La Hora Faniática

El 30 de diciembre de 1970, Arsenio Rodríguez, el llamado "Cieguito Maravilloso", falleció en Los Ángeles. Al día siguiente su familia organizó su traslado a Nueva York. Fue velado en los primeros días de 1971 en la North Funeral Parlor, al este de Central Park y el 6 de enero fue enterrado en el Ferncliff Cementery, al norte de Nueva York. Los homenajes comenzaron casi enseguida, porque como siempre, las cosas buenas se valoran cuando se pierden, y a Arsenio Rodríguez, antes de su muerte, poco caso se le hacía, aunque su obra había influenciado a toda la música latina de la ciudad. El primer gran homenaje en aparecer fue el álbum titulado Tribute to Arsenio Rodríguez, de Larry Harlow y su orquesta. Hoy les contamos como se hizo en La Hora Faniática.

Grabado por Willie Colón y Rubén Blades en 1980, y lanzado al mercado en dos fonogramas por Fania Records, Maestra Vida supuso el nacimiento de la llamada Salsa Conciencia, un estilo de poca duración donde las letras de la salsa describían situaciones sociales comprometidas. Sin embargo, la densidad de la obra, que sacrificaba el baile por la narración, hizo que no tuviera mayor repercusión a nivel de ventas. Pero en los años siguientes su público fiel los convirtió en discos de culto, siendo objeto de análisis académico y montaje teatral. Esta es una aproximación a una obra única en su especie en la historia de la salsa. Bienvenidos a Maestra Vida en La Hora Faniática.

1960. El boom del Nueva York latino es la charanga, un formato orquestal de flauta y violines como instrumentos melódicos, que cautiva a todos. Y en el Bronx comienza a destaparse otro fenómeno, el de la pachanga, un emotivo baile que hace las delicias del público porque es colectivo y coreográfico. Los sitios nocturnos se rinden, entonces, al formato y al baile, a la charanga y a la pachanga, y de paso, a los nuevos reyes de la expresión, como Charlie Palmieri y Johnny Pacheco. Así, una noche de ese 1960, el hermano menor de Charlie, Eddie, visita un salón de baile del Bronx, y conoce a un hombre llamado Barry Rogers, y todo cambia para la música latina. Esta es la historia de Eddie Palmieri y La Perfecta en La Hora Faniática.

“Mi rumba nadie la calla, pues ya se unieron por fin la ceiba y la siguaraya”, dice el momento estelar del tema La Ceiba y la Siguaraya, interpretada por Celia Cruz y la Sonora Ponceña. Es una metáfora, por supuesto, de la artista más cotizada en su momento de la música latina y de la orquesta boom en aquel entonces. Hablo de 1979, un año en que las carreras de ambos seguirían subiendo como la espuma más allá de todo lo que sucedió con la salsa. Sólo grabaron una vez y por eso el disco La Ceiba ha resultado ser con el tiempo tan importante. Por eso lo traemos hoy a La Hora Faniática. ¡Ah!, y la ceiba es la Ponceña y Celia es la siguaraya.

Estamos en 1968, el año de las grandes revueltas: la de mayo en Paris y México, la que siguió a la muerte de Martin Luther King, la que siguió a la matanza de My Lai, y la que siguió a un capítulo de Heidi… Si, si , de Heidi, porque resulta que la NBC transmitió Heidi en lugar de un partido decisivo de los Raiders de Oakland y se armó la de Dios. En fin, que 1968 es el año de las revueltas y también de las grandes decisiones, de las transiciones, si se quiere, en grandes músicos: los Beatles, Velvet Underground, Ottis Reading, James Brown, Larry Harlow y, por supuesto, el señor de quien les hablaremos hoy, Eddie Palmieri. Y lo traemos básicamente por un disco, el de su transición particular: Champagne. Bienvenidos a La Hora Faniática.

Cuenta la leyenda que allá por los años 50, mediados para ser más precisos, había buen ambiente de música en San Juan, pero no existían muchas orquestas. La mayoría de músicos trabajaban en Nueva York y los que quedaban tenían contratos en los hoteles y poco más. Había pleneros, bomberos y tríos, pero no había un grupo que complaciera a la audiencia de manera capital... Hasta que apareció Cortijo y su Combo. Su historia, como todas las historias de los ídolos, está llena de sinsabores y triunfos y en esta Hora Faniática vamos a hablar de cómo Rafael Cortijo y su compadre Ismael Rivera volvieron del infierno de las drogas y la cárcel para ser de nuevo los número uno. Esta es la historia de Con Todos los Hierros: menos el fregadero (Everything but the Kitchen Sink).

El boogaloo, término derivado del estilo pianístico boogie woogie y puesto en boca de todos por James Brown y Nat Jones con su New Breed (The Boo-ga-Loo), fue un suceso tan impactante como efímero. En sólo cinco años penetró en todos los estilos y ritmos juveniles del momento, desde el funky-jazz de Lou Donaldson hasta el rhythm & blues de Johnny “C” Corley. Pero donde alcanzó categoría de fenómeno fue en la comunidad latina de Nueva York, debido en gran medida al uso del spanglish en sus letras y a la combinación con ritmos afrocubanos. 1968 fue el año cumbre del boogaloo y en ese año Ray Barretto lanzó el álbum Acid, a todas luces de boogaloo, pero no sólo desde el punto de vista latino. Esta es la secreta historia de un disco lleno de apariencias. Bienvenidos a La Hora Faniática.

En 1972 Ismael Miranda decidió independizarse de la orquesta de Larry Harlow. Era, al parecer, una buena decisión, pues Harlow tenía muchos compromisos externos con grupos de salsa, jazz y rock, y Miranda era un chico que quería volar en solitario con sus proyectos. Así apareció el álbum Oportunidad y al año siguiente Así Se Compone un Son. Esta es la historia de esta grabación, que respaldó la joven Orquesta Revelación y que supuso el primer paso de la consagración internacional de Ismael Miranda. Bienvenidos a La Hora Faniática.

Corría el año de 1976 y la salsa de Fania vivía su momento de mayor esplendor. Todos los artistas querían estar en Fania porque la firma monopolizaba la difusión y el comercio de todos los estilos de salsa en Nueva York. Sin embargo, la compañía Pacheco y Masucci apenas si tenía charangas y le hacía falta tenerlas. Fue entonces que una popular agrupación de flautas y violines llamada Típica Novel cambió su nombre a Orquesta Novel y firmó con Fania. A la vuelta de dos años ya era la número uno del estilo charanguero y podía darse ciertos lujos, y eso fue lo que hizo en 1978 con su sorprendente álbum Salud, Dinero y Amor. Esta es la historia de aquella grabación en La Hora Faniática.

“"La música es nuestra cura, Impacto Crea se lo asegura". Ese fue el lema de una orquesta que es todo un hito en la historia de la salsa y, por supuesto, en la de la Fania. En el comienzo todo era caos, después llegaron los dinosaurios. La historia es como muchas historias... tal vez sea la misma... (Efecto: por eso, la música no es más que un pretexto – Maestra Vida). Y esa historia es la que vamos a narrar hoy en La Hora Faniática.

En 1965 Charlie Palmieri, luego de tres producciones con su charanga Duboney en pleno furor por el ritmo de pachanga, grabó el álbum Tengo Maquina y Voy a 60, pero con la Orquesta Duboney. Charlie sentía que se necesitaba un cambio, que las bandas de trompetas y trombones funcionaban mejor, y la experiencia de dirigir la Alegre All Stars le había dejado buenas enseñanzas. El sello Alegre de Al Santiago recibió encantado el proyecto y Palmieri sacó lo mejor de si mismo, mientras el sello pasaba a otras manos y la pachanga iba siendo desplazada por nuevas modas como el boogaloo. Esta es la historia de Tengo Maquina y Voy a 60 en La Hora Faniática. Bienvenidos.

En 1968 se presentó en sociedad el percusionista Ray Rodríguez, miembro de una familia numerosa de músicos, Ray nació y se crió en el Spanish Harlem. Su madre era cantante aficionada y sus hermanos estudiaron música, siendo dos saxofonistas y flautistas: Bobby y Jimmy. Quizás por ello el deseo de Ray siempre fue hacer una orquesta de familia. Aunque se especializó en el timbal y la percusión por influencia de Tito Puente, también tocó el piano y la guitarra, aunque nunca en escena. En el fondo todos eran multi-instrumentistas. Así que en 1967 formó su orquesta y grabó para Alegre Records este disco titulado Introducing Ray Rodriguez and his Orchestra, de que hablaremos hoy en La Hora Faniática.

