da regalos todos los días del año.
Espero que esta colección de 15 reflexiones publicadas entre semana hasta llegar a la fecha de la celebración del nacimiento de Cristo sea de bendición para tu vida y para la de los que te rodean.Wed, 02 Dec 2020 - 385 - Apocalipsis-186 De Génesis a Apocalipsis
De Génesis a Apocalipsis
Hemos llegado al final del libro de Apocalipsis. Desde que comenzamos este viaje a través de la Biblia, hemos contemplado a Dios y descubierto su buena voluntad para la humanidad. Hemos visto que nos creó para que tuviéramos comunión con él. Pero esta comunión fue arruinada cuando el hombre quiso tomar las riendas de su destino.
Así como el ángel Satanás se había rebelado contra Dios, queriendo ser él mismo un dios, el ser humano despreció la voluntad de Dios para seguir la suya propia.
La Palabra de Dios nos presenta a Jesucristo desde el Génesis hasta el Apocalipsis, mostrando a la humanidad el plan de rescate que Dios ofrece. Vez tras vez hemos visto cómo a pesar del amor y la paciencia de Dios, todos, incluso los que deseamos a Dios, caemos en la trampa de la vieja serpiente, queriendo el control que solo pertenece a Dios. Mas Cristo, el Cordero, siempre ha estado ahí, ofreciendo salvación a todo el que la pide.
Al final del libro de Apocalipsis leemos cómo Dios establecerá un reino eterno, en el que no existirá mal ni sufrimiento. La descripción de este nuevo cielo y esta nueva tierra en estos últimos capítulos nos recuerda al mundo que Dios creó en el principio.
Narra Juan: “Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos” (22:1-5).
Esta nueva creación se asemeja al huerto donde Dios puso al ser humano al principio de la creación. Sin embargo, aquí no habitará solo una familia, sino que las multitudes que han confiado en Cristo disfrutarán este paraíso por la eternidad.
En el principio, el hombre vivía en un huerto rodeado por ríos, donde había todo tipo de árboles, donde Dios venía y paseaba con ellos diariamente, y el hombre y la mujer llevaban en sí la imagen de Dios. Y esta ciudad celestial que describe Juan en Apocalipsis, tiene el río que brota del trono de Dios, y a uno y otro lado del río el árbol de Vida que da un fruto diferente cada mes del año. ¡Ya quisiera yo un árbol así en mi casa! Y encima, sus hojas curarán todas las enfermedades. Este era el plan de Dios para su creación original. Dios nos creó para que pudiéramos disfrutar de Él y de sus regalos. ¡Cuántos miles de años hemos desperdiciado por nuestra rebelión! Mas Dios, que es grande en misericordia, ha orquestado los acontecimientos para traer justicia a la Tierra. ¿Por qué no antes? ¿Por qué tanto sufrimiento? El que confía en él para salvación, verá su rostro, y entonces, si esas dudas no han sido disipadas a la luz de su gloria, podremos pedirle que resuelva cualquier duda, así como enjugará toda lágrima que hasta allí llegue, porque allí “ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” (21:4)
¿Y quién podrá disfrutar de este nuevo hogar?
En los versículos 7 y 8 del capítulo 21, Juan escucha al ángel decir: “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”
En 27 leemos que “no entrará en la ciudad ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.”
Nos...Fri, 16 Sep 2022 - 384 - Apocalipsis-185 La victoria
La Victoria
En los capítulos 17-20 de Apocalipsis leemos sobre la derrota del sistema del Anticristo, el reino milenario de Cristo y la victoria final del Cordero.
El capítulo 17 comienza con el anuncio de la destrucción de Babilonia, con la cual el Anticristo y sus seguidores se habían engrandecido, participando de pecados contra la santidad de Dios. La describe Juan como “una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.” La describe el versículo 18 como “la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra,” dando a entender que ejerce influencia sobre los gobernantes de todo el mundo.
Vio Juan que venía montada sobre el dragón, que si recuerdas, es Satanás, la serpiente antigua. En estos tiempos, Satanás llevará en sus lomos a esta institución descrita aquí con atuendo ostentoso y “ébria de la sangre de los santos.” A esta se le atribuyen crímenes contra los cristianos, refiriéndose a aquellos que han perdido su vida por causa del evangelio. Y nos dice Juan que está sentada sobre siete montes, y siete reyes.
Muchos son los que han intentado asignar la identidad de estos personajes a personas y entidades de nuestra esfera mundial. En los tiempos en que se escribió el Apocalipsis, el Imperio romano dominaba el mundo. Muchos creyeron que este era el rey actual del que hablaba el texto y el que estaba por venir vendría pronto. En cada siglo se ha pensado que pronto llegaría el momento del cumplimiento, mas Dios todavía sigue dando oportunidad al pecador para arrepentirse.
En nuestros días también podríamos entender que el tiempo del fin está cerca. Es cierto que en las Escrituras vemos que el gobierno del Anticristo tendrá influencia global, pero también es verdad que durante décadas, o podríamos decir siglos, han sido muchos los que han pensado que diferentes instituciones globalistas como la Unión Europea, las Naciones Unidas o el nuevo orden mundial del que hablan los políticos actuales pueden ser el cumplimiento de estas profecías.
Lo cierto es que nuestra sociedad va en la dirección de unificar criterios a nivel mundial, pero no podemos afirmar con seguridad que este es el momento del cumplimiento de la profecía de Apocalipsis. Dios nos dice que vendrá como ladrón en la noche, pero al mismo tiempo, nos da señales para que notemos que el fin está cerca.
Leemos en el capítulo 17 que diez reyes vendrán con un un mismo propósito, y apoyarán el gobierno del Anticristo, que recibirá el poder de toda la tierra.
Vemos también que Babilonia, la ciudad que los ha hecho ricos, será destruída en una hora. Dios hará que esto suceda, aunque no sabemos si será por un desastre natural o por obra humana. Lo cierto es que hoy día no nos cuesta imaginar, con el armamento existente en el mundo, cómo esto podría llegar a suceder tal como lo narra el libro.
Tras la caída de Babilonia, el Anticristo y sus vasallos pensarán que la victoria era de ellos. Mas nos narra Juan en el capítulo 19 que oyó “una gran voz de una gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; porque sus juicios son verdaderos y justos” (19:1); ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado” (19:6-7).
Entonces un caballo blanco entró en la escena que Juan contemplaba, seguido de un ejército celestial; y el que montaba el caballo “se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea” (19:11). Este sí era el...Thu, 15 Sep 2022 - 383 - Apocalipsis-184 Hacia la batalla final
Hacia la batalla final
Nos narra Juan que los 144.000, arpas en mano, cantaban un cántico nuevo delante del trono de Dios (14:1-3). Y “los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios, cantaban el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado” (15:2-4).
Y vio Juan a un ángel “que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,” y decía: “Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.” (14:6-7)
¿Por qué cantaban estos? Un ángel anunció la respuesta: “¡Ha caído Babilonia!” (14:8) Por fin había llegado el momento de la destrucción de Babilonia, nombre simbólico a través de la Biblia para el sistema del maligno. A través de la historia, Babilonia se había referido no solo a la ciudad de los caldeos sino también a Roma y el sistema mundial que establecerá el anticristo.
Y nos narra Juan diciendo: “Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda.” (14:14)
Había llegado el tiempo de la siega. Era tiempo de hacer justicia sobre la tierra, y el dragón, con todos sus seguidores, tendría que enfrentar la ira santa del Todopoderoso.
“Del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro. Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos. Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles” (15:6-8).
La primera copa traería la ira de Dios sobre la tierra, causando pestes y enfermedades. La segunda copa sería derramada sobre el mar. El agua de los mares se corromperá y seres marinos morirán. La tercera copa derramará la ira de Dios sobre los ríos; y habrá escasez de agua para todos los seres terrestres. La cuarta copa afectará al sol. Nos dice Juan que el sol aumentará su capacidad de calor. ¿Imaginas que la capa de ozono que tanto luchamos por proteger se abriera? Los efectos serían catastróficos. La quinta copa será derramada sobre el trono de la bestia, y su reino se cubrirá en tinieblas y experimentaran dolores terribles, probablemente causados por las quemaduras solares. Y nos dice Juan que estos que sufrían “no se arrepintieron de sus obras” (16:11). En medio de todo este sufrimiento, los habitantes de la tierra, en lugar de clamar al único que los podría librar de todo esto, dice la Biblia que lo maldecirán. Podemos preguntarnos si tal ira es apropiada o si el castigo es desmesurado, pero Dios nos da la respuesta. Recordemos que Dios es el único ser enteramente Justo y por lo tanto su ira también es justa. Leemos en los salmos cómo este castigo es el castigo justo contra aquellos que dieron muerte a los profetas de Dios (Sal. 19.9, 119.137, 145.17).
Vio Juan entonces que el sexto angel derramó su copa en el río Éufrates, y se secó el cauce del río, dejando el camino libre para las tropas que vendrían del oriente para la batalla. Entonces, el dragón, que es Satanás, la bestia que es Anticristo y el falso profeta, con espíritus diabólicos y con señales, persuadirán a ”los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de...Wed, 14 Sep 2022 - 382 - Apocalipsis-183 Sietes personajes de la tribulación
Siete personajes de la tribulación
El libro de Apocalipsis contiene aquellas cosas que son y las que han de ser. Los primeros capítulos del libro contienen las cartas a las siete iglesias, que representan a la iglesia de Dios en esta era cristiana. Sin embargo, Juan vio también aquellas cosas que todavía están por ocurrir. Le dice Cristo en el versículo 19 del primer capítulo: “Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas.”
Hemos descrito lo que Juan vio al abrírsele la puerta al cielo. Vio al Padre en su trono, a ángeles, ancianos y multitudes que lo adoraban, y vio a Cristo, el Cordero, el cual era el único digno de abrir el libro que traería el juicio sobre la tierra. Hemos leído de lo que el libro revelaba, de cómo habrá guerras, plagas y desastres naturales como jamás hemos visto, el resultado de la rebeldía humana y la maldad del anticristo. Dios soltará a aquellos seres que se rebelaron contra Él en el principio y estos traerán destrucción a la tierra como jamás se ha experimentado en la historia del mundo.
Los capítulos 12-14 nos presentan una visión de siete personajes que Juan vio en esta escena y que estarán presentes en los eventos de los últimos tres años y medio de la tribulación. En primer lugar ve una lucha entre una mujer y un dragón. El escenario de esta gran señal es el cielo.
En el 12:1 leemos de “una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.” Esta mujer que Juan vió es la representación de Israel, el pueblo de Dios. La segunda parte de la tribulación está enfocada en Israel, y aquí vemos que el pueblo de Dios experimentará gran dolor. De esta mujer vino el Mesías, el que se sentará en el trono de David su padre. Nos dice el texto que la mujer, el pueblo escogido de Dios, es guardada en el desierto durante 1,260 días para su protección; estos son el tiempo y tiempos y medio tiempo del versículo 14, que es la segunda parte de la tribulación. Dios protegerá a Israel de manera milagrosa para que el segundo personaje que encontramos en esta escena, el dragón, no pueda destruirla.
Leemos en el versículo 3 de “un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas;” En el libro de Daniel, capítulos 7 y 8 leemos también sobre este dragón, que es Satanás. Este dragón rojo, venía con intención de matar y destruir. Leemos en el texto que “su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.” La misión de este personaje, su gran deseo, es acabar con el pueblo de Dios y con el Hijo prometido.
Este Hijo es el tercer personaje que vemos en esta escena. El “hijo varón que regirá con vara de hierro a todas las naciones” es Jesucristo, el heredero del trono. Y nos dice el texto que este que reinaría “fue arrebatado para Dios y para su trono.” (12:5) De este modo, aunque Satanás quería por todos los medios evitar que Jesucristo reine, no lo conseguiría. La muerte y resurrección de Cristo sellaron su reino eterno en el cielo y también un reino físico aquí en esta tierra al final de esta gran tribulación, en cumplimiento de las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento.
El cuarto personaje es el Arcángel Miguel, el cual encontramos también en los capítulos 10 y 12 de Daniel. Su nombre significa ¿Quién como Yahvé? Este principal de los ángeles de Dios junto con ángeles a su mando es el elegido para hacer guerra contra Satanás y sus ángeles.
En los versículos 7-9 del capítulo 12 leemos: Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar...Tue, 13 Sep 2022 - 381 - Apocalipsis-182 Los sellos y las trompetas
Los sellos y las trompetas
Al comienzo del capítulo 6 de Apocalipsis nos encontramos en la escena celestial del trono de Dios, rodeado de los cuatro seres descritos anteriormente, de los 24 ancianos en sus tronos, con sus arpas y las copas llenas de las oraciones de los santos, y una multitud que alababa a Dios y al Cordero. Juan y todas las huestes celestiales estaban a punto de ser testigos del contenido del rollo sellado que sólo el Cordero es digno de abrir.
Sin embargo, al final del capítulo leemos este texto: “Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”
¿Qué iría a desatar el Cordero para que todos, del más débil al más fuerte, del más pobre al más rico, del más indefenso al más poderoso deseara esconderse del rostro de Dios?
El Cordero se disponía a abrir los sellos. Cuando pensamos en los siete sellos en el pergamino, no debemos imaginar una línea de sellos en el borde, cada uno reforzando la función del otro. Históricamente sabemos que se empleaban múltiples sellos en los documentos oficiales para controlar el acceso al material más confidencial. El que rompía el primer sello de un documento podía empezar a leerlo hasta llegar al siguiente sello, donde sólo una persona que más autoridad podría romperlo para seguir leyendo. No obstante, aquí vemos que el Cordero tiene autoridad de romper todos los sellos del documento para revelar los eventos finales de este sistema mundial bajo la maldición del pecado.
Nos narra Juan cómo el Cordero abrió cada uno de los sellos. Al abrir el primero, Juan vio un caballo blanco que era el anticristo declarándose a sí mismo vencedor. El segundo sello reveló un caballo bermejo que tenía potestad de quitar la paz de la tierra y después, en el tercer sello, un caballo negro que traía el hambre generalizada a toda la Tierra. El cuarto sello reveló un caballo amarillo que tenía autoridad para matar la cuarta parte de la Tierra. Estos primeros cuatro sellos narran los eventos al principio de los últimos 7 años profetizados por Daniel (9:27). El anticristo que había prometido paz al mundo trajo en su lugar guerra, hambre y muerte.
Cuando el Cordero abrió el quinto sello, vio Juan las almas de todos los que habían muerto por causa del evangelio, y estos clamaban a gran voz: “¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.” En este momento, los líderes mundiales que en un principio parecían haber traído paz al mundo, ahora se quitarán la careta, y la persecución será horrible. Al hambre, pestes y guerras se le sumarán los desastres naturales que se desatarán con el sexto sello, cuando, como Juan describe “he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra…”
Pero justo en este momento, en medio de los desastres naturales de los primeros sellos, encontramos una escena consoladora. En el capítulo 7 Juan ve a un ángel con el sello de Dios que baja a la tierra para marcar los seguidores de Dios en la tierra. Es el cumplimiento de la profecía de Zacarías cuando Israel por fin reconocerá a su Mesías traspasado y se convertirá (Zacarías 12:10). Juan ve 12.000 sellados de cada tribu que salen por toda la tierra dando testimonio de Dios en medio de esta tribulación. El resultado de su testimonio es una...Mon, 12 Sep 2022 - 380 - Apocalipsis-181 El Trono y el Cordero
El Trono y el Cordero
¿Has intentado describir algún lugar precioso o alguna experiencia espectacular? Ante tal tarea, a uno le faltan las palabras, e incluso las fotografías que hayas podido tomar se quedan cortas a la hora de reflejar lo vivido. Cuando leemos los capítulos 4 y 5 de Apocalipsis, es difícil imaginar lo que Juan vio. Este intenta describirlo utilizando objetos y sonidos que nosotros podríamos visualizar, pero lo cierto es que cualquier descripción de algo tan extraordinario sería insuficiente para comunicar la experiencia.
