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669 - Jesús nos regala su paz
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  • 669 - Jesús nos regala su paz









    30/04/2024 – “𝗟𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗷𝗼 𝗹𝗮 𝗽𝗮𝘇, 𝗹𝗲𝘀 𝗱𝗼𝘆 𝗺𝗶 𝗽𝗮𝘇, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝗹𝗮 𝗱𝗮 𝗲𝗹 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗼. ¡𝗡𝗼 𝘀𝗲 𝗶𝗻𝗾𝘂𝗶𝗲𝘁𝗲𝗻 𝗻𝗶 𝘁𝗲𝗺𝗮𝗻!”, dice Jesús en el evangelio del día, San Juan 14,27-31.  La paz que da Jesús es la que habita en el corazón, es la paz del pesebre de Belén, la de la Pascua. 



    Que esa paz, que solo Jesús puede brindar, resida en tu corazón. Confía en que al llevarla con vos, contribuís significativamente en estos tiempos difícles que atravesamos.




    Jesús dijo a sus discípulos: «Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman ! Me han oído decir: ‘Me voy y volveré a ustedes’. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean. Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado.» San Juan 14,27-31a.




    Jesús, desde la cruz nos da su paz



    “Les dejo la paz, mi paz les doy” (Juan 14,27).Esta paz de Jesús fluye en el creyente, que permanece en Cristo, y busca abarcar todas las dimensiones de su existencia.



    Jesús desde la cruz, aún en medio de los mayores tormentos, mantiene su vinculo de amor con el Padre y la misión hasta el final conservando el don de la paz: “Todo está cumplido” (Juan 19,30).



    Dios en Cristo tomando nuestra carne experimenta el sentido del sufrimiento y desde ese lugar nos invita a la plenitud. “El sufrimiento parece pertenecer a la trascendencia del hombre; es uno de esos puntos en los que el hombre está en cierto sentido « destinado » a superarse a sí mismo, y de manera misteriosa es llamado a hacerlo”. S D 2



    Cuando la ofrenda ha llegado a su plenitud, desciende una gran paz sobre el espíritu del Señor. Todo está cumplido, ya puede regresar a la casa de su Padre para reencontrarse y fundirse con él, ya todo está cumplido. Nosotros cuando transitamos el sufrimiento de la mano de Jesús, lo que parece final se constituye el comienzo de un nuevo camino.



    El asumir el dolor con sentido de redención es un proceso que atraviesa el mismo Jesús. Se lo puede ver particularmente el Huerto de los Olivos.



    Allí experimentó la angustia más profunda: “Padre mío, si es posible, que se pase de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Mt 26, 39). Entonces, vino un ángel del cielo a consolarlo y la paz regresó. Es la aceptación la que permite esta experiencia de consuelo y paz. Es la aceptación de su misión redentora la que le permite decir al Padre: “hágase tu voluntad y no la mía”



    En el calvario, esa sensación de lejanía y aridez que pudo haber experimentado en el Huerto de los Olivos, fue superada.



    El secreto de cómo conservar la paz en el sufrimiento está en abrazar libremente las pruebas con amor, en unión con Jesús. Ofrecerlo por el mundo entero, con el anhelo de ser fiel al camino del amor.



    En esos momentos como Jesús en su Getsemaní, clama al Padre del cielo y él, junto a sus ángeles, nos consolara y la paz volverá a tu corazón.



    Por lo demás, Dios promete a los hombres y mujeres que trabajen por la paz: “No te sobrevendrá ningún mal ni la enfermedad llegará a tu casa; él mandará que sus ángeles te cuiden por dondequiera que vayas. Te levantarán con sus manos para que no tropieces con piedra alguna” (Salmo 91,10-12).



    Al haber Jesús cumplido, a fondo, la voluntad del Padre, es fuente de paz infinita que se irradia,
    Tue, 30 Apr 2024 - 43min
  • 668 - Por amor, Dios puso Su morada en nosotros









    29/04/2024 – En el Evangelio del día 𝗦𝗮𝗻 𝗝𝘂𝗮𝗻 𝟭𝟰,𝟮𝟭-𝟮𝟲, el Señor nos invita a reconocer que somos morada de Dios.



    El universo que no puece contener a Dios, y Dios que quiere ser contenido en el corazón humano. ¡𝗠𝗮𝗿𝗮𝘃𝗶𝗹𝗹𝗼𝘀𝗮 𝗲𝗹𝗲𝗰𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗾𝘂𝗲 𝗗𝗶𝗼𝘀 𝗵𝗮𝗰𝗲 𝗽𝗼𝗿 𝗻𝗼𝘀𝗼𝘁𝗿𝗼𝘀! Ingresemos, con reverencia, a ese lugar del corazón donde habita y permanece con nosotros.