Aunque no lo parece por su carátula preciosa y por las canciones que se volvieron hit, el disco Gracias Mundo de Willie Rosario para el sello Inca de 1977 fue un homenaje particular del llamado "Mr. Afinque" a su maestro y amigo Tito Rodríguez, sin lugar a dudas uno de los músicos más importantes e influyentes del Caribe romántico y bailable de todos los tiempos. Su título, Gracias Mundo, era un guiño a la canción de Tito, Canta Mundo. Pero esto es sólo una parte de la inmensa riqueza musical de este álbum tremendo hecho por un músico tremendo. Así que nos metemos en la piel de Willie Rosario para hablar de él en La Hora Faniática.

En 1982 Bárbaro, uno de los últimos sellos creados por Fania Records, ya bajo el nombre de su editora Música Latina Internacional, lanzó el disco Música para el Mundo Entero, del popular cuatrista puertorriqueño Yomo Toro, esta vez acompañado por la orquesta La Evolución. Yomo había grabado poco en solitario desde que firmó con Fania, así que el disco era casi una obligación con un artista muy querido en el mundillo, muy admirado entre el público. La gente lo conocía sobre todo por sus actuaciones con la Fania All Stars. Había grabado con Bárbaro el disco Romántico y ahora se metía con la música bailable. Así que hoy hablaremos de Música para el Mundo Entero de Yomo Toro en La Hora Faniática.

En 1974 Roberto Roena lanzó su disco número 6 con su banda Apollo Sound. Como es de todos conocido, Roena enumeraba sus producciones y estas siempre ofrecían sonidos diferentes y experimentaciones que sorprendían. Este no fue la excepción, por supuesto. De hecho, se metió con un abanico de procedencias: el rock-jazz estadounidense de Chicago y Blood, Sweat & Tears; por otro el songo cubano de Juan Formell y Los Van Van; y por otro la balada romántica mexicana de Lolita de la Colina; por otro la pompa de Titti Soto. Y eso que venía de meterse con la bomba y plena puertorriqueña de Cortijo y su Combo; y la cumbia y el vallenato colombiano de Calixto Ochoa. Y aparte de eso, un homenaje a los mambos de Tito Rodríguez. En fin, el número 6 de Roberto Roena y su Apollo Sound en La Hora Faniática.

A finales de los años 70, Cheo Feliciano, una de las grandes estrellas de la salsa y, por supuesto, de la Fania, de la Fania All Stars y de Fania Records, decide iniciar un aventura en solitario como productor de sus propios álbumes. Era su manera de decirle a Jerry Masucci y compañía que a partir de ese momento, él pondría las condiciones de grabación y de derechos. Todo esto lo consigue en Puerto Rico, donde se sentía más a gusto que en Nueva York. Esta es la historia del primer álbum que produce Cheo Feliciano en su querida isla. Esta es la historia de Estampas.

La salsa no sólo se hizo en New York City. Es evidente que la ciudad de Nueva York y sus cinco condados ejercieron una fuerza tal en el desarrollo de la música, de forma muy superior al resto de ciudades del mundo. Había el potencial, la ilusión del Sueño Americano, y el encuentro de una generación de talentos en el momento adecuado en el lugar adecuado. Pero fuera de ese perímetro urbano también hubo acción en el estado de Nueva York. Los balnearios de las Montañas Castkill, por ejemplo, fueron lugares donde tocaron todas las orquestas de mambo y de pachanga, y hay grabaciones en lugares míticos como Woodstock. También hubo salsa en Rochester y de ello da fe la Orquesta La Muralla, de la que hablaremos hoy en La Hora Faniática.

Blackout quiere decir apagón y la historia de Nueva York registra dos apagones históricos: el de 1965 que duró 12 horas y nueve meses más tarde generó un baby boom, y el de 1977 que provocó innumerables saqueos y escenas de violencia. Pues con el nombre de Blackout Monguito Santamaría grabó un disco en 1969 y que fue lanzado al mercado al año siguiente. Pero la verdad es que la referencia es sobre un aspecto muy común en aquellos años en la ciudad, especialmente en el Bronx, un condado que sufrió lo indecible debido a la construcción de vías rápidas que forzaron el desplazamiento de la gente hacia otras zonas. Los constructores forzaban a los habitantes a abandonar sus casas con apagones de luz. Y eso se volvió cotidiano. Gracias a Carlos Durán y su excelente Sandunga Radio, hoy en La Hora Faniática, Blackout de Monguito Santamaría.

Aunque fue muy buen pianista, director de orquesta y compositor, a Louie Cruz se le recuerda por ser un gran arreglista. A él se le deben los arreglos de Vive y Vacila, Se Traba, Seguiré Sin Soñar, Cocinando, Vale Más un Guaguancó, Señor Sereno, Gracia Divina, Pueblo Latino, Bomba Carambomba, Panamá Soberana, Que Humanidad, Primoroso Cantar y Mañoño, entre muchísimos otros. Pero hoy hablaremos del artista integral, gracias a un álbum suyo de 1974, Coming Out, una pequeña joya de la discografía salsera de los años 70. Bienvenidos a La Hora Faniática.

En 1974 el cantante matancero Justo Betancourt grabó el álbum homónimo Justo Betancourt. Justo venía de triunfar con su disco y canción Pa' Bravo Yo, por lo que este trabajo fue conocido por la canción Sigo Bravo, de Tite Curet Alonso, y especie de continuación del anterior. Sería pues la confirmación de un estupendo sonero tanto individual como colectivamente, es decir con Johnny Pacheco, la Fania All Stars o la Sonora Matancera. Un trabajo romántico que, en manos de Jorge Millet y Larry Harlow, fue revestido de rumba y baile, y del que hablaremos hoy en La Hora Faniática.

En los Premios Grammy de 1979 el ganador al Mejor Álbum de Música Latina fue Homenaje a Benny, de Tito Puente y su Orquesta. Y ese disco, damas y caballeros, hizo historia porque fue el primer Grammy de Puente, porque rompió los esquemas de la salsa y sus formatos orquestales, porque sacó a la luz el origen cubano de la expresión, porque fue un bonito homenaje a Benny Moré, porque compitió y ganó contra pesos pesados de la música. Por eso lo traemos aquí, a esta Hora Faniática.

Grabado a finales de 1980 y lanzado a comienzos del 81, Our Latin Feelings / Nuestro Sentimiento Latino, fue el primer disco en sociedad de Larry Harlow y Junior González, aunque ellos ya habían trabajado juntos desde 1973. Seis álbumes en total. Pero para ese momento Harlow ya tenía nuevo cantante, Néstor Sánchez, quien aquí hizo coros. De modo que este álbum era una especie de aval para la carrera en solitario de González de la que hablaremos más adelante. Esta es la historia de Our Latin Feeling / Nuestro Sentimiento Latino en La Hora Faniática.

Pocos años tuvo la salsa de Nueva York tan fructíferos como 1977. Es verdad que Fania estaba en su esplendor y sus filiales Vaya, Tico, Alegre, Inca, Cotique e International también, pero de la misma forma sellos discográficos como Turnstyle, Salsoul, Mericana, Cesta, Alhambra, TR, Rico, Amigo, Coco, TH, Karen, Discomoda, Codiscos, Fuentes, Parnaso, Microfon, Polydor, Mardi Grass, Guanín, Bronco, Borinquen, Velvet o Miami, produjeron al menos 30 álbumes cada uno en promedio. Eso da un total de 900 álbumes. Y ni hablar de las orquestas nuevas… O mejor si hablar, de una en especial, Fuego 77, nacida ese año y desaparecida al poco tiempo, representante de un año de fuego y de una época imperecedera. Esta es su historia. Bienvenidos a La Hora Faniática.

Hacia 1975 Fania Records comenzó a tender puentes con otras empresas a fin de expandir sus productos. Los puentes consistían en coproducciones con otras casas discográficas, siendo la principal Columbia Records o CBS en Estados Unidos. Pero Europa no fue la excepción. Una serie de acontecimientos y de contactos acabaron en la producción de un disco curioso: Blonde Latin de la banda francesa W.R.L.C., coproducción de Fania Records, Les Editions Louis Gasté y Editions Please Music, con Jean Marc Bel como productor ejecutivo. Esta es la historia de Blonde Latin y de una banda muy curiosa en La Hora Faniática.