La puerta del cielo se abrió, y Juan oyó una gran voz que le decía: “Sube acá. Y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas” (4:1).
Juan vio un trono, y a Alguien sentado en el trono. El apóstol no podía describir al que estaba en el trono como uno describe a una persona, porque el ser que vio era indescriptible en términos humanos. Como en las otras ocasiones en que un ser humano pudo ver la gloria de Dios, Juan la describe haciendo referencia a luz y sonido. Nos dice que era semejante a la piedra de jaspe y cornalina; estaba rodeado por un luminosos arco iris semejante en aspecto a la esmeralda; del trono salían relámpagos y truenos y voces.
En el Antiguo Testamento leemos de varios profetas que tuvieron visiones de Dios, como por ejemplo Moisés, Isaías o Ezequiel. Sus descripciones de la gloria de Dios siempre incluían también la luz y el sonido de su voz. En Lucas 2:9 leemos que la gloria de Dios rodeó de resplandor a los pastores en la primera Navidad, y estos tuvieron gran temor. Grande y potente es el Señor, y su gloria es indescriptible.
Juan continúa describiendo la escena. “Alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas” (4:4). “Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás” (Apocalipsis 4:6). No tenemos claro quienes son estos 24, pero podemos afirmar que representan a Israel en sus doce tribus y a la iglesia de Dios en los doce apóstoles. Entendemos que los cuatro seres vivientes son seres angélicos que están al servicio de Dios. Cabe comentar que la descripción de estos seres se asemeja bastante a la que leemos en el libro del profeta Ezequiel.
Todos estos alababan a Dios sin cesar. Los cuatro seres decían: “Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir,” y los veinticuatro que estaban en los tronos replicaban haciendo reverencia: “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas” (4:8,11).
Esta escena describe la satisfacción eterna, donde una sola actividad puede traer satisfacción total y perpetua al ser. Como humanos incapaces de sentirnos satisfechos por cualquier actividad disponible aquí en la Tierra, somos propensos a poner en duda que un día podamos alcanzar total satisfacción en la constante alabanza a Dios. Aquellos que dicen barbaridades como “¡qué aburrido debe ser estar en el cielo!” no tienen ni idea de lo que es la verdadera satisfacción que Dios ha prometido a cada alma que se entrega a Cristo.
Juan nos dice al principio del capítulo que el que estaba sentado en el trono tenía en sus manos un rollo, escrito por ambos lados, sellado con siete sellos. Y nos dice Juan que vio “un ángel fuerte que pregonaba a gran voz diciendo: “¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?” Y nos dice que nadie era capaz de abrir el libro, ni aun mirarlo” (5:3). Esto le causó a Juan tanta tristeza que comenzó a llorar. Mas uno de los ancianos en su trono le dijo: “No llores, He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos”...Fri, 09 Sep 2022 - 379 - Apocalipsis-180 Literatura apocalíptica
Literatura apocalíptica
El libro de Apocalipsis suele llamar la atención del lector por su carácter apocalíptico. Este tipo de literatura profética se caracteriza por su simbolismo y el origen de su mensaje. Encontramos ejemplos de literatura apocalíptica en el Antiguo Testamento, en los libros de Daniel, Ezequiel o Zacarías. La descripción de las visiones que estos recibieron de parte de Dios están repletas de simbolismo para anunciar la profecía que más tarde se cumpliría. En el libro de Daniel, por ejemplo, encontramos una visión de una estatua hecha de varios materiales que representaban los diferentes imperios que encontramos en la historia, empezando por Babilonia y pasando por los Medos y Persas, Grecia, el imperio romano y el reino futuro de anticristo. Otras de las profecías de los libros apocalípticos están aún por cumplirse, y el libro de Apocalipsis hace alusión a las visiones que estos hombres describieron en sus libros.
La profecía que Juan transmite en su libro presenta las visiones que éste tuvo durante su exilio en la isla de Patmos. Las visiones que comparte incluyen imágenes tomadas del Antiguo Testamento así como otras relacionadas a estas que ocurrirán en un futuro. El ángel del Señor, Cristo mismo, reveló a Juan aquellas cosas que fueron, las que son, y las que han de ser, como dice el versículo 19 del primer capítulo.
Tras las cartas dirigidas a las siete iglesias en los primeros capítulos de Apocalipsis, encontramos 18 capítulos de literatura apocalíptica, es decir, revelación las visiones que Cristo presentó a Juan sobre lo que ocurrirá en la Tierra en los últimos tiempos.
Algunos, al ver los tiempos difíciles que estamos experimentando en la Tierra han comentado que debemos estar en los últimos tiempos. Eso es difícil de confirmar, pero lo cierto es que al leer estos capítulos del libro de Apocalipsis podemos afirmar que lo peor está aún por llegar. Si piensas que estos son tiempos malos, recuerda lo que Jesús dijo a sus discípulos antes de su ascensión, cuando preguntaron sobre el fin de todas las cosas: Dijo Jesús:
“oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”
Este texto de Mateo (24:6-13) describe las tribulaciones que han de acontecer. Es cierto que mucho de esto ya está presente, y que hay lugares en la Tierra en que todo esto ya acontece, pero la situación se va a generalizar. Cuánto tiempo Dios esperará, no lo sabemos, pues nos recuerda 2 Pedro 3:9 que el Señor retarda su venida por amor-- por su paciencia y misericordia hacia aquellos que aún han de creer en Él.
Dios no nos ha dado el libro de Apocalipsis para que podamos especular sobre cómo y cuándo sucederá todo. Dios nos ha dado este libro para alentarnos. Nos proporciona consuelo en la aflicción y la certeza de que Dios tiene el control sobre todos los eventos históricos. Esto no significa que Dios apruebe las acciones de líderes y sociedades. Como ya hemos visto a través de la Biblia, Dios permite las injusticias de este mundo, incluso contra sus hijos, pero no aprueba ninguna injusticia; toda injusticia y maldad tendrá su retribución justa. Mientras tanto, Dios ha prometido fortalecer a sus hijos durante...Thu, 08 Sep 2022 - 378 - Apocalipsis-179 Mensaje a las iglesias
Mensaje a las iglesias
En los capítulos 2 y 3 del libro de Apocalipsis encontramos siete cartas dirigidas a las siete iglesias de Asia menor. Estas ciudades siguen estando en el mapa en la zona de Turquía, y están bastante cerca una de la otra. Seguramente Juan había hecho la ruta desde Éfeso, hasta Laodicea pasando por Esmirna, Pèrgamo, Tiatira, Sardis y Filadelfia.
Estas cartas tienen como propósito animar a los creyentes de entonces y a los de ahora a permanecer firmes en las dificultades. Las cartas son similares en estructura, incluyendo alabanza sobre lo que están haciendo bien, amonestación por lo que han descuidado, ánimo para seguir adelante en la transformación cristiana, y anticipación de aquellas cosas que nos esperan cuando venga Cristo.
¿Quién es el que escribió a las iglesias? Juan era el que las redactó, pero era Jesús el que les habló por medio de Juan. Entre los siete candeleros que Juan había visto en su visión, caminaba Cristo. Este Jesús, nos dice el texto, es el que estaba hablando a las iglesias. Lo vemos presentado como el remitente en la introducción de cada una de las cartas. “El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro” (2:1). “El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió” (2:8) “El que tiene la espada aguda de dos filos” (2:12). El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido” (2:18). El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas” (Apocalipsis 3:1) El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre” (3:7). El Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios” (3:14). Este es nuestro Salvador, el Cristo.
El mensaje que envió a las siete iglesias con la alabanza, la amonestación, el ánimo y la anticipación es aplicable también a la iglesia de Cristo a través de la historia y por todo el mundo. Por esto Juan finaliza cada carta con la misma exhortación: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”
A la iglesia en Éfeso los elogió por su sana doctrina. Eran firmes en sus creencias, y sabían cómo identificar a los falsos maestros. Éfeso era una iglesia clave en la zona, siendo la base desde donde el apóstol Pablo había divulgado el evangelio. Jesús los alaba por su constancia en la doctrina, pero les recrimina algo, y es que, en todo su afán por preservar la doctrina, habían descuidado su relación personal con Dios. Ese primer amor existente en el comienzo de su fe se había calcificado, llevándolos quizá hacia el legalismo. Estos debían recordar que la clave del cristianismo no es la religión, sino una relación vibrante con el Salvador. Jesús los anima a revivir este amor, porque les aguardaba el árbol de vida. Nosotros tenemos la misma promesa; por lo tanto, vivamos ahora disfrutando una íntima comunión con Cristo.
A Esmirna, Jesús los alaba por su entereza durante el sufrimiento. Al parecer los judíos habían blasfemado contra ellos, e incluso parece que habían sufrido tribulación en el ámbito personal y económico. Parece que habían reaccionado bien a todas estas aflicciones, y el Señor no tiene nada que recriminarles. Los anima, recordándoles, como Pablo había escrito a los corintios, que esta leve tribulación momentánea puede producir en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. (4:17)
Los anima a perseverar, anticipando la promesa de la corona de vida, que como nos recuerda Santiago 1:12, está reservada para los que le aman.
Pérgamo era una ciudad donde las prácticas paganas abundaban, y la iglesia en esa ciudad debía destacar por su resistencia a tales prácticas. Juan habla de un cristiano que por su fiel testimonio había perdido la vida. En medio de este ambiente, algunos creyentes habían enfriado, y se habían infiltrado en la iglesia prácticas paganas, incluyendo la...Tue, 06 Sep 2022 - 377 - Apocalipsis-178 Introducción al libro de Apocalipsis
Introducción al libro de Apocalipsis
El último libro de la Biblia es muy conocido, al menos por nombre. Se han escrito libros, se han hecho películas que aluden a este nombre, pero podríamos afirmar que el contenido del libro se conoce poco.
Juan es el autor de este libro que se escribió en modo de carta circular para que pasara de una iglesia a otra en la zona de Asia menor, por lo que hoy día es Turquía. Creemos que fue escrita por el apóstol Juan por los años 90 después de Cristo. Éste fue apresado por predicar el evangelio a las iglesias mencionadas aquí, y más tarde exiliado a la isla de Patmos por la causa de Cristo. El Señor lo cuidó, a pesar de su avanzada edad, y en la isla, tuvo unas visiones que plasmó en el lienzo para formar parte de la Palabra inspirada por Dios.
Juan comienza presentando el propósito del libro, de “manifestar … las cosas que deben suceder.” Juan nos dice que él mismo puede dar testimonio de la Palabra de Dios, que también ha sido testigo de la vida, muerte, resurrección y ascensión de Jesucristo, y ahora había recibido de manera especial una visión de aquellas cosas que estaban reservadas para un futuro.
Juan se dispone a compartir estas cosas con los lectores y afirma en el versículo 3:
“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escrita; porque el tiempo está cerca.”
A continuación Juan escribe a las siete iglesias que están en Asia, presentando al Señor Jesús, el cual él les había predicado antes de su exilio. Ahora, en la isla, Juan había escuchado mensaje de Dios y visto a Cristo. ¿Quién era este Cristo? El versículo 8 lo presenta, y en el segundo capítulo nos lo describe en detalle. Dijo la voz:
“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. 1:8 (ver 2:11)
Este era “Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.” Juan da gloria a su nombre diciendo: “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.” (Apocalipsis 1:5-6)
Juan ve una visión de las siete iglesias, representadas por siete candeleros, y en medio de estos estaba el Salvador. Te invito a leer este primer capítulo de Apocalipsis, porque la descripción de Cristo entre su iglesia en los versículos 12-18 es poderosa:
Este Cristo que la Biblia nos ha presentado desde el principio se ve reflejado en este libro de forma magnífica, porque aunque hemos visto su gloria en el Antiguo y el Nuevo Testamento, lo mejor aún está por venir.
Este Cristo que fue anunciado por los profetas, que se reveló a muchos, que vino a vivir entre su pueblo, volverá a buscar a los suyos y reinará por la eternidad. Este Cristo Todopoderoso vendrá una segunda vez a traer juicio y justicia a la Tierra.
Dice Juan en el 1:7 “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.”
En Isaías (45:22-23), en Romanos (14:11), en Filipenses (2:9-11), leemos que un día toda rodilla se doblará ante él, y toda lengua confesará que Jesús es Señor.
Apocalipsis nos muestra aquellas cosas que han sido, las que son, y las que han de ser.
En el versículo 19 Juan oye:
“Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas.” le dijo en Señor.
En este libro encontramos primeramente el mensaje de Dios a siete iglesias que son representativas de los cristianos en la Tierra. Dios nos presenta a Cristo en medio de su iglesia, poderoso y compasivo. Vemos a Cristo una vez más como león de Judá y como el cordero que quita el pecado del mundo.
Dios nos permite ver los...Mon, 05 Sep 2022 - 376 - Judas-177 Esperando su venida
Esperando su venida
Después de advertir a los cristianos de la necesidad de discernir entre cristianos verdaderos y aquellos que venían a confundirlos para su propia ganancia, Judas concluye la carta animándolos, recordándoles que a pesar de los engañadores que se pudieran presentar en el camino, Dios, que es Todopoderoso, es capaz de guardarnos de cualquier mal. Gracias a Dios, como ya nos decía Pablo en Romanos 8, podemos vivir esta vida con gozo y confianza, sabiendo que nada ni nadie puede arrebatarnos de la mano de nuestro Dios. Una vez suyos, siempre suyos. Por este motivo debemos disfrutar de esta vida sabiamente, al mismo tiempo que esperamos con ganas el día en que estaremos con Él para toda la eternidad.
Judas, hablando con los destinatarios de su carta, los anima en el versículo 17: ”Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.”
El cristiano genuino debe mantener frescas en la mente las palabras que Dios nos ha dejado. Tenemos una colección de 66 libros inspirados por Dios. Este tesoro debe estar activamente obrando en nuestras vidas. Debe permanecer presente y funcional en nuestros hogares, como Dios pidió a su pueblo en Deuteronomio 6.
El cristiano que vive esperando la venida del Señor demuestra las verdades que encontramos en los versículos 20-21. El 21 nos presenta el imperativo que une las diferentes acciones que presenta el apóstol. Dice así: “conservaos en el amor de Dios.”
¿Qué nos está pidiendo el Señor? ¿Cómo podemos conservarnos?
La Palabra de Dios nos enseña que vendrá el día en que estaremos cara a cara ante el Salvador, ya sea porque llegue el momento de nuestra muerte o porque estemos aquí cuando Cristo venga a buscar a su pueblo e inicie los tiempo finales, de los que hablaremos cuando leamos el libro del Apocalipsis. En su segunda venida, en el juicio final, todos compareceremos ante él, y en primer lugar, lo que determinará el veredicto no tendrá que ver con nuestras obras en la Tierra, sino si hemos confiado en Cristo para salvación.
Mientras esperamos la venida de nuestro Señor, Dios nos pide que nos conservemos en el amor de Dios. Ya hemos leído en múltiples cartas sobre su amor, que dio su vida para darnos perdón, para hacer posible un veredicto favorable por medio de Cristo. Dios nos pide que permanezcamos en Cristo, conservados en el amor de Dios, disfrutando de su amor y amando a los que nos rodean como Dios nos ha amado. Con ese encargo hubiera sido suficiente, pero Judas enumera tres maneras en las que podemos guardarnos de este modo: edificándonos en la fe, orando en el Espíritu y esperando en su misericordia.
En primer lugar, lo hacemos edificándonos sobre nuestra santísima fe, dice el texto.
Leímos que Cristo era la piedra angular, sobre la cual su iglesia debía edificarse. Pedro compartía cómo podíamos ir edificándonos sobre nuestra fe: 2 Pedro 1:5-7 dice: “vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.”