    Jesús dijo a sus discípulos:«El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él”.Judas -no el Iscariote- le dijo: “Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?”. Jesús le respondió: “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.» Juan 14, 21-26




    Dios eligió su morada en nosotros por puro amor



    El universo inconmensurable no puede contener a Dios y misteriosamente Dios nos elige para habitar en nosotros si nos decidimos a permanecer unidos a Él por el amor.



    “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él”.Lo nuestro será siempre una respuesta a su iniciativa Divina. Dios nos ha amado primero, dice la citada Carta de Juan (cf. 4, 10), y este amor de Dios ha aparecido entre nosotros, se ha hecho visible, « Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él » (1 Jn 4, 9).



    Dios se ha hecho visible: en Jesús podemos ver al Padre (cf. Jn 14, 9). De hecho, Dios es visible de muchas maneras. En la historia de amor que nos narra la Biblia, Él sale a nuestro encuentro, trata de atraernos, llegando hasta la Última Cena, hasta el Corazón traspasado en la cruz, hasta las apariciones del Resucitado y las grandes obras mediante las que Él, por la acción de los Apóstoles, ha guiado el caminar de la Iglesia naciente.



    El Señor tampoco ha estado ausente en la historia sucesiva de la Iglesia: siempre viene a nuestro encuentro a través de los hombres en los que Él se refleja; mediante su Palabra, en los Sacramentos, especialmente la Eucaristía. En la liturgia de la Iglesia, en su oración, en la comunidad viva de los creyentes, experimentamos el amor de Dios, percibimos su presencia y, de este modo, aprendemos también a reconocerla en nuestra vida cotidiana.



    Él nos ha amado primero y sigue amándonos primero; por eso, nosotros podemos corresponder también con el amor. Dios no nos impone un sentimiento que no podamos suscitar en nosotros mismos. Él nos ama y nos hace ver y experimentar su amor, y de este « antes » de Dios puede nacer también en nosotros el amor como respuesta.



    En el desarrollo de este encuentro se muestra también claramente que el amor no es solamente un sentimiento. Los sentimientos van y vienen. Pueden ser una maravillosa chispa inicial, pero no son la totalidad del amor.



    Es propio de la madurez del amor que abarque todas las potencialidades del hombre e incluya, por así decir, al hombre en su integridad.



    La historia de amor entre Dios y el hombre consiste precisamente en que esta comunión de voluntad crece en la comunión del pensamiento y del sentimiento, de modo que nuestro querer y la voluntad de Dios coinciden cada vez más: la voluntad de Dios ya no es para mí algo extraño que los mandamientos me imponen desde fuera, sino que es mi propia voluntad,
    Mon, 29 Apr 2024 - 51min
  • 667 - La humanidad, morada de Dios









    26/04/2024 – En el evangelio de hoy encontramos la expresión de Jesús “en la casa de mi Padre hay muchas moradas”. ¿Cuál es la casa del Padre? La humanidad, y es allí donde el Señor vino a poner Su morada.” ¿Dónde buscar a Dios sino en el propio corazón? Entremos en contacto Él que es quien le da verdadero sentido a nuestras vidas.








    A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: «No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, ¿les habría dicho a ustedes que voy a prepararles un lugar? Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde Yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy.» Tomás le dijo: «Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?»Jesús le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.» San Juan 14, 1-6




    Dios vive en nosotros



    Si abrimos el libro de la palabra de Dios, en las sagradas escrituras, en el Génesis y en el Apocalipsis, nos encontramos con un Dios que nos quiere tanto que se empeña en vivir con nosotros como en su propia casa. En el principio vemos a Jacob que contempla el cielo inmenso donde mora Dios, con los ángeles y ve como estos suben y bajan por la escalera que se pierde entre las estrellas.