1978 dejó muchos éxitos para el recuerdo: YMCA, Roxanne, Copacabana, Dust in the wind, Blame it on the boggie, Rivers of Babylon, Sólo Pienso en Ti, La de la Mochila Azul, Lady Laura, Me Olvidé de Vivir, Vivir Así es Morir de Amor, Traicionera, Entre Rejas, Se me Perdió la Cadenita, La Roncona y Los Pico Pico. Y en la salsa, más que canciones, grandes discos: El Progreso de Roberto Roena, La Tribu en Nueva York de Cuco Valoy, Louie Ramírez y sus Amigos, Esto si es lo Mío de Ismael Rivera, Salsa Encendida de la Típica 73, y el disco del que hablaremos hoy, quizás el más importante de la historia de la salsa. Damas y caballeros, bienvenidos a La Hora Faniática con Siembra, Willie Colón y Rubén Blades.

En abril de 1979 salió al mercado el disco El Pirata Del Caribe con el sello Tico Records y que fue el último disco de Joe Cuba al frente de una banda en la etapa de la salsa dura de Nueva York. Así finalizó Cuba su contrato con Tico, empresa que ya pertenecía a Fania Records. Un disco curioso, desde luego, porque la mayoría de canciones las escribieron cantantes y porque la propuesta musical era un tipo de salsa muy acorde a la de su tiempo, fuerte y contundente, alejada de aquellos tiempos del Joe Cuba Sextet. Un disco excepcional y del que hablaremos hoy en La Hora Faniática.

El tiempo del boogaloo coincidió también con el comienzo de la casa discográfica Fania Records, que encontró un campo expedito de músicos jóvenes en Nueva York para fichar y llevar a los primeros lugares de la escena a una generación brillante. De esa camada quedaron los que posteriormente serían integrantes de la Fania All Stars, pero otros grabaron poco y salieron de la escena principal de actividad. Años intensos, pues, pero llenos de talento y grandes creaciones. El conguero George Guzmán fue uno de estos últimos. Para la historia quedan dos trabajos: In Line e Introducing George Guzmán, su debut del que hablaremos hoy en La Hora Faniática.

Para hablar de lo que tenemos que hablar, hablaremos de otra cosa. Me explico, hoy en La Hora Faniática hablaremos de Ocho, una de las más sorprendentes agrupaciones que haya dado la época dorada de la salsa neoyorquina. Pero describir sus orígenes implica develar cosas de su líder y fundador. De modo que nos concentraremos primero en el grupo La Crema de Nueva York, en un tiempo en que las ofertas de trabajo bien remuneradas estaban a la orden del día. Era el tiempo de un mundo muy cercano al glamour de las estrellas, un tiempo de pistas de baile y de afrosound. Era el tiempo de Chico Mendoza..

A comienzos de 1973 Roberto Roena grabó con su Apollo Sound su disco número 5 y que fue titulado simplemente así, 5, para el sello International. Fania Records había creado International Records en 1968. La intención la decía su nombre: internacionalizar la compañía, especialmente en Puerto Rico. International estaba regentado en Puerto Rico por el empresario argentino Charles Tarrab y tenía una sociedad con Rafael Viera, representante de Fania Records en la isla. Tarrab fue el responsable de los grandes espectáculos de su tiempo en San Juan, entre ellos, el concierto de la Fania All Stars en el Coliseo Roberto Clemente en ese mismo año, 1973. O sea, una época decisiva era Roena, de quien hablaremos hoy en La Hora Faniática.

Joey in PR o Joey en Puerto Rico, de 1968, fue el cuarto disco de Joey Pastrana y su orquesta con el sello Cotique. Antes había grabado Let's Ball, Joey y Hot Pastrana. Era el tiempo de boogaloo, aunque no fue sólo un disco de boogaloo, también de jazz y música puertorriqueña. Decía Dana Torres, esposa de Joey, en el texto de la contracarátula que "Joey ha recibido un disco de oro y un trofeo por tener los récords de éxito más destacados en Puerto Rico este año. Desde el primer viaje de Joey a Puerto Rico hace dos años, se ha convertido en la banda de Nueva York mejor recibida para visitar allí". Y era verdad, todos querían ver a Pastrana en vivo y en directo porque sonaba muy bien, pero sobre todo porque su música era muy bailable y estaba de moda. Esta es la historia de Joey in PR en La Hora Faniática.

En 1977 Johnny Pacheco y Luis Angel Silva "Melón" grabaron un disco buenísimo, uno de los mejores que se hayan hecho en Fania Records y que fue todo un éxito. Llegó Melón estuvo 26 semanas en el Hit Parade latino. Al acabar el año fue el tercer disco más escuchado en Nueva York y el sexto en el área caribeña. Lógicamente eso dio pie para una nueva grabación del dúo, lo que se dio en 1981 con el álbum Flying High, que publicó el sello Vaya dos años después, en 1983. Esta es la historia de Flying High y de la relación entre el flautista, director y productor dominicano Johnny Pacheco con el cantante y educador mexicano Melón en La Hora Faniática.

El cantante puertorriqueño Baby González grabó en 1975 el disco Cocinando Salsa con la Orquesta Riviera para el sello Cotique. Se quejaba Chico Álvarez, su productor, en la revista Latin New York, que "hay genios musicales que casi nunca se mencionan cuando se habla de nuestra música... individuos particulares que, en mi opinión y en la opinión de Latin New York, nunca han tenido realmente la publicidad que deberían tener... Baby González es uno de estos individuos". En efecto, el disco no es muy conocido, ni lo ha sido años más tarde, pero hoy contaremos su historia en La Hora Faniática.

En 1968 nació técnicamente el sello Cotique. Digo técnicamente porque el plan de su creación ya lo tenían los productores judíos neoyorquinos George Goldner y Stan Lewis desde 1964 en su cabeza. Y el primer disco del sello fue The Groovy Sounds of The Gilberto Sextet, una banda joven de ascendencia puertorriqueña liderada por el pianista Gilberto Cruz. Y en efecto, como rezaba el título, la banda y el sello prometían estar en la onda juvenil latina del momento. Esta es la historia de Gilberto y su Sexteto, de The Groovy Sounds y del sello Cotique en La Hora Faniática.

El gran cantante Justo Betancourt grabó el álbum Leguleya No para el sello Fania en 1982, el cual sería su último trabajo en esta casa. Betancourt, al igual que otros músicos como Willie Colón, por ejemplo, tenía su propia productora y por eso fue en términos legales una coedición entre Fania Records y RMQ. De todas formas fue un título curioso proveniente de una canción del mismo nombre y que se refiere al verbo leguleyar, o sea hablar de leyes sin tener conocimientos profesionales. Leguleya No fue un álbum controvertido, no por su música, sino por sus protagonistas. De ello hablaremos hoy en La Hora Faniática.

Vuelve El Gigante fue un álbum alternativo para 1973. No lo parece hoy en día porque es un dechado de salsa pleno de guaguancó, mambo, son y descarga. Pero Charlie Palmieri, siempre innovador, combinó aquí lo acústico con lo eléctrico y eso no era habitual en la escena afrocaribeña de Nueva York. Lo era en el jazz y el soul, y Palmieri dio una lección perfecta de cómo se combinan ambos sonidos, lo tradicional y lo moderno y lo explosivo y lo pausado, con un saber hacer de trabajo en el estudio a la hora de editar y mezclar. Así que de este extraordinario músico, influyente y pionero, hablaremos hoy en La Hora Faniática con Vuelve el Gigante.

Grabado a finales de 1968 y lanzado al mercado a comienzos de 1969, ¡Ahí Na Má! / Put It There, fue un álbum sorprendente y bienvenido de Rafael Cortijo y su Bonche, publicado por el sello Tico Records. Se trató del segundo trabajo de Cortijo con su Bonche, tras Sorongo, hecho a comienzos del 68, y antes de Pa’ Los Caseríos, de 1970. Fue un álbum de salsa, con una sonoridad que marcaría tendencia en los años siguientes y que, curiosamente, no entró en la moda del boogaloo. Hoy les contaremos la historia de ¡Ahí Na Ma!, de Cortijo y su Bonche en La Hora Faniática.

Grabado a comienzos de 1981 y publicado a mediados del mismo año, Social Change de la Fania All Stars fue el último de los proyectos que envolvieron el acuerdo entre Fania Records y la Columbia Broadcasting System, CBS, en 1976. En el lapso de este tiempo el equipo de ritmo de la Fania había colaborado en proyectos conjuntos y la propia Fania había grabado cuatro discos de salsa funky antes de este: Delicate and Jumpy en el 76, Rhythm Machine en el 77, Spanish Fever en el 78 y Cross Over en el 79. Hoy contaremos la historia de Social Change en La Hora Faniática.