Si no estamos edificando, nos estamos deteriorando. Es importante que día a día vayamos avanzando, de gloria en gloria, como decía Pablo, hasta el día glorioso en que nos encontremos en la presencia de nuestro Señor.
En segundo lugar, Judas nos dice que nos conservamos en el amor de Dios orando en el Espíritu Santo. Tenemos el privilegio de poder estar en constante contacto con Dios por medio de la oración. No debemos descuidar nuestro tiempo personal con Dios, porque es vital para mantener una relación cercana y dinámica con nuestro Creador y Salvador. Gracias al Espíritu Santo de Dios, sabemos cómo pedir y somos guiados en la voluntad divina.
En...Thu, 28 Jul 2022 - 375 - Judas-176 Historias de advertencia
Historias de advertencia
La carta de Judas provee varias historias como ilustración para que los creyentes a los que escribía supieran qué comportamientos debían evitar y cómo identificar a aquellos que seguían dichas conductas.
En el versículo 11 dice:
“¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré.” (11)
Judas les lleva en un viaje en la historia judía para repasar algunas historias del Antiguo Testamento que reflejaban actitudes que no agradan a Dios. Ya leímos en la carta de Juan sobre Caín, de cómo su rebeldía y su envidia lo llevó a pecar contra Dios y su hermano. Judas advierte de los que siguen el camino de Caín, recordándonos con esta mera alusión lo terrible que es el camino de la rebeldía. Cuando Dios envió a Caín a tierra desconocida, este fue, se llevó consigo a los que formarían su familia y su círculo de amistades, y construyó una ciudad donde la violencia reinaba. Qué triste, que en lugar de arrepentirse y aprender de sus errores, siguió su propio camino a la perdición. ¡Ay de ellos que siguen este mismo camino! dice Judas.
Continúa haciendo alusión a Balaam, el cual por lucro, hizo alianza con los que venían contra Dios y su pueblo. Recordemos la historia de Balaam, ese profeta del que leemos en Números 22-24. El rey Balaac quería que este maldijera al pueblo de Israel. Balaam, profeta al servicio del Dios de Israel, quería las riquezas y fama que Balaac le estaba ofreciendo, pero temía ofender al Dios verdadero. Sin embargo, el amor al dinero lo llevó camino a maldecir al pueblo. Tal era su empeño, que Dios usó a su asna para sacarlo de su terca actitud, mas este golpeó al pobre animal mientras ésta milagrosamente le hablaba. Esta historia sería graciosa si no ilustrara la necedad del hombre que insiste en ir por su propio camino y buscar su propia ganancia pensando que puede engañar a Dios. Como Balaam hay muchos, y cualquiera de nosotros podríamos caer en el mismo error. Ay de los que siguen su propia necedad y se alejan de Dios a pesar de las advertencias divinas.
El tercer ejemplo es el de Coré, personaje que encontramos en el capítulo 16 de Números. Tristemente, este hombre de la tribu de Leví se rebeló contra el plan de Dios, y organizó un grupo para enfrentarse a Moisés y Aarón, los líderes que Dios había puesto para guiar al pueblo. El argumento de Coré era que todos ellos eran santos, y por lo tanto, ellos elegirían quién los liderarían. Era cierto que Dios los había apartado para el ministerio, ya que eran parte de la tribu de los sacerdotes, pero se estaban rebelando contra Dios buscando más gloria y poder para ellos en lugar de glorificar a Dios en la posición que Dios les había dado. Dios, tras advertirles y darles oportunidad de arrepentirse, trajo juicio sobre los rebeldes que decidieron seguir el camino de Coré. ¡Ay de aquellos que todavía hoy buscan gloria para sí mismos, anteponiendo su voluntad a la de Dios!
De los tales sigue diciendo Judas:
“Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.” (12-13)
Son palabras fuertes, pero qué fuerte es volverse contra el Todopoderoso. Esto es lo que hicieron los ángeles caídos, y por ello aguardan “su juicio en el gran día” (6).
Judas da también el ejemplo de Sodoma y Gomorra, ciudades que despreciaron la gracia de Dios para deleitarse en pecados que Dios condenaba. Estas también “fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno” (7).
“No obstante, de la misma manera también estos soñadores (de los...Wed, 27 Jul 2022 - 374 - Judas-175 Introducción a la carta de Judas
Esta carta es la última de las epístolas en el Nuevo Testamento. La consideramos una epístola general, porque no va dirigida a una iglesia o persona en particular. Desconocemos los destinatarios de la carta, pero sabemos que eran cristianos, probablemente judíos, que conocían bien el Antiguo Testamento y otros escritos de tradición judía. Judas hace referencia a múltiples historias que estos conocían para describir en detalle algunos falsos profetas que iban de iglesia en iglesia contagiando a los cristianos con enseñanzas falsas que traían confusión.
La carta fue escrita alrededor del año 70 después de Cristo. Este Judas, claro está, no es el mismo Judas que vendió al Señor Jesús por 30 piezas de plata y que después, no pudiendo vivir con lo que había hecho, en lugar de arrepentirse y seguir a Cristo, se quitó la vida cobardemente.
Este Judas, autor de la carta es el hermano de Jacobo, también conocido como Santiago, escritor de la carta de Santiago. Estos dos eran hermanos de Jesús por parte de madre, nos dicen las Escrituras. Aunque no habían seguido a su hermano el Maestro durante su vida en la Tierra, después de ver al Señor morir en la cruz y ver su testimonio de resurrección, creyeron en todo lo que su hermano había dicho y siguieron en el camino del evangelio, compartiendo con muchos la verdad de la Palabra.
Judas, en esta carta había pensado escribir sobre la fe que era común a cada uno, basada en la muerte y resurrección de Cristo, recibida por la fe, sin mérito propio, y gracias a la misericordia de Dios y su amor hacia el pecador arrepentido.
Sin embargo, Dios le había guiado hacia otro tema, uno que por desgracia se debía tratar debido al peligro que suponía para los creyentes en diferentes lugares. Por este motivo, en el primer versículo, Judas les dice que a pesar de “la gran solicitud que tenía de escribirles acerca de la común salvación, le había sido necesario escribirles exhortándolos a que lucharan ardientemente a favor de “la fe que ha sido una vez dada a los santos.”
La fe en Cristo que tenemos por la gracia de Dios es valiosa, y no debemos permitir que los que vienen sembrando dudas en la mente minen la tierra fértil que ha sido sembrada.
Lo peor de todo, como dice Judas en el versículo 4, es que muchos de estos vienen “encubiertamente”, engañando, haciéndose pasar por cristianos que conocen al Salvador, pero como veíamos en las otras cartas, con sus vidas mostraban lo mismo. De estos leíamos en las cartas de Pedro (2 Pedro 2:1-3), en las de Pablo a Timoteo (2 Timoteo 3:1-9), y en las de Juan (1 Juan 4:1-3). Incluso el Señor Jesús advirtió sobre este tipo de persona en Mateo 7 (15-19). Curiosamente, el hermano del Señor habla de ellos como previamente reservados para condenación, haciendo resonar en nuestra mente lo que leemos del otro Judas, falso discípulo de Jesús, que a pesar de andar y comer con Jesús y sus discípulos, no era en realidad parte de ellos, como nos confirma Juan 6:70. Judas Iscariote era un ladrón, que sustraía dinero de la bolsa de los discípulos, como nos dice Juan 12:6. Este, llegada la oportunidad, traicionó al que le había acogido como uno de los suyos, aún sabiendo lo que este acabaría haciendo, como vemos en Juan 13:26.
El autor de la carta desvela a estos engañadores para que los cristianos puedan estar alertados, y desechando tales enseñanzas, puedan recordar las palabras de los apóstoles del Señor Jesucristo y seguir sus enseñanzas.
Judas nos recuerda que estamos aquí ahora, pero anticipando la vida eterna que Cristo nos ha prometido. Por esto, cada uno de nosotros, desechando las enseñanzas contrarias a la verdad del evangelio, debemos, como dicen los versículos 20 y 21, ir “edificándonos sobre nuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservados en el amor de Dios y esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.”
Judas acaba su carta...Tue, 26 Jul 2022 - 373 - 1-3Juan-174 El guardián de mi hermano
El guardián de mi hermano
Varias secciones de las cartas de Juan hablan del amor. Cuando leemos del primer versículo del capítulo 3, “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” nos viene a la mente Juan 3:16, donde leemos que “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
El apóstol Juan deja claro que Dios mostró su amor hacia la humanidad ofreciendo la vida de su Hijo amado para proveer salvación para todo aquel que lo recibe; por Él tenemos vida eterna.
1 Juan 3:16 nos dice que Dios nos ha dado a conocer su amor a través de este acto y nos instruye a hacer lo mismo hacia otros diciendo: “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.”
“En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.” (1 Juan 3:10)
Esta es una afirmación muy drástica. Juan nos explica que desde el principio hemos oído este mensaje: “Que nos amemos unos a otros.” y continúa con la siguiente advertencia: “No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano.” (3:11-12).
Juan nos lleva al principio, al libro de Génesis, donde leemos que Caín, el hijo de los primeros habitantes de la Tierra, tuvo envidia contra su hermano, porque éste obedecía a Dios y recibía la aprobación del cielo. Caín estaba enojado con él, y Dios vino a su misma presencia y le preguntó en el versículo 6: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante?” Caín no contestó las preguntas de Dios, sino que en su orgullo, atacó a su hermano quitándole la vida. Dios volvió a hablar con CaÍn, esta vez preguntándole:
“¿Dónde está Abel tu hermano?”
Dios sabía lo que había sucedido, pero quería que Caín se diera cuenta de su pecado. Sin embargo Caín actuó con la misma ira con la que había actuado con Abel.
“Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?” (4:9)
Basándonos en la enseñanza a través de la Biblia podríamos contestar sin titubear: ¡por supuesto! Pero vemos que Dios no siente la necesidad de contestarle.
Por supuesto que tenía la responsabilidad de mirar por el bienestar de su hermano Abel. Como leemos en Juan, desde el principio, el plan de Dios era que así como él nos ama, nos amemos unos a otros. Dios no vino a quitar vida, sino a dar su vida por nosotros. Caín sabía que había pecado cuando en lugar de amar a su hermano, lo había atacado por envidia.
La carta de Juan nos recuerda: “No seas como Caín.” Los que son de Dios aman como Dios ama. Es más; el versículo 14 del capítulo 3 dice:
“Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.”
Juan da dos muestras de la salvación; una es que el que conoce a Dios no vive en pecado, desobedeciendo a Dios. La otra es que el que conoce a Dios de verdad ama a su hermano. Leemos en 1 Juan 4:20: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”
1 Juan 4:7-11 nos enseña: “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.”
¡Qué preciosa y clara explicación! Deja...Mon, 25 Jul 2022 - 372 - 1-3Juan-173 Anticristos
Anticristos
Es muy probable que todos hayamos oído del Anticristo, este personaje que en los últimos tiempos se levantará en la esfera política mundial y después de traer una supuesta paz mundial se declarará a sí mismo “salvador del mundo,” demandando fidelidad y honra a su persona. En el libro de Apocalipsis veremos más sobre estos eventos, pero en la Palabra de Dios no solo se habla de un anticristo, sino de anticristos en plural. ¿A quienes se refiere el apóstol Juan cuando habla de los anticristos? Como la palabra indica, estas son personas que niegan a Cristo y al mismo tiempo desean para sí mismos todo lo que Cristo le pertenece. Déjame explicarme.
Estos procuran por todos los medios deshacerse de la idea del Dios de la Biblia, para crear ellos su propia idea de la deidad. De estos ha habido, hay y habrá muchos en la historia de la humanidad. Recordemos a los emperadores romanos que se declaraban a sí mismos dioses. Nerón mató a cientos de cristianos en los circos y en la hoguera porque honraban a Cristo y no a él. Como este hemos tenido demasiados en la corta historia de la humanidad. Pero estos personajes, aunque no tengan renombre mundial o una gran esfera de influencia, siguen existiendo. Juan los identifica de forma sencilla en el 2:22 “¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.”
Estas personas niegan al Padre y al Hijo, y viven según su propia mentira. Algunos miran al cielo y dicen “si Dios existe…..” Dios ya ha dicho que existe; no hay base para negar esta realidad. Como creación suya, deberíamos poder identificarlo, sentirlo, y aceptarlo, pero sin embargo nos permitimos el lujo de cuestionar su existencia. Incluso muchos afirman que debe haber “algo” que gobierne el universo, dejando lugar a seres extraterrestres que puedan controlar nuestro destino. Este pensamiento es claramente “antiDios” y “anticristo”.
Están también aquellos que dicen que creen en Dios, pero no creen en el Hijo, el Salvador del mundo, Dios encarnado. Desprecian su deidad y lo relegan a un segundo plano. Estos también son anticristos según el versículo. “Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.” Es innegable que uno viene con el otro, y son indivisibles. Uno puede ir predicando por las calles que cree en Dios y negar la deidad de Cristo, pero la Biblia es clara en cuanto a esto; tal persona no tiene al Padre, vive engañada y engañando, y es al fin de cuentas un anticristo, porque niega la verdadera identidad de Cristo. Esto no lo digo yo para juzgar ni insultar a nadie; es la Palabra de Dios.
Juan ya advertía a los cristianos del primer siglo con estas palabras: Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.
Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.”
Si ellos podían reconocer que estaban en los últimos tiempos, cuánto más nosotros, veinte siglos más tarde. Ya hemos dicho que Dios espera pacientemente para que aquellos que han de ser salvos vengan al conocimiento de Cristo, pero los que tenemos al Santo morando en nosotros podemos discernir por la Palabra entre aquellos que son de Dios, y aquellos que lo niegan, ya sea en palabra o en hechos. En el capítulo 4 describe el espíritu de los que son “anti-Cristo” para que podamos nosotros identificarlos:
“En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual...Thu, 21 Jul 2022 - 371 - 1-3Juan-172 El mundo y sus deseos
El mundo y sus deseos
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” 1 Juan 2:15-17
Estos tres versículos de la Biblia tienen grandes verdades prácticas para la vida del cristiano, porque describen en una frase relativamente corta las luchas que experimentamos en nuestra vida cotidiana aquí en la Tierra. Nos dice Juan que todo lo que nos tienta a desviarnos de Dios en este mundo no proviene de Dios, sino del mismo mundo en que vivimos. Santiago ya nos advertía del error de pensar que Dios nos da malas cosas cuando dijo en el capítulo 1:13-15: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. (Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte).”
Es fácil para el ser humano culpar a Dios por cada dificultad en esta vida, pero lo cierto es que no necesitamos a nadie, ni siquiera al maligno, para meternos en problemas, porque como Dios ha enseñado, el mal mora en cada corazón y este mundo caído está lleno de maldad. Esta realidad va en contra de la tendencia prevalente de pensar que somos buenos por naturaleza, y que nos hacemos malos por lo que vamos recibiendo en nuestra experiencia. Si fuera así, ¿de dónde viene el mal entonces?
Dios nos explica que el mal viene de nuestro interior, y que no hay nada fuera del cuerpo que contamine al hombre (lo vemos en las enseñanzas de Jesús en Mateo 15 y Marcos 7). Este pensamiento no es muy popular porque pone la responsabilidad sobre la propia persona. Veamos cómo los mismos deseos naturales que Dios nos ha dado para disfrutar en Su voluntad, pueden ser pervertidos para hacernos caer cuando le desobedecemos.
Dice Juan que “todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.” El mundo al que se refiere es el sistema en el que vivimos, el cual formamos todos nosotros. Las categorías que Juan identifica en el texto son los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida.
Como la Biblia es un libro que está perfectamente interconectado, es muy interesante ver estas tres categorías en la primera tentación documentada en Génesis, el primer libro del Antiguo Testamento y las tentaciones de Jesús en Mateo y Lucas, en el Nuevo Testamento.