    Dios tiene su casa en el cielo, pero el Apocalipsis, nos completa esa visión primera, el angel grita entusiasmado con vos poderosa cuando vio a la iglesia bajar del cielo toda resplandeciente, ésta es la casa de Dios en medio de los hombres. Ya no es el lugar donde habitan Tos ángeles, sino donde Dios decidió habitar haciéndose uno de nosotros, encarnándose en María, dándose a luz en Belén.Estas dos visiones la del principio, en la Biblia, y la del final, nos dan cuenta de una orientación para hablar de la casa de Dios, dónde y cómo encontramos a Dios, cuál es el lugar donde vive, dónde y cómo vive Dios junto a nosotros. Los hombres hemos mirado siempre a las alturas y hemos descubierto por instinto en ella a Dios, como algo que está mucho más allá y, esta perspectiva de trascendencia no nos resulta extraña, es mas nos familiarizamos con el más allá en nuestra intención de búsqueda y, descubrimos que históricamente, leyendo las historias de las religiones, que Dios que está lejos tiene vínculo con los hombres que peregrinan en la búsqueda, bajo cualquiera de las formas en que este Dios es representado, está cerca del hombre..



    Los hombres hemos mirado siempre las alturas y hemos descubierto por instinto allí aDios, pero nunca nos ha resultado del todo extraño, si fuera del todo extraño nos resultaría absolutamente imposible de pronunciar., sería extraño. El mismo Jesús se acomodó esta manera nuestra de pensar y nos dijo hablar del padre que estaba en el cielo y del cielo visible gobernado por el sol, y del firmamento estrellado, hemos pasado a colocar también en las alturas, el cielo dónde Dios se nos manifestará en gloria durante la eternidad.



    Aquella es la casa definitiva de Dios, decimos, pero como es que el Señor ha dicho que ha venido a morar entre nosotros, cómo es que lo definitivo se ha instalado en el medio nuestro. El Apocalipsis nos dice que la morada de Dios es la iglesia. De la cual el apóstol Pablo nos explica que se va construyendo con piedras vivas, hasta que queda rematado un edificio fantástico y del todo singular.



    El mismo apóstol dice que cada uno de nosotros somos la morada de Cristo, el cual vive en nosotros por la fe. Jesús nos precisó que cuando amamos a Dios, Dios viene a tomar posesión de nosotros y nos convierte en habitación suya,
    Fri, 26 Apr 2024 - 25min
  • 666 - Jesús, Mesías, hijo de Dios










    25/04/2024 – En el evangelio de San Marcos, a quien celebramos hoy, Jesús dice: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.”¿Cuál es la buena noticia de San Marcos? Que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios.



    Entonces les dijo: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.”El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán”. Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban. San Marcos 16,15-20.







    ¿Quien es Jesús?



    El evangelio de Marcos, tiene 16 capítulos y comienza así: “comienzo de la Buena Nueva de Jesucristo (Hijo de Dios)”.




    Desde el versículo uno la temática que plantea el texto es sobre la identidad mesiánica de Jesús. El contexto sociopolítico en el cual aparece el Señor es de presencia del imperio romano en todo el mundo por entonces conocidos, motivo por el cual, las expectativas de un mesías salvador, eran.



    El Maestro de Galilea conocedor de ese contexto, cuida muy bien que no se confunda su obra mesiánica con una dimensión solo temporal y circunscripta a su pueblo. Por eso a cada milagro que Jesús obra impone un silencio: “no lo digan a nadie”. Esa expresión se llama secreto mesiánico, tiene una sola finalidad evitar que se identifique su mensaje con la de un poderoso.



    Su mesianismo es el de la cruz y la humildad. El texto que revela esta posición de Jesús en el evangelio de Marcos, es el dialogo en Cesárea de Filipo. Allí Jesús plantea el tema del evangelio: “la identidad”: ¿Quién dice la gente que soy yo” . Ellos intentan recoger lo que se dice de Jesús y luego el Señor pregunta: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo” Ahí Pedro no sabe que está siendo movido por el Espíritu Santo y responde en nombre de todos. “ Tu eres el Mesías”.



    Esta respuesta atraviesa el corazón de un Pedro que no está convertido a los modos humildes y pobres de Jesús. Cuando el Señor explica su estilo mesiánico dice: “el Hijo del Hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los notables, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley, que sería condenado a muerte y resucitaría a los tres días. Jesús hablaba de esto con mucha seguridad.”



    La identidad de Jesús su condición de Mesías, ejerce su poder desde la Cruz. De acá en adelante el que quiere seguirlo debe emprender ese camino discipular: “«El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga. El que quiera asegurar su vida la perderá, y el que sacrifique su vida (por mí y) por el Evangelio, la salvará. ¿De qué le sirve a uno si ha ganado el mundo entero, pero se ha destruido a sí mismo?



    Ahora la identidad de Jesús se proyecta sobre los que lo siguen: la cruz.