Vinieron, triunfaron y desaparecieron. Las bandas juveniles latinas poblaron Nueva York a finales de los años 60, entusiasmadas por el fenómeno Beatles, por la cantidad de grupos vocales afroamericanos de Doo Wop, y por el boom del boogaloo, una expresión latina y al mismo tiempo crossover en la que se sentían cómodas. De modo que fueron decenas y a razón de ocho o nueve músicos por banda, fue más de un centenar de chicos que conformaron bandas como The Latinaires. Hoy en La Hora Faniática te contaremos la historia de esta agrupación en particular, una historia cien por cien nuyorican.

El Bueno, el Malo y el Feo (extrañamente llamada en España, El Bueno, El Feo y El Malo) es un clásico del cine, una imagen irrepetible con el rostro impasible de Clint Eastwood como el bueno, el siniestro de Lee Van Cleef como el malo y el ladino de Eli Wallach como el feo. La dirigió Sergio Leone en 1966, pero nunca pasó de moda y hasta el día en que dejaron de existir las salas de cine de barrio, hizo parte de la programación de matineé, vespertina y noche. Después dijeron que era spaghetti western, pero esa ya es una definición posterior a su impacto, un impacto que alcanzó a influenciar otros ámbitos como la salsa neoyorquina. Y es que hoy contaremos la historia de El Bueno, el Malo y el Feo según Willie Colón. Bienvenidos a La Hora Faniática.

En un año pueden cambiar muchas cosas. En el mundo de Ismael Rivera muchísimas más entre 1974 cuando retorna a la actividad tras cuatro años de ausencia, y 1975 cuando graba su único disco navideño, como buen puertorriqueño que se respete. En su etapa de mayor producción discográfica, "El Sonero Mayor" cambia también los integrantes de su orquesta, para volver a sus músicos de siempre tras esta grabación inusual. La Hora Faniática cuenta los detalles de una obra que aún perdura, que tiene sabor a playa en su cuerpo y una canción nocturna en su garganta. Feliz Navidad, de Ismael Rivera.

Fue el cuarto álbum del sello Fania Records, creado por Jerry Masucci y Johnny Pacheco y que comenzó lanzando grabaciones de este último con su conjunto. Fania ya había hecho Cañonazo, At the NY World's Fair y Te Invita a Bailar, antes de hacer este que se tituló Johnnhy Pacheco his Flute and Latin Jam. Fue una sesión de descarga al estilo del que habían hecho en Alegre Records y por esos días se hacía en el sello Tico. A partir de este disco la firma comenzaría su ampliación de catálogo con nuevos artistas como Louie Ramírez, Larry Harlow y Bobby Valentín. Fue un disco especial, sin duda, y hoy objeto de culto de coleccionistas y melómanos. Y esta es su historia en La Hora Faniática.

A finales de los años 60 el Nueva York latino era una caldera plagada de ofertas nocturnas. Decenas de establecimientos abrían sus puertas cada noche de lunes a domingo para ofrecer shows en vivo de conjuntos y orquestas que tocaban pachanga, mambo, boogaloo y latin soul. Y claro, había muchos músicos en actividad, por lo que era muy complicado destacarse. Jugaban varios factores y las buenas relaciones y la calidad musical eran dos de ellos. Fue en esa época que brilló con luz propia un chico al que no le faltó trabajo, pues su técnica con la trompeta lo convirtió en indispensable. Pero cuando quiso sacar un disco en solitario las cosas no funcionaron como esperaba. Esta es la historia de su aventura, una historia narrada por él mismo y que en La Hora Faniática tiene hoy el mismo nombre de su protagonista: Roy Román, The Youthful Mind (La Mentalidad Joven).

La siguiente historia concluye en 1983 durante el ocaso del imperio Fania, y comienza en la Feria Mundial de Nueva York, durante las jornadas de 1964 en Flushing Meadows. Sin embargo, alcanza su punto más alto en 1977, en ese año en el que para muchos se dio la mejor producción del sello discográfico y sus filiales. Esta es la historia de la relación entre el flautista, director y productor dominicano Johnny Pacheco con el cantante y educador mexicano Luis Ángel Silva, Melón; la historia del álbum Llegó Melón en La Hora Faniática.

La Delonix regia o royal poinciana puede alcanzar los 15 metros de altura. Su copa tiene forma de sombrilla y es muy ancha comparada con la altura del árbol. Claro, tiene muchas hojas, más de mil y florece desde la primavera hasta comienzos de otoño, dando frutos durante todo el año. Delonix regia deriva de dos palabras griegas que significan garra conspicua, en referencia a la forma de los pétalos. El nombre de la especie significa real o excepcional. También se le conoce como flamboyán. Y ese es el tema que nos trae hoy aquí, no el botánico, sino el nominal. La Orquesta Flamboyán, cuyo segundo disco en 1969 sigue siendo hoy todo un suceso que describiremos en esta Hora Faniática.

1968, como todos saben, fue un año de explosión juvenil. Mayo del 68 con sus manifestaciones en Paris y México marcaron ese espíritu de rebeldía que venía acusado por la Guerra de Vietnam, una serie de hechos represivos en los gobiernos hispanoamericanos, y que desencadenó actos simbólicos como el Black Power en los Juegos Olímpicos o los diferentes festivales de rock y canción, cuyo máximo exponente fue Woodstock al año siguiente. En ese clima de rebeldía juvenil aparecieron diferentes bandas en el Nueva York latino ofreciendo una música alejada del bolero de antaño y cercana al soul. El boogaloo sólo fue uno de tantos estilos que surgieron con estos músicos. Hoy hablaremos de uno de ellos, The Lat-Teens en La Hora Faniática.

El álbum de Ray Rodríguez and Orchestra Duro, Survival, fue uno de los últimos discos (de la serie 1400) que se hizo con la firma de Tico Records. Sucedió en 1979. Tico había sido adquirida por Jerry Masucci a Morris Levy cuatro años atrás y Fania la usaba para mantener en activo a estrellas de la talla de Tito Puente, Ismael Rivera o Joe Cuba, y para hacer discos recopilatorios de un catálogo inmenso. Eran poquísimos los nuevos artistas que grababan con Tico en tiempo de Fania. Uno, por ejemplo, Carlos Santos; otro, La Muralla; y otro, Ray Rodríguez y Duro. Bienvenidos entonces al sonido de Ray Rodríguez en La Hora Faniática.

Sucede en 1973. Ralfi Pagan, una de las estrellas jóvenes de la compañía Fania, el chico de la voz dulce y delicada que era capaz de abrir caminos para la música latina entre el mundo anglosajón, graba un disco que lo aproxima a lo latino con su nombre, Ralfi, no Ralph. Y los músicos que lo acompañan son una mezcla de latinos veteranos y jóvenes del ambiente soul y jazz de Nueva York. El resultado es brillante. Una maravilla que refuerza el estilo de Pagan, fresco y juvenil, romántico, pero funk, una voz de soprano con un acento un poco falsete, y a veces con un tono de silbido que parecía femenino. Ralfi Pagan hoy en La Hora Faniática.

A finales de 1979 Fausto Rey y Larry Harlow grabaron el disco La Responsabilidad con una carátula diseñada y fotografiada por Lee Marshall. El álbum se lanzó a comienzos de 1980 y entonces se dijo: "Este LP podría ser un producto muy exitoso para Fania Records, en especial si se comercializa correctamente. Y no creo que se esté haciendo así, porque el único tema que suena en la radio (La Responsabilidad) no tiene los ganchos comerciales que tienen los otros temas". Y en realidad no funcionó como era debido. Pero ¿sería esa la razón? Escuchemos la música y conozcamos su historia en La Hora Faniática.

En 1979 ese genial músico que fue Louie Ramírez grabó el disco Salsa Progresiva. Como la fórmula de Louie Ramírez y sus Amigos de 1978 le había dado resultado al incluir a varios cantantes, la volvió a poner en práctica en este LP. El mismo contaba que "Como yo no tenía una banda, tenía acceso a cualquier artista, pues de ahí salió el concepto de Louie Ramírez y sus Amigos, y con la instrumentación que yo quería". En fin, que su idea se cristalizó en este proyecto de corte experimental, donde él pudo dar rienda suelta a un factor que también lo hizo famoso: ser multi-instrumentista. En La Hora Faniática de hoy, Louie Ramírez con Salsa Progresiva.

Un homenaje al rey Tito Puente a cargo de dos de sus cantantes, Santos Colón y Meñique, que para el año en que se hizo, 1973, eran estrellas de la música latina por méritos propios. ¿Por qué en ese momento? Porque en abril de ese año, cuando el disco salió al mercado, Tito Puente cumplía años y celebraba 25 años de carrera musical, una carrera laureadísima por cierto. Tito era "El rey de la música latina" sin discusión posible y todo el mundo le rindió pleitesía en un año donde se presentó en el Carnegie Hall y lanzó un disco con su orquesta de concierto. Pero el álbum de Santos Colón y Meñique, Long Live The King, esconde más historia que veremos en La Hora Faniática.