Cuando la serpiente tentó a Eva en el Huerto del Edén, esta experimentó las tres categorías de deseos aquí mencionadas. Nos dice Génesis 3:6 “Vio, pues, la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió;”
En primer lugar percibió que el fruto era bueno para comer. Las necesidades de la carne son importantes para nosotros; tenemos que comer, dormir y relacionarnos; y Dios nos ha dado tanto las necesidades como el deleite mientras las satisfacemos. Sin embargo, dentro de este regalo, corremos el peligro de desear satisfacer estas necesidades fuera de la voluntad del Señor, ya sea porque no es lo que Dios tiene para nosotros o porque no es el momento de disfrutarlo. El fruto del árbol que Dios había prohibido parecía bueno para comer. No parecía que lo que Dios había prohibido fuera en sí malo, por lo que la serpiente aprovecha este deseo natural en Eva para convencerla. Por supuesto que los árboles que sí podían comer también tenían frutos buenos para comer. No era que Dios no estaba satisfaciendo las necesidades...Wed, 20 Jul 2022 - 370 - 1-3Juan-171 Un mensaje para todos
Un mensaje para todos
En la introducción de las cartas de Juan pudimos ver que Dios, a través del apóstol nos recuerda que Dios es luz y amor, y esa luz y ese amor deben ser evidentes en las vidas de los que proclamamos su nombre.
Ahora bien, es posible que al escuchar esto te venga a la mente alguno que llamándose cristiano vive más como un diablo, dirías tú. Es importante que ante estos ejemplos de incongruencia, lleguemos a la conclusión, como nos muestra Juan, que esta persona no conoce a Dios de verdad, porque como leíamos en 1 Juan 2:6, “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.” Esta afirmación supone un reto para el creyente y una prueba de identificación para aquellos que están buscando a Dios. Dios es luz, Dios es fiel, y Dios es justo. No puedes juzgar a Dios por las acciones de los hombres. Busca tú a Dios directamente, y pide que esta persona conozca al Señor y que su vida refleje el carácter santo de Dios.
Recordemos que la Palabra de Dios tiene un mensaje para cada uno de nosotros, y presenta al Salvador.
Aunque es ta primera carta de Juan no viene con un destinatario claro, el apóstol sí nos nos dice para quién es el mensaje en esta carta. En el capítulo 2 leemos los diferentes grupos a los que Juan dirige su mensaje, incluyendo a aquellos que acaban de oír el evangelio, aquellos que ya llevan muchos años, y aquellos que guían a los más jóvenes. El mensaje va dirigido a cada uno.
En primer lugar, escribe a los que llama “hijitos”: “Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.” Dice además: “Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre.”
Es posible que alguien que acaba de conocer a Cristo sienta lo difícil que es vivir una vida según los principios de Dios en un mundo que vive totalmente opuesto a Dios.
Juan les recuerda que si han abrazado la obra de a Cristo, sus pecados han sido perdonados, y pueden ir creciendo en santidad, por la obra del Espíritu Santo de Dios. Así que, ya sea que seas tú el novato en los caminos del Señor, o que veas a otros luchando por ser mejor cada día, en lugar de desanimarnos o de juzgar, recordemos que el que nos ha perdonado los pecados es fiel y justo para limpiarnos. Podemos ir avanzando, y como en la aurora, Su luz puede ir aumentando en nuestras vidas.
En segundo lugar, Juan escribe a los que llevan más tiempo en el camino: “Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio.” y “Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio.”
Estos a los que Juan se refiere como a Padres, conocen al Padre, y han podido experimentar personalmente a Dios en su andar a través de los años. Sin embargo, es fácil que con la confianza, olvidemos que aquel que nos llamó es Santo. No podemos descuidarnos en nuestro andar con Dios, porque es fácil adquirir una cultura cristiana y olvidar el carácter de Dios. Somos cristianos porque Cristo nos ha salvado y vivimos la vida cristiana, no porque esa es nuestra cultura o tradición, sino porque vivimos como Él vivió. Aquellos que conocemos a Dios ya muchos años deberíamos poder ayudar a los hijitos y los jóvenes en el camino.
Este es el otro grupo al que escribe Juan—a los jóvenes. “Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno.” Y también dice “Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.”
¡Qué bendición son aquellos que están creciendo en el Señor, y que están en una época de su vida cristiana en la que reciben las luchas con ánimo en Cristo. Estos están viviendo en la Palabra, y cuando vienen los dardos del maligno, hacen uso inmediato de la armadura de Dios, y con la Espada de la Palabra de Dios han vencido y vencen al maligno, y este huye. Así deberíamos cada uno, hijitos,...Tue, 19 Jul 2022 - 369 - 1-3Juan-170 La luz y las tinieblas
La luz y las tinieblas
1 de Juan presenta varias premisas que debemos analizar. En primer lugar afirma que aquel que conoce a Cristo vive de forma que agrada a Dios.
Lo vemos presentado en el versículo 6 donde dice: “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;”
En el 5 ya afirmaba que Dios es luz. Como Dios personifica la luz, es imposible que haya tinieblas en él. En el momento en que un rayo de luz entra en un cuarto oscuro, las tinieblas dan lugar a la luz. En el momento en que Dios entra en una vida, debería ser igual. Dios no entra tan solo como una luz tenue, sino que su luz es capaz de disipar las tinieblas de manera indiscutible.
En 2 Pedro 1:19 leíamos: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;” Proverbios 4:18 dice que “la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto.” Sea que tu vida cambie de inmediato o que la luz de Cristo vaya alumbrando tu vida de forma creciente, no hay lugar a duda que una vida con Cristo es una vida de luz. Por esta lógica, una vida de tinieblas, argumenta Juan, demuestra la ausencia de Cristo. El que dice que pasa tiempo con Dios y anda en tinieblas, miente, dice Juan. En el capítulo 2 reitera: “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él;”
El que dice que permanece en Cristo, dice 1 Juan 2:6 “debe andar como él anduvo.” El que no guarda las normas de Dios no puede fardar de su relación con Dios. Si dice que conoce a Dios y vive en pecado, miente, dice Juan.
El apóstol aclara que esto no significa que una vez que conocemos a Dios ya nunca pecamos. El que dice que nunca peca, dice Juan, no solo se engaña a sí mismo, sino que está llamando a Dios mentiroso, porque Dios ha declarado que todos somos pecadores (1 Juan 1:10, Romanos 3:10). Sin embargo, cuando reconocemos nuestro pecado, podemos encontrar una resolución, porque Cristo ya ha provisto el perdón de pecados. 1 Juan 1:9 dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
La realidad es que pecamos, muchas veces sin pensarlo incluso, pero tenemos la certeza de que cuando confesamos nuestro pecado de corazón, Dios es fiel a su Palabra y es justo para perdonarnos y limpiarnos, para que nuestra luz vaya en aumento, hasta que el día del Señor esclarezca. En el capítulo 2 leemos que Cristo mismo es nuestro abogado defensor. Él además es el que ya ha provisto el perdón, no solo por nuestros pecados, dice el versículo 2:2, sino también por los de todo el mundo.
Juan declara que la luz en nuestra vida y en nuestro andar diario en Cristo es evidencia de nuestra relación con Dios, y además está directamente relacionado con nuestra relación con otros. Juan insiste en el capítulo 2:9-11: “El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.” Está claro; si vivimos en luz, se notará en nuestras relaciones con los que nos rodean.
Cuidado con nuestras afirmaciones. Como vimos en las cartas de Pedro, nuestro hablar debe ir apoyado de nuestro andar. Si decimos conocer a Dios, debemos vivir una vida en la que la luz de Dios brille, andar como Cristo anduvo, y reflejar la luz que Dios nos ha dado para el bien de los que nos rodean. Si no vivimos así, somos mentirosos, y los primeros engañados seremos nosotros mismos.
Como declaró el Señor Jesús en el sermón del monte: “Así alumbre vuestra luz...Mon, 18 Jul 2022 - 368 - 1-3Juan-169 El mensaje de Juan
El mensaje de Juan
Hacia el final del Nuevo Testamento encontramos entre las epístolas generales tres cartas del apóstol Juan, el cual se llama a sí mismo “el amado” y “el anciano”. Juan era el más joven del grupo íntimo del Señor Jesús, y ahora, muchos años más tarde, ya anciano, escribía a varias congregaciones pequeñas en la zona de Asia Menor. La primera carta es la más larga y también la más general, probablemente con la intención de que se pasara entre las diferentes congregaciones de creyentes. Las otras dos cartas especifican a quién iban dirigidas; la segunda va dirigida a un grupo de cristianos que se reunía en una casa. Juan les habla del amor de Dios, pero les advierte de algunos que vendrían hablando de Dios aún viviendo en contradicción con la Palabra de Dios; a estos no debían recibir abiertamente, sino que debían comprobar quienes eran en verdad seguidores de la fe cristiana. La tercera carta va dirigida a Gayo, un hombre de otro grupo de creyentes que se congregaban en otra casa. Juan le pide que en el amor de Dios esté preparado para recibir a aquellos que sinceramente vendrían predicando el evangelio. Ambos grupos debían observar y comprobar así que el hablar y el andar de aquellos que llegaban a sus congregaciones fuera digno del Salvador.
La primera epístola de Juan es una especie de sermón que repasa las enseñanzas de Cristo. Tanto el contenido como la forma se asemejan al Evangelio de Juan. El apóstol, en esta carta circular presenta a Cristo como Dios, venido al mundo a traer luz y amor. Juan quiere con sus escritos animarnos a vivir según las enseñanzas del Maestro, reflejando su luz y su amor al mundo en el que vivimos.
El libro comienza con el siguiente mensaje:
“Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.”
El apóstol nos dice desde el principio que nos va a anunciar aquello que había ocurrido y que ellos habían visto con sus ojos y palpado con sus manos. El protagonista principal iba a ser el Verbo de Vida, Jesucristo, la vida eterna que habiendo estado con el Padre había sido manifestada al mundo para salvación.
El apóstol también nos da específicamente tres razones por las que estaba escribiendo estas cosas: En primer lugar dice que era para que pudiéramos tener comunión con ellos, los que habían andado y vivido con Jesús. En segundo lugar, dice que escribía para que nuestro gozo fuera cumplido. Más tarde, en el capítulo 5 nos dice que escribía para que creyéramos en el nombre del Hijo de Dios y podamos tener la certeza de que tenemos vida eterna. (5:13; Juan 20:31)
Sin duda, las epístolas de Juan son de gran valor para conocer al Dios de la Biblia. Nos presenta el contraste entre la luz y las tinieblas, nos muestra el amor de Dios y nos reta a vivir ese amor con aquellos que nos rodean. En esencia, nos muestra al Verdadero, al Verbo de Vida, el único camino a la vida eterna (5:20).
A través del estudio del contenido de este corto escrito, veremos la esencia del Verbo, el único que nos puede otorgar el perdón de pecados y nos ofrece una nueva vida en Él.Fri, 15 Jul 2022 - 367 - Pedro-168 Siempre preparados
Siempre preparados
¿Alguna vez te han hecho una pregunta sobre Dios o la Biblia que no sabías contestar? Claro que ni tú ni yo nos consideramos teólogos en el sentido más estricto de la palabra, pero basados en la etimología de la palabra, si “teo” significa Dios y “logo” habla de conocimiento, debemos concluir que todos los que conocemos a Dios y estamos creciendo en el conocimiento de Dios podemos considerarnos teólogos crecientes, y deberíamos aprender para poder contestar esas preguntas, algunas sinceras, y otras, hasta malintencionadas.
Pedro estaba viviendo una época difícil en Roma. El emperador romano odiaba a los cristianos y quería deshacerse de ellos. Muchos ciudadanos no los veían con buenos ojos, y vemos que grandes números de cristianos habían tenido que salir de Roma para proteger sus vidas.
En este clima, leemos que Pedro los anima a predicar el evangelio con sus vidas y a estar preparados para defender su fe cuando alguno les preguntara. En primer lugar, Pedro les pide que vivan para Dios, andando dignamente, absteniéndose de todo aquello que contradice la santidad de Dios y “manteniendo buena su manera de vivir” (1 Pedro 2:11-12).
Pedro, en el capítulo tres describe la actitud que a Dios le agrada, para que cada persona que confiese el nombre de Dios pueda vivir con una conciencia limpia, sabiendo que su andar y su hablar están en concordancia con las Escrituras.
En 1 Pedro 3:15 Pedro les dice: “estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.”
Incluso en el clima hostil en el que vivía Pedro y estos creyentes a los que las cartas iban dirigidas en primer lugar, podían echar mano de las Escrituras y rogar al Espíritu Santo que les mostrara aquello que Dios ya les había dado en Su Palabra, para poder defender su fe con una conciencia tranquila.
Estos cristianos podían soportar persecución injusta sin renunciar a su fe en Dios, porque la Palabra que Dios ha dado es digna de toda confianza. Como leemos en 2 Pedro 1:19-21 “Tenemos (también) la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
El Señor mismo describe en Su Palabra que estos santos hombres de Dios fueron directamente guiados por el Espíritu Santo de Dios, de modo que lo que escribieron es Palabra de Dios.
Nosotros podemos confiar en la veracidad de la Biblia, igual que los creyentes que recibieron esta carta de Pedro. Podemos ver cómo las profecías del Antiguo Testamento sobre la primera venida del Mesías se cumplieron perfectamente en Jesús. Esto debería darnos aún más confianza en el resto de las promesas de la Palabra de Dios. Cuando leemos de la segunda venida de Cristo y su victoria final sobre Satanás y el anticristo, podemos tener la certeza de que se cumplirá todo lo que Dios ha dicho en su Palabra. Por lo tanto, como dice el apóstol, debemos tener total confianza en la Biblia y prepararnos para usarla para dar una contestación a las personas que nos preguntan sobre la razón de la esperanza que hay en nosotros.
Estos creyentes tenían el Antiguo Testamento y estaban recibiendo porciones del Nuevo. Si ellos en su día tenían todo lo necesario para presentar su fe en Cristo, mucho más nosotros que tenemos la Palabra de Dios completa a nuestro alcance y podemos echar mano de esta cada vez que...Thu, 14 Jul 2022 - 366 - Pedro-167 No te olvides
No te olvides
Somos propensos a olvidarnos de momentos claves en nuestras vidas, tomando a la ligera favores recibidos, grandes logros personales o momentos memorables. En definitiva, nuevas experiencias nos bombardean y nuestra mente acaba centrada solo en lo que está sucediéndonos en el momento.
Por esta tendencia humana, el Señor nos escribe a través de Pedro para decirnos que el que no está creciendo en el conocimiento de Cristo, si es salvo, ha olvidado el regalo que Dios le ha dado. Dice 2 Pedro 1:9: “Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados.” (2 Pedro 1:9)
¿De qué cosas está hablando? Fe, virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal, amor. El que no vive creciendo en la fe dada por el Espíritu Santo, no puede ver más allá de sí mismo, ha olvidado aquello que ha recibido de lo alto y que debe haber transformado su vida.
Es por esto que nos pide que “hagamos firme nuestra vocación.” Es decir, que confirmemos día a día el llamamiento de Dios.
En los versículos 12 y 13 vemos que Pedro les quiere ayudar a recordar aquello que han adquirido. Dice así: “Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente. Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación;”
Pedro amaba a sus hermanos, y mostraba este amor recordándoles las verdades del evangelio. El apóstol había dedicado su vida a compartir lo que había vivido y aprendido a los pies de Jesús. Les había dado a conocer el poder de Cristo y Su prometida venida, anunciada desde antaño por la profecía más segura, inspirada por el mismo Espíritu Santo. Ahora Pedro sabía que le quedaban pocos días de vida, pero mientras tuviera aliento, amonestaría a los creyentes, despertando a los que se estaban durmiendo, trayendo a la memoria el gran regalo de Dios al mundo y todo lo necesario que Dios nos ha dado para triunfar en nuestra vida cristiana. En los versículos 3-4 afirma: “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina.” Participantes de la naturaleza divina; ¿cómo podemos olvidar esto y vivir como los que no han gustado la gracia de Dios? Pero es no solo posible, sino fácil olvidarnos, con todo el ruido que aborda nuestra mente y con todas las distracciones que la vida nos presenta. Es por esto que Pedro dice que debemos poner toda diligencia para mantenernos firmes y adelante.