    Encontrar el camino de la Cruz como plenitud es un proceso.



    Previo al dialogo de Cesarea de Filipos Jesús cura a un ciego. Para que se produzca el milagro Jesús tiene que intervenir en dos oportunidades:



    “Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron un ciego y le pidieron que lo tocara. Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera del pueblo. Después le mojó los ojos con saliva, le impuso las manos y le preguntó: ¿Ves algo? El ciego, que empezaba a ver,
    Thu, 25 Apr 2024 - 42min
  • 665 - Jesús, luz del mundo









    24/04/2024 – 📖𝗘𝗻 𝗝𝘂𝗮𝗻 𝟭𝟮, 𝟰𝟰-𝟱𝟬 Jesús se revela como la luz. En la adhesión de fe a Jesús, encontramos la claridad que estamos buscando.




    Jesús clamó diciendo: “El que cree en Mí, no cree en Mí, sino en Aquel que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Yo la luz, he venido al mundo para que todo el que cree en Mí no quede en tinieblas. Si alguno oye mis palabras y nos las observa, Yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvarlo. El que me rechaza y no acepta mi palabra, ya tiene quien lo juzgará: la palabra que Yo he hablado, ella será la que lo condenará, en el último día. Porque Yo no he hablado por Mí mismo, sino que el Padre, que me envió, me prescribió lo que debo decir y enseñar; y sé que su precepto es vida eterna. Lo que Yo digo,, lo digo como el Padre me lo ha dicho”. Juan 12,44-50








    Entre luces y sombras



    Estamos ante el epílogo de la vida pública de Jesús: es el último fragmento del «libro de los signos» de Juan. El propio Jesús dirige una clara y definitiva llamada a todos los discípulos para que orienten su propia vida en lo esencial con una adhesión convencida y vital a su Palabra.



    Recuerda Cristo que el objeto de la fe reposa en el Padre, que ha enviado a su propio Hijo al mundo. Entre el Padre y el Hijo hay una vida de comunión y de unidad, por lo que «el que crea» en el Hijo cree en el Padre, y «el que ve» al Hijo ve al Padre. Existe una plena identidad entre el «creer» en Jesús y el «ver» a Jesús, entre el «creer» en el Padre y el «ver» al Padre. Para el evangelista, nos encontramos frente a un ver sobrenatural que experimenta el que acoge la Palabra del Hijo de Dios y la vive. Cristo, es decir, la plena revelación de Dios, es el «rostro» de Dios hecho visible. Quien se adhiere a él reconoce y acepta el amor del Padre.



    Desde el Padre y el Hijo, pasa Juan, a continuación, a considerar «el mundo» en el que viven los hombres. Quien tiene fe en Jesús entra en la vida y en la luz. Ahora bien, la necesidad de creer en el Hijo y en su misión está motivada por el hecho de que él es «la luz del mundo» (Jn 8,12; 9,5; 12,35s). Quien acoge la luz de la vida escapa de las tinieblas de la muerte, de la incomprensión y del pecado, y se salva a sí mismo de la situación de ceguera en la que con frecuencia se encuentra el hombre. En efecto, el verdadero discípulo es el que cree, guarda en su corazón y pone en práctica las palabras de Jesús. Por el contrario, el que no cree permanece en las tinieblas



    Andar en tinieblas es Vivir sin un propósito. El que anda en en tinieblas “no sabe a donde va” (Juan 12:35)



    En la Exhortación Pastoral Evangelio Gaudium se advierte de alguna esta sombra en los agentes pastorales. Ahí afirma el Papa Francisco: “Hoy se puede advertir en muchos agentes pastorales, incluso en personas consagradas, una preocupación exacerbada por los espacios personales de autonomía y de distensión, que lleva a vivir las tareas como un mero apéndice de la vida, como si no fueran parte de la propia identidad. Al mismo tiempo, la vida espiritual se confunde con algunos momentos religiosos que brindan cierto alivio pero que no alimentan el encuentro con los demás, el compromiso en el mundo, la pasión evangelizadora. Así, pueden advertirse en muchos agentes evangelizadores, aunque oren, una acentuación del individualismo, una crisis de identidad y una caída del fervor. Son tres males que se alimentan entre sí.



    La cultura mediática y algunos ambientes intelectuales a veces transmiten una marcada desconfianza hacia el mensaje de la Iglesia y un cierto desencanto. Como consecuencia, aunque recen, muchos agentes pastorales desarrollan una especie de complejo de inferiori...
    Wed, 24 Apr 2024 - 48min
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