Grabado y publicado en 1968, Let's Turn On - Arrebatarnos, fue el tercer disco de Bobby Valentín con el sello Fania y el cuarto de su carrera musical, pues había hecho uno con Fonseca, reeditado poco antes de este trabajo. En pleno furor del boogaloo, es natural que Let's Turn On estuviera metido de lleno en el ritmo de moda, pero lo que hizo Valentín fue equilibrar lo nuevo con lo más bailable tradicional, es decir con el mambo. Fue una manera de decir que ambos ritmos eran ardientes, frenéticos y arrebatadores. Esta es la historia de Let's Turn On en La Hora Faniática.

Es un disco que en su momento, 1966, pasó como uno más en medio de la enorme cantidad de álbumes que prensaba la compañía Brandson Music, y la gran cantidad de discos de este tipo de latin jazz. De hecho, se le consideraba exótico porque se trataba de un pianista belga con nombre ruso. Pero con el paso de los años New Sound In Latin Jazz de Vladimir Vassilieff and his Orchestra se ha convertido en disco de culto, su edición original en stereo y en mono bastante codiciada por coleccionistas, y su sonido base de samples y recopilatorios. Hoy les contamos la historia de Vladimir en La Hora Faniática.

En 1976 Cheo Feliciano había dejado Nueva York para radicarse definitivamente en San Juan de Puerto Rico. El artista ponceño, además, llevaba más de un año sin grabar y su obra más reciente la había hecho en Buenos Aires, y era de boleros y no de salsa. Así que necesitaba volver a su público en disco, pues en vivo y en directo si que se le veía bastante. De allí haber titulado su álbum de ese año, The Singer, y la canción estrella, Canta. Era toda una declaración de principios para un artista de esos que en el Caribe se llaman "querendones". Hoy hablaremos de The Singer en La Hora Faniática.

En 1968 la fiebre por el boogaloo estaba desatada en todo el mundo latino, pero especialmente en Nueva York, donde el estilo bailable inundaba las discotecas americanas blancas y negras. Había músicos que tenían más impacto entre estas comunidades como Pucho Brown o Joe Cuba, y músicos que eran mejor recibidos entre los latinos como Pete Rodríguez, ya para entonces conocido como el rey del boogaloo, en gran medida por la canción Soy el Rey, incluido en su famosísimo I Like It Like That. Pues en ese 1968 lanzó al mercado con el sello Alegre su disco Latin Soul Man, que intentaba mostrar que él era más que boogaloo. Y la verdad es que escuchando temas como Me o A Little Thing, tenía razón. Lo único es que Pete no era solamente Pete, era todo un grupo que trabajaba bien si estaban unidos. En fin, esta es la historia de Latin Soul Man de Pete Rodríguez y su Orquesta en La Hora Faniática.

Un músico de Panamá que se la pasaba viajando y estableciéndose en un lugar y en otro, una banda contratada solamente para esta grabación, unas cintas que pasaron más horas en un avión que un estudio, un disco que se grabó en tres estudios de dos ciudades. Todo esto fue Pura Salsa, el disco de Camilo Azuquita de 1975 para el sello Vaya. Una carátula Izzy Sanabria que asociaba el concepto musical con el concepto gastronómico de la salsa, y la labor de los ingenieros Bernie Fox, Bobby Blank y Dominic Costanzo bajo la batuta de Bobby Marín. Todo eso fue Pura Salsa, un disco muy particular de salsa funk del que hablaremos hoy en La Hora Faniática, agradeciendo a Sandunga Radio.

En 1973 Willie Colón lanzó el noveno álbum de su carrera, todos los anteriores con Fania Records, todos con su compañero de fórmula, Héctor Lavoe. Es posible que Lo Mato, que así se tituló, sea el mejor disco de esta pareja de artistas icónicos. Todas las canciones son conocidas y la mayoría de ellas han pasado de un recopilatorio a otro durante años. Alguna es además símbolo de la imagen de gánster de Colón (Calle Luna Calle Sol) y otra es símbolo de la ironía de la vida de Lavoe, siempre lleno de éxitos y tragedias (El Día de Suerte). Un álbum cuya historia contaremos hoy en La Hora Faniática.

Grabado en los Impact Sound Studios de Nueva York en 1967 y publicado ese mismo año, El Exigente fue el tercer disco de Larry Harlow con el sello Fania y en el que utilizaba un tercer cantante, Ismael Miranda, quien parecía ser su apuesta definitiva. El álbum tuvo como ingeniero de sonido a Richard Alderson, y aunque Harlow adoraba el trabajo en estudio, el supervisor de grabación fue Johnny Pacheco. Esta es la historia de El Exigente y la llegada a la fama de Larry Harlow en La Hora Faniática.

Producido por Louie Ramírez, con Johnny El Dandy Rodríguez como director de grabación, y Jon Fausty como ingeniero de sonido en La Tierra Sound Studios, La Típica 73 grabó en 1977 el álbum Los Dos Lados de la Típica 73, su obra más conceptual y más cercana a lo que en los sellos de los hermanos Cayre (Caytronic, Merricana y Salsoul) hacían bandas como el Grupo Folklórico y Experimental Nuevayorquino. La Típica se tomaba muchas concesiones y como el público la seguía con fidelidad, Fania Records y su filial Inca, no tuvieron inconveniente en complacerla. De allí este álbum del que hablaremos hoy, con la colaboración de Sandunga Radio, en La Hora Faniática.

Hubo un tiempo en que en Fania Records sólo se quería hacer dúos de estrellas. Pacheco y Laserie, Barretto y Celia, Ismael Quintana y Papo Lucca, Ismael Miranda y la Sonora Matancera, y dos reencuentros de viejas sociedades: Colón y Lavoe en Vigilante, y Johnny Pacheco y Pete El Conde Rodríguez en una serie de títulos que serían los siguientes: De Nuevo los Compadres, Johnny Pacheco y El Conde, Salsobita y Celebración. Era sin duda una fórmula ganadora, pues ambos se entendían a la perfección. Hoy contaremos la historia del primero de esos álbumes, De Nuevo los Compadres en La Hora Faniática.

En 1975 Ángel Canales sacó al mercado el álbum Sabor. Sabor era el nombre de su banda y lo había inspirado una canción que grabara con el conjunto de Markolino Dimond en 1971, Tiene Sabor. "Mi conjunto tiene ritmo, mi conjunto tiene sabor". Este fue un disco muy personal, como lo certifican el tema que le dio título, Sabor Los Rumberos Nuevos, o frases de otras canciones, como: "Yo nací en Puerto Rico y en Nueva York me crié...", "Eres sol de mi vida...", o "Que yo me inspiro aquí con mi canto para que puedan gozar...". Fue el detonante de un estilo también muy personal y que convirtió a Canales en un personaje atípico y singular en la escena latina de los años 70. En La Hora Faniática de hoy, el singular y sinigual Ángel Canales.

En 1972 apareció en el ambiente el disco Rafi Val y La Diferente. Grabado en diciembre del 71. Era el tercer álbum de la compañía Vaya, sello fundado como filial de Fania y que tenía varios accionistas como dueños, entre ellos Harvey Averne, Larry Harlow, Leon Gast y Alex Masucci. Vaya no era, como se ha dicho, una "lavandería" de Fania para canalizar allí algunos productos y reducir impuestos. Aunque estas prácticas eran habituales en el mundo de la música, Vaya no era una empresa fachada como si lo fue Forum para Brandson Music, dueña de Tico, Alegre y Roulette; ni siquiera un sello low-cost como lo fue Tropical para Seecco. Sencillamente era un sello nuevo para iniciar el proceso de amplitud de la compañía y hacer que esta dejara de ser independiente y se convirtiera en una Major. En fin que allí surgió La Diferente, de la que hablaremos hoy en La Hora Faniática.

1972 fue uno de los años más prolíficos en la carrera de Ricardo Ray y Bobby Cruz. La pareja de músicos venía de grabar su exitoso Bestial Sonido y el también popular Felices Pascuas el año anterior. Pero en el 72 Bobby Cruz grabó en solitario un álbum titulado Bobby Cruz Canta Para Ti, producido por Ricardo Ray y con el respaldo de la orquesta de Héctor Garrido; y su otra cantante, Miki Vimari, también grabó en solitario: Ricardo Ray Presenta... La Vimari. Y encima hacen Jammin' Live, que reunió a los tres. El disco, claro, para dar un poco de margen, salió al mercado a comienzos de 1973. Esta es la historia de aquella grabación conjunta en La Hora Faniática.