Pedro nos advierte sobre aquellos que desprecian a Dios para seguir lo que su propia carne les dicta, y andan en concupiscencia e inmundicia. 2 Pedro 2:10 les llama “atrevidos y contumaces,” tercos, rebeldes y sin miedo a hablar mal de las potestades superiores. Estos son, según el versículo 17: “ fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre.” Y la Palabra dice que recibirán “el galardón de su injusticia, la perdición.” No quisiéramos ser nosotros los que recibamos tal “premio de maldad” (2 Pedro 2:13-15). Estos que van en contra de las verdades de la Biblia, nos dice el capítulo 3, versículo 5, ignoran la verdad voluntariamente, mas nosotros no tenemos que ser ignorantes.
Contemplando tal peligro y la segura venida de nuestro Señor, Pedro escribe estas dos cartas, para que sabiendo la verdad de antemano podamos permanecer firmes. Nos dice en el 3:2 que escribe “para que tengamos memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles.” No olvidemos las palabras de...Wed, 13 Jul 2022 - 365 - Pedro-166 No te conformes
No te conformes
A veces hay que conformarse, pero es triste ver que a menudo somos capaces de conformarnos demasiado. Nos conformamos con lo que somos y con cómo estamos, porque es más fácil dejar las cosas como están que intentar mejorarlas. El cambio requiere esfuerzo, pero el cambio, si es para bien, vale la pena el esfuerzo.
El Señor nos pide que permanezcamos en Él, el cual nunca cambia, pero es su voluntad que haya cambio en nosotros. Nos pide que vayamos transformándonos de gloria en gloria, hasta llegar a la misma imagen de nuestro Señor. Esto es tarea difícil, por no decir que es imposible sin la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. 1 Pedro 1:16 declara: “Sed santos, porque yo soy santo.” Esta es una meta a la que no creo que podamos decir que hemos llegado, ¿verdad? Para ponernos manos a la obra nos pide Pedro en el versículo 13 que “ciñamos los lomos de nuestro entendimiento.” Los romanos utilizaban túnicas que se mantenían sujetas por el cinto, y cuando uno iba a realizar algún trabajo, debían asegurar bien la túnica para que no les molestara. Pedro pide esto porque al igual que para cualquier trabajo, el trabajo en nuestro interior demanda que nos apretemos el cinturón.
El apóstol continúa pidiendo que seamos sobrios, manteniéndonos centrados y serios en cuanto a nuestra tarea, y esperando por completo en la promesa de la gracia que Cristo traerá cuando sea manifestado, dice el texto.
¿Por qué debemos hacer esto? ¿Con qué propósito? Pedro explica que el que nos ha llamado a una vida santa es él mismo santo. “Como aquel que nos llamó es santo, sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.” (1 Pedro 1:15)
Es por este llamado que no podemos conformarnos a nuestros deseos naturales, acomodándonos a lo que somos, y sin mirar adelante.
Vamos adelante hacia esta vida santa porque Cristo nos ha rescatado por su sangre, nos ha destinado para salvación, ha purificado nuestras almas, y quiere seguir haciéndolo por medio de Su Palabra viva y eterna. En el capítulo 2 nos dice a los que hemos gustado de la gracia de Dios: “Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación.” Este alimento es Su Palabra.
Pedro describe situaciones en las que en lugar de conformarnos a lo natural, podemos permitir que Dios haga un cambio en nosotros para bien. En el trato con otros, Dios pide que mostremos respeto y honra incluso a aquellos que no son agradables, mostrándoles así el amor de Dios. Leemos en 1 Pedro 3:8-9: “sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.” De lo que hemos recibido, damos, confiando en que Dios nos protegerá de todo mal, “Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.” (1 Pedro 3:12)
Cada persona que se dice llamar cristiana debe buscar la paz y seguirla y debe mostrar respeto a su prójimo, ya sea desde una posición de autoridad o no.
A cada uno, en el capítulo 1 de la segunda carta dice el apóstol: “Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.”
Esto no se cultiva conformándonos a lo que ya somos, sino buscando a Dios día a día. Comenzando por la fe, vamos recibiendo las virtudes...Tue, 12 Jul 2022 - 364 - Pedro-165 Manteniendo el buen nombre
Manteniendo el Buen Nombre
Pedro, en su carta a los cristianos les pide que por su conducta traigan honra a Dios. En el imperio romano el clima social era hostil hacia los creyentes. Había gente que intentaba encontrar en los cristianos razón para destruirlos, por lo que los acusaban falsamente. Pero Pedro, con el deseo de que el nombre de Dios se mantuviera puro les escribe diciendo:
“Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras. (1 Pedro 2:11-13)
Había mucho a lo que no podrían someterse en buena conciencia, pero en todo aquello que no manchara el nombre del Señor, Pedro les exhorta:
“Por causa del Señor someteos a toda institución humana.” Esto incluía a aquellos que hacían las leyes, y de forma mucho más práctica, a los que venían a velar por su cumplimiento, es decir, como nuestras fuerzas policiales.
Y Dios les pide que se sometan, no porque las instituciones siempre tuvieran razón o porque Dios aprobara lo que estaban haciendo, sino para que no pudieran encontrar nada de qué acusarlos. Esto no era una petición a los creyentes a que aprobaran todo lo que los gobernadores estaban defendiendo. Los cristianos debían mantener su conducta casta y defender las leyes morales de Dios. Sin embargo, su conducta no debía destacar por la defensa de ciertas posiciones políticas, ni siquiera por la defensa de sus derechos sociales, sino más bien por la defensa de la ley moral de Dios. Esto era duro para muchos.
Mas Pedro les recuerda: “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.
En Gálatas Pablo afirmaba que en el fruto del Espíritu no hay condenación. Los cristianos perseguidos podían vivir libremente en el fruto del Espíritu, y Dios se encargaría de su estancia en esta vida y de mantener firme la herencia eterna que les esperaba al pasar a la próxima.
Por lo cual Pedro podía decirles sin temor estas palabras que seguro sonaban peligrosas para algunos:
“Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey.”
Estas verdades me las recuerdo a mí misma al mismo tiempo que las comparto contigo, porque sabemos que los que nos dirigen en este mundo, no siempre harán las cosas para nuestro bien, pero recordemos las palabras de José a sus hermanos en Génesis 50:20: “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien.” Podemos honrar a las autoridades, siempre y cuando estemos confiando en que Dios es Soberano sobre toda autoridad humana. Nuestro respeto a las autoridades no significa que estamos de acuerdo con lo que esta persona está haciendo. Al contrario, es nuestra obligación como creyentes ir a Dios, llevándole todas nuestras cargas, incluidas aquellas que nos pueda imponer un gobernante injusto. Pedro, cuando escribía esta carta, ya temía por su vida. Sabemos por la tradición secular que Pedro murió a manos del gobierno romano. Creo que podemos decir que Pedro no estaba conforme con las autoridades romanas. Pero este vivió temiendo a Dios, honrando a todos, amando a sus hermanos, y honrando al rey. Esto lo pudo hacer porque entendía que sobre cualquier autoridad humana reina el Señor, y por causa de Su nombre, podía vivir y morir manteniendo el buen nombre de Cristo.
Examinemos nuestra actitud hacia los que nos rodean. Si tememos a Dios correctamente, Él nos dará lo que necesitamos para honrar como Dios quiere, amar como Él quiere, y en definitiva, vivir como Él quiere.Mon, 11 Jul 2022 - 363 - Pedro-164 Las cartas de Pedro
Las cartas de Pedro
Si hubieras tenido que salir del lugar donde vivías porque había inestabilidad política y social, y hubieras además huído de un clima de persecución por tus creencias, seguro que recibirías con gratitud una carta de ánimo. Las cartas de Pedro iban dirigidas en primera instancia a los cristianos que habían sido dispersados por las diferentes regiones de lo que ahora es Turquía. Roma estaba revuelta y moralmente corrupta. Había llegado a tal punto que los judíos se referían a esta con el nombre de Babilonia, haciendo memoria de la ciudad corrupta de antaño.
Pedro les escribía con la ayuda de Silvano, como leemos en 1 Pedro 5:12. Este era posiblemente el mismo Silas que acompañó al apóstol Pablo en sus viajes misioneros y que habría ayudado a establecer algunas de estas congregaciones formadas por gentiles y judíos.
El ministerio de Pedro había sido mayormente a los de etnia judía, pero vemos que Pedro se dirige aquí, a través de Silvano, un hermano que había dado su tiempo y dedicación junto con Pablo para presentar el evangelio a los gentiles, y anima tanto a judíos como a gentiles que habían reconocido a Jesucristo como Señor a vivir la fe cristiana a pesar de las dificultades que estos estaban viviendo, y a no seguir la conducta de “los gentiles”, refiriendose a aquellos que vivían su vida independientemente de la ley moral de Dios. Pedro les recuerda a los destinatarios desde el primer saludo de su carta, que habían sido “elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo.” No eran prófugos que no tenían quien los defendiera. Dios estaba al tanto de su situación y estaban cubiertos en Cristo. En Roma, los cristianos ya estaban sufriendo abiertamente a manos de un gobierno corrupto que se había declarado abiertamente en contra del Dios verdadero. La persecución ya había comenzado a notarse en las regiones romanas de Asia Menor, y los cristianos ya estaban siendo perseguidos. Pedro les recuerda que aunque por un poco de tiempo serían afligidos, en Cristo les esperaba una herencia incorruptible que duraría eternamente. Esta esperanza viva había sido prometida al pueblo de Dios por los profetas, y Dios la había extendido a todo aquel que creyera en Cristo como Señor.
En 2ª de Pedro les confirma que el Señor vendría, como había prometido. La esperanza de la que hablaba al comienzo de la primera carta se mantenía en la segunda carta, y se mantiene hasta hoy día. No podemos ignorar lo que leemos en el capítulo 3 versículo 8, “para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.” El Señor no ha venido, pero Él cumplirá su promesa.
Descansando en esta herencia que nos espera, podemos, al igual que los cristianos del primer siglo, vivir según la voluntad de Dios, y no seguir las corrientes que van y vienen. Sí, en los momentos de frustración podemos preguntarnos, ¿por qué no viene ya? ¿a qué espera? Nos contesta el versículo 9: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.”
La razón por la que Cristo aún no ha venido es porque todavía hay gente que no ha creído, pero que va a creer; va a arrepentirse de su error, y acercarse al Salvador. Puede que seas tú a quien espera, o puede que sea a un ser querido tuyo. Pero no va a esperar para siempre. Sabemos que un día descenderá, y aquellos que confían en Cristo irán a morar con Él en gloria.
Pedro acaba su segunda epístola animando a sus lectores a examinarse y guardarse, no vaya a ser que sean “arrastrados por el error de los inicuos,” y les exhorta diciendo: “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.Fri, 08 Jul 2022 - 362 - Santiago-163 ¿Hacedores o jueces?
¿Hacedores o jueces?
La epístola de Santiago presenta dos tipos de personas, los hacedores y los jueces. En el capítulo cuatro, versículos 11 dice: ”Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.”
En el capítulo 1, versículo 22 nos instaba a ser hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores. Luego, en el capítulo 3, versículo 11 nos reta diciendo : “¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.”
Aquel que es un hacedor, se hace notar, no por su palabrería, sino por su conducta justa, que refleja el carácter de Dios.
Pero todos corremos el riesgo de convertirnos en jueces, más que hacedores. Pensamos que somos dignos de analizar la conducta de otros y decidir si ellos están cumpliendo las leyes de Dios. Con esto no me refiero a la evaluación continua de nuestro andar con Dios con ánimo de avanzar y ayudar a otros en el camino, sino a la actitud que dicta sentencias contra otros al mismo tiempo que se enorgullece de su propia conducta piadosa.
Esta actitud nos lleva a murmurar contra otros cristianos, ya sea en voz alta o internamente. Santiago nos advierte que cuando hacemos esto, no estamos siendo hacedores, sino que nos hemos ascendido a nosotros mismos al puesto de juez. Y nos reprende el versículo 12 del capítulo 4 diciendo: “Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?”
Esta actitud de jueces nos lleva a pensar que nosotros somos más sabios, comparándonos con otros. Produce celos y contiendas que nos llevan a pecar.
Nuestras pasiones, nuestros juicios, nuestra propia sabiduría personal nos lleva a crear conflictos interpersonales en lugar de buscar la paz y llevar a otros a que conozcan a Dios, el único que les puede salvar. En el capítulo 3 se nos advierte:
“Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.”
Saniago 4:1 nos explica el origen de los conflictos:
“¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.”
En lugar de mantenernos limpios de la supuesta sabiduría de este mundo, caemos en el juego del maligno y dejamos que nos persuada. Sin embargo, la salida de esta actitud la tenemos en el mismo texto. Dicen los versículos 6-8:
“Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.”
Con esta actitud de humildad, resistiendo la soberbia diabólica que quiere apoderarse de nosotros, podemos acercarnos a Dios para oír y hacer su voluntad.
Cuando nos declaramos hacedores, dejamos de juzgar y ponemos todo nuestro esfuerzo en tener buena conducta y ayudar a otros a que sigan el camino de la fe. El libro de Santiago acaba con una preciosa verdad que nos anima a vivir así.
“Hermanos, si alguno...Thu, 07 Jul 2022 - 361 - Santiago-162 Como en un espejo
Como en un espejo
Si en el versículo 19 del primer capítulo el apóstol nos pedía que fuéramos prontos para oír, en el 22 nos deja claro que primeramente debemos prestar oídos atentos y dispuestos a lo que Dios tiene que decirnos.
Santiago nos reta a desechar inmundicia y recibir la palabra dada por Dios, esto es, la Biblia. Pero no nos reta solo a oírla, sino a ponerla en práctica. Dice: “sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.”
Una vez más, Santiago nos recuerda lo fácil que es engañarnos a nosotros mismos, creyendo que estamos bien, cuando en realidad, tenemos un problema. No solo no atendemos al mensaje, sino que nos hacemos maestros a nosotros mismos, proclamando nuestra propia teoría y enseñanza. Esto no es de sabios, y Dios advierte que solo trae condenación.
Santiago compara al que oye la Palabra y no la hace, con alguien que se mira en un espejo, ve que está despeinado y sucio, y considerando la cruda realidad, se da la vuelta y se marcha sin arreglarse.
Sin embargo, el versículo 25 nos muestra la mejor opción, esto es, mirarse, ver lo que hay que cambiar, y arreglar estas cosas que hemos percibido al atender a la Palabra.
Dice: “Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.”
Bienaventurado, afortunado o dichoso; el que escucha atentamente a la voz de Dios, y no esconde sus problemas detrás de discursos vanos será dichoso, porque estará dejando que Dios obre en él y a través de él.
Vimos en la reflexión anterior que desacreditamos a Dios cuando abrimos nuestra boca para maldecir a Dios o a otros. El capítulo 3 nos advierte del peligro de usar nuestra lengua inconstantemente, repartiendo bendición ahora y un minuto más tarde derramando inmundicia.
Del mismo modo, nos dice el capítulo 2 que desacreditamos a Dios cuando hacemos acepción de personas, prefiriendo a unos cuando nos conviene y desechando a otros que nos incomodan. Santiago 2:8-9 dice: “Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores.” ¿Como podemos decir que somos buenos oidores, si al oír de Dios que debemos amar al prójimo y compartir con ellos a Cristo, decidimos quien merece nuestra atención y quien no es digno de esta?
