Un día de perros

La actriz vive con Fefa y Lala, que no han podido ir al programa porque estaban enfermas. Pero Tico, un carlino de uno de los miembros del equipo, ha ocupado su lugar. Luego ha llegado Alfonso, muy bien acompañado de Marley y Billie. En este programa se habla de los perros de criadero y de la adopción, de la adaptación del perro al llegar a una casa nueva y cómo corregir los miedos, problemas e inseguridades. También del duelo. Los dos actores han perdidos a sus amores perrunos recientemente y cuentan sus experiencias personales y cómo han manejado el dolor y los miedos. “Cuando ladran por miedo solemos chistar, y esto lo que hace es añadir más miedo, somos muy inconscientes”, dice Eli. Otro de los temas centrales es la comida. “No hay que confundir la alimentación con la nutrición”, dice Santi. Antonia no les da pienso, ella cocina cada día. “Les hago fruta, brócoli, zanahoria con pollo.”, revela. “Yo quiero ser tu perro”, dices Dani. Alfonso les da pienso. “Billie ha sido una perra callejera y se come de todo. Les doy pienso para no crearles expectativas”. Eli le dice que puede enriquecerlo añadiendo aceite de crill, ácidos grasos y probióticos.

Los dos escritores tienen a Sam, que no ha podido estar en el plató porque tiene unas circunstancias especiales. Tiene 9 años y llegó a la familia tras la ruptura de Bárbara con su pareja anterior: cuando se separó, su perro Frodo, se quedó con su ex, ya que vivía en un chalet y era mejor vida para Frodo. A Juan no le gustaban los perros, pero, por amor, llevó a Sam a casa. “Esto es muy triste, pero era el perro que estaba de oferta, porque tenía una despigmentación”, dice. “Ahora no compraría, ahora adoptaría”. En el programa se habla de la custodia de los perros cuando las parejas rompen, de las necesidades de los perros adultos y su educación. “Para los perros somos libros abiertos, tanto por nuestro lenguaje corporal como por el tono de voz. Emplean más tiempo a comprendernos que nosotros a ellos”, dicen Eli y Santi. A Sam le gusta estar cerca de Bárbara, que es quien se ha encargado de su educación, de trabajar sus miedos y problemas. Pero cuando ella sale de viaje Juan le malcría. “Soy como una abuela con su nieto”, dice. “Lo que quieres es comprar su amor con comida”, añade Bárbara.

Fernando Grande-Marlaska visita el plató de 'Un día de perros' y lo hace acompañado por Pepa, Tula y Lucas, tres perros que ha adoptado. Siempre defiende la adopción y especialmente la de perros adultos, esos perros “que llevan ocho años en las protectoras y nadie se ha fijado en ellos, son invisibles”, dice. Él y su pareja, Gorka, organizan su vida en torno a sus perros, tanto en el día a día como en las vacaciones. “Nunca los dejamos en residencias caninas, o se vienen con nosotros o viene alguien a cuidarlos a casa”. El invitado recuerda que la educación no ha sido fácil, sobre todo con los perros más adultos. “Un día yo estaba viendo el telediario y la perra se agachó delante de mí e hizo pis. Me estaba dando una señal de alarma, de que no estaba bien”, recuerda. “Cuando un perro tienes unaconducta higiénica incorrecta es porque le pasa algo”, añade Santi. A lo largo de la conversación se habla del dolor y el duelo que se hace cuando los perros mueren, de la educación en casa, de los paseos y de la etapa de adaptación, esos días que el perro necesita para empezar una nueva vida en su nuevo hogar. También se habla de los cambios sociales, las leyes y la violencia contra los animales, dejando claro que los perros son seres sintientes y visualizando dos temas importantes: el abandono y la adopción.

“Vivo sola y necesitaba compañía”, dice Blanca Portillo. Así llegó a su vida Eduardo, un Australian Cobberdog. “Nos hemos hecho muy amigos, es mi compañero de vida, nos cuidamos y nos queremos”. Blanca emplea mucho tiempo en los paseos, adaptados siempre a las necesidades de Eduardo. “Hay que tener cuidado con el ejercicio excesivo y la exigencia, esto provoca estrés”. Y ha aprendido a solucionar los problemas del miedo, sobre todo con los cohetes, petardos y fuegos artificiales. “Me siento con él en el balcón y le digo, mira, no pasa nada”. Eli y Santi valoran positivamente el trabajo de Blanca y cuando Eduardo ladra al cámara de RTVE, ellos le dicen que sea ella quien se acerque para que el perro vea que no hay peligro. Y funciona. “Cuando el perro está atemorizado no hay que imponer, hay que relajar, dejarle hacer lo que quiera, si el miedo va a más y le castigamos, puede ser peor, pudiendo provocar un infarto”. La actriz tiene claro que si tuviera otro perro sería adoptado. Santi y Eli le dan consejos y le dicen que es importante pensar en la edad y el tamaño, también en nuestra forma de vida para poder cubrir las necesidades del perro. Eduardo se ha amoldado al trabajo de Blanca. “Cuando puedo me lo llevo a las giras y al teatro, se queda esperando en el camerino hasta que vuelvo. Siempre le he enseñado a que me voy pero vuelvo. Cuando no puedo llevármelo no pasa nada, por suerte tengo gente que está encantada de cuidar de él”.

Mercedes Milá y su inseparable Scott son los primeros invitados de Dani Rovira en Un día de perros. La presentadora cuenta cómo Scott le ha cambiado la vida y con la ayuda de Santi y Eli, los educadores caninos, entenderá mejor algunas de las cosas que hace Scott. En el videopodcast se habla de varios temas, entre ellos la llegada de un nuevo miembro perruno a la familia, de la forma correcta de hacer los paseos, de cómo enfrentarse a la muerte cuando el perro es adulto y de las normas de convivencia. Además, aparece Chica sobresalto que regala su canción al equipo para que sea la sintonía de Un día de perros.