En 1981 salió el disco El Marimbero, de Daniel Santos y la Charanga Vallenata, publicado por Bárbaro Records. Bárbaro era un sello filial de Fania Records, que había creado la editora Música Latina Internacional, a la que estaban suscritas otras filiales como Nuestra. Pero así como Nuestra nació con la idea de difundir música puertorriqueña, Bárbaro se hizo para mover la música cubana. No siempre fue así. En todo caso, 1981 fue un año vital para esta compañía que aprovechó el boom de la charanga vallenata de Roberto Torres con el sello SAR y su filial Guajiro para hacer ese mismo sonido con Daniel Santos y la orquesta Charanga Vallenata. Fue una vuelta de tuerca que comprometió a Colombia, país del vallenato, donde lo prensó el sello Papagayo y también Famoso, filial de Codiscos. De todo esto hablaremos hoy en La Hora Faniática.

Una afección en la garganta que parecía tener cura fácil fue a más y acabó convertida en un cáncer que afectó su carrera y estado de ánimo. Comenzaban los años 80 y "El Sonero Mayor", Ismael Rivera, pudo haber continuado por la senda del éxito. Pero el mal ya estaba allí y tras la grabación de un disco homónimo en 1980, quiso hacer otro en 1981, pero no lo pudo terminar. Habría sido la celebración perfecta de sus 30 años de vida musical. Seleccionó las canciones, cambió el formato orquestal y revisó los arreglos, pero no lo cantó. Ismael Rivera murió en 1987, y en 1991 su hijo Ismael Rivera Junior terminó aquel otro proyecto. Esta es su historia en La Hora Faniática.

En 1979 el sello Nuestra publicó el álbum El Negrito del Sabor de Luigi Texidor, un trabajo que mostraba en solitario las virtudes que habían hecho famoso al cantante puertorriqueño. Ocho canciones cuyos arreglistas fueron Elías Lopes, Tito Valentín y Ray Santos. El productor fue Papo Lucca, quien también ejerció como director de grabación. Normal, Texidor era su amigo y Papo lo conocía hasta el punto de apoyarlo con músicos de la Sonora Ponceña. Esta es la historia de El Negrito del Sabor en La Hora Faniática.

A finales de 1980, la Orquesta Novel, bajo del mando de Eddie Drennon como director musical y de Marco Motroni como director artístico, grabó Que Viva El Son Montuno, prensado por Fania. Once discos había grabado hasta entonces con tres compañías discográficas y cuatro los había hecho con Fania. A pesar de la cantidad de grabaciones y de los sucesivos cambios de algunos integrantes, era una banda estable con los dos citados músicos como sus impulsores junto a Alberto González y Willie Ellis. Fue un tiempo de muchas giras y shows, un éxito que no duraría mucho, pero que reafirmó un sonido particular. Esta es la historia de Que Viva El Son Montuno en La Hora Faniática.

Un disco sin créditos, distribuido en 1985 por un sello que no era Fania, y promocionado por la inercia del nombre de una estrella, obtuvo el premio Grammy a la Best Tropical Latin Performance. Ese fue Solito, de Eddie Palmieri. De alguna manera el álbum fue la reconstrucción de su disco Justicia, de 1969 para la casa Tico. Una reconstrucción menos experimental y más rumbera, y la razón para hacerlo es que Palmieri entraba en la última etapa con Fania Records y tenía que cumplir con los discos pactados. Este fue uno de ellos en el que acudió a parte de su repertorio anterior. Esta es la historia de Solito en La Hora Faniática.

En 1980 salió al mercado el undécimo álbum de Roberto Roena y su orquesta. Se tituló Que Suerte He Tenido De Nacer y llamó la atención por tres aspectos. El primero, que ya definitivamente no había numeración en las producciones de Roena, quien había seguido el mismo camino de Pérez Prado con sus mambos con números consecutivos. El segundo, que ya no estaba publicado por el sello International, filial de Fania, sino directamente por la casa matriz, Fania Records. Y el tercero, que Roena debutaba como cantante. Sobre todo esto hablaremos hoy en La Hora Faniática.

El disco más cool y más rhythm & blues de los Hermanos Lebron fue The New Horizon, realización de finales de 1978 y publicado a comienzos del 79 por el sello Cotique. Visto en ese momento como un paso más hacia lo angloamericano y menos salsero, hoy con la perspectiva que da el tiempo, es una pequeña obra maestra llena de cambios de ritmo, tonalidad y armonía en cada una de sus canciones. Eso si, siempre con un deje de melancolía que marca el color de sus trompetas y el tono de sus voces. ¿Cuáles fueron las circunstancias de su realización?, ¿qué implicó para su estilo y futuro? Esta es la historia de The New Horizon en La Hora Faniática.

In Motion fue el último disco de Bobby Valentín con Fania Records. Trompetista del tiempo de la pachanga y bajista de los años del boogaloo, Valentín quiso ser su propio jefe en la era de la salsa. Por eso en aquel 1974, dejó la Nueva York de Billy Joel y la Fania y se fue al San Juan de Rafael Cortijo, a fundar Bronco Records. Según cuenta Jaime Torres-Torres, los contratos de Fania se firmaban por cinco años y ese era el segundo de Bobby. “Yo no quise terminar con Fania, dice Bobby, es que en realidad yo estaba en los comienzos de mi sello disquero, pero decidí continuar con ellos para que me distribuyeran el producto de Bronco, que fueron Va a la Cárcel Vol 1 y 2 y Afuera. Esa fue una de mis mejores movidas, aunque sé que de haber fracasado hubiera tenido abiertas las puertas de Fania”.

Publicado en el intenso año de 1970, bueno, intenso porque sacaron dos producciones. Esta fue la primera. Pete Rodríguez, el rey del boogaloo, lanzó al mercado con el sello Alegre su disco Now!, que fue el comienzo de una nueva etapa en su vida y en su obra. Atrás quedaban colaboradores anteriores y el sello de una banda que marcó por si misma el segundo lustro de los años 60. ¿Fue una buena jugada? Por supuesto, aunque también hay que anotar que no tenía otra opción. Había más vida más allá del boogaloo y Rodríguez necesitaba meterse en la nueva ola que se avecinaba y de la que Fania ya daba muestras de querer liderarla. Bienvenidos a la historia de Now!, en La Hora Faniática.

Grabado y lanzado al mercado a finales de 1979, Los Rebeldes fue una exposición musical de Frankie Dante y todo lo que quería decir. El inconforme Dante tituló Los Rebeldes al disco y a su banda. Lo publicó Cotique, filial de Fania, pero no tuvo la promoción adecuada. Dante era una especie de chico problema por sus posturas políticas, aunque sin duda un gran talento. 1979 era un año de mucho nerviosismo por el tema y el álbum acabaría abandonado a su suerte. Final del camino para algunos de los músicos del proyecto, inicio de nuevos rumbos para otros, Los Rebeldes fue salsa al mejor estilo entonces, con magníficos arreglos, solos instrumentales y sorpresas permanentes. Esta es su historia en La Hora Faniática.

En 1969 Larry Harlow y su orquesta grabó un disco de título curioso y carátula igual, Me And My Monkey, disco de oro en su momento. Lo publicó el sello Fania y muy pronto tuvo repercusión en la radio gracias a la canción El Malecón, infaltable desde aquel tiempo en recopilatorios de salsa. La relación musical de Harlow con Ismael Miranda estaba en su apogeo y de los diez temas incluidos, la mitad los escribieron ellos. Un momento de apogeo que los llevaría a la vuelta de dos años a ser parte esencial de la Fania All Stars y por ende de Fania Records. En La Hora Fanática de hoy, Everybody’s Got Something To Hide Except Me And My Monkey, de la Orquesta Harlow.

En el segundo semestre de 1982 Johnny Pacheco y Rolando LaSerie grabaron el álbum De Película para el sello Fania, que lo lanzó al mercado en la primera semana de diciembre como parte de la campaña navideña. Pacheco venía de presentar su álbum de las dos flautas junto a José Fajardo, que salió al mercado en mayo de ese año; en tanto que LaSerie se la pasaba de giras y sus álbumes grabados para el sello Gema se licenciaban y reproducían sin cesar en toda Suramérica. El álbum fue producido por Johnny Pacheco, quien admiraba desde joven a LaSerie por ese estilo suyo tan de guaracha feeling, y con shows cargados de humor y diversión. En La Hora Faniática de hoy les contaremos la historia De Película de Pacheco y LaSerie.