No vale decir que somos buenos oidores cuando no estamos dispuestos a obedecer lo que Dios ha dicho en su Palabra. Si decimos que somos cristiano pero no vivimos según su voluntad, estamos dando mensajes contradictorios. “La fe sin obras es muerta” nos dice Santiago, porque “la fe se perfecciona por las obras”. Entendamos bien que las buenas obras no nos “cancelan” el pecado, pero debemos dudar de una fe que no se demuestra en la conducta personal. Nuestra vida debe reflejar la imagen de Dios.
La Palabra de Dios es como un espejo que Dios nos ha dejado. Cuando nos ponemos delante de su Palabra Dios nos muestra nuestra condición real, tal como Él nos ve. Tenemos entonces dos opciones; o vamos a Él y dejamos que nos transforme a su imagen, día a día, poco a poco, o nos damos la vuelta, ignorando lo que nos está mostrando, y vamos por nuestro propio camino, endureciendo nuestros corazones y alejándonos de aquel que puede darnos la salvación del alma.
El espejo en sí no nos cambia, pero sí nos muestra la perfecta imagen del Salvador y nuestras imperfecciones. Nos presenta también el proceso de la transformación. Es necesario que nos miremos cada día en el espejo que Dios ha provisto, para que el Espíritu de Dios nos vaya transformando. En la segunda carta a los Corintios el apóstol Pablo lo expresaba de esta forma:
“Por tanto, nosotros todos,...Wed, 06 Jul 2022 - 360 - Santiago-161 Prontos para oír, tardos para hablar
Prontos para oír, tardos para hablar
Alguien ha dicho que Dios nos ha dado dos oídos, pero solo una boca, para que escuchemos más de lo que hablamos.
Santiago, como buen libro de sabiduría, nos dice en el primer capítulo “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.” (1:19-20).
En el contexto del primer capítulo, Santiago está hablando de nuestra reacción ante Dios cuando no entendemos sus propósitos. Nos es fácil quejarnos de las pruebas que experimentamos en esta vida. Pero hacemos bien en frenar nuestra lengua y aprender a escuchar a Dios. Este principio también opera en nuestras relaciones interpersonales, como nos muestra Santiago especialmente en el capítulo 3.
Todos hemos experimentado esa sensación que queda después de haber dicho lo que no debíamos en un momento de descuido o frustración. Solemos ser muy rápidos a la hora de defendernos o excusarnos. Al mismo tiempo somos capaces de condenar a otros con nuestras palabras. Pero como hemos leído en el texto, nuestra ira nunca obra la justicia de Dios. Como regla general, somos sabios cuando tardamos en responder, cuando escuchamos atentamente y con paciencia, y luego consideramos nuestra reacción antes de abrir la boca.
Por eso Santiago dice: “Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.”
Podemos caer en el error de profesar fe en Dios, y al abrir la boca, desacreditar al Dios justo y amoroso que profesamos.
El capítulo 3 de Santiago nos muestra que podemos deshonrar a Dios cuando usamos nuestra lengua para maldecir o herir a otros.
La manera más fácil de ofender es con nuestra lengua.
Dice el texto: “ todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.”
Es demasiado fácil abrir la boca y dejar que salgan palabras que dañan. Como dice el texto, si existiera alguien que nunca ofendiera con su lengua, sería una persona perfecta. Sin embargo, encontramos que esta lengua con la que alabamos a alguien en un momento dado, es capaz de herir incluso a aquellos que más amamos. Santiago 3:9-10 declara: “Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.”
Santiago nos da ejemplos del poder de la lengua. La asemeja al freno que ponemos en la boca del caballo, y que nos permite controlar todo el cuerpo. Nos pone también el ejemplo del timón en un barco, un pequeño instrumento que controla toda la embarcación. Así, del mismo modo, este miembro tan pequeño de nuestro cuerpo puede condicionar cómo nos conducimos y cómo somos vistos por los que nos rodean.
Santiago compara la influencia de la lengua con la de una pequeña llama. Hemos visto los grandes fuegos que puede ocasionar una colilla mal apagada. Y del mismo modo, una lengua que no está bajo el control del Espíritu Santo, puede causar incendios que destruyan amistades e incluso alejen a la gente de Dios.
Notemos la incongruencia. Con ella bendecimos, y con ella maldecimos. Imagina que llegas a una fuente de agua dulce, pero hoy ha amanecido mal y solo da agua amarga. Si la fuente es impredecible, no podemos fiarnos de su pureza.
La sabiduría de Dios se hace evidente en el cristiano que escucha la Palabra de Dios y la hace. La verdadera religión se evidencia en una vida controlada por el Espíritu Santo. Así que si vamos a proclamar el nombre de Dios, cuidemos nuestra lengua, para no desacreditar a nuestro Salvador. Aprendamos a escuchar más y pidamos a Dios que controle nuestra lengua para que lo que salga de nuestra boca refleje correctamente el carácter...Tue, 05 Jul 2022 - 359 - Santiago-160 Los regalos de Dios
Los regalos de Dios
¿A quién no le gusta recibir regalos? La Biblia nos enseña que debemos ser agradecidos, ya que no hay nada de lo que tenemos que no nos haya sido dado. Dios nos ha dado multitud de regalos, y todos, todos pueden considerarse buenos. Esta es la afirmación que encontramos en Santiago 1:17 “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.”
Lo que vemos aquí es que todo lo bueno que recibimos, viene de parte de Dios, y todo lo que desciende de Dios es bueno. Ahora bien, esto no parece cierto en muchas ocasiones. Es fácil percibir las cosas que Dios permite en nuestras vidas como malas, pero eso es engañoso. Es por esto que el versículo anterior a esta afirmación advierte: “Amados hermanos míos, no erréis.” Nos equivocamos cuando calificamos de malo algo que Dios permite en nuestras vidas.
Es cierto que cuando estamos pasando por situaciones difíciles, nos cuesta creer que un Dios bueno podría permitir que aquellos que le aman sufran adversidad. Sin embargo, en ningún momento nos ha prometido Dios que si le seguimos estaremos libres de sufrimiento. Al contrario; Jesús dijo a sus seguidores: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33b)
No nos engañemos ni caigamos en el error de pensar que alguien que nos ama nos libra de toda dificultad. Nunca funciona así. El entrenador que quiere que su discípulo mejore su marca le hará pasar por ejercicios graduados para que a través de la dificultad supere su forma personal y mejore los resultados. El profesor que quiere ayudar a su alumno a mejorar, le preparará ejercicios que al momento no parecen ni provechosos ni agradables, pero lo hace sabiendo que el resultado será motivo de alegría y satisfacción.
Por eso Santiago dice en los primeros versículos del primer capítulo:
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.”
Está diciendo justo esto; cuando pasemos por las pruebas que ciertamente vendrán, considerémoslo un motivo de gozo, no por estar en la situación de prueba en sí, sino por lo que ésta producirá en nosotros. El apóstol sabe que para tener esta actitud necesitamos paciencia y confianza. Al soportar la prueba con buena actitud, desarrollamos aquello que en el momento parece que nos falta. Y así, prueba a prueba, llegaremos al resultado que Dios ha dispuesto, que vayamos siendo transformados más a Su imagen, sin que nada nos falte de su parte.
Dios nos ha dado todo lo que necesitamos. El versículo 18 nos anima con esta verdad: “El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.”
Llegamos a ser sus hijos por el nuevo nacimiento en Cristo. Y lo que Dios comienza, siempre lo lleva a buen fin. Los regalos de Dios son buenos, son completos, y además, los da sin reproche. ¿Te han dado alguna vez algo con condiciones, y que además luego han venido para echártelo en cara? Esto es lo que Satanás hace siempre. Él da para engatusar, y luego viene para culpar y demandar. Debemos huir de los que así dan.
Dios da de Su amor a la humanidad. Nos ha dado vida, ha provisto salvación, y nos regala su gracia para cada día.
Santiago 4:6 al 10 dice: “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os...Mon, 04 Jul 2022 - 358 - Santiago-159 La epístola de Santiago
La epístola de Santiago
Antes de que Jerusalén fuera destruida en el año 70 de nuestro Señor, los judíos ya empezaban a dispersarse por la diáspora. Santiago, al igual que el autor de Hebreos escribe a estos judíos dispersados, compartiendo la sabiduría que viene directamente de Dios. En esta carta que está dividida en 5 capítulos tenemos lenguaje que nos recuerda al libro de los Proverbios del sabio rey Salomón o las enseñanzas de Jesús en el sermón del Monte.
Santiago comienza el libro con una llamada a los que leerían su carta “Si alguno tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5)
Eso es un gran ofrecimiento. Todos nos hemos encontrado en situaciones en las que no estamos seguros cómo debemos actuar, pero vemos la promesa de que si tenemos una relación con Dios, podemos ir a él en busca de sabiduría.
Sin embargo, Santiago nos advierte del peligro de ir a Dios dudando de si en verdad lo que tiene para nosotros es en realidad la mejor opción. Dice que el que viene a pedir, que “pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la ola del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor” (Santiago 1:6-7).
Y es que Dios ya ha dicho que el que viene a Dios, debe creer en Él. Si vamos a Dios tan solo por curiosidad para ver lo que tiene que decir, con la intención de decidir nosotros mismos si lo que me dice me gusta o no, mejor no ir a Él. El versículo 8 nos dice que “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.”
Si vamos de un lado a otros como la ola del mar, nuestro rumbo es incierto. En esta vida los vientos cambian a menudo, y si no estamos arraigados en Cristo, iremos de un lado para otro según el viento sople. Por eso necesitamos atender a la Palabra de Dios, porque en la Biblia es donde encontramos la sabiduría divina.
“Por lo cual”, nos dice el versículo 21, “desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.”
En el versículo 27 se nos deja bien claro que la verdadera religión es “guardarse sin mancha del mundo,” y mostrar nuestra fe a través de nuestro amor hacia otros.
Santiago es muy directo en cuanto a esto, diciendo: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.”
Una vez más, si venimos a Dios pidiendo dirección y no estamos dispuestos a poner su enseñanza en práctica, estamos perdiendo el tiempo y condenándonos a nosotros mismos.
El capítulo 3 es el centro del libro; nos presenta la diferencia entre la sabiduría de este mundo y la sabiduría de lo celestial. La terrenal busca nuestro propio bien, produciendo contiendas, celos jactancia y engaño. Sin embargo, la sabiduría de Dios es “pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.” Una trae conflicto y la otra trae paz (3:13-18).
Santiago nos ofrece verdades prácticas que deben ser evidentes en la vida del cristiano. Si hemos confiado en Cristo y vamos constantemente a Dios para recibir instrucción, debe haber una evidencia clara en nuestro andar diario. Así que, pongámonos a prueba personalmente, y pidamos a Dios que nos muestre a través de la lectura de Su Palabra dónde nos encontramos en nuestro andar con Él. Y a partir de ahí, vivamos la verdad, y compartámosla con otros, para que ellos también vayan a Cristo, aquel que puede salvar su alma. (5:20)Fri, 01 Jul 2022 - 357 - Hebreos-158 La fe en práctica
La fe en práctica
El libro de Hebreos acaba con una sección de enseñanza práctica, ya que la fe, como hemos estado viendo, se debe mostrar en el día a día. Este es también el tema principal de la epístola de Santiago, el cual dice básicamente “¡Tú que dices que tienes fe, muéstrame tu fe por tus obras!”
Como nos dice Hebreos 13, y luego también encontramos en las cartas de Juan, el cristiano ha de brillar por su amor al prójimo. Si la salvación deriva del amor de Dios al mundo, el amor debe permanecer y mostrarse en nuestras vidas. Juan 3:16 dice que “de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” ¿Que estamos dispuestas a dar nosotras para que alguien escuche y obtenga esta vida eterna por la que Cristo vino y padeció?
Leemos en Hebreos 13:15-16: “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.”
Dios ya ha dejado claro que no desea sacrificios, y aquí leemos que si estamos dispuestas a ofrecer, ofrezcamos alabanza, dando gracias a Dios por lo mucho que nos ha dado. Si queremos agradar a Dios, hagamos el bien y ayudémonos unos a otros. Porque nos dice la Palabra que esto es lo que de verdad agrada a Dios. ¿Cómo puedo mostrar al mundo el amor de Dios? Amando al prójimo.
El Señor nos pide que ejercitemos la hospitalidad, que demos de lo nuestro, para que otros puedan conocerle a Él. Hace poco leíamos un libro que decía que el evangelio viene con la llave de tu casa. Trataba del tema de abrir nuestros hogares y nuestras vidas a aquellos que tienen necesidad de Cristo. Verán así en nuestras vidas al Cristo de quien hablamos.
Además de mostrar a Cristo con el amor hacia otros, mostramos a Cristo incluso en la forma en que nos relacionamos con los más íntimos. El texto enfatiza la importancia de mantener un matrimonio puro y vibrante. Recordemos que Dios ha instituido el matrimonio como una representación de la relación entre Cristo y su iglesia. ¡Qué mejor forma de mostrar a Cristo al mundo que a través de una buena relación matrimonial.
Nuestra propia actitud también, día a día muestra la obra de Cristo en nuestros corazones. La avaricia y la ingratitud no caben en la vida del cristiano. Si el Señor es el que nos ayuda y nos sustenta, no hay lugar para el miedo o la codicia. Con Cristo podemos disfrutar de plena satisfacción, porque Él no nos dejará ni nos desamparará.
¡Qué importante es vivir la vida cristiana sabiamente! Esto es responsabilidad de cada uno. Muchas veces cuando fallamos, buscamos excusas o echamos la culpa a otros por nuestras acciones o reacciones. A veces miramos a aquellos que llevan más tiempo que nosotros en la fe, y cuando fallan en algo, lo usamos como excusa para descuidar nuestro andar.
El texto en Hebreos 13 menciona varias veces a los líderes de la iglesia. Pide que observemos la conducta de los que nos enseñan los principios que Dios ha dado en Su Palabra, mas nos dice en específico que imitemos su fe. Es decir, si estos están viviendo la vida como Dios quiere, es por la obra de Cristo en sus vidas. Y así debemos nosotros desear vivir esa misma fe en Cristo en cada aspecto de nuestras vidas. Esta es la voluntad de Dios para nosotros aquí en la Tierra.
Sin embargo, no debemos olvidar que esta vida, ni es perfecta, ni es duradera. Por este motivo el versículo 9 nos advierte del peligro de doctrinas extrañas, de enseñanzas y prácticas que nos apartan de la voluntad de Dios. Si alguien te anima a creer o hacer cosas que van en contra de la fe cristiana revelada en la Biblia, es tu responsabilidad buscar a Dios y seguir su voluntad de acuerdo a lo que su Palabra enseña. Si observas que alguien a tu lado no está viviendo según la fe,...Thu, 30 Jun 2022 - 356 - Hebreos-157 La disciplina es provechosa
La disciplina es provechosa
¿A quién le gusta la disciplina? No sé, depende, supongo. La disciplina en sentido positivo implica enseñanza, guía, dirección para ayudarnos a llegar a un buen fin. Pero debemos admitir que la disciplina implica a menudo corrección, y en ocasiones si el caso lo requiere, castigo. El propósito de la disciplina, sin embargo, debe siempre ser el bien del que la recibe. Un castigo sin ánimo de ayudar a aquel que lo recibe no se puede considerar disciplinario, si no da posibilidad de restauración. Sería este meramente punitivo y sin un fin educativo. Muchas veces este castigo sirve para que otros vean las consecuencias de una acción y se mantengan lejos de tal comportamiento. En ese caso tiene un sentido positivo para otros, aunque no para el sujeto en sí.
Quisiera tratar aquí la disciplina en el sentido formativo, es decir aquella que tiene como fin mejorar a la persona objeto de la disciplina.
La palabra disciplina está relacionada a la palabra discípulo. Un discípulo es un alumno, alguien que está aprendiendo. Así, el que enseña imparte una disciplina. De hecho utilizamos la palabra disciplina para hablar de una asignatura o área de conocimiento.