Muchas veces los artistas llevan una doble vida, en ocasiones debido a las exigencias de la compañía discográfica o quizás por su propio interés de trabajar en dos direcciones. En el caso de Joe Bataan esto fue una combinación de ambas circunstancias. Fania Records quería que él fuera la gran estrella latina, pero al mismo tiempo que fuese su caballo de Troya en la música soul. Y a Bataan esto le gustaba, porque sentía inclinación por ambas tendencias. De modo que en 1969 lanzó dos álbumes: Poor Boy, expresión pura y dura del latino del South Bronx y el Spanish Harlem, y Singin' Some Soul, muestra de un talento que bien podría hacer parte del sello Motown. De hecho, así fue presentado, como el sonido Motown de Joe. Esta es la historia de Singin' Some Soul de Joe Bataan en La Hora Faniática.

En 1978 y tras la grabación del álbum No Voy al Festival, Ismael Miranda volvió a centrarse en su amado Puerto Rico para hacer el disco Sabor, Sentimiento y Pueblo. El artista salsero entraba de lleno en la música romántica bailable, pero con un pie en la isla. Fue una especie de tránsito entre la nueva canción de Puerto Rico, la balada y el bolero moderno con unas producciones muy orquestadas. Y tal y como lo había anunciado en No Voy al Festival, la salsa cambiaría tras él y un poco tiempo más tarde llegaría la salsa romántica con sus más y sus menos. En La Hora Faniática de hoy el propio Ismael Miranda nos cuenta lo que supuso esta grabación.

En 1956 el pianista neoyorquino Joe Loco era un músico muy exitoso e incansable. Por eso grabó dos álbumes con Tico Records al frente de su quinteto: Mambo Fantasy y Viva Mambo. Sin embargo, el primer álbum tuvo dos versiones: una de formato económico para el mercado latino y que no tenía créditos titulado efectivamente Mambo Fantasy, y otro de formato exclusivo para el mercado americano y titulado Bravo Loco. De este trabajo de doble nombre y edición hablaremos hoy en La Hora Faniática. Bienvenidos al mundo de Joe Loco.

¡Que Viva la Música!, hoy en día parece una expresión común y corriente, pero en 1972 era toda una declaración de principios, porque dicha en Estados Unidos quería decir “que viva la música latina”, en otras palabras “que viva la salsa”. Se usó al conciertos de las grandes y pequeñas estrellas, se usó como introducción de documentales y filmes, se usó como nombre de discos, y el primero de ellos fue el de Ray Barretto justamente ese año. Que Viva la Música es un auténtico mito de lo que significó este género musical por la expresión, por el sonido y por la imagen. Y esa es la historia que narraremos hoy en La Hora Faniática.

Para Mi Gente, de Chivirico Dávila, fue publicado en 1976 por el sello Cotique, ya en manos de Fania Records, y fue grabado en los Good Vibrations Sound Studios con Jon Fausty como ingeniero. Demás está decir que Chivirico Dávila estuvo en la grabación, pero sobre todo el artífice de este proyecto que fue Jorge Millet, productor y arreglista del álbum. Millet fue su gran amigo, casi un hijo para Chivirico y productor de su disco anterior para Cotique. El resultado de esa afinidad entre los dos es este magnífico álbum que presentamos hoy en La Hora Faniática.

A finales de 1976 Seguida, la banda de rock latino que había sorprendido a propios y extraños haciendo una música de gran calidad en el sello Fania, epicentro de la salsa neoyorquina, grabó su segundo álbum, On Our Way To Tomorrow (En nuestro camino al mañana). Seguida, que ya contaba con la dirección musical de Randy Ortiz, venía de hacer una gira por varias universidades americanas y había congregado para la grabación a una constelación de estrellas invitadas. Fue un disco más experimental que el primero suyo, Love Is, que tuvo tanto éxito. Quizás por eso, no funcionó en la calle, aunque la banda si que tuvo infinidad de contratos para tocar. En La Hora Faniática el camino al mañana de Seguida.

En 1972 una orquesta que había comenzado con fuerza, pero en un sello discográfico pequeño, dio un salto trascendente al firmar por International, filial de Fania Records, y grabar el álbum Aquí Está. Eso supuso el reconocimiento definitivo en el mundillo de la salsa de la banda Roberto y su Nuevo Montuno. Todos los temas de aquel álbum fueron excelentes, una combinación de música romántica, o bolero, con temas bailables, en su mayoría guaguancó. Una banda de gente muy joven, algunos de los cuales venían de tocar rock y no música latina. Así se hizo Aquí Está, de Roberto y su Nuevo Montuno en La Hora Faniática.

Eddie Palmieri lanzó con Tico Records en 1965 su quinto disco en solitario, al frente del conjunto La Perfecta, y el segundo con esta compañía con la que haría nueve discos más. Fue un momento brillante para su carrera en alza, el momento en que pasó de ser un músico importante y se convirtió en una estrella. En poco tiempo su nombre se dio a conocer como referente de lo latino. Tico puso a sus mejores hombres a su servicio y el álbum, Azúcar Pa’ Ti, y su canción principal, Azúcar, pasaron a ser parte de la esencia de la cultura latina. Faltaba algún tiempo para el advenimiento de la salsa, pero esta música ya mostraba el camino. Bienvenidos a Azúcar Pa’ Ti de Eddie Palmieri en La Hora Faniática.

Si-Si, No-No, uno de los álbumes emblemáticos de Machito y su Orquesta, tuvo cuatro vidas en vinilo y unas cuantas más en CD hasta llegar a estos tiempos de mp3, streaming, podcast y Spotify. La primera de esas vidas fue cuando las canciones que componen el álbum las grabara Machito con sus Afrocubans por separado. Freezelandia, por ejemplo, la grabó por primera vez en 1949, y tocó la canción Si-Si, No-No en el 49 y en el 51. Así hasta llegar a este álbum de Tico Records de 1957. Una obra que nos muestra al mejor Machito, uno de los músicos más influyentes de su tiempo y auténtico pionero del afrocuban jazz. Bienvenidos entonces a La Hora Faniática.

Celia Cruz siempre le tuvo pavor a la altitud de Bogotá, 2.640 metros sobre el nivel del mar, y se daba su tiempo en la casa de Matilde Díaz para aclimatarse. Entre los músicos, a la hora de los contratos, se solía hablar de pasar en la ciudad unos días previos para aclimatarse, o tocar el mismo día de la llegada y regresar al día siguiente. Ese temor se incrementó cuando Miguelito Valdés, que era su amigo, falleció de un infarto el 8 de noviembre de 1978 en el Salón Rojo del Hotel Tequendama de Bogotá. El dictamen médico fue hipoxia, una disfunción respiratoria por la falta de oxígeno. Con el dolor por su muerte, Celia grabó el álbum Eternos junto a Johnny Pacheco, disco que salió al mercado en diciembre de ese año, y disco del que hablaremos hoy en La Hora Faniática.

En 1980 la Típica 73 gozaba de una aceptación increíble en el gremio de músicos. El periodista Tony Sabournin, de Latin NY, decía: "La mayoría de los miembros actuales de la Típica están clasificados como los mejores artesanos en sus respectivos instrumentos; prueba de ello es la constante demanda de sus servicios en las sesiones de grabación, así como el éxito de otros sellos discográficos". Pero Sabournin también se preguntaba: "¿Por qué la Típica 73 recibe continuamente una tercera o cuarta facturación detrás de bandas menores en popularidad o destreza musical? ¿Por qué la Típica parece estar excluida de ciertos clubes nocturnos y eventos? Pues contestaremos a esas preguntas en este programa y hablaremos de su excepcional álbum Into The 80's en La Hora Faniática.

Grabado a mediados de 1982, Corazón Guerrero fue el tercer álbum como cantante de Willie Colón con Fania Records, y uno de sus últimos trabajos con la compañía. Es más, mientras lo grababa, ya anunciaba su salida, aunque esta tardaría un poco más de lo previsto. Y al mismo tiempo hacía planes de fundar un sello discográfico con Rubén Blades, y recibía un disco de platino por haber superado las cien mil copias vendidas de su disco anterior, Fantasmas. También decía que este, Corazón Guerrero, tendría un concepto aún más universal que Fantasmas. Lo cual era cierto. Pues sobre todo esto hablaremos hoy en La Hora Faniática.