Pensemos en la disciplina como un aprendizaje, no solo teórico, sino mayormente práctico. La disciplina de la que habla Hebreos es esa corrección que nos conviene cuando nos desviamos de la enseñanza que queremos conseguir. Así, cuando alguien nos disciplina de este modo, deberíamos verlo como algo bueno, necesario y provechoso. Hebreos 12:11 dice: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.”
La disciplina ocurre en primer lugar en el ámbito del hogar. Cuando un bebé nace, los primeros responsables de su educación son sus padres. No pasa mucho tiempo hasta que estos comienzan a guiar al niño en el camino en el que ha de ir. Es por esto que no dejamos que nuestros pequeños alcancen el objeto punzante que quiere, o que se meta a la boca cualquier cosa que encuentra en el suelo. Aunque el pequeño llore al no poder salirse con la suya, la disciplina es provechosa y lo protege de peligros y daños.
Hebreos compara la disciplina del Señor con la de los padres en los versículos 9 y 10:
“Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.”
Está admitiendo que nuestros padres terrenales, aunque bien intencionados, no aciertan al 100% en sus decisiones y correcciones, y además, no nos disciplinan durante toda nuestra vida. La disciplina del hogar tiene su propósito y su tiempo, y llega el día en que esta ya no tiene efecto en nuestras vidas. Sin embargo, la enseñanza y la corrección del Señor es perfecta y duradera.
Dios disciplina a los que son suyos, y su disciplina demuestra una relación con él.
Del mismo modo que una madre disciplina a sus hijos, pero no se dedica a disciplinar a los que no son suyos (a nadie le gusta que le llame la atención un extraño), Dios no suele disciplinar a los que no son suyos. Si notas la disciplina del Señor, da gracias. Si en algún momento tienes la sensación de que otros pueden hacer lo que quieren y las cosas les van bien y no se sienten mal; pero a ti te da la impresión de que cuando tú haces lo mismo todo se “vuelve en tu contra” y no tienes paz interior, da gracias que Dios te guarda y te guía. No va a dejar a uno de sus hijos desviarse sin antes darle un toque de atención.
Dice Hebreos 12:7-8: “Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a...Wed, 29 Jun 2022 - 355 - Hebreos-156 Héroes de la fe
Héroes de la fe
“Tienes que tener fe,” hemos oído decir. Lo cantan cantantes populares, lo vemos afirmado en el cine, y lo recibimos del consejo de nuestros amigos y conocidos. Pero, ¿qué es la fe?
La Real Academia de la Lengua Española tiene varias definiciones, entre ellas las siguientes:
“Confianza, buen concepto que se tiene de alguien o de algo”
“Creencia que se da a algo por la autoridad de quien lo dice o por la fama pública.”
“Seguridad, aseveración de que algo es cierto.” En relación a la religión, dice: “virtud teológica que consiste en el asentimiento a la revelación de Dios, propuesta por la Iglesia.”
Esta última definición no me convence, ya que propone que es asentir a la revelación de Dios, es decir, Su Palabra, pero propuesta por la Iglesia con mayúscula, refiriéndose a una institución humana. Da a entender que la fe cristiana es asentir a lo que un grupo de personas ha determinado que es la revelación de Dios. Prefiero adherirme a la idea de que la revelación de Dios ha sido propuesta directamente por Dios.
Mas que todas estas definiciones, me quedo con la definición dada en Hebreos 11: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
Nos dice aquí que la fe es una certeza. Esto coincide con la definición anterior de confianza, seguridad, aseveración de que algo es cierto. Cuando uno dice que tiene fe en el médico, está aceptando a este como una autoridad en su campo y está depositando su confianza en este para tratamiento.
Notemos que es una confianza en algo que se espera. Es decir, que todavía no lo tienes, o al menos no lo tienes plenamente. Cuando uno trabaja, rara vez cobra antes de empezar; normalmente lo hace por fe, basado en la certeza de que al final del mes, se te pagará por el trabajo realizado. Prácticamente podemos decir que todos vivimos depositando nuestra fe en algo o alguien. Cada vez que nos sentamos, estamos ejercitando fe en la silla que nos sostendrá. Normalmente no dudamos de si nos podrá sostener o si nos caeremos al sentarnos. Podríamos afirmar que estamos demostrando fe constantemente.
La segunda parte de la definición afirma que la fe es una convicción, convicción de lo que no se ve. Las convicciones que tenemos condicionan nuestro comportamiento. Si estamos convencidos de que el aire que respiramos es sano y no corremos peligro al inhalarlo, lo haremos de forma abierta y segura. Si dudamos de ello, nos protegeremos para no inhalar aquello que nos puede dañar. Si no estamos convencidos de la honestidad de una persona, no dejaremos nada de valor a su cargo. La fe es una convicción en algo que no se ve, o no se ve aún, y que nos lleva a actuar de una forma u otra.
El capítulo 11 de hebreos recoge el testimonio de personas a lo largo de la historia que por su fe actuaron de forma heróica.
¿Tenían estos mucha fe? En los evangelios Jesús afirmaba: ”si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible” (Mateo 17:20).
Quizá la cuestión no es la cantidad de fe, sino el objeto de la fe. ¿Fe en quién? ¿Fe en qué?
Hebreos 11:3 afirma: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.”
En primer lugar, estos héroes, al igual que nosotros, podían descansar seguros en la certeza y la convicción de que el universo en que vivimos fue hecho de lo que no se veía, por la palabra directa de Dios.
Si no podemos creer lo que Dios ha revelado en su Palabra, de principio a fin, no podemos decir que creemos en Dios. Cuando no podemos confiar en la palabra de alguien plenamente, no podemos depositar nuestra segura confianza en esta persona.
Abel, Enoc, Noé, Abraham, Sara, Isaac, Jacob, José, Moisés, Rahab, Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,...Tue, 28 Jun 2022 - 354 - Hebreos-155 De una vez por todas
De una vez por todas
Los capítulos 8-10 de Hebreos profundizan sobre la idea de que nuestro gran sacerdote, Cristo, el cual, como ya hemos visto es nuestro perfecto representante ante Dios, no tuvo que ofrecer sacrificios múltiples como lo hicieron los sacerdotes antes que él, sino que ofreció un sacrificio que sería suficiente para abolir la práctica de los sacrificios para siempre.
¿Cómo fue esto posible? El contenido de estos capítulos es profundo, pero una lectura detenida de estos deja clara la obra de Cristo y cómo pudo, de una vez por todas, resolver el problema entre la humanidad y Dios.
Desde que el hombre decidió pecar, al desobedecer el mandamiento de Dios, todos, en cualquier momento y cualquier lugar somos culpables de pecado. No hay nadie que haya vivido la vida conforme a los estatutos de Dios y sin fallar en algún detalle. Dios ha proclamado que la paga del pecado es muerte. El pueblo hebreo tenía un sistema de sacrificios que permitía que cada cual pudiera “pagar” del perdón de sus pecados a través del sacrificio de un animal puro. En realidad, la sangre de un animal nunca podría cancelar el pecado, sino que era más bien una representación de la sangre del Cordero de Dios que vendría a quitar el pecado del mundo. El sacrificio de animales era una práctica que mostraba la necesidad de perdón, pero no era suficiente. Etos sacrificios se debían llevar a cabo vez tras vez, e incluso el sacerdote debía ofrecer primeramente por sus propios pecados.
Dios había diseñado un tabernáculo donde su pueblo podía ofrecer estos sacrificios y venir a su presencia. En el Pentateuco Moisés describe las instrucciones que recibió de parte de Dios sobre cómo se debía construir el tabernáculo. El capítulo 9 de Hebreos nos describe esta estructura que viajaba con el pueblo hebreo; tenía una zona donde el sacerdote se podía lavar para entrar puro al Lugar Santo. Aquí podían entrar los sacerdotes, después de haberse purificado. Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo, el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto; y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio” nos dicen los versículos del 3-5. A esta zona solo podía entrar el sumo sacerdote, y este solo una vez al año. Claramente, tenías que ser muy especial para entrar a la misma presencia de Dios, y además prepararte al detalle.
Cuando los hebreos por fin tuvieron su tierra, el rey Salomón edificó el primer templo, el cual tenía estas mismas secciones. Al Lugar Santísimo, la misma presencia de Dios, solo podría entrar el sumo sacerdote una vez al año, como indica el texto. Dios había establecido este pacto antiguo con limitaciones. De este modo, podríamos apreciar un nuevo pacto que estaba por venir. Hebreos 8 nos dice, “Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.” Este nuevo pacto que Dios había prometido no sería como el pacto que Dios había dado a sus padres en el desierto. Dice el texto que en el nuevo pacto la ley no estaría escrita en tablas, sino grabada en nuestra mente y nuestro corazón. “Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo;” dice el versículo 10. Y dice además “Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.”
A través de la ley podemos reconocer nuestros fallos y nuestra incapacidad de cumplirla completamente y en todo momento. Mas gracias al nuevo pacto, podemos recibir a Cristo en nuestro corazón y recibir el perdón de todas nuestras injusticias de forma que Dios nunca se acuerde de nuestros pecados.
Siglos más tarde, el gran sumo sacerdote prometido, aquel cuyo linaje no era de la tribu de Leví, el Mesías que podía representar al ser humano de...Mon, 27 Jun 2022 - 353 - Hebreos-154 Perseverando hasta el fin
Perseverando hasta el fin
En el capítulo 2 de Hebreos se nos advertía sobre el peligro de descuidar algo tan importante como es la salvación, el destino de nuestra alma. En el capítulo 6:11-12 se nos anima a persistir en aquello en lo que hemos creído, pues la voluntad del Señor es también nuestra santificación. Dice así: “Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.”
Los que dejan las cosas a medias no llegan lejos. Aquí en el texto nos da a entender que aquellos que no permanecen, son perezosos.
Los que hemos creído en Cristo, debemos persistir en la fe. El capítulo 6 comienza exhortando a los creyentes hebreos de este modo: “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección.”
Como creyentes, podemos pasarnos el día hablando de temas técnicos. Hebreos de hecho nos ofrece una buena base doctrinal, y el autor nombra las bases de la fe cristiana. Sí, se debe hablar del arrepentimiento, de la fe, del bautismo y la imposición de manos, de la resurrección de los muertos, y del juicio eterno, dice Hebreos, pero no podemos olvidar que Dios desea que vayamos perfeccionándonos en Él. Esto es enseñanza práctica.
La prueba de que Dios ha entrado en una vida no es lo que uno es capaz de decir o explicar. La salvación se evidencia en una vida cuando día a día uno es más como Cristo y menos como el mundo que nos rodea. La semilla que cae en buena tierra crece y da fruto, y Hebreos toma esta ilustración para advertir del peligro de una vida que no da fruto, sino que niega la obra de Dios. (Hebreos 6:4-6)
La perseverancia en la fe muestra nuestra confianza en Dios. En el capítulo 6 encontramos el ejemplo de Abraham. Dios le dio una promesa--que le daría una descendencia como las estrellas, la cual no podría contar, y este tuvo que esperar con paciencia. En el versículo 15 nos dice que Abrahan, “habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa.” Y es que el que prometió es de fiar. Leemos que es imposible que Dios mienta. Por naturaleza, Él es la verdad (Juan 14:6). Y nos dice Hebreos que no solo dio Dios su palabra, la cual sería suficiente para descansar en ella, sino que además hizo un juramento. ¡Qué reconfortante! Tenemos plena confianza, porque Dios nos dio “dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, para que tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros” (Hebreos 6:18). Es decir, Dios dice y Dios jura, por su propio nombre eterno. Lo que Dios dice, lo hará. Es por eso que en los momentos de duda, en las dificultades que enfrentamos en nuestra vida, podemos y debemos ir al que es Fiel, y pedirle a Él dirección y fe. Cuando el padre de un muchacho atormentado vino a Jesús para salvación, leemos en Marcos 9 que Jesús le dijo, “Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.” Este hombre puso la fe que tenía en Cristo, y pidió que este le diera la fe que le faltaba. Así podemos nosotros rogarle a Dios.
Como veremos en el capítulo 11 de Hebreos, muchos otros han confiado en Dios, aún cuando parecía que no había esperanza. Algunos perseveraron hasta la muerte, sin llegar a ver en sus vidas la promesa cumplida que estaba por venir. Mas Dios nos asegura el cumplimiento de sus promesas siempre, sin necesidad de especificar el cuándo y el cómo. Comenzando por la de la vida eterna que tenemos asegurada en Cristo, “La cual tenemos como segura y firme ancla del alma” (Hebreos 6:19), y siguiendo con las promesas que Dios ha dejado en su Palabra, podemos descansar en el que es Fiel. Cuando perseveramos en Él, nunca es en vano.Fri, 24 Jun 2022 - 352 - Hebreos-153 Un representante perfecto
Un representante perfecto
En el capítulo 4, Hebreos nos presenta a Cristo como nuestro representante ante Dios. El libro sigue desarrollando la imagen de Cristo como nuestro sacerdote en el capítulo 5, y en el capítulo 7 añade que Jesucristo es el sumo sacerdote según el orden de Melquisedec, confirmando que Cristo es el sacerdote perpetuo, que intercede por nosotros para salvación. Los capítulos 8 y 9 nos ofrecen una recapitulación sobre el perfecto sacerdote y el sacrificio perpetuo que es Cristo.
El pueblo de Dios había tenido muchos sacerdotes según el pacto levítico que Dios había hecho con ellos, mas ahora Dios hecho carne había descendido a la Tierra para interceder por la raza humana. Este sería el sacerdote perfecto y eterno del nuevo pacto.
Nos dice Hebreos 4:14: “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.”
El sacerdote del nuevo pacto era perfecto, singular y eterno.
En el capítulo 5 leemos sobre la función del sacerdote, de cómo este intercedía a favor de las personas ante Dios, ofreciendo los sacrificios que proveían el perdón de los pecados. Nos dice el texto lo que representaban los sacerdotes levíticos para el pueblo: el sacerdote debía interceder por ellos ante Dios, “para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados; para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de debilidad; y por causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo.”
El sacerdote debía ofrecer sacrificio por sus propios pecados antes de ofrecer por los de los demás, y tenía conciencia de que él también tenía necesidad del perdón de Dios. Sin embargo, la Biblia nos presenta un sacerdote, que a diferencia de todos los sacerdotes era perfecto, sin pecado. Este es también presentado como el sacrificio perfecto, sin mancha y suficiente para quitar el pecado de todo aquel que lo reciba por fe.
Los sacerdotes que estos hebreos conocían venían de la línea de Aarón, hermano de Moisés. Dios había asignado el ministerio sacerdotal a los varones de la tribu de Leví. Jesús, sin embargo, no era de Leví, sino de la tribu de Judá. Hebreos explica la singularidad del sacerdocio de Cristo. La Biblia lo compara con el sacerdocio de Melquisedec, un sumo sacerdote que aparece en el primer libro de las Escrituras. Este personaje es curioso porque sabemos muy poquito de él. Lo encontramos en Génesis 14, cuando Abraham viene a él después de una batalla, y este le da su bendición. En los salmos se hace mención de Melquisedec, donde se anuncia al Mesías como sacerdote según el orden de Melquisedec. El capítulo 7 de Hebreos nos habla más detalladamente de él, rey de Salem, repasando los sucesos de Génesis y explicando cómo Melquisedec era gran sumo sacerdote, no por linaje humano, sino por voluntad divina. De Melquisedec no conocemos su ascendencia ni su descendencia. Su posición no dependía de sus lazos familiares, y no se hizo sacerdote a sí mismo; nos dice Génesis 14; nos repite Hebreos que este era sacerdote del Dios Altísimo, no por sí mismo, sino por designio divino. El Mesías venía, Hijo del Dios Altísimo, para buscar y salvar a los perdidos, “y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec” (Hebreos 5:10).