En 1984 la Sonora Ponceña grabó el álbum Future, una nueva muestra del talento inagotable de Papo Lucca como arreglista y del estilo perfectamente definido de la orquesta como representante de la salsa puertorriqueña. La salsa entraba en ese tiempo en un collage de tendencias y estilos que afloraban de múltiples lugares. Uno de ellos era Cali, donde se asentaba un nuevo estilo colombiano, y a donde la Ponceña comenzaría a viajar con frecuencia a partir de entonces. Y el otro era Puerto Rico, donde la salsa balada combatía en el hit parade con el merengue. Future, sin embargo, escondía otras cosas sobre las que hablaremos hoy en La Hora Faniática.

En diciembre de 1969 Tito Puente presentó a una nueva estrella de la canción romántica puertorriqueña, Sophy. Lo hizo con el disco Tito Puente Con Orgullo... Sophy, que lanzó Tico Records casi en seguida. Puente venía de un año intenso tanto con su orquesta de concierto como con los trabajos con su nueva cantante de música bailable, Celia Cruz. Había hecho poco atrás el disco Quimbo Quimbumbia. Pero lo de Sophy lo entusiasmó y fue un suceso que continuó al año siguiente y que marcó definitivamente a la cantante. Sophy y Tito Puente en La Hora Faniática de hoy.

En 1974 el cantante puertorriqueño Ismael Quintana grabó su tercer álbum como solista y el primero para Vaya Records, filial de Fania. Antes había hecho Punto y Aparte y Dos Imágenes para West Side en 1970 y 1972 respectivamente, y ahora se presentaba con un álbum homónimo. Fue muy bien anunciado. A Quintana la compañía lo quería mucho por su carácter serio y el público lo adoraba por su relación con Eddie Palmieri y la Fania All Stars. El álbum incluía un presumible hit, Mi Debilidad, lo que a la postre fue. Esta es la historia de Ismael Quintana de 1974 en La Hora Faniática.

Establecido en el sello Tico Records el comienzo de los años 60 fue para Ray Barretto un período frenético. Su charanga La Moderna era muy popular y los compromisos abundaban. Un día tocaban en el Palladium, otro día en el Hotel Tass, a la semana siguiente de gira por la Costa Oeste. Y encima con continuos llamados para que colaborara en grabaciones de jazz. Tico era un sello de Brandson Music, emporio que buscaba controlar todo el mercado musical latino, así que al mismo tiempo en que tocaba en la Feria Mundial de Nueva York, grababa dos álbumes para esta casa, Encendido Otra vez y Guajira y Guaguancó, siendo este último un trabajo donde mostraba de forma decidida la combinación de trompeta y flauta, algo poco habitual en ese entonces. Así que bienvenidos a Guajira y Guaguancó de Ray Barretto en La Hora Faniática.

En 1969 el sello Swinger lanzó al mercado el álbum Unpredictable Sounds de la fulgurante estrella portorican King Nando. Nando se había dado a conocer tres años atrás por el disco Shing a Ling with King Nando y la canción Fortuna, que era de corte romántica. Quizás por ello hizo este disco muy centrado en esa sonoridad en la que su guitarra eléctrica se combinaba con las trompetas, trombones y saxos de su banda. Nando se llamaba en realidad Fernando Rivera, era de Santa Isabel, Puerto Rico, y tenía 23 años. Había sido cantante y guitarrista de rock and roll y soul en pequeños locales del South Bronx, y en 1964, motivado por la nueva ola puertorriqueña y el auge de James Brown, fundó su propia orquesta con la que interpretó los ritmos que rápidamente se convierten en moda: el shing-a-ling y el boogaloo. Esta es la historia de King Nando y su álbum del 69 en La Hora Faniática.

La orquesta La Terrífica la fundó el trompetista Joe Rodríguez Alvarado. Rodríguez hacía parte de la Sonora Ponceña, pero en 1972 fue protagonista de una desbandada que lo llevaría a él, a su primo Francisco Alvarado, a Miguel Ortiz y al cantante Tito Gómez. Así creó primero un grupo llamado Los Terríficos y luego La Terrífica. Desde el comienzo la orquesta entró en el radar de Fania Records, pero fue hasta 1974 cuando firmaron con International, su filial en Puerto Rico. Así  hasta llegar al disco Sabor a Pueblo, aunque ya no con Gómez, sino con Pichie Pérez y con Yolandita Rivera. Y de este trabajo hablaremos hoy en La Hora Faniática.

En el verano de 1974 La Conspiración, aquella gran orquesta liderada por Ernie Agosto, publica su tercer álbum, Cada Loco Con Su Tema: Different Strokes. Lo produce Willie Colón, desde el comienzo respaldo anímico y musical de la banda, y lo publica el sello Vaya Records. La Conspiración había pasado de ser una grata sorpresa entre el público latino de Nueva York a ser una banda muy cotizada en las infinitas noches de baile de la era del boom de la música del Spanish Harlem. Así que de esa "madurez" y de esos cambios hablaremos hoy en La Hora Faniática.

El álbum homónimo de Sociedad '76 fue publicado por Fania Records a mediados de 1979. El álbum fue producido por Louie Ramírez y la mezcla supervisada por Ray Barretto. La carátula es un juego hiperrealista de metal con brillo en un estilo que ya se comenzaba a imponer en los diseños de finales de los años 70 y comienzos de los 80. Bajo la lupa de Ron Levine, varios diseñadores prestaban sus servicios a Fania como el argentino Juan Gatti (luego famoso por los posters de películas de Pedro Almodovar), el colombiano Gabriel Molano o la americana Irene Perlicz. En fin, de esto y de otros aspectos hablaremos hoy en La Hora Faniática.

A finales de 1975 el flautista Andy Harlow lanzó al mercado su tercer álbum con Vaya Records, filial de Fania. Se tituló El Campesino. Contenía nueve canciones con un estilo más charanguero que lo habitual en él. Es decir, con un aire típico y con la flauta como protagonista, aunque tuviese trompetas, trombones y saxos por detrás. El mismo cuenta que tuvo una especie de carta blanca por parte de Jerry Masucci para hacerlo y por eso aquí tocaron algunos de los mejores músicos del momento. Gracias a Carlos Durán de Sandunga Radio, aquí les contamos la historia de El Campesino, de Andy Harlow, en La Hora Faniática.

En 1968 Joe Bataan grabó Riot!, un álbum excepcional que suponía su tercer disco en menos de un año para Fania Records, la compañía que aspiraba a convertirse en la número uno del mercado latino joven de Nueva York. Fania no miraba a las grandes estrellas de la canción caribeña o de la música cubana en el exilio, sino a las nacientes figuras que arrastraban a olas de fanáticos con sus nuevos sonidos que mezclaban tradición isleña y enfoque afroamericano. La salsa estaba naciendo en Manhattan, en Brooklyn y en el Bronx, pero el latin soul también estaba allí y Joe Bataan era uno de sus líderes. En La Hora Faniática de hoy la historia de Riot!

Nominado al Premio Grammy en 1984 en la categoría de Mejor Álbum Tropical Latino, El Que La Hace La Paga es el auténtico eslabón perdido en la carrera musical de Rubén Blades. Su misterio radica en los créditos ocultos de los músicos, en que fue el último trabajo para Fania Records, en que selló su independencia de Willie Colón, en que su repertorio fue cuando menos curioso y en que su obra posterior no tuvo nada que ver con esto. Hoy en La Hora Faniática intentaremos dilucidar estos misterios a la luz de los compositores de sus obras y de los integrantes de su banda que aún no se conocía como Seis del Solar. Bienvenidos al mundo raro de Rubén Blades.

A veces los debuts en solitario no son lo que parecen, y el caso de Adalberto Santiago es uno de ellos. Se supone que su primer disco fue Adalberto con Fania Records en 1978, aunque él ya había grabado en 1961 dos discos de 78 rpm para el sello E.P.J. Pero además, este disco lo firmó Santiago solo, pero el acompañamiento fue de Los Kimbos, así que perfectamente habría pasado por un disco de Los Kimbos. De todas maneras, eso no demerita la excelente música del álbum y el talento de Adalberto para cantar. Así que de ello hablaremos hoy en La Hora Faniática.

En 1970 La Lupe, ese animal musical como diría Cabrera Infante, lanzó That Genius Called The Queen, Ese Genio Llamado La Reina. Fue publicado por Tico Records y tuvo el respaldo de Joe Cain. Ella se había lanzado desde tiempo atrás en una carrera en solitario que el dueño de la casa discográfica controlaba desde la sombra. Y como siempre necesitaba un director musical y una orquesta que la respaldase, acudía a gente de su confianza, o a gente que le recomendaba su esposo Willie García, cantante también. A veces estaba con Pete Bonet, a veces acudía a Tito Puente, a Chico O’Farrill, Héctor de León o Héctor Rivera. Un tanto a la deriva llegó este álbum del que hablaremos hoy en La Hora Faniática.