Hebreos 7 nos presenta el nuevo pacto en Cristo, un pacto que abroga el antiguo. Jesucristo venía a interceder por el ser humano ante Dios, y venía como sacerdote único y suficiente para salvar a la humanidad eternamente. Al contrario de los sacerdotes del antiguo pacto, que debían ser muchos porque tenían limitaciones de espacio y tiempo, este sacerdote es Omnipresente y eterno. Un sacerdote estaba en un lugar a la vez, y cuando moría, otro debía tomar su lugar en el templo. Cristo, por el contrario, puede interceder en todo lugar y por los siglos. Los versículos 23-27...Thu, 23 Jun 2022 - 351 - Hebreos-152 Espada de dos filos
Espada de dos filos
Hablando del reposo espiritual que Dios ofrece y que permea cada faceta de nuestra vida, el autor de Hebreos advierte en el capítulo 4:
“Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.”
Dios es Omnisciente. Lo sabe todo, conoce nuestras motivaciones, actitudes y pensamientos. Nos dice que su Palabra llega a lo más profundo del ser, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. No hay nada que se esconda del conocimiento de Dios. Esto puede traer paz o gran turbación. Si confiamos en Él y vivimos en su justicia, sabemos que todo detalle de nuestra vida está bajo su control.
Si por el contrario estamos intentando huir de Dios y vivir a nuestro antojo, el saber que nada se escapa de los ojos de Dios y que un día todos tendremos que dar cuentas ante Él nos debe hacer temblar.
Cuando abrimos la Palabra de Dios, nos estamos exponiendo a la mente del Todopoderoso. Su Palabra es viva y es eficaz; no podemos salir de su presencia igual que entramos; o seremos transformados por Su poder o saldremos endurecidos por nuestra incredulidad. El resultado depende de nosotros, de si nos acercamos a Él con arrepentimiento y fe.
Isaías 40:8 nos dice que la Palabra de Dios permanece para siempre. La hierba marchita, la flor se cae, mas la Palabra de Dios permanece para siempre.
El salmista nos dice en Salmo 119:105 que la Palabra de Dios es una lámpara a los pies y una lumbrera para el camino. Su Palabra no solo penetra el alma y conoce nuestros pensamientos, sino que ilumina el camino por el que debemos andar.
1 Pedro 2 nos dice que la Palabra es alimento para el cristiano: leche para el principiante y un buen filete para cuando alcanzas madurez.
Como leemos en 2 Timoteo 3, la Palabra es útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruirnos en la justicia de Dios y prepararnos para vivir una vida que le agrada.
Es una espada de dos filos. Al que está caminando en el sendero hacia Dios, su Palabra corrige y dirige. Podemos confiar en aquel que nos ha creado y nos conoce. Su Palabra es suficiente y actual; es eficaz en cada situación. Al que está huyendo en la otra dirección, vale la pena recordar que “no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; nos dice el texto que “antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.”
Tenemos un tesoro a nuestro alcance. Podemos tomarlo en nuestras manos cada día. Muchos han deseado tenerla en momentos de opresión y otros han procurado destruirla intentando deshacerse del eterno Dios. Pero la Palabra de Dios ha sido preservada durante siglos, traducida a más idiomas que ninguna obra de literatura, y Dios sigue hablándonos hoy. ¿Atenderás hoy su voz?Wed, 22 Jun 2022 - 350 - Hebreos-151 El reposo del Señor
El reposo del Señor
¿A quíen no le agrada el concepto de reposo? Cuando oigo la palabra “descanso” respiro, suelto el aire lentamente y cierro los ojos para sentir en mi interior esa sensación de relajación y bienestar que tantas veces anhelamos y que experimentamos tan poco.
En los capítulos 3 y 4 de Hebreos leemos acerca del reposo. De forma curiosa, el autor nos presenta un reposo que el pueblo hebreo no llegó a disfrutar y que nosotros podemos llegar a tener si no nos descuidamos como ellos.
Cuando Dios creó el mundo en seis días, tomó el séptimo día y lo apartó como un día de reposo. No era porque Dios necesitara el descanso. Nos dice la Biblia que Dios no se cansa. Leemos en Isaías 40:28 “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio.”
Entonces, ¿en qué consistía el descanso de Dios? Vemos en el relato de la creación que Dios tomó tiempo cada día de trabajo para contemplar lo que había hecho y evaluarlo—Dios vio día a día que su obra era buena; esto era un descanso. Debemos entender que el séptimo día descansó para contemplar y disfrutar de aquello que había creado.
Nosotros, a diferencia del Señor, sí necesitamos descansar nuestro cuerpo físico. No somos Todopoderosos, y necesitamos sueño y reposo para reponer fuerzas. Pero aún más importante es el reposo interior. En medio del ajetreo diario podemos experimentar un reposo interno, y tristemente es posible estar en un estado de conmoción y agitación interna sin realizar ninguna actividad física. Esto de hecho es muy común en nuestra sociedad, con demasiados casos de inactividad y depresión.
Dios ofreció a su pueblo en el Antiguo Testamento un reposo interno que afectaba a todos los aspectos de la vida: física, psíquica y espiritualmente. Este reposo descansa, si me permites decirlo así, en la plena confianza en Dios. En los versículos 18 y 19 del capítulo 3 de Hebreos leemos: “¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.”
La principal causa por la que no entraron en el reposo que Dios tenía para ellos y tuvieron que vagabundear por el desierto durante 40 años fue su incredulidad. No tuvieron fe en el Dios que los había rescatado de los egipcios. A pesar de los milagros que habían presenciado y vivido en sus propias carnes, no confiaban plenamente en Dios; dudaron de su capacidad de guiarlos y cuidarlos.
Nosotros podemos caer en el mismo error. El reposo que Dios ofrece comienza con la salvación del alma por la fe en la obra de Cristo y continúa con una confianza diaria en que Dios es poderoso para guiarnos y cuidarnos. En Efesios 3:20 leemos que es “poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos” y en Judas 24 dice que “es poderoso para guardarnos sin caída, y presentarnos sin mancha delante de su gloria.”
En 1 Pedro 1:13 nos dice: “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado.”
Esta es la promesa del reposo final que nos espera, cuando Cristo se manifieste en el día del Señor.
Habiendo oído del reposo que Dios quiere darnos, sería triste que endureciéramos nuestro corazón, como dice el versículo 4:7.
Este reposo en Cristo no requiere gran esfuerzo de nuestra parte. Al contrario, lo difícil de este reposo es que requiere que dejemos de hacer y confiemos en lo que Él ya ha hecho y en lo que hará. En relación con el descanso de Dios después de finalizar la creación, dice en el 4:10:
“Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.”
“Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de...Tue, 21 Jun 2022 - 349 - Hebreos-150 El regalo de la salvación
El regalo de la salvación
El libro de Hebreos presenta la importancia de la salvación, el regalo de Dios a la humanidad.
Puede que te preguntes: ¿Salvación? ¿De qué? ¿Por qué? ¿Para qué?
Desde el principio, Dios ha presentado la necesidad que tiene el ser humano de un Salvador. A pesar de que Dios creó un mundo perfecto para gente perfecta, Dios dio al ser humano libertad de pensamiento y de elección. Y como es sabido, todo grado de libertad viene siempre acompañado de responsabilidad. Cuando Adán —y tras él, cada ser humano— eligió desechar el camino de Dios para seguir su propio camino, la humanidad entró en una espiral de decepción y dolor que siempre acaba en la muerte. Esto es lo que Dios había advertido a Adán cuando le marcó una única restricción en Edén, no comer de uno de los árboles del huerto. La desobediencia a esta sencilla norma marcaría la caída del hombre y abriría la puerta al Mesías; Dios encarnado vendría a la Tierra para salvar a cada pecador que arrepentido fuera a Cristo para salvación. Este mensaje ha sido predicado a través de la historia, y ha salvado a muchos del abismo del mal, dando la promesa de la vida eterna y la paz con Dios.
El autor de Hebreos avisa de la importancia de atender al mensaje que ha sido anunciado por los profetas y que ha sido proclamado en la persona de Jesucristo, el propio autor de la salvación. Y si no atendemos al mensaje del evangelio para apropiarlo a nuestro ser, corremos el riesgo de deslizarnos, como advierte Hebreos 2. ¿Qué triste sería que habiendo oído, alguien no alcanzara la salvación por descuidar el mensaje de salvación de Cristo.
La salvación eterna ha sido anunciada por el Señor, proclamada por los que ya han oído y atendido, y como vimos en el libro de los Hechos, evidenciada a través de señales, prodigios y milagros, así como del repartimiento inicial del Espíritu Santo. La veracidad del mensaje y el poder de Dios nos dan la seguridad de nuestro destino eterno.
Esta salvación no es ni gratuita ni caprichosa. Dios, como indica Hebreos 2:2, nos enseña que toda transgresión recibe su justa retribución. Esto quiere decir que el Dios Justo da la retribución merecida a cada cual. En Romanos leíamos que la paga del pecado es muerte. Tan solo una de nuestras transgresiones es suficiente para condenarnos, mas lo cierto es que no podemos vivir un día entero sin pecar contra Dios y nuestro prójimo. Nuestra merecida retribución es muerte eterna, mas Cristo murió para que nosotros no tengamos que morir. Así es como Dios ha provisto la salvación para cada uno de nosotros. Cristo ha pagado nuestra salvación. Está disponible para cualquier persona, sin importar lo que esta haya hecho. Ni las obras buenas ni las obras malas nos pueden ayudar a alcanzar esta salvación, pues Dios lo ha diseñado para que no sea por nuestro propio mérito, sino por el mérito de Cristo. A través de Él, y con la única condición de plena confianza en Él, puede cualquier persona ir a Dios y disfrutar del perdón y la vida eterna. Esta es la salvación que el autor de Hebreos nos ruega que no descuidemos, por nuestro propio bien, porque “¿Cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande?” Vayamos al Salvador, como nos dice Hebreos 4:6: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”Mon, 20 Jun 2022 - 348 - Hebreos-149 El libro de Hebreos
El libro de Hebreos
Tras pasar las hojas de las epístolas paulinas, encontramos en el nuevo testamento un grupo de cartas a creyentes judíos repartidos por la zona de judea. Entre estas están las cartas de Santiago y Judas, hermanos de Jesús, y las de los apóstoles Juan y Pedro. Y andtes de estas, tenemos una carta más extensa que va dirigida “a los Hebreos.”
El libro a los Hebreos, aunque a menudo clasificado como una epístola, no mantiene la estructura común a las epístolas. No especifica el autor ni el destinatario, y no toma mucho tiempo para enviar los saludos típicos de las epístolas. El libro contiene una alta dosis doctrinal, presentando importantes verdades para creyentes en cualquier lugar y cualquier momento de la historia, pero incluye también enseñanza práctica para la vida cristiana.
Hebreos es una exposición teológica de la persona y obra de Jesucristo, el autor y consumador de nuestra salvación, y relaciona a Cristo con el Antiguo pacto.
Por el contenido del libro, sabemos que el autor conocía bien las Escrituras del Antiguo Testamento. El libro analiza la enseñanza del Antiguo Testamento a la luz de la persona y obra de Jesucristo. En el Antiguo Testamento Dios había hablado a través de los profetas, mas ahora hablaba directamente por su Hijo. En el Antiguo Testamento se habían realizado continuamente sacrificios de animales puros para perdón de pecados. Mas ahora Cristo había venido y se había entregado en la cruz como el sacrificio perfecto, que podía quitar eternamente el pecado de todo aquel que lo recibiera como su Salvador. Hebreos presenta al Cristo, el gran sacerdote y el sacrificio perfecto a la vez, abriendo el camino al Padre. El autor hace referencia al tabernáculo que los judíos habían fabricado siguiendo las instrucciones directas de Dios, y ahora, siglos más tarde, el lugar santísimo, al que solo tenía acceso el sumo sacerdorte una vez al año, se había abierto a todos. Cuando Cristo murió en la cruz, el velo del templo se rasgó desde arriba y hacia abajo, mostrando que la presencia del Señor se extendía para todo aquel que viniera al Padre a través del Hijo.
En contraste con el Antiguo Testamento que presentaba el pacto de Dios con su pueblo y la ley de Moisés que todos debían cumplir, ahora Dios había establecido un nuevo pacto en Cristo. El ser humano, al intentar cumplir la ley, descubriría que nadie es capaz de ganar la salvación por sus propios méritos. Mas Cristo, con su preciosa sangre, ha pagado la deuda que el pecador tenía con Dios, y ahora a través de Él puede acceder a Dios sin reservas. Gracias a Cristo las ofrendas y sacrificios antiguos ya no son necesarios, pues Cristo, el Cordero de Dios, ha zanjado la deuda. Cristo es suficiente, y en Él por el Espíritu Santo podemos hacer lo que Dios había pedido desde el principio: amarle con todo el ser y obedecerle de corazón.
Aunque el mensaje de Hebreos es universal, los destinatarios de esta carta, como su nombre indica, eran cristianos judíos que habían puesto su confianza en Cristo. Estos creyentes sufrían oposición y podían caer en el desánimo, por lo que el autor les anima y les exhorta a continuar en la fe, huyendo de las falsas enseñanzas y manteniendo un estilo de vida digno de Cristo.
Hebreos nos enseña que podemos mantenernos firmes en el Señor incluso cuando las circunstancias son adversas, porque Cristo vino a salvarnos de nuestro pecado y a mostrarnos la nueva vida en la fe. No estamos solos, sino que como nos indica Hebreos 11 y 12, tenemos además como múltiples testigos que antes de nosotros han andado en la fe y han alcanzado el reposo en Cristo. Por todo esto, con la vista puesta en el autor de la fe y el que la ha completado, vivamos nuestras vidas para agradar al autor del nuevo pacto de la fe.Fri, 17 Jun 2022 - 347 - Hebreos-148 Dios ha hablado
Dios ha hablado
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas…”
Así comienza la epístola a los Hebreos, afirmando que Jesucristo, el Hijo, nos ha hablado.
La Palabra inspirada por Dios nos ha sido revelada. Hemos visto cómo Dios ha hablado a través de los profetas, dándonos los escritos del antiguo testamento. Sin embargo, el Creador del universo, el heredero, el que sustenta todas las cosas con la palabra misma de su poder, es el que nos ha hablado en estos postreros días. Nuestro calendario judeo-cristiano está marcado por la manifestación de nuestro Señor Jesucristo aquí en la Tierra. Cristo, del que los profetas hablaron, el cual es el protagonista de la completa Palabra de Dios desde principio a fin, habiéndonos purificado de nuestros pecados por su propia muerte y resurrección, está ahora sentado en las alturas, ejerciendo su Majestad.
El libro de Hebreos nos muestra su preeminencia. Veremos en Hebreos que Cristo no es comparable a los profetas, a los ángeles, a los sacerdotes del antiguo pacto, o a cualquier cosa creada. La Epístola a los Hebreos nos muestra el carácter único de Jesús. Este Jesús nos salvó con su propio poder, porque él es Dios. No se le puede comparar a nada creado.
Veremos en Hebreos que la creación lo honra, y hasta los ángeles le rinden adoración. Cristo está en el trono, y en su mano lleva el cetro, dirigiendo y sustentando la creación de su propia mano.
Tomemos unos días para leer con detenimiento y atención este tratado que tanto tiene para enseñarnos. Pidamos a Dios que abra los ojos de nuestro entendimiento para notar y anotar aquellas verdades que nos han sido reveladas, y después de unos días, comenzaré a compartir las lecciones que he ido descubriendo en Su Palabra. Si tienes algo que compartir de tu estudio personal sobre Hebreos, te invito a visitar la página Reflejos de Su Gloria. Continuaré los estudios en unos días. Dios te bendiga a través de Su Palabra.Thu, 16 Jun 2